miércoles, 25 de enero de 2023

Excursión 678: Siete Picos con nieve

FICHA TÉCNICA
Inicio: Puerto de Navacerrada 
Final: Puerto de Navacerrada
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 9,6 Km 
Desnivel [+]: 477 m 
Desnivel [--]: 477 m
Tipo: Circular
Dificultad: Alta
Pozas/Agua: No/Sí
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 27

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta



















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta













TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RUTA EN WIKILOC

RUTA EN RELIVE
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RESUMEN
A mitad de Enero las borrascas Gerard y Fien nos había traído las ansiadas nieves a las montañas. Antonio propuso ir a pisarla antes de que desapareciese. Su idea era hacer un recorrido por Los Siete Picos, una ruta clásica y emblemática de la sierra de Guadarrama, sencilla con buena climatología y algo más complicada con nieve o hielo.

En previsión de que el aparcamiento estuviese muy lleno, se adelanto en una hora la cita habitual.

Dos días antes de la ruta oficial, habíamos ido también al puerto de Navacerrada y las condiciones fueron tremendas, -7 ºC con vientos fuertes y cubierto de espesa niebla, que nos obligo a cambiar la excursión.

Por las condiciones climáticas de los días anteriores, pensé que habría menos asistentes, pero no, fuimos 27; ¡Que poder de convocatoria!. Da igual que nieve, que truene, o haga sol asfixiante, se sale y punto.

En otros tiempo a esta zona se le conocía con el nombre de la Cresta del Dragón. La leyenda cuenta que un dragón recorrió el mundo en busca de la fuente eterna juventud que estaba señalizada con una veta de cuarzo blanco.

Cansado y malherido llego a China, y un pescador se apiadó de él, le informó de que la fuente de aguas mágicas se hallaba muy lejos de donde se encontraban, y la zona que buscaba estaba rodeada de ricos pinares. Ese lugar era Cercedilla.

El dragón bebió de la fuente, y al instante se convirtió en roca, conservando así para siempre su apariencia. ¡Qué grado de insatisfacción tenemos, buscando la eterna juventud y perdemos el poder disfrutar del viaje!.

La cresta de Siete Picos se extiende O a E entre los puertos de Fuenfría y de Navacerrada. La silueta de esta cresta forma parte del escudo del pueblo de Cercedilla.

Como su nombre indica está formado por 7 picos, el primero o Majalasna esta separado del resto. Al 7º se le conoce popularmente como pico Somontano y es el único que tiene vértice geodésico, el resto no tiene nombre en los mapas de ING, aunque ha habido intentos de nombrarlos así, pero con poco éxito: 
  • 1er Pico (1.934 m): Pico de Majalasna
  • 2ºr Pico (2.093 m): Pico de Tomás López (Cartógrafo de Carlos III)
  • 3º Pico (2.097 m): Pico de Benito López (Cartógrafo)
  • 4º Pico (2.097 m): Pico de Francisco López (Geógrafo)
  • 5º Pico (2.109 m): Pico de Nemesio López (Médico de la Corte)
  • 6º Pico (2.121 m): Pico de Juan López (Ingeniero Geógrafo)
  • 7º Pico (2.138 m): Pico Somontano o Pico de Nemesio López (Geógrafo y Meteorólogo)
Para mi, esta ruta 678 era muy especial. Cumplía 50 excursiones con el GMSMA, y daba la casualidad que la primera (
excursión 580) fue también por esta zona.

Hacia varios años que seguía el blog del grupo. Fui haciendo muchas rutas que recomendaban, pero mi trabajo me impedía salir los miércoles. Siempre decía lo mismo, cuando me jubile tengo que contactar con ellos. Pero vino la pandemia y fastidiaron mis planes, como a tantos otros. Cuando acabó el confinamiento tomé con más energías el salir a la MONTAÑA, era una necesidad, lo hacia por mi cuenta o con un pequeño grupito de amigos pero siempre con demasiadas precauciones.

En septiembre del 2021 contacté con Paco Nieto, mantuvimos una conversación, fue muy amable y me invito a conocerles. El día 22 de septiembre llegué puntual a la cita en el Puerto de Navacerrada.

Me presenté. José María Pérez me hizo la foto para el observatorio estadístico, donde nos ficha para contabilizar todas las rutas que hagamos con el grupo. En esta ocasión la guía era Celia Marazuela. Sonia López-Saborit, también se incorporaba por primera vez.

