miércoles, 30 de julio de 2025

Excursión 866: Río Lozoya y Cascadas del Purgatorio desde Rascafría

FICHA TÉCNICA
Inicio: Rascafría
Final: Rascafría
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 15,5 Km 
Desnivel [+]: 260 m 
Desnivel [--]: 260 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas/Agua: Sí/Sí
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 32

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta



















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta













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RESUMEN
Siempre es agradable ir a ver las Cascadas del Purgatorio, y aún más en verano por la posibilidad de baño en las Presillas, además para mi tenía connotaciones sentimentales añadidas. Fue la primera
ruta que propuse al GMSMA, casi recién llegado al grupo, además es un lugar que descubrí en mis primeras salidas montañeras y, por si fuera poco, venía a la ruta mi nieto.

En esta ocasión se formaron dos grupos, unos iniciamos la ruta en Rascafría, aparcando a la salida del pueblo, junto al arroyo del Artiñuelo y otros directamente en Las presillas.

Los del primer grupo nos reunimos en la plaza del pueblo, lugar donde según cuenta la leyenda se escondía Fernando Delgado Sanz, apodado el `Tuerto Pirón´, bandolero que se movía por estos lares y que utilizaba de escondrijo el viejo olmo de más de 300 años que estaba situado en esta plaza.

Juntos, nos dirigimos enseguida al puente que cruza la carretera M-604, en dirección al Puerto de Cotos, para seguir el camino que nace a nada más pasar el cementerio.

Es un grato paseo utilizado por senderistas y habitantes del pueblo para acercarse al Monasterio de El Paular entre chopos, olmos y rebollos, con el río Lozoya saltando de piedra en piedra a nuestra izquierda y la carretera a la derecha.

El camino está jalonado por una caseta para el descanso, que parece una parada de autobús, y un par de miradores, que nos acerca aún más al río, con bonitas vistas del cauce y las represas de captación de agua para llenar el estanque desde el que se alimentaba los molinos de los Batanes existentes en la otra orilla.

Al cabo de dos kilómetros, llegamos al Monasterio de Santa María de El Paular, construido por orden de Enrique II de Castilla como cenobio cartujo en 1390.

Pasamos junto a la entrada del Arboreto Giner de los Ríos y nos adentramos al valle cruzando el puente del Perdón, erigido a comienzos del siglo XIV, en 1302, para sortear el curso del río Lozoya.

Las crecidas del río y la dura climatología invernal del Valle Alto del Lozoya deterioraron el primitivo puente, por lo que a mediados del siglo XVIII fue reemplazado por uno nuevo que es el que actualmente existe. Está edificado en sillería de granito y cuenta con tres arcos de medio punto y dos descansaderos levantados sobre los pilares que tienen bancos de piedra.

Sirvió a los monjes cartujos de vía de acceso hacia el Molino de papel de Los Batanes, una de las principales industrias que ellos explotaban. Como anécdota, de este molino salió el papel con el que se imprimió la primera parte de Don Quijote de La Mancha, publicada en Madrid en 1605.

Dado el relativo aislamiento del valle del Lozoya, separado de Madrid y Segovia por sendas cordilleras que superan los 2000 metros de altura, las autoridades locales tenían por costumbre efectuar los juicios junto al puente.

Los reos apelaban su sentencia ante el tribunal en el mismo puente y, si eran perdonados, volvían sanos y salvos. Si no era así, los alguaciles les conducían a la Casa de la Horca, situada a unos dos kilómetros en dirección al puerto de Cotos, donde eran ejecutados. De aquella tradición le viene el nombre.

Perdonados, proseguimos por la amplia pista que hay tras el puente, para acercamos a las piscinas naturales de Las Presillas, donde nos esperaba el resto de participantes.

Cruzamos las presillas y por el puente de madera que hay en su inicio, bajamos al encuentro del río Lozoya. Junto a él nos hicimos la foto de grupo.

Lo remontamos por su ribera derecha hasta el encuentro con la desembocadura del arroyo Aguilón, donde el arroyo de la Angostura pasa a ser río Lozoya.

Siempre con el arroyo Aguilón a nuestra derecha, lo fuimos ascendiendo en agradable paseo casi sin pendiente.

Dejamos un puente del Camino Viejo de Segovia sin cruzar y continuamos por la orilla tras cruzar una alambrada, intercalando momentos de sombra bajo robles con otros al raso, en los que el sol se hacía notar, por eso al alcanzar una preciosa poza en forma de Tubo, hubo quien no se resistió a refrescarse en su gélida agua.

