miércoles, 18 de diciembre de 2024

Excursión 824: Miraflores de la Sierra y sus chorreras

FICHA TÉCNICA
Inicio: Miraflores de la Sierra
Final: Miraflores de la Sierra
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 14,2 Km 
Desnivel [+]: 431 m 
Desnivel [--]: 431 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas/Agua: Sí/Sí
Ciclable: Sí
Valoración: 4,5
Participantes: 25

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta


















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta













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RESUMEN
Hoy 25 senderomagos nos hemos reunido para cerrar el año, con una interesante excursión que nos ha propuesto Carlos, por los parajes de Miraflores de la Sierra, que nunca defraudan.

Hoy sumaremos 78 excursiones en este año, esta última circular de algo más de 14 kilómetros y un desnivel de 431 metros; promete ser una buena despedida del 2024.

Como todos somos muy aplicados, íbamos bien pertrechos para el frio que anunciaban las previsiones meteorológicas, pero en esta ocasión ni Horus junto con Taranis, Thor, Eolo, Jupiter e incluso el mismísimo Zeus entre otros, consiguieron atraer a los vientos, truenos, tormentas… y tuvimos una jornada perfecta, a primera hora de la mañana, el aire fresco y limpio de la sierra nos recibió para acompañarnos durante todo el trayecto.

Salimos del aparcamiento de la fuente del Cura. La primera parada fue el Mirador de San Blas, donde nos detuvimos a contemplar las impresionantes vistas del valle, adornado con los colores del invierno y del que sobresalía el Cerro de San Pedro sobre un mar de nubes, todo un espectáculo visual.

Mientras esperábamos a algunos que se habían dispersado por la montaña, tomamos un tentempié e hicimos la primera foto de grupo.

Desde allí, nos dirigimos hacia el Monte Perímetro Aguirre, donde el sendero se tornó un pelín más exigente, pero con la compañía y la conversación lo pasamos sin apenas enterarnos de la subida, nos desviamos a la derecha para llegar a la chorrera del barranco de los Eriales, rincón mágico, ya que hay que desviarse de la ruta unos 300 metros para ver y escuchar la caída del agua.

Por cierto este lugar es la razón por la que me veo escribiendo esta crónica, ya sé la formula que hay que utilizar para que te la asignen, tomar nota todos los interesados en escribir crónicas, que sois muchos; basta con gastarle una pequeña bromilla al guía y te llevas en la mochila el honor de relatar la jornada.

A medida que avanzábamos y al poco de cruzar el barranco de Hoyuela, dejando la senda a la derecha, bajamos un poco para llegar a la chorrera de Miraflores, rincón precioso, donde el agua caía con fuerza, creando un sonido tranquilo, sosegado, relajante… y a tan solo 45 km de la Puerta del Sol… Le dedicamos una breve pausa para disfrutar del entorno y tomar algunas fotografías.

Retomamos la senda e inmediatamente giramos a nuestra derecha para coger el camino de Mostajo, cruzando nuevamente el barranco de Hoyuela. Estábamos a mitad de la ruta y prácticamente habíamos subido lo previsto.

Dejamos el camino de Mostajo para llegar a la fuente de la Parada del Rey y dirigiéndonos al cordel del puerto, llegamos a la explanada, donde se encuentran los robles, llamados “los diecisiete hermanos”, lugar donde hicimos parada para comer.

Nos hicimos nuevamente otra foto de grupo, no sabemos cuál de ellas se publicará en el GMSMA 2024. Nos despedimos de algunos que tenían algo de prisa y tomaron la directa hacia Miraflores.

Después del avituallamiento retomamos el cordel del puerto, caminamos como un km y ¡pisamos nieve! El resto de la ruta fue de bajada, pues giramos hacia la derecha, en dirección al embalse de Miraflores.

Ya en el embalse de Miraflores, un espolón sobre los aliviaderos en forma de proa del Titanic, nos hizo posar a algunos. Continuamos nuestro descenso hasta el lugar de inicio, para tomar los coches y dirigirnos a las merecidas cervezas.

