miércoles, 29 de octubre de 2025

Excursión 883: Abedular de Canencia desde el Puerto de Canencia

FICHA TÉCNICA
Inicio: Puerto de Canencia 
Final: 
Puerto de Canencia 
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 11,7 Km 
Desnivel [+]: 357 m 
Desnivel [--]: 357m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas/Agua: No/Sí
Ciclable: No
Valoración: 4
Participantes: 15

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta

















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta












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RESUMEN
Quizá por la previsión de lluvia, a las 10:30 nos reunimos apenas 15 senderistas en el área recreativa del puerto de Canencia. Los nueve grados y la ligera niebla no auguraban nada bueno. En ausencia de Antonio, fue Carlos R. quien tomó el mando para llevarnos por una ruta ya conocida, aunque con alguna interesante variante.

No es la primera vez para mí que visito estos parajes. Los he recorrido con sol, con calor, incluso con nieve y, en todas las ocasiones, el entorno parece diferente. El ambiente otoñal, con su pizca de niebla, le da hoy a esta ruta su toque especial.

Entre los saludos habituales, hubo uno que me hizo especial ilusión: una compañera que llevaba tiempo sin venir, volvió a caminar con nosotros. ¡Qué alegría tenerla de nuevo en ruta!

Iniciamos la marcha por el Camino de Miraflores hacia la Peña de los Altares. Para mi deleite, la ruta empieza por una cómoda pista y cuesta abajo, perfecta para caminar sin preocuparse demasiado de dónde poner los pies.

El paisaje, cubierto de helechos anaranjados, está marcado por la presencia del pino Valsaín, inconfundible por el tono asalmonado que va adquiriendo su tronco a medida que asciende hacia la copa. Conocido también como pino serrano, albar, rojo…, tantos nombres tiene como matices su corteza.

Dejamos a nuestra derecha la pradera de Navasaces y llegamos al arroyo del Hueco de los Cortados, reducido a un hilillo de agua. La Peña de los Altares suele ofrecer espléndidas vistas del Valle de Lozoya, pero hoy la niebla se espesa y nuestro guía, con su demostrado buen criterio, decide no continuar por ese camino.

En su lugar, nos adentramos en una senda estrecha que rodea la Peña a media ladera. Ésta no parece ser una senda cualquiera —nos revela el guía—, ya que se pueden ver restos de losas y piedras de gran tamaño colocadas para salvar algún que otro desnivel, así como muros de contención para evitar la erosión del camino que, si bien no se trata de mampostería como tal, sí se aprecia que las piedras han sido cuidadosamente seleccionadas y colocadas. Podría tratarse de un camino tradicional que tiempo atrás conectara Miraflores con Canencia.

Abandonamos la senda, relativamente horizontal, y empezamos a descender por un cortafuegos hasta casi llegar al arroyo de Canencia, que nace precisamente en este mismo puerto.

Continuamos por el PR-28, acumulando ya unos seis kilómetros de bajada y esto empieza a preocupar. Cuanto más bajemos, más habrá que subir.

Tras unas cuantas “zetas”, llegamos finalmente al que parece ser el punto más bajo de nuestra ruta, por donde discurre el arroyo Sestil del Maíllo, afluente del mencionado arroyo de Canencia. Según la RAE, “sestil” significa “sesteadero”, el “lugar donde sestea el ganado”. “Maíllo”, o “maguillo”, es un manzano silvestre.

Estábamos en el ecuador de la excursión y tocaba remontar. Dejamos a un lado el puente de Vadillo, cruzamos la carretera M-629 y, tras nuevas curvas que suavizan la acusada pendiente, alcanzamos la casa forestal de los Collados, una vieja construcción abandonada cuyo porche aún cobija una mesa y banco de madera.

Allí dimos cuenta, con algo de retraso, del tentempié de media mañana y aprovechamos para la foto de grupo.