Tengo que decir que iba con un poco de reticencia a mi primera ruta. Había leído unas cuantas crónicas y en algunas hacia referencia a “la hora del ángelus”. Uff no sabia qué pensar, me recordaba a mi época de internado. ¿seria un grupo religioso? ¿pero cómo se rezaba el ángelus?. Bueno yo voy, y si les veo raros no vuelvo y ya está. Hay que intentarlo.

Llegaron las 12 del mediodía, los senderistas pararon. Pensé llegó el momento, pero nooo, agradable sorpresa era un descanso para el tentempié, nada rezos ¡¡bieeen!! Después de esto me relajé. A alguno le parecerá exagerado, pero es como yo lo viví. Desde los años 60 hasta el 3 de Febrero de 1981 Radio Nacional de España estuvo emitiendo al mediodía esta oración.

Otro detalle a reseñar en esa jornada. Hace poco hablando distendidamente con Carolina Santaengracia sobre anécdotas vividas, me comentó que ese día era la única que llevaba mascarilla. Aunque estuviese al aire libre me costaba quitármela. ¡¡Menuda sensación debí de causar!!. Ahora no me gusta verme en las fotos de aquella ruta.

Acabé muy contenta, con buenas sensaciones. Me habían recibido muy bien. Pero según he sabido después, alguno de los organizadores no veían claro que yo volviese. Pero volví, y volví y seguiré volviendo.

Otra anécdota. Mi 5ª salida trascurría por los cortados de Titulcia (excursión 593) el pintor del grupo, Marcos Cid, me hizo un dibujo. Se me ve de espalda haciendo una foto del paisaje. Me gusto muchísimo, todo un detalle de Marcos, que en cada ruta que va realiza un estupendo dibujo..

Había otra cosa que me resultaba muy curiosa, según ibas realizando una serie de rutas te daban una pequeña recompensa, que en mi caso era una insignia con una estrella de color blanco.

Hasta que no se realizan 5 marchas todavía no eras miembro de pleno derecho. Al principio me parecía una cosa “muy infantil”, “como de escolares”. Espero que este comentario no moleste a nadie, lo hago con mucho cariño.

En la 
ruta 618 por los Pinares de Valsain, en una celebración campestre en el puente de Navalcarreta sobre el rio Eresma nos impusieron la estrella blanca a Sonia Lopez-Saborit, a Pilar Muñoz y a mi y emocionada, ya no me pareció tan banal, al revés, más bien una excelente forma de incentivar la participación y que sirve para ilusionarnos en conseguirlas.

En una celebración que se hizo en casa de Ricardo Tardón (excursión 631), me entregaron por sorpresa para mí la “estrella verde“, llevaba 25.

Qué ilusión me hizo, me emociono un montón. Y allí cambió todo. Ya pertenecía al GRUPO MAGICO DE LAS ESTRELLAS.

Otro momento especial para mí fue en agosto del 2022 (excursión 643), de la mano de Paco Cantos subimos a ver la luna llena. La noche estaba increíble.

Mirases por donde mirases había un montón de hileras de lucecitas que subían a diferentes cumbres. Parecía que nos habíamos puesto de acuerdo para ver el espectáculo. Compartimos unos momentos preciosos. Aunque era tan mágico que me hubiese quedado muchísimo más tiempo. Recomiendo leer la crónica en verso que hizo el guía.

Bueno y ahora vamos a lo que vamos, y es a la excursión que hoy nos ocupa. Hacia frio, según algunos -5ºC, pero sin viento, soleado. Ideal. Cuando llegó Antonio, dio el pistoletazo de salida y puso a Paco Nieto a dirigir la ruta, subiendo hacia la pista del Telégrafo.

Al poquito de comenzar y aunque no había mucho hielo, algunos pararon a ponerse los crampones, la mayoría “los minicrampones”, a los que llaman "pinchos". Hay que recordar que estos accesorios tienen un uso limitado, que no valen para cuando hay mucho hielo o con fuertes pendientes.

Desde el principio los árboles estaban increíbles, cargados de nieve. Bordeamos la pista del Telégrafo. Cogemos el PR-M8, Sobre un promontorio de piedra helado, vemos la estatua metálica de la Virgen de las Nieves. Y al coronar el cerro la panorámica era de gran belleza. Nos hacemos la foto de grupo con tan bello fondo de nieve.