Le otorgo 4,5 sicarias a esta marcha de cierre de un 2024 fantástico, 78 rutas, desde Madrid, Segovia, la Sierra Granadina, Alicante, Cantabria, Ávila al Cabo San Vicente en la península y fuera Albania y Montenegro, donde hemos disfrutado de la naturaleza y sobre todo de nosotros.

No puedo terminar ni quiero, si recordar a nuestro querido amigo y compañero Fran, que siempre nos acompañará en nuestro recuerdo.

¡Hasta el año que viene, senderomagos!
Paco Donaire

FOTOS

miércoles, 11 de diciembre de 2024

Excursión 823: Los barrancos de Patones y Cancho de la Cabeza

FICHA TÉCNICA
Inicio: Patones de Arriba
Final: Patones de Arriba
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia: 12,8 Km 
Desnivel [+]: 552 m 
Desnivel [--]: 552 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas/Agua: No/No
Ciclable: Sí
Valoración: 5
Participantes: 33

MAPAS 
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RESUMEN
El grupo había subido tres veces al Cancho de la Cabeza, pero nunca por donde nos propuso Carlos R en esta ruta.

Nos reunimos en el aparcamiento de Patones de Arriba, habilitado un poco antes de llegar a este bello pueblo. A pesar de la distancia, nos apuntamos bastantes, quizás el buen tiempo previsto tenía algo que ver.

Iniciamos el recorrido acercándonos al pueblo por la carretera, que abandonamos enseguida para seguir a la izquierda, un sendero que acaba en un puente sobre el arroyo de Patones que parece sacado de un Belén. A su derecha el antiguo lavadero, muy bien conservado, y la fuente Nueva, con tres caños y más de un siglo de antigüedad, rememoran los días de reunión de las mujeres a su alrededor, cuando sólo existía esta fuente en el pueblo para abastecerse de agua y de la que sale un estrecho canal adosado a la pared que lleva el agua al lavadero.

Cruzamos el puente y enseguida giramos a la izquierda, en dirección al cementerio. Antes de alcanzarlo, nos deleitamos con las excelentes vistas del pueblo desde un promontorio en forma de era, donde antes se trillaba y el trigo para obtener el grano.

Pasado el cementerio, a los pies del Cerro de la Coronilla, giramos a la derecha y continuamos por una estrecha senda, entre jaras y matorral, hasta suavizar la pendiente al alcanzar la ladera del Cerro de los Pies. Allí paramos un rato hasta reagruparnos, mientas contemplábamos el entorno, dominado por la Sierra de la Cabrera, que entre nubes se divisaba hacia el este.

Una corta subida nos situó por la zona conocida como la Aguaitera, desde donde iniciamos la bajada hacia el collado de Valdepizarro, no sin antes parar a tomar el tentempié de media mañana, amenizado con con algunos dulces y bombones que trajeron las de Tres Cantos.

Hasta aquí habíamos subido unos 300 metros, tocaba alcanzar el collado y emprender la subida a la cima, de unos 200 metros, pero en este caso con más pendiente, sobre todo el tramo que asciende por un cortafuegos bastante empinado.

Al alcanzar la Braña Grande, el camino da un respiro antes de acometer la última cuesta, al principio por pista, para luego seguir por el sendero que entre riscos llega al vértice geodésico del Cancho de la Cabeza, situado a 1264 metros de altura.

Las panorámicas que desde el punto más elevado del municipio de Patones se tienen de la Sierra Norte y el embalse de El Atazar son espectaculares.

Tras las fotos de rigor, nos dispusimos a tomar los bocadillos en una pequeña explanada que hay junto al vértice geodésico, mientras iban llegando los más rezagados.

Para mi fue emotivo recordar mi primera subida a este privilegiado mirador, fue en la excursión 091, en la que curiosamente también hice la crónica.