Junto al puente de madera que cruza el arroyo, antes de adentrarnos en el cañón del Hueco de los Ángeles, paramos a tomar el tentempié de media mañana a la sombra de los árboles que crecen en la ribera y al fresco del agua que bajaba canturreando por entre las piedras, después de haber jugueteado en las cascadas.

Tras el descanso, algunos peques que nos acompañaban hoy iniciaron el camino de regreso con sus padres, el resto proseguimos hacia las Cascadas del Purgatorio, por una estrecha y preciosa senda que discurre junto a la rivera derecha del arroyo, entre pequeños saltos de agua y fantásticas pozas, al pie de los riscos de El Canchal, donde es frecuente divisar buitres revoloteando alrededor de los nidos que allí tienen.

Todavía se notan los destrozos que provocaron las intensas lluvias de esta primavera, con las pasarelas de madera fuera de su sitio, con ramas y troncos amontonados en el lecho del arroyo, pero que no restan belleza a las sucesivas pozas, como la del Acebo, que dan encanto al entorno.

Cuando llegamos a las cascadas, vimos que la plataforma de madera que facilitaba su contemplación había desaparecido. Fue arrastrada por la riada y se encontraba destrozada aguas abajo. Parece los ecologistas no quieren que se vuelva a instalar, o no hay presupuesto para su reparación, o ambas cosas.

Con la admiración del primer día que las conocí, contemplamos la primera de las Cascadas del Purgatorio, un doble salto de agua muy vertical de una altura de 10 metros aproximadamente.

Para ver la siguiente, que queda oculta desde aquí, es necesario remontar la pared granítica de la margen derecha del arroyo, un acceso complicado y no recomendable para principiantes. Tras la obligatoria parada para deleitarnos con el sonido del agua al caer, volvimos sobre nuestros pasos.

Con el arroyo Aguilón ahora a nuestra izquierda, descendimos hasta el puente de madera y sin cruzarlo continuamos por la pista que sale a la derecha, en ocasiones próxima al arroyo, para luego alejarnos de él, hasta regresar a Las Presillas, donde dimos cuenta de los bocadillos y algunos nos dimos unos refrescantes baños nadando entre patos y carpas. En el kiosco de este oasis también nos refrescamos con bebidas y helados.

Tras el prolongado descanso, los que teníamos los coches en Rascafría, en diferentes grupos, proseguimos hasta las proximidades del Puente del Perdón, donde nos desviamos, antes de llegar a él, hacia el Albergue Los Batanes y el Bosque Finlandés, haciendo una parada en el precioso lago donde se bañaban los oriundos de este país que vinieron a trabajar en la serrería que explota estos bosques, la Sociedad Belgas de los Pinares de El Paular.

Al poco, cruzamos un puente pintado de rojo que cruza el río Lozoya, para conectar, cerca de las instalaciones de la serrería, con el camino que ya habíamos recorrido por la mañana, solo que ahora en sentido contrario y que nos llevó de vuelta al aparcamiento de Rascafría.

Por las bonitas vistas de la ruta, el día tan espléndido y las impresionantes cascadas y los agradables baños en las Presillas, a esta excursión le otorgo un 5.
Paco Nieto

jueves, 24 de julio de 2025

Excursión 865: Del Puerto de Cotos a Valsain por la senda del Batallón Alpino

FICHA TÉCNICA
Inicio: Puerto de Cotos 
Final: Pradera de Valdehorno
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 12,5 Km 
Desnivel [+]: 368 m 
Desnivel [--]: 984 m
Tipo: Sólo ida
Dificultad: Alta
Pozas/Agua: No/Sí
Ciclable: No
Valoración: 4,5
Participantes: 23

MAPAS 
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* Perfil, alturas y distancias de la ruta













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RESUMEN
14 grados de temperatura marca el termómetro en el Puerto de Los Cotos a las 10 de la mañana. El nombre tiene una curiosa historia: Carlos III, como buen amante de la caza del venado, decidió comprar en 1761 las tierras de Valsaín, por casi cuatro millones y medio de reales. Como la poderosa Orden de la Cartuja poseía el conocido como pinar del Paular, hoy pinar de los Belgas, desde finales del siglo XVII para su producción papelera.

Carlos III
decidió definir su nuevo territorio colocando una serie de hitos fronterizos de piedra llamados Cotos, que nunca mejor dicho, acotaban su nuevo dominio. Estos cotos se colocaron en sitios visibles para evitar cualquier tipo de confusión. Uno de los que mejor se conservan está justo enfrente de la parada del autobús, cruzando la carretera.

Hoy, al ser una ruta lineal hasta Valsaín, se nos añade la dificultad logística de los coches, que resuelve estupendamente Celia, distribuyendo conductores y pasajeros con éxito.