En la Pradera de Siete Picos nos rinden homenaje a Paco Cantos y Carlos Muñoz por sus 300 rutas, y a mi por las 50, ¡pero qué bien arropada estuve!, ¡qué lujo compartirlo con estos veteranos!.

En la misma pradera hay una piedra muy curiosa, llamada Ventolera, será por el viento que en ella suele hacer.

Comenzamos la subida al 7º pico. Y ya empieza la locura. Foto “pa acá y pa allá¨. Todos con los móviles sin parar. El viento de los días previos había hecho que la nieve y la escarcha esculpieran formas peculiares, algunas parecían como grandes masas de coral, y otros se asemejaban a seres gigantes.

Pisábamos por una nieve en muy buenas condiciones, ligeramente dura en la superficie, que hacía que no nos hundiéramos. Era toda una delicia escuchar el crujido de la nieve al caminar.

Tardamos un montón en subir, íbamos disfrutando del paisaje a cada momento, siguiendo las pisadas de los de delante. Parando a cada revuelta del sendero para hacer fotos.

Y llegamos al Pico Somontano, sus enormes bloques apilados de piedras estaban helados, y nadie se atrevió a subir hasta el punto geodésico. Paco Nieto lo comenzó a escalar, pero todos a coro le insistieron para que no lo hiciera, demasiado peligroso. La prudencia se impuso.

En este lugar tomamos el tentempié, acompañados de queso, pasas, nueces y bombones.

La vista desde allí era increíble, en un giro de 360 grados podemos contemplar una sucesión de montañas y pinares: Bola del Mundo, Montón de Trigo, La Peñota, Peña el Águila, Peñalara, la cuerda de la Mujer Muerta al fondo, Cercedilla, y la vertiente segoviana…

Seguimos nuestra marcha entre piedras y nieve, y caprichosas formas sobre los árboles y la vegetación. Llegar del 6º al 5º pico, fue algo complicado, la pendiente y la ausencia de marcas hizo que los primeros tuviesen que emplearse a fondo en buscar los mejores pasos.

En el 3º Pico se encuentra la Ventana del Diablo, que es una oquedad entre piedras, lugar muy curioso. Hasta allí se acercaron Ángel Otero y José Luis Benavente.

El grupo se había dividido mucho, pero al llegar al segundo pico nos reagrupamos. Y comenzó la bajada por la garganta Lobrega. En esta zona estaba un poquito más dura la nieve, pero canteando se bajaba bien.

Y otra vez la locura de fotos de pinos, con los rayos de sol filtrándose entre las ramas heladas, de la que empezaban a caer pequeñas gotitas de agua. ¡Qué preciosidad!.

Teníamos que llegar a collado Ventoso. Se adelantó un pequeño grupito, capitaneado por Paco Nieto, que me había preparado con su miniesterilla una piedra donde sentarme, todo un detalle, pero era para que me compadeciese de él, era la hora de la comida, se le había olvidado el relleno y solo llevaba pan, quería que le diese queso para enriquecerlo. ¡Que triste es cenar solo un yogur natural!.

Después de disfrutar de la comida, de las risas, y el paisaje, continuamos la ruta. Bajamos por el camino Schmidt hasta la confluencia con la senda de los Cospes. Estaba completamente nevado, muy bonito. ¡Cómo cambia el paisaje en cada época del año!. Empezaba a bajar la temperatura.

Casi llegando al puerto hay que atravesar la pista del Bosque. Hacia dos días que habían abierto estas pistas de esquí. Este tramo es corto, pero peligroso.

Los esquiadores bajan embalados, y haciendo bastante ruido, en la pista la nieve está más dura y resbaladiza por la fuerte pendiente. No me gusta nada, me pongo nerviosa, y pierdo la compostura. Me tenia que haber puesto los crampones, para mi era el único lugar donde se precisaban. 

Por fin lo cruzamos la pista con mucho cuidado, aprovechando la ausencia de oleadas de esquiadores por un instante.

Estábamos esperando a los últimos integrantes, y en este momento fue cuando Mariola se dio cuenta que había hecho toda la excursión con un minicrampón puesto al revés, los pinchos en contacto con las suela de la bota, lo que provocó un momento de risas

Continuamos hasta alcanzar la pista del Escaparate, donde nos quitamos los pinchos para caminar por la carretera. Al llegar al puerto nos tomamos un refresco y otros café o cerveza, dando por finalizada la ruta.