Cuando estuvimos todos, nos hicimos la foto de grupo e iniciamos el regreso, descendiendo por la Senda del Genaro, una ruta que bordea el embalse del Atazar, pasando por todos los municipios que lo rodean, en un recorrido de más de 70 km de longitud, atravesando parajes y enclaves de gran valor natural.

Está muy bien señalizado, como GR-300, con marcas blancas y rojas, además de su característico muñeco azul. Cuenta además con paneles informativos, en cada localidad y en diversos puntos de interés. Fue el primer Gran Recorrido en discurrir íntegramente por la Comunidad de Madrid.

Por él descendimos, cruzando primero un pinar entre jaras y romero, Ladero de Calzones se llama en los mapas.

Atravesamos un cortafuegos y poco después el arroyo de las Cuevas, con muy poca agua. Proseguimos el descenso con fuerte bajada por un sendero erosionado por el agua que ha labrado un surco incómodo para caminar.

Cruzamos el collado Rosado y después el del Cabezo antes de alcanzar las primeras ruinas de corrales y cobertizos de Patones de Arriba.

Callejeando por el turístico pueblo, un ejemplo de la arquitectura negra, que debido a su patrimonio en buen estado de conservación fue declarada bien de interés cultural.

Paramos junto con otros compañeros en la terraza del bar La Cata, bonito y agradable lugar donde nos tomamos las cervezas de fin de ruta. Otros prefirieron irse a Patones de Abajo para tal fin. Solo nos quedaba bajar hacia uno de los símbolos del pueblo, la antigua iglesia de San José, del siglo XVII, en la que está ahora ubicada la Oficina de Turismo.

Toda una postal miles de veces inmortalizada por los que cada fin de semana se acercan a pasear por estas estrechas calles y degustar la gastronomía de sus numerosos restaurantes.

Por el buen día y las estupendas vistas le otorgo un 5 a esta excursión que me ha traído muchos recuerdos.
Paco Nieto

FOTOS

miércoles, 4 de diciembre de 2024

Excursión 822: Senda de los Pescadores. Río Cega en Cuellar

FICHA TÉCNICA
Inicio: Cuellar 
Final: Cuellar
Tiempo: 2 a 3 horas
Distancia: 8,5 Km 
Desnivel [+]: 51 m 
Desnivel [--]: 51 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas/Agua: Sí/Sí
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 52

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta



















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














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RESUMEN
El pasado miércoles 4 de diciembre 2024, el grupo llevó a cabo su tradicional ruta navideña, en esta ocasión por la emblemática Senda de los Pescadores, situada en las proximidades de Cuéllar, Segovia.

Un total de 52 entusiastas senderomagos participaron en esta travesía que, aunque corta, estuvo llena de experiencias memorables y culminó con una entrañable comida de celebración.

La Senda de los Pescadores es un recorrido que bordea el río Cega, ofreciendo a los caminantes la oportunidad de sumergirse en un entorno natural de gran biodiversidad.

Atraviesa un estrecho cañón abierto entre las arenas de uno de los pinares más extensos de toda Europa. Lo sorprendente es que las condiciones de luz y humedad hacen de esta senda ribereña una auténtica selva.

Desde hace unos años la falta de mantenimiento y el empuje de la naturaleza han dado al traste con la que en su momento fue una atractiva y sorprendente propuesta senderista pero por desgracia aparece cada día más intransitables con tramos ya derruidos e imposibles de recorrer. Las pasarelas colgantes, uno de los atractivos de la senda, han desaparecido.

Aunque el trayecto completo abarca más de 7 kilómetros, actualmente sólo se pueden recorrer con comodidad 4 de ellos debido a las condiciones del terreno.

El recorrido por el rio está marcado por tramos de unos 2,5 kilómetros cada uno y en cada tramo existe la posibilidad de dar la vuelta, nosotros hicimos dos de estos tramos.

Durante la caminata, atravesamos frondosos bosques de ribera, donde predominan especies como los abedules, alisos grises, avellanos, pinos silvestres y álamos temblones.

La diversidad arbustiva también es notable, con presencia de mundillo, brecina, brezo blanco, bonetero y sangueña.