Dada la dificultad numérica para caminar por el parque de Guadarrama en grupo, la salida se hace por tandas para que no nos llamen la atención.

Algún despistado que venga con la cantimplora vacía de casa, la puede llenar en la fuente de Constancio Bernardo de Quirós, situada muy cerca de Venta Marcelino.

La ruta la comenzamos en el aparcamiento del Puerto de Cotos, a 1830 metros de altura, de la mano de Rosana.

Somos 23 participantes en total y Toffe, mascota de Rosana. Llevamos a tres valientes jovencitos: Gonzalo, Lucia y Rodrigo, que le darán el toque infantil que nos alegrará el trayecto.

Nada más comenzar a caminar, pasamos junto al Centro de Visitantes Peñalara, y a pocos metros, por un camino empedrado, llegamos al Mirador de Lucio, por detrás del abandonado Refugio del Club Alpino Español.

Subimos por una escalera de madera, atravesamos una portilla y comenzamos el ascenso por la senda del Batallón Alpino.

El nombre de la senda viene de un batallón del Ejercito de la Republica, que utilizaba este camino para ir hacia Peña Citores donde tenían los puestos de vigilancia y trincheras defensivas de la zona.

En principio, camino todo arbolado y con una temperatura ideal para caminar. Después de un buen tramo subiendo por la senda llegamos a la fuente de los Pájaros, de la que caía un chorrillo de agua. 

Las vistas van siendo espectaculares. Vemos Peñalara, Siete Picos, Guarramillas,...Proseguimos acercándonos a una posición defensiva, con forma de redondel, de altos muros levantados con piedras.

En su extremo oriental, sobre una roca, se encuentra la placa de José Pérez Leatherdale, emotiva placa dedicada al capitán Leatherdale por su hijo.

Continuamos andando hasta Peña Citores, situada a 2181 metros de altitud, dejando unas vistas espectaculares desde varios miradores naturales.

Paco Nieto nos llevó, al norte de Peña Citores, a visitar una zona de trincheras formadas por dos muros de piedras paralelos, muy bien conservados, desde las que se tiene una buena visión de la gran llanura segoviana. Sin duda debió ser un buen puesto de vigilancia de las tropas franquistas, apostadas en el Cerro del Puerco.

A continuación nos dirigimos hacia el Refugio del Cancho, llamado por muchos de Citores, una pequeña construcción en buen estado con una ventana con vistas a los Siete Picos y con una estantería con lectura para entretenerte si te tienes que guarecer de alguna tormenta. Allí hicimos un alto para el Ángelus y la foto del grupo.

Después del aperitivo reanudamos la marcha hacia el Mirador del Cancho, un mirador natural con vistas impresionantes de Valsaín, La Granja de San Ildefonso, Segovia, Embalse del Pontón Alto,…

Ya de descenso, pasamos por las fuentes del Cancho y del Cancho 2, que quedan a la derecha del sendero, la primera fácil de encontrar, la segunda, no tanto.

El descenso, a partir de aquí, se hace un poco abrupto. Seguimos progresando bajo las sombras de los pinos en su mayoría.

Más abajo, dejamos este sendero, para seguir otro que sale a la derecha, en dirección norte, al principio cómodo, con apenas pendiente. 

Al poco, algunos toman un desvío a la derecha para ir a conocer la fuente del Intendente (Carlos R. se conoce todas las fuentes que hay y las que habrá). 

Seguimos por una senda ancha con el suelo lleno de piedras, restos de ramas y canales labrados por el agua, que hacen que tengamos que ir atentos para no caernos, aunque hubo algún que otro resbalón sin consecuencias.

Tras un rato bajando por la Vereda de Peñas Lisas, paramos a comer y a reagruparnos cerca de la pista de Prado Redondillo.

Después del descanso, reanudamos la marcha, proseguimos por la pista asfaltada y un poco más adelante cruzamos el arroyo de Prado Redondillo Tras unos 400 metros, dejamos la pista para desviarnos a la izquierda por un camino, en no muy bien estado, lleno de surcos producidos por la maquinaria y arrastre de los troncos.

Al poco, algunos se desviaron a la izquierda para ir a ver con Carlos R. la fuente Merendera. Seguimos camino de Valsain y tras pasar por un arroyo, a unos 200 metros cruzamos un puente de madera sobre el arroyo Peñalara

De camino al CENEAM, a la derecha de la pista, se halla una charca para refugio de anfibios.

Al poco, cruzamos el arroyo de la Cueva del Monje y enfilamos hacia nuestro destino, no sin antes pasar un pontón y llegar al a meta: el aparcamiento del CENEAM

Este es el trayecto que hizo la mayoría del grupo. Algunos, incluido un servidor y la familia Muñoz en pleno con los peques, nos debimos despistar, antes de llegar al puente sobre el arroyo Peñalara, y seguimos una pista con dirección oeste.

