Inicio: Las Postas. Navacerrada
Final: Las Postas. Navacerrada
Tiempo: 3 a 4 horas
Distancia: 13,9 Km
Desnivel [+]: 367 m
Desnivel [--]: 367 m
Desnivel [--]: 367 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas/Agua: No/Sí
Ciclable: Sí
Ciclable: Sí
Valoración: 4
Participantes: 49
MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta
* Mapas de localización y 3D de la ruta
PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta
* Perfil, alturas y distancias de la ruta
TRACK
PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
* Mapa 3D (archivo kmz)
RUTA EN WIKILOC
* Ver esta ruta en Wikiloc
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RESUMEN
Cuando se unen las frases "buen tiempo" y "ruta con comida en restaurante" el éxito de la convocatoria está asegurado. Esto es lo que pasó en esta ocasión y si además se rumorea que a los postres va haber baile, entonces ¡para qué queremos más!
Hasta 49 participantes acudimos al aparcamiento del restaurante Las Postas, atraídos por esas dos frases mágicas, para realizar tan atractiva ruta. Allí nos reencontramos, con gran satisfacción, con los que no vienen habitualmente y reservan su presencia para ocasiones como esta.
A la hora prevista, nos pusimos en marcha, dirigiéndonos hacia la rotonda de la carretera M-601, la que hay a la entrada de Navacerrada, donde giramos a la izquierda y, pasada la valla por el acceso peatonal, seguimos por la pista que asciende a la Ermita de San Antonio.
Cuenta una leyenda que su emplazamiento se debe a que una de las piadosas golondrinas que aliviaron el dolor de Cristo en la cruz, arrancándole una de las espinas de su frente, voló hasta desplomarse exánime en el monte que, por eso mismo, se llama de la Golondrina, situado junto a la Ermita.
En este lugar cada 13 de junio celebran los cerrudos, que es como llaman a los vecinos de Navacerrada, la romería en honor a su patrón San Antonio de Padua. Como curiosidad, en su recinto se encuentra la fuente de la Ermita, que solo tiene agua el día del Santo.
Tras el breve descanso, retomamos la pista y la seguimos en dirección oeste y al llegar a una bifurcación giramos a la derecha para ascender en dirección norte por el Raso de la Majadilla, pasamos junto a otra fuente, una más de las muchas de la zona, llamada fuente del Raso.
Esta dehesa es uno de los paseos preferidos de los residentes y una buena opción para los visitantes que no desean atacar montes mayores o porque van con niños.
Pensando en éstos, el Ayuntamiento ha señalizado un circuito que permite recorrerla en un par de horas, gozando de uno de los mejores robledales de Madrid: un bosque que, dorado a fuego lento por el sol huidizo de octubre, es cuando más bello está.
Al poco de dejar la fuente, abandonamos la pista para seguir una senda que tras pasar un portón y dejar el Cerro de la Peña del Sol a la derecha, se dirige, en dirección oeste, al Cerro de las Ruedas, en cuya cima se sitúa una caseta de control y vigilancia de incendios con inmejorables vistas.
Hasta 14 montañas son perfectamente reconocibles: desde la Mujer Muerta (a poniente) hasta la Maliciosa (a naciente), pasando por Siete Picos, macizo éste que se yergue justo enfrente, afilando su aguda dentellada, como dijo el poeta José García Nieto, sobre el cóncavo pinariego que arropa a Cercedilla.
Tras deleitarnos con las estupendas panorámicas y hacer decenas de fotos, volvimos sobre nuestros pasos hasta dar de nuevo con la pista, por la que seguimos hacia el collado del Buey y, bordeando la falda del Cerro de La Golondrina, que nos quedaba a la derecha, llegar a la dehesa de la Golondrina.
En este punto, nos salimos de la cómoda pista para continuar por una estrecha senda, que se interna en espeso robledal, que cruzamos hasta alcanzar el Colladillo, una hermosa pradera en la que paramos a tomar el tentempié de media mañana, como si de una romería se tratase, en la que faltaron las botas de vino y dulces de diferente procedencia que pasan de mano en mano.
Recuperadas las fuerzas, descendimos al Collado del Portazgo, cruce de las carreteras M-601 y M-607. Continuamos por la primera hasta llegar a la Fonda Real, momento en que cruzamos el asfalto para ascender por la senda que se dirige a la Casa Forestal de la Fonda, desde la que disfrutamos de unas bonitas vistas del pueblo de Navacerrada y su embalse.
En sus alrededores pastaban mansamente una vacas con sus pequeños terneros, que no se separaban de ellas. Cruzamos un portón y nos internamos en el pinar de Antón Real, que cruzamos por una pista en dirección noreste.
Aquí nos cruzamos con un numeroso y simpático grupo de Sendergran Madrid que, en dirección contraría a la nuestra, bajaban del Puerto de Navacerrada y se dirigían a Cerdedilla, creo que no es la primera vez que coincidimos con ellos.
Continuamos hasta alcanzar el pequeño embalse del Chiquillo, bonito rincón donde se haya la fuente del mismo nombre. Junto a ella nuestro médico salvador, tuvo que atender las rozaduras que se hizo Rosa C. en la rodilla por un mal traspiés, sin mayores consecuencias. Es todo un lujo llevar a alguien del SUMMA en el grupo.
Desde el embalse, continuamos por la pista hasta enlazar con la carretera de la Barranca, donde algunos con prisa iniciaron el regreso a Las Postas.
La mayoría, bien disciplinados, seguimos a Antonio, que continuó en dirección al antiguo y medio derruido Sanatorio del Santo Ángel y que nada más rebasar, dejamos para cruzar la pradera de la Casa Forestal hasta alcanzar el Camino de los Almorchones en dirección hacia Navacerrada.
Solo nos desviamos de él para acercarnos a ver la pequeña presa que forma el río Navacerrada, poco antes de alcanzar las primeras casas de pueblo. Pasada la rotonda que llaman del Columpio, callejeamos por Navacerrada hasta salir, junto a la plaza de toros, a las inmediaciones de la gasolinera.
Finalmente, cruzamos la carretera, para alcanzar el aparcamiento de Las Postas, donde nos esperaba el cocido y la excelente actuación de Adam Khan, que supo contagiarnos la energía suficiente como para ponernos a bailar, cerrando así un estupendo día que bien se merece un 4 sobre 5.
Paco Nieto
FOTO REPORTAJES
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