Las recientes lluvias habían dejado el terreno especialmente húmedo y fangoso, sobre todo en las zonas adyacentes al río. Las pasarelas de madera, diseñadas para facilitar el paso en áreas complicadas, se convirtieron en trampas resbaladizas por los que en algunos tramos tuvimos que evitarlas en la medida de lo posible. Varias caídas menores ocurrieron debido a lo deslizantes que estaban las maderas, afortunadamente sin consecuencias graves.

Uno de los momentos más esperados fue la observación del correlimos, del que nos había comentado Antonio en su convocatoria, una pequeña ave limícola conocida por su comportamiento inquieto en las orillas fangosas. Para aumentar las posibilidades de avistamiento, el grupo avanzó en silencio durante ciertos tramos, intentando escuchar su característico canto y, con suerte, vislumbrar su rápida carrera por la ribera, lo que. en mi caso, no ocurrió.

En el camino nos encontramos multitud de árboles caídos tanto sobre el cauce del río como sobre el propio camino, lo que dificultaba aún más recorrerlo.

Hicimos una corta parada en una explanada que se abrió tras el sendero al lado de una pequeña presa, el Azud Vado Barcón, utilizado para captar agua del río.

Aprovechamos para beber y tomar algún tentempié y a terminar de saludarnos porque el camino hasta aquí lo hicimos casi en su totalidad en fila india debido a las estrecheces del camino.

Después de esto iniciamos el camino de vuelta. A partir de aquí, el paisaje cambió radicalmente ya que abandonamos el curso del río y nos metimos por una pista de tierra que atravesaba zonas de pinares.

Algunos recordaron una ruta anterior en la que María, hermana de Rosa B, ofreció una charla sobre la importancia ecológica de estos ecosistemas y de sus cuidados y mantenimiento.

La similitud del terreno con las dunas de playa a mí personalmente me recordó a los caminos de la peregrinación del Rocío en Doñana.

En estas pistas aprovechamos para hacer la foto de grupo. En este tramo el grupo tuvo la grata sorpresa de encontrarse con el sobrino de Ricardo, quien, acompañado de un compañero, realizaba labores de guardabosques en la zona. Este encuentro permitió a los componentes del grupo intercambiar algunos chascarrillos.

Finalizando este camino pasamos por los burladeros desde donde se sueltan los toros de los famosos encierros de Cuéllar. Estos encierros están considerados los más antiguos de España.

Estas festividades, que combinan tradición y adrenalina, son un reflejo del arraigo cultural de la tauromaquia en la región. Los encierros de Cuéllar atraen cada año a numerosos visitantes que desean vivir esta experiencia única.

Al finalizar la ruta, algunos miembros del grupo decidieron visitar el cercano Santuario de Nuestra Señora de El Henar, un lugar de peregrinación con una rica historia y una arquitectura que invita al recogimiento.

Este santuario es conocido por su devoción mariana y su entorno tranquilo, ofreciendo un espacio perfecto para la reflexión tras la caminata.

Como es costumbre en las salidas navideñas del grupo, la ruta fue seguida de una comida de confraternización. Paco y Vicky aprovecharon el momento de la cerveza y organizaron un pequeño rincón donde procedieron al reparto de la lotería.

El sobrino de Santi se encargó de organizarnos un menú típico segoviano. Al final de la comida fue el momento de la entrega de las estrellas a los homenajeados, con discursos incluidos.

Aunque la dificultad de la ruta es baja, el estado del terreno mientras bordea el río hizo que existiera un riesgo de caídas importante y de arañazos con vegetación por lo que se recomienda ir con la ropa adecuada, especialmente con pantalón y manga larga.

La combinación de naturaleza, cultura y gastronomía hizo de esta salida una experiencia inolvidable para todos los participantes, reforzando los lazos de amistad y pasión por el senderismo que caracteriza al grupo GMSMA, por lo que se podría calificar con la máxima puntuación, un cinco.
Juan Antonio Llorente