Paco Cantos, el otro cronista en verso, no sé que calificación le dará, pero yo le adjudico una puntuación de 5 SICARIAS. Las razones son bien sencillas: Día precioso, soleado, paisajes blancos increíbles, sin incidentes, estupenda celebración para las nuevas estrellas, y una compañía inmejorable. Dada la cantidad de fotos enviadas, creo que estuvimos todos muy muy FELICES.

Muchísimas gracias a los organizadores, a todos los que colaboran para que este proyecto siga adelante con tanto entusiasmo y de forma altruista. Mi agradecimiento a todos los senderomagos que hacéis que ruta tras ruta siga disfrutando. Un deseo: Ojala la salud me permita seguir alcanzando muchas nuevas ESTRELLAS
Flor Valverde

No eran buenas previsiones
de la meteorología,
la AEMET así lo decía:
«Muy gélidas sensaciones,
viento fuerte todo el día...»,
pero en muchas ocasiones
las previsiones engañan,
pasó en otras excursiones,
cosas que no nos extrañan;

y esta excursión invernal,
además de ser genial
—si no confundo las cuentas—,
en mi cómputo total
hizo mi excursión trescientas,
y otros datos hay que darlos
sin que nadie los desmienta:
otras tantas hizo Carlos
y Flor hizo las cincuenta.

Aprovechando —por cierto—
esta primera nevada,
con un cielo descubierto
nos juntamos en el Puerto
—cierto— de Navacerrada.
Empezando la ascensión
por un repecho empinado,
todo pinos y nevado
y algún que otro resbalón,
sin apenas sobresalto
y sin mucho resoplar
pronto llegamos al Alto
del Telégrafo, lugar
desde el que ya se tenía
una visión colosal,
y es que ya se preveía
que nos esperaba un día,
como poco, excepcional.
Mas, antes de proseguir
era cosa preceptiva
tomar como souvenir
nuestra foto colectiva.

Un poco más adelante
hay una zona sin pinos,
parada del caminante.
Desde esta vasta pradera
se eligen varios destinos,
es el cruce de caminos
de la piedra Ventolera.
Proseguimos la excursión
al oeste y cuesta arriba;
no era una cuesta excesiva
pero nieve, había un montón.
Y con esta perspectiva,
por senderos inclinados,
creí que se aparecieran
fantasmas muy embrujados;
pero aunque lo parecieran
no eran fantasmas, pues eran
cientos de pinos nevados.

Llegamos al Somontano
séptimo pico oficial,
también el más oriental
y el más alto del rellano,
ya eran las doce, y diré
que, como otras ocasiones,
paramos sin dilaciones
a tomar el tentempié,
cosa que yo aproveché
—no me faltaban razones—
y a todos los invité
con suculentos bombones.

El sexto —siempre lo ha sido—
fue el más duro de pasar,
«piedra y hielo ¡no juntar!»,
dice quien lo ha recorrido.
El resto fue pan comido,
pues aun cubierto de nieve
hasta el segundo, fue breve,
y con paso decidido,
que, aunque parezca muy llana,
la nieve se subestima,
es crujiente por encima
como crema catalana,
pero blanda por debajo,
se hunde y metes la pata
de una manera insensata
¡qué dificultad, carajo!

Bajar la cuesta empinada
de la Lóbrega Cañada
fue cosa muy divertida,
y por la nieve caída
no fue cosa complicada
llegar muy pronto al Collado
Ventoso, donde comimos,
descansamos y seguimos
el camino tan trillado
del Schmidt, que nos llevó,
cómodamente y sin prisas,
con superficies más lisas
por la nieve que cayó,
al lugar de la partida:
nuestro Puerto conocido,
tantas veces recorrido
por esta familia unida.

Y ahora que todo ha acabado
doy mi calificación
de esta soberbia excursión
que tanto nos ha gustado:
Dos sicarias por el día
porque no nos hizo viento,
otra por el sentimiento
de amistad que nos unía,
dos por la inmensa nevada
y otra más por esas las vistas
envidia de paisajistas.
Y con la cuenta ya echada,
por más que le pongo ahinco
al menos me salen seis,
pero no puedo — ya veis—
que ponerle más que cinco.
Paco Cantos


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