Tras conversaciones con el grupo principal, y dado que llevábamos a los niños, para acortar algo decidimos continuar por el camino erróneo que llevábamos e ir a dar a los Asientos, de donde nos rescató nuestro salvador Jorge M. y nos acercó al bar Las Brasas, donde se estaba celebrando el nacimiento de Carla, la feliz nietecilla de nuestro querido José María, que invitó a todos a festejar el nacimiento de la bonita criatura. Enhorabuena!! Y muchas Gracias!!. Bienvenido al Club de los Abuelos!!!

Acabada la celebración, retornamos a por los coches al punto de salida. Nuevamente Jorge M. se encargo del traslado de conductores al puerto de los Cotos. Muchas gracias Jorge!!

Agradecer a Rosana por la elección de esta preciosa ruta, a Celia por la organización del movimiento de coches, a Jorge porque hizo de transportista en varias ocasiones, a la familia Muñoz porque los peques dan alegría por donde van y a José María por la invitación de su nietecilla. A los demás también, por su compañía!!!

Yo le daría 4,5 sicarias a esta ruta.
Alejandro Reyes


miércoles, 16 de julio de 2025

Excursión 864: El Chorro Grande de la Granja de San Ildefonso

FICHA TÉCNICA
Inicio: La Granja de San Ildefonso
Final: 
La Granja de San Ildefonso
Tiempo: 3 a 4 horas
Distancia: 9,7 Km 
Desnivel [+]: 357 m 
Desnivel [--]: 357 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas/Agua: Sí/Sí
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 19

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta

















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta













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PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RUTA EN WIKILOC

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RESUMEN
A las 9:15, recibo un mensaje de Paz, diciendo: “mi coche se ha perdido en Pozuelo. Estoy en un punto indeterminado, entre La Finca y Somosaguas.

Te mando ubicación, por favor, ven a buscarme”. Cuando Ana R y yo fuimos a su encuentro, había aparcado y nos esperaba con una sonrisa de oreja a oreja.

El viaje hasta la Granja, en el comienzo del camino del Chorro, donde empezaba la excursión, fue muy ameno, pues dimos un repaso a toda la cartelera otoñal de Madrid; Opera, teatro, Sabina, Hauser, presentación de libros…. 

Yo me quedé muy sorprendido del nivel cultural de mis compañeras de coche y paseo. Como vi que empezaba bien el día, al saludar Antonio, le pedí hacer la crónica.

La excursión prometía ser sencilla y fresquita, tanto que unos abuelos, Carlos y Bea, se atrevieron a traer a su nieto Izan, que es un campeón de poca más de tres años y medio, que vino dispuesto a acabar el recorrido por delante de ellos, lo que consiguió, gracias a nuestro gran guía Carlos R.

Nuestra primera meta era llegar a la parte baja del arroyo del Chorro Grande, y así lo hicimos en algo menos de una hora, paseando por un sendero con “sombras húmedas”, como dijo una senderomaga, pues casi todo el rato caminamos junto al arroyo del Chorro.

Una vez allí, después de las obligadas fotos, seguimos subiendo, por la izquierda hasta llegar al arroyo Chico, debajo de Peñas Buitreras. Hasta aquí, el paseo fue muy placentero, y apenas notamos el calor que habían previsto para hoy.

Tras el Ángelus, vino el calor y una fuerte bajada por un cortafuego, conocido como NPI1, hasta llegar a una puerta, cerrada a cal y canto, que nos impidió continuar. Tras buscar una salida, seguimos por el camino Mata de la Sauca, que debe su nombre a los dueños de la finca que tienen todo vallado.

Continuamos hasta llegar tranquilamente a la Granja, a la altura de la fábrica de vidrio. Desde allí nos encaminamos a la Urbanización Caserío de Urgel, donde cogimos nuestros coches, para continuar la fiesta en Torrecaballeros.

En este bonito pueblo segoviano fuimos a inaugurar la que será mejor casa rural de Segovia: “Casa Rural los Hebrero”, donde sus dueños, Lucio y Carolina, nos agasajaron con frescas bebidas y exquisita comida, y nos hicieron pasar un rato muy agradable.

Para redondear la tarde, fueron a vernos las hijas de Angel Vallés, y mi tocayo Marcos Cid les hizo entrega de una bonita pintura, que ellas agradecieron mucho.

Yo creo que, el paseo de hoy y todo lo que le acompañó, se merece 5 sicarias.
Marcos Herrero

FOTOS