Reanudamos la marcha hacia el cortafuegos que conduce al collado Bajero y un poco más arriba se alcanza otro collado que, si el anterior era Bajero, éste, con toda lógica, recibe el nombre de collado Cimero. La amenaza de lluvia parecía cumplirse, pero apenas fueron cuatro gotas, insuficientes para que algunos llegáramos a sacar los bártulos para el agua.

Un kilómetro más adelante, el amarillo de las hojas anunciaba la llegada al famoso abedular que da nombre a esta ruta.

A lo largo del ya mencionado arroyo Sestil del Maíllo, se suceden los abedules compartiendo espacio con algunos ejemplares totalmente distintos y ciertamente únicos, como el “Acebo del Puerto de Canencia”, catalogado como “Árbol Singular de la Comunidad de Madrid nº 76”, con unos ciento veinte años de edad.

Cruzamos de nuevo la carretera M-629 a la altura del puente de La Pasada para encontrarnos con el “Tejo de la Senda” que, con un perímetro de 4,10 m y unos 500 años de antigüedad, le hace merecedor de estar catalogado también como árbol singular desde 1992. (Por cierto, en este este mismo blog, en el apartado Enlaces de Interés, hay un enlace donde están recopilados todos los árboles singulares de la Comunidad de Madrid.)

En esta ocasión, falta la placa metálica con la numeración (el nº 229). Afortunadamente, el cartel informativo sigue en pie y en donde se puede leer que “…la madera del tejo fue muy apreciada por su dureza, parecida a la del hierro y a la vez por su elasticidad. Por ello, se empleaba en la construcción de lanzas, flechas y arcos. Las propiedades mortales de casi todas sus partes, junto con su gran longevidad, han dotado a esta especie de misterio, siendo considerados árboles sagrados en muchas culturas europeas”.

Unos pasos más adelante, otro acebo que, si bien no está catalogado oficialmente de ningún modo, lucía racimos de bayas rojas que parecían encenderse en medio del bosque. Unas cuantas fotos con el acebo de protagonista y emprendemos lo que será el último tramo de subida hasta llegar al punto de partida, donde dimos cuenta del bocadillo que, aún intacto, permanecía en nuestras mochilas.

Y allí, grabada en una roca, reza la inscripción: “El camino de la vida siempre pasa por un monte”. Que cada cual lo interprete a su manera.

Por los numerosos encantos a esta otoñal excursión la califico con un 4 sobre 5. 
Fernando DíazH.

FOTOS

miércoles, 22 de octubre de 2025

Excursión 882: De Alameda del Valle al Puerto de la Morcuera por el arroyo de Santa Ana

FICHA TÉCNICA
Inicio: Alameda del Valle 
Final: Puerto de la Morcuera
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia: 14,1 Km 
Desnivel [+]: 669 m 
Desnivel [--]: 27 m
Tipo: Sólo ida
Dificultad: Alta
Pozas/Agua: Sí/Sí
Ciclable: No
Valoración: 
Participantes: 26

MAPAS 
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PERFIL
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miércoles, 15 de octubre de 2025

Excursión 881: Castañar de La Angostura de Piedralaves

FICHA TÉCNICA
Inicio: Piedralaves
Final: Piedralaves
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 12,8 Km 
Desnivel [+]: 635 m 
Desnivel [--]: 635 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas/Agua: Sí/Sí
Ciclable: No
Valoración: 4
Participantes: 17

MAPAS 
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RESUMEN
Antonio y Carlos nos convocaron para realizar esta ruta por el pueblo de Piedralaves, en la provincia de Ávila.

Este pueblo se encuentra a 95 km de Madrid y a 85 km de Ávila. Está situado en la vertiente sur de la Sierra de Gredos, a unos 770 metros sobre el nivel del mar, aunque en su término municipal hay alturas que sobrepasan los 1.800 m.

