miércoles, 22 de diciembre de 2021

Excursión 597: Por las dehesas de Colmenar Viejo

FICHA TÉCNICA
Inicio: Colmenar Viejo
Final: Colmenar Viejo
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia: 22,7 Km 
Desnivel [+]: 411 m 
Desnivel [--]: 411 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: Sí
Ciclable: Sí
Valoración: 3,5
Participantes: 26

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta
















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta















TRACK
Track de la ruta (archivo gpx) 

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH 
* Mapa 3D (archivo kmz)

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RESUMEN
Amaneció el día tristón, encapotado, aunque sin amenaza de lluvia, ideal para la larga caminata que nos esperaba, en gran parte sin sombra, por lo que en verano, mejor buscar otra con bosques.

Quedamos a la salida de Colmenar Viejo, junto a la primera rotonda de la carretera M-104, que va a San Agustín del Guadalix.

Echamos a andar en cuanto estuvimos todos, siempre con la puntualidad que nos caracteriza. Por una pista de tierra, pronto llegamos a la ribera del Arroyo de Tejada, que nace en las laderas del Cerro de San Pedro atraviesa las localidades de Tres Cantos y Colmenar Viejo y desemboca en el embalse de El Pardo.

Lo cruzamos por un puente con pretil de piedras, entre árboles deshojados y matorral de ribera, que a estas alturas del año estaba muy seco, y continuamos ascendiendo con suave pendiente, hasta volver a cruzarlo un par de veces más y, ente cercados de piedras y fincas de ganado, alcanzar una de las entradas a la dehesa de Navalvillar, la de la cañada de las Gateras.

De esta dehesa existen referencias desde el siglo XI, donde se menciona que el Rey Alfonso X cazaba osos en sus parajes. Desde hace algunos siglos perdió su masa forestal por la venta de la madera para el pago de las deudas municipales.

Debido a su situación ha sido lugar de asentamientos desde la antigüedad, se han encontrado gran cantidad de viviendas visigodas de los siglos VI y VII que perduraron hasta después de la toma de la península por los árabes del siglo VIII.

Más recientemente, ha sido usada para gran cantidad de rodajes cinematográficos como Espartaco, Conan, el bárbaro o El Cid y gran cantidad de espagueti westerns como Por un puñado de dólares, La muerte tenía un precio y El bueno, el feo y el malo, así como campo de tiro militar, almacén de material municipal y lugar de ocio.

Giramos a la derecha para continuar por la cañada de Valdepuercos, en ligero descenso por una pista que va a dar a la finca Pecado Mortal, en ella ya estuvimos en la excursión 123, en la que amablemente nos mostraron sus instalaciones preparadas para celebrar eventos.

Continuamos descendiendo y al cruzarnos con la Cañada de las Caceras, seguimos por ella, en dirección noreste, entre largos muros de piedra que delimitan la vía pecuaria y las verdes dehesas por las que pasa.

Cruzamos el arroyo del Cabrero y un poco más adelante el de las Caceras, donde hay una finca con ese nombre. Junto a su ribera continuamos descendiendo, por el ahora llamado Cordel de Valdemilanos, que acaba topándose con la carretera M-104.

La cruzamos y continuamos por el Cordel de Vinatea, nuevamente encajada ente fincas adehesadas salpicadas de grandes encinas. Tras un repecho berroqueño, conectamos con el Camino de Valdemilanos, por el que descendimos entre enebros y el matorral de la ribera del arroyo de los Caños de la Parrilla, al que el camino se acerca.

Poco antes de cruzarlo por un bonito puente de piedra, pasamos bajo el acueducto de la Parrilla, por el que pasa el agua del Canal Bajo, que une el depósito inferior de la central eléctrica de Torrelaguna con el depósito de Islas Filipinas (Tercer Depósito) en Madrid. Tiene una longitud de 58,1 km y una capacidad de conducción de 4 m³/s.

El entorno del puente estaba precioso, el ocre de las hojas caídas por la persistencia del otoño contrastaba con el verdor de la hierba que la humedad del arroyo proporciona.

En un cerrillo con buenas vistas que surge al poco de pasar el puente, paramos a tomar los bocadillos. Tras el descanso, bajamos al encuentro de nuevo del camino, cruzamos el arroyuelo de la Almenara, llamado así porque pasa junto a una almenara del Canal Bajo.

El camino asciende realizando un par de cerradas curvas, pero Antonio prefirió ahorrársela atrochando recto para conectar con el Camino de Valdeolivas tras vadear el arroyo del Registro, que apenas llevaba agua.

En dirección oeste, subimos para después bajar al encuentro del arroyo de Moraleja, seguido del Salobral y el de la Ollera, todos secos, iniciando desde el último un suave ascenso hacia el acueducto de grandes arcos por el que pasa la línea de AVE de Madrid-Segovia tras su paso bajo el Cerro de San Pedro.

Desde allí buscamos la posibilidad de seguir rectos hacia donde habíamos dejado los coches atravesando el vertedero de Colmenar Viejo, pero una alta valla metálica nos impedía una y otra vez el paso, así es que tuvimos que rodearlo por su cara este.

Siguiendo el camino de servicio del Canal de El Atazar, llegamos a la M-607, y continuando por el Cordel de la Vinatera finalmente conseguimos cerrar el círculo de esta larga ruta.

Curiosamente, en este último tramo, un poco antes de pasar junto a una abandonada cantera, había un gran cartel en el que ponía “Mama, ¿Cuánto falta?, eso nos preguntábamos todos tras 22 km de caminata. Menos mal que faltaba poco y por fin llegamos, dando por terminada esta excursión que califico con 3,5.
Paco Nieto

FOTO REPORTAJE

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