miércoles, 28 de abril de 2021

Excursión 558: Valle de la Fuenfría y Miradores de los Poetas

FICHA
 TÉCNICA
Inicio: Majavilán
Final: Majavilán
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia: 15,2 Km 
Desnivel [+]: 512 m 
Desnivel [--]: 512 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: Sí
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 11

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta



















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK
Track de la ruta (archivo gpx) 

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH 
* Mapa 3D (archivo kmz)

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RESUMEN
El día amaneció lleno de incertidumbres. El pronóstico del tiempo claramente vaticinaba lluvia y la incógnita era la cantidad y el momento. Por eso, Antonio ya nos adelantó en su convocatoria que la propuesta inicial tenía cintura para adaptarse a las circunstancias. Para desalentar un poco más, “los de Alcalá” a través de su impresionante “bardo”, nos comunicaron que no acudirían a esta ruta, señal inequívoca de que nos íbamos a mojar.

Aún así, en el lugar y la hora indicada, nos encontramos 11 excursionistas dispuestos a “apechugar” con lo que la diosa naturaleza nos enviara.

El lugar, que seguro todos conocéis, es precioso en cualquier temporada, pero la atmósfera que nos recibió lo hacía especialmente mágico. Parecía que caminábamos por el bosque encantado.

Comenzamos el ascenso al Puerto de la Fuenfría por el antiguo camino de Segovia, pasando unos cuantas fuentes y arroyos que aunque disponían de puente, pudimos cruzar por su cauce.

Poco antes de llegar al Puerto y coincidiendo con nuestro encuentro con la calzada romana, hizo aparición la lluvia. Aunque al comienzo fue casi imperceptible, fue ganando en intensidad lo que nos obligó a sacar capas y paraguas.

Una vez alcanzado nuestro primer objetivo y dado que la lluvia parecía que había venido para quedarse y acompañarnos el resto de la excursión, continuamos por la Carretera de la República, camino mítico de esta sierra que recibe este nombre por tratarse de un proyecto de la II República que uniría Cercedilla con Valsaín, inacabado por el comienzo de la Guerra Civil.

Antes de llegar a nuestro siguiente objetivo y dado que ya pasaba la hora del “ángelus” hicimos una parada en el pradera de Navarrulaque, en dónde el refugio que allí se encuentra nos acogió para podernos tomar el bocata sin mojarnos.

Muy cerquita de allí, se erige una escultura realizada con lo que a mí me parecían traviesas de tren, se trata del Monumento a los Primeros Caminantes de la Sierra del Guadarrama, lugar idóneo en tiempos de pandemia para hacernos las fotos de grupo manteniendo la distancia de seguridad.

Siguiendo por la Carretera de la República, llegamos al reloj solar dedicado a Camilo José Cela “caminante de la Sierra de Guadarrama antes que Nobel” como reza una placa allí instalada. Aunque ya no llovía, seguíamos envueltos en nubes por lo que no pudimos comprobar si el reloj marcaba bien la hora.

Siguiendo nuestro camino y a poca distancia encontramos a la izquierda la llamada “Senda de los Poetas” que lleva a dos miradores dedicados a los poetas Vicente Aleixandre y Luis Rosales.

La historia de estos Miradores es curiosa. En 1984 una plataforma constituida para poner foco en la necesaria protección y cuidado de este espacio natural, realizó una ruta por esta zona y leyó el conocido “Manifiesto en defensa de la Sierra de Guadarrama”. Tras la muerte, ese mismo año, del poeta y premio Nobel Vicente Aleixandre, se decidió darle su nombre a un mirador y en una de las rocas se puede leer uno de sus poemas: “Sobre esta cima solitaria os miro / campos que nunca volveréis por mis ojos / Piedra de sol inmensa, eterno mundo / y el ruiseñor tan débil que en su borde lo hechiza”.

Para llegar hasta el llamado Mirador-Posada de Luis Rosales, caminamos por un sendero jalonado de poemas cincelados en la roca de autores como Leopoldo Panero, José García Nieto o Gabriel García Tessara, todos ellos con referencias a nuestra Sierra.

El mirador recibió el nombre de Luis Rosales en 1986, en honor a sus 25 años de residencia en la localidad de Cercedilla. Me sorprendió el nombre de “Mirador-Posada” y al indagar un poco sobre su origen, parece que fue el propio autor el que quiso darle esta denominación ya que quería que fuese un lugar en el que poder meditar y admirar el paisaje.

De hecho, en un buzón incrustado en las piedras, es frecuente encontrar un libro con sus poemas y un cuaderno con un boli, para que los que se acercan puedan dejar huella escrita de sus sensaciones, oportunidad que aprovechamos para expresar nuestro sentimiento de pasear por un lugar único.

Desde aquí volvimos al camino principal ya con clara vocación de regreso.

Había dejado de llover e incluso las nubes en algún momento permitieron que se colaran algunos rayos de sol. En la bajada pasamos por la “Ducha de los Alemanes”, una pequeña cascada que debe su nombre a que entre los primeros excursionistas de esta Sierra se encontraba algún germano que acostumbraba refrescarse en dicho salto de agua.

Seguimos nuestro descenso entre impresionantes abetos, rocas llenas de musgo y praderas con ese verde tan hermoso y especial de este época.

Por un un bucólico lugar, que parecía sacado de un cuento de hadas, cruzamos el arroyo de la Fuenfría por una plataforma de madera y poco después el magestuoso puente del Descalzo, para dirigimos con paso animado a nuestro último objetivo mucho más terrenal: “Casa Cirilo”.

Allí y en la terraza protegida de posibles aguaceros, recuperamos con creces las calorías perdidas en la caminata, así que habrá que insistir con el ejercicio en las próximas salida.

Fue una ruta preciosa tanto por el paisaje como por las condiciones atmosféricas que me hicieron sentir una especial conexión con el entorno y una sensación de equilibrio y paz a lo que también contribuyó la lectura de esos poemas que nos encontramos por el camino, que me hicieron reflexionar sobre el privilegio de poder disfrutar de nuestra Sierra. Por todo ello mi puntuación de la excursión no puede ser otra que la máxima, 5.

Por último, y fundamental, agradecer a todos los que conformáis este grupo de la oportunidad que me dais cada semana de caminar a vuestro lado.
Encarna Cayuela

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