La situación de Piedralaves, al sur de la Sierra de Gredos, junto con su altitud media y el clima, condiciona su paisaje. Se pueden contemplar distintos tipos de vegetación que se escalonan en función de la altitud.

Por encima de los 1.800 m la vegetación dominante son los piornos, enebros rastreros y cambrones. En la zona situada entre los 900 y los 1.700 m aproximadamente, predominan el roble melojo o rebollo, el pino resinero y los castaños.

Pero centrémonos en la marcha. Comenzamos a andar junto a la Charca de la Nieta, unas piscinas naturales llamadas así porque junto a ellas crece una planta que los habitantes de la zona conocen como la Nieta. Es bastante profunda, gracias a un muro de contención que se amplió en los años 50 para el azud de un molino cercano.

Junto a ella, se encuentra la Charca de la Abuela, es más pequeña y tiene poca profundidad, vierte sus aguas a la principal a través de una pequeña cascada.

En verano se permite el baño y cuenta con un chiringuito para tomar un refrigerio.

Estas piscinas se nutren del agua que baja por una garganta llamada Nuño Cojo.

Continuando el recorrido, pasamos junto a una fuente y una piedra labrada con un escudo con distintivo forestal y una inscripción con las letras “M.P.N. Nº 20, ÁREA RECREATIVA CASA FORESTAL”. 

Cruzamos un puente de madera, sobre la garganta Nuño Cojo, y nos incorporamos a un sendero situado en la parte izquierda de la garganta, que sube empinado y discurre paralelo a ella, entre abundante vegetación de pinos, castaños, robles soberanos, como el llamado de los Manaderos, y helechos, que en algunos tramos entorpecen el paso.

La subida resultó algo dura —pues a algunos ya nos pesan los años— hasta llegar a un punto en el que la presa del pantano quedaba debajo de nosotros, por lo que hubo que descender un desnivel con cierta dificultad.

Al llegar a la pared de la presa del Horcajo, comprobamos que contenía muy poca agua, debido a la sequía que padecemos en los últimos meses, al menos en la zona centro de la península.

Aún así, las vistas desde este punto eran espectaculares: como telón de fondo, las laderas de la Sierra de Gredos y el valle donde, según Carlos, existe un pozo de la nieve.

Posteriormente nos incorporamos a la pista forestal que sube desde el pueblo. A unos metros hicimos una parada para tomar el tentempié —o ángelus— de media mañana. Reanudamos la marcha y, más adelante, junto a una fuente llamada La Piviana, nos encontramos con unos gigantescos robles (Quercus pyrenaica), en una zona denominada Los Manaderos. Algunos de estos ejemplares tienen un perímetro de tronco de unos 6 metros y una altura de unos 20; parece ser que su edad ronda los 700 años.

Siguiendo el camino, unos metros más adelante nos desviamos a la izquierda para tomar una senda que nos llevó a toparnos con unos pinos cascalvos plateados, pinos laricios (Pinus nigra) de dimensiones impresionantes.

Tal era el diámetro de uno de ellos que cinco chicas tuvieron que juntarse para poder abrazarlo. Estos pinos, según se cuenta, se utilizaban para construir los navíos de la Armada Invencible.

Regresamos a la pista principal y, continuando por ella en un suave ascenso, llegamos al Castañar de la Angostura. Como estábamos en otoño, disfrutamos de sus colores y recogimos alguna castaña caída al suelo. Aquí hicimos la parada para comer.

Después de pasar el castañar y antes de llegar al mirador de El Riscazo, atravesamos la llamada Era de los Collados, que recibe este nombre por ser, antiguamente, una zona de sembrados. El mirador, situado junto a un refugio resinero, El Horcajo, es utilizado para el despegue de parapentes, por ser una atalaya natural con unas inmejorables vistas.

Desde el mirador se aprecia parte del valle del río Tiétar, y junto a unas rocas hay un cartel con una fotografía que indica los picos que se divisan desde ese punto. Sobre esas mismas rocas, Jorge nos deleitó con su característica postura del equilibrio.

