Inicio: Peña Aguda
Final: Laguna de la Cascada
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 13,3 km
Desnivel [+]: 393 m
Desnivel [--]: 408 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua: Sí
Ciclable: En parte
Valoración: 5
Participantes: 20
MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta
PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta
TRACK
PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
* Mapa 3D (archivo kmz)
RUTA EN WIKILOC
RUTA EN WIKILOC
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RESUMEN
RESUMEN
Era nuestro segundo día en la zona de
Urbión y nuestro segundo día de lagunas. Por añadidura, íbamos a conocer
nuestra segunda laguna Negra, esta vez la de Neila. Aunque el plan era acceder
con los coches desde el pueblo homónimo, antes de salir de Quintanar de La
Sierra tuvimos que desviarnos por un camino alternativo por obras en la
carretera, con tan buena fortuna que este acceso nos llevó directamente a las
lagunas en un relajado ascenso por el pinar, amenizado con el colorido de los
brezos en flor y hermosas vistas de la sierra de La Demanda en lontananza.
Una vez en el aparcamiento más elevado
de la zona, tocaba seguir las indicaciones de Juan, quién en un apacible
recorrido nos fue mostrando todo el entorno, comenzando por una perspectiva a
vista de pájaro de la laguna de La Cascada.
Avanzando algo más llegamos a la laguna
Larga, de escasa profundidad pero muy resultona enmarcada en la cornisa de un
amplio circo glaciar y con el cielo azul de fondo.
Tal era su atractivo que
allí se hizo la foto de grupo. Pero, nada más sobrepasarla y contemplar sin
previo aviso la laguna Negra, nuestros numerosos fotógrafos no pudieron sino
sucumbir ante tal encanto.
Así se explica que, cuando el grueso del “pelotón”
ya la había rodeado y estaba subiendo por un sendero hacia la cornisa, aún
Carlos no había llegado; acompañado de Javier B. andaba en busca de su móvil
perdido entre la maleza. La buena noticia fue que el aparato apareció
finalmente.
Según ascendíamos el viento azotaba los
rostros, sobre todo al asomarse a los balcones naturales sobre las lagunas,
pero el efecto visual sobre el agua era precioso: Parecía que miles de
estrellas centelleaban sobre su superficie. Esto obligaba, caminando por la
cumbre, a buscar las zonas más resguardadas alejándose de la cresta de la
montaña. Como el hambre ya apretaba y se agradecía el calorcito al abrigo de
los vientos, fuimos tomando el tentempié en grupos, recostados sobre el suelo
mientras mirábamos el paisaje desde el otro lado de la montaña, adivinando
sierras distantes y pueblos perdidos.
Continuamos así un buen rato, con paso
sosegado, hasta situarnos sobre las lagunas de Los Patos y Brava. Desde aquí,
con las lagunas a nuestros pies, Neila en el fondo del valle y los picos de La
Demanda y el de Urbión como telón de fondo, el espectáculo era sublime, tanto
que Santiago se juró traer a Belén a este lugar para enamorarla aún más, si
cabe.
Unos pocos tuvieron que volver a buscar
otro objeto perdido (y es que la belleza embota los sentidos), esta vez sin la
suerte de Carlos. Mientras, el resto fueron accediendo en rápido descenso a las
orillas de la laguna Brava, donde se acordó tomar el bocata. Incluso tres de
nuestros bravos se atrevieron a darse un bañito refrescante, mientras Rosa y
Ángel se perdían por la orilla opuesta en busca de emociones.
Aunque ya sólo quedaba un corto trayecto
hasta los coches, después de la comida se hizo un poco cansino. Aun así, unos
cuantos nos desperezamos rápidamente azuzados por el reto de subir al picuruto,
próximo al aparcamiento, de la caseta de los guardas forestales (Peña Aguda).
Parecía que ya había concluido la
excursión, pero ¡quiá!: Bajamos en los vehículos en dirección a Neila para
dejarlos enseguida aparcados a la vera de un bonito camino que nos llevó hasta
la Laguna de La Cascada.
Por allí merodeamos un buen rato: Algunos se quedaron
a la orilla, como Rosa y Ángel que se “perdieron” de nuevo; otros nos
encaminamos a la Ladera de los Tejos, donde conseguimos ver 3 ó 4 de ellos y
descubrimos la encantadora cueva de Los Potros, refugio en su día del cura
Merino, pesadilla de las tropas de Napoleón.
De regreso a Duruelo paramos
en la explanada de la ermita de Nuestra Señora de Revenga, cerca de Regumiel,
un estupendo paraje para reponerse con las cervecitas de rigor entre risas y
algarabía.
Habiendo resultado un día tan redondo,
Madi no puede por menos que otorgar 5 hermosas sicarias para solaz de todos.
Melchor
FOTO REPORTAJES
* Foto reportaje de Francisco Nieto
* Foto reportaje de Francisco Nieto
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