miércoles, 24 de agosto de 2022

Excursión 645: Navares de Enmedio

FICHA TÉCNICA
Inicio: Navares de Enmedio
Final: Navares de Enmedio
Tiempo: 3 a 4 horas
Distancia: 11,3 Km 
Desnivel [+]: 122 m 
Desnivel [--]: 122 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas/Agua: No/Sí
Ciclable: No
Valoración: 4
Participantes: 24

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta





























PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

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RESUMEN
Un miércoles más, nos reunimos, esta vez en la piscina de Navares de Enmedio, 24 senderomagos, incluido Ángel Vallés, aunque, y muy a su pesar, enseguida fue estrella fugaz.

La salida se retrasó un poco, porque tuvimos que esperar a los que tomaron dirección equivocada a Grajera, en lugar de a Navares de Enmedio.

Nada más iniciar la marcha, nos encontramos con el puente de “San Roque” que vadea el arroyo de los Navares, y que fue construido para transportar cereal a lomos de caballería, hacia un molino harinero, conocido como “molino viejo”, situado a unos 50 m más adelante; este molino es uno de los cinco molinos de agua que se encuentran entre Navares de Ayuso y Navares de las Cuevas, y que en la actualidad lamentablemente están en ruinas.

Después de ver los restos del molino viejo, cruzamos la carretera para tomar una estrecha vereda en dirección al cerro de la Torrecilla, en uno de los laterales de la senda, pudimos ver como unos endrinos tenían sus frutos ya casi maduros, listos para hacer un buen pacharán. Se necesitan 111 endrinas por 1 L de aguardiente dulce, se deja en maceración unos seis meses y ya está listo el pacharán, pero es muy importante retirar entonces las endrinas, y dejar solo el líquido.

En el alto de la Torrecilla, nos encontramos con un vértice geodésico, para la alegría de Paco Nieto y Carolina, que no tardaron en subirse en él para hacer las pertinentes fotos.

Desde aquí se podía contemplar unas vistas maravillosas, el pueblo de Navares entre las Sierras de Abajo y de Arriba y el bonito paseo arbolado hasta Navares de las Cuevas.

Continuamos la dura marcha campo a través, entre rastrojos y tomillos secos en lastras pedregosas, Tomillos de los que se alimentan las ovejas y que han dado la fama a los exquisitos asados de la zona de las “Pedrajas”.

Siguiente referencia “Vallejo de la Fuente Sordana”, que enlaza con el “Vallejo de la Calera”, antiguamente plagado de conejos y donde pudimos ver, los puestos de espera de los cazadores, para el regreso de los conejos, entre la noche y el amanecer, cuando ser cazador tenía sentido, como un medio más de alimentación y subsistencia.

Un poco más adelante, nos sorprendieron unas bonitas rocas formando dos arcos naturales, que parecía que habían sido colocadas por el hombre.

En esta misma zona, contemplamos los restos de dos pozos, donde se amontonaban las piedras calizas, mezcladas con leña, posiblemente de enebros, abundantes en el lugar, y de los que ya no quedan restos, para someterlas a muy altas temperaturas, convirtiéndolas en cal.


Pasados los pozos, en el lateral izquierdo del Vallejo, pudimos entrar en una de las cuevas conocidas como “Cuevas de Malhecho” y donde nos entraron ganas de estar un buen rato, por su frescura interior y recuperarnos del sofocante calor que veníamos soportando, 8°- 10° C por encima de lo normal en estas fechas.

Ya tocaba la parada del ángelus, lo hicimos bajo un gran almendro solitario cercano a la cueva, junto a una tenada de ovejas derruida, conocida como “tenada del Tío Jerónimo”, en cuyos alrededores, aún permanecen milagrosamente unas piedras planas, en las que colocaban la sal como alimento complementario para las ovejas.

Por fin se acaba la aridez del camino y por una senda bien marcada, dejamos a la derecha la “tenada Benito”, en bastante buen estado, para llegar a la cueva conocida, como “la Cuevona o Cueva de la Zorra”.

Como el calor sigue siendo sofocante y vamos con un poco de retraso, modificamos la ruta que estaba previsto pasar por el cerro de los fósiles. Solo nos queda un tramo duro de 1 km por carretera, para llegar a Navares de las Cuevas, donde nos esperarían Antonio Villaverde con su mujer, allí pudimos refrescarnos un poco en la fuente de la plaza.

Salimos del pueblo en dirección a la “Ermita Románica de la Virgen del Barrio” y sus bonitos alrededores, especialmente la fuente del lavadero con sus fresquitas aguas. Y ahora sí, senda más llevadera, con sombra entre árboles hasta llegar a la “bodega del Trillero”, donde nos reencontramos con alguno de los senderomagos que se habían quedado esperándonos afortunadamente, porque Antonio Villaverde y su mujer se reunieron con ellos, y también se quedaron, ya que no pudimos ponernos en contacto por falta de cobertura.


Siguientes puntos que destacar, “el molino Cid, el Batán, la piscina vieja de la fiesta del árbol y los comedores” (lugar donde se sacaban las piedras para hacer las ruedas de los molinos harineros de la zona) y que por el retraso que llevamos y el intenso calor no pudimos visitar, lo dejaremos para otra ocasión con mejor tiempo (otoño o primavera quizás).

Último tramo de la calurosa excursión la “Dehesa de Navares”; la marcha se acelera en busca de las refrescantes cervecitas, dejamos “el Colmenar” y el molino conocido como “La Fábrica o Molino de Santa Ana” a la derecha.

Por fin en la piscina, donde tomamos las ansiadas cervecitas, los Riveras del Duero, sangrías, embutidos, papas fritas, ensaladas y como colofón los exquisitos lechazos asados en el horno de mi hermana Rosi, que también nos obsequió con unas pastas y acompañados como postre los riquísimos florones que nos trajo Begoña.

La ruta en otras condiciones meteorológicas hubiera sido más interesante, pero el calor la hizo por momentos casi imposible, por eso le otorgo solo una nota de 4.
Marcos Cid

FOTO REPORTAJES

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