Continuamos descendiendo hasta encontrar otro refugio resinero, La Casera el Lomo, y, a unos metros, un chozo construido con piedra y paja.

Seguimos por la senda hasta incorporarnos a la pista asfaltada, y continuamos por ella hasta desembocar en una pradera con un gran pilón conocido como El Coladillo.

Una vez atravesada la pradera, entre rocas, vuelve a aparecer el camino para iniciar la bajada por una acusada pendiente y terreno suelto que hizo resbalar a más de uno.

Llegamos a una pista donde se encuentra una fuente, la conocida como fuente del Pajar de Curito. Continuaremos por un tramo asfaltado con fuerte pendiente hasta llegar a los coches, tras varias revueltas, atroches y pasar junto al Campamento de Piedralaves.

Antonio propuso que las cervezas las tomáramos en Sotillo de la Adrada, en el bar La Laguna, así que hacia allí nos dirigimos para disfrutar de un refresco bien merecido.

Ha sido una marcha con paisajes y un colorido otoñal espectaculares, por lo que le otorgo 4 sicarias.
Enrique Cid


FOTOS

miércoles, 8 de octubre de 2025

Excursión 880: El Montón de Trigo desde las Dehesas de Cercedilla

FICHA TÉCNICA
Inicio: Las Dehesas. Cercedilla
Final: Las Dehesas. Cercedilla
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 13,3 Km 
Desnivel [+]: 805 m 
Desnivel [--]: 805 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas/Agua: No/Sí
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 15

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta


















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














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RESUMEN
El punto de encuentro de esta ruta era el aparcamiento de Casa Cirilo en las Dehesas de Cercedilla, que en esta época es gratuito entre semana. Nos saludamos y comenzamos nuestra ruta los 15 senderomagos presentes, guiados por Carlos R.

Nada más comenzar, realizamos la foto de grupo llegando al puente del Descalzo, a sabiendas de que dos senderomagos van a hacer una ruta alternativa, menos exigente.

Iniciamos el recorrido dejando a la derecha la Aventura Amazónica, una zona recreativa con tirolinas y demás actividades de entretenimiento.

Por el Valle de la Fuenfría, podemos ascender al puerto por distintos caminos señalizados con círculos de distintos colores en los árboles, que en ciertos tramos se solapan o se cruzan: Calzada romana: de color verde; Calzada Borbónica: blanca; Camino Viejo de Segovia: morado; Camino Schmid: amarillo y Carretera de la República: azul

Nosotros ascenderemos por la Calzada Romana de la Fuenfría (Vía XXIV) y llegaremos al Puerto de la Fuenfría, que con 1796m será nuestra primera etapa del ascenso al Montón de Trigo. La Calzada Romana unía Segovia con Miacum (Collado Mediano) y Toledo. Se construyó en la época del emperador Vespasiano (entre los años 69-79 d.c.)

En los árboles se pueden ver unos círculos que ayudan a los senderistas a seguir las diferentes rutas. Nosotros comenzamos por la ruta de los círculos verdes, que nos guiarán por la calzada romana.

Llegamos al puente del Descalzo, que se construyó en 1728 en época de Felipe V para salvar el arroyo de la Fuenfría. Aquí dos senderomagos deciden realizar otra ruta alternativa y pasamos de ser 15 a 13.

Cerca del puente del Descalzo, en el margen izquierdo del arroyo, encontramos una cruz que simboliza el lugar donde parece ser que se produjo la ejecución durante la guerra civil española, por unos milicianos, del que había sido alcalde de Cercedilla desde el 8/12/1934 hasta el 22/2/1936 Don Teodoro Sáenz de Miera Carralón.

Algunos tramos coinciden con el Camino de Santiago de Madrid, ya que se pueden ir viendo las flechas amarillas de la etapa 4 que va desde Cercedilla hasta Segovia.

Llegamos a la Pradera de los Corralitos, que es el único lugar del recorrido donde coinciden 4 de los caminos al puerto de la Fuenfría y aquí nos desviamos para ver el Chalet de Peñalara, que está en un lamentable estado de ruina.

Fue construido en 1917-1918 como refugio –alojamiento de montaña para la Real Sociedad Española de Alpinismo Peñalara.

Tuvo actividad hasta los años 90 y empezó su deterioro hasta quedar en el penoso estado que tiene actualmente.

Por estos lugares pudimos apreciar algún asustadizo corzo corriendo.

Volvemos otra vez a la pradera de Corralitos. Aquí hay varias sendas y seguimos por la Calzada Romana. Vimos dos restos de construcciones romanas. Más adelante nos cruzamos con el Camino de Schmid.

Este camino une el Puerto de Navacerrada con el Albergue de Peñalara, que acabamos de ver, y fue señalizado por el austriaco Eduard Schmid en 1926.

Continuamos el ascenso hacia el puerto de la Fuenfría. La mayoría subimos por la Calzada Borbónica, mandada construida en el siglo XVIII por Felipe V, primer rey de la dinastía Borbónica, como vía de acceso al Palacio de la Granja desde Madrid. Su trazado es mucho más vertical que la calzada romana.

Subiendo llegamos hasta el Puerto de la Fuenfría a 1796 m. de altitud, donde paramos a hacer el Ángelus.

A nuestra izquierda tenemos el Cerro Minguete, con 2026 metros de altura. Aquí arriba Flor nos comentó que hizo con su hijo vivac alguna noche, ya que hay algunos abrigos de piedra pero sin techo. La mayoría coronamos el cerro e hicimos las fotos de rigor.

Desde aquí se puede apreciar la majestuosa pirámide del Montón de Trigo, que culmina en los 2161 m.

Aunque cuesta subirlo merece la pena, pues las vistas son espectaculares.

Se pueden ver: la Mujer Muerta, Segovia, Peñalara, las Cabezas de Hierro, Guarramillas, la Maliciosa, embalse de Navacerrada, la Peñota, Abantos y muchos más que Carlos no paraba de enseñarnos. Todo este entorno nos inspiró para pasar más tiempo y ponernos a comer.

Bajamos por la otra vertiente por un pedregal sin camino señalizado, que superamos como pudimos hasta llegar de nuevo al collado Minguete y de ahí fuimos descendiendo hasta el Puerto de la Fuenfría, donde iniciamos el descenso por la Carretera de la República, camino también conocido. en algunos tramos, como Puricelli, cuya denominación proviene del nombre de la empresa que inició las obras de una carretera que uniría Madrid con Segovia, atravesando el Valle de la Fuenfría.

Esta obra se inició durante la 2ª República y fue paralizada en 1936. Seguimos por ella hasta llegar al Mirador de la Reina, que tiene unas vistas estupendas. Desde aquí vimos el pico Majalasna hacia el sureste y el pico Somontano, que son parte de los Siete Picos.

Seguimos hasta la fuente de Antón R. Velasco donde reponemos de agua las cantimploras y cerca de allí bajamos por el Camino Schmid. Bajando por la senda llegamos a la Ducha de los Alemanes, que es un salto de agua en el arroyo de la Navazuela y que apenas tenía caudal.

Está situada en un entorno rodeado de tejos. Siguiendo el sendero vimos otras cascadas más pequeñas pero bonitas. Pasamos por el puente de Masoto el arroyo de la Navazuela y continuamos descendiendo.

Y de allí al parking donde estaban las dos senderomagos esperándonos para tomar un refrigerio.

Quisiera agradecer a Carlos R. la información facilitada para la realización de esta crónica.

Doy a esta ruta la calificación de 5 Sicarias.
Carmen Martín Jiménez