Inicio: Pto de la Quesera
Final: Riaza
Tiempo: 6 a 7 horas
Distancia: 17,8 km
Desnivel [+]: 798 m
Desnivel [--]: 1.281 m
Tipo: Sólo ida
Dificultad: Media
Dificultad: Media
Pozas y agua: No
Ciclable: No
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 18
MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta
* Mapas de localización y 3D de la ruta
PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta
TRACK
Pensé que la sorpresa de ser el cronista de turno se tenía
nada más llegar, antes de iniciar la ruta, gran error, a mitad de la excursión
te pueden sorprender, y fue así como me dio la noticia Antonio, cuando menos lo
esperaba. En un primer momento me negué “no tengo tiempo”, pero Paco N. me
convenció “es cosa de media hora, somos pocos, es fácil etc, etc” así es que
aquí me tienen de cronista por un día.
La convocatoria decía “dadas las buenas perspectivas meteorológicas
vamos a ver algo de la preciosa excursión que dejamos inacabada al principio
del pasado invierno”, en la excursión 208 para ser exactos.
Efectivamente las condiciones
meteorológicas eran muy buenas, con sol toda la ruta, en algún momento alguna
brisa fresca, las hermosas vistas también, que esta vez sí pudimos disfrutar
los 18 senderomagos que nos reunimos en la Plaza de Riaza a las 11 de la mañana,
una hora un poco tarde para lo que nos tiene acostumbrados.
Algún comentario se escuchó por los pocos que veníamos siendo últimamente… “a este paso las rutas serán solo de 5 senderomagos como a los inicios”, “habría que llevar la contabilidad y a quien falte a más de 10 excursiones seguidas se le da de baja y se readmite el ingreso de chicos”, “a pesar de no especificar los kilómetros y desnivel cuánto rajado hay“, “hoy no ha venido ninguno del Atleti, ¿por qué será?”.
Algún comentario se escuchó por los pocos que veníamos siendo últimamente… “a este paso las rutas serán solo de 5 senderomagos como a los inicios”, “habría que llevar la contabilidad y a quien falte a más de 10 excursiones seguidas se le da de baja y se readmite el ingreso de chicos”, “a pesar de no especificar los kilómetros y desnivel cuánto rajado hay“, “hoy no ha venido ninguno del Atleti, ¿por qué será?”.
No sé si Antonio
omitió decir los kilómetros que estaban previstos (aunque eso es sólo un decir, luego hacemos
los kilómetros que él estima oportunos), ni el desnivel que tendríamos que
hacer, ¿a propósito o porque se le “pasó”?.
Desde Riaza, subimos en parte de los coches hasta el puerto
de la Quesera, ¡qué diferencia con la vez anterior!, sin niebla ni hielo y con
una temperatura muy agradable. Efectivamente podíamos admirar el paisaje nada
más empezar a subir a mano izquierda el Hayedo de la Pedrosa, qué por estas fecha no ofrece los colores ocres
del otoño, pero sí los incipientes verdes de la primavera.
Tras ascender unos 200 metros, alcanzamos la primera de las cimas
que Juan, nuestro guía de hoy, nos tenía preparadas, la Peña la Silla (1.935 m),
desde la que divisamos gran parte de los que tendríamos que recorrer, algunas
con neveros, reliquias de nieve del reciente invierno.
A partir de aquí todo fue un baja sube, baja, descendiendo
al Collado de la Lagunilla (1.781 m), ascendiendo al Alto del Parrejón (2.013
m), dominado por un enorme hito de piedras, donde poco antes tomamos el
aperitivo, más tarde de la habitual hora del
Ángelus, por el retraso del inicio, pero, para compensar, incluyendo palmeritas y hasta patatas fritas de Carlos.
Desde allí, descendimos
al Collado Cervunal (1.932 m), subimos al Alto del Cervunalillo (2.016 m),
bajamos al Collado de la Buitrera (1.983 m) y ascendimos hasta alcanzar el
vértice geodésico de la Buitrera (2.045 m), que además da nombre a la cuerda
que seguíamos, en resumen, que venga pa’rriba venga pa’bajo, algunas pa’bajo un
poco complicadas entre riscos que nos hacía
aminorar la marcha y a algunos poner culo a tierra para evitar caídas,
los bastones nos sobraban.
I
ntentábamos recordar si era la misma ruta que hicimos al inicio del invierno, alguna parte si, otras no.
Qué diferencia entre una ruta y otra, en la anterior no veíamos más allá de unos metros y teníamos que tener cuidado de no separarnos mucho para no perdernos y en esta una luz y paisaje preciosos, viéndonos todos a la distancia. La anterior con frío, mucho frío. Esta ya algunos con manga corta.
ntentábamos recordar si era la misma ruta que hicimos al inicio del invierno, alguna parte si, otras no.
Qué diferencia entre una ruta y otra, en la anterior no veíamos más allá de unos metros y teníamos que tener cuidado de no separarnos mucho para no perdernos y en esta una luz y paisaje preciosos, viéndonos todos a la distancia. La anterior con frío, mucho frío. Esta ya algunos con manga corta.
Todo el camino íbamos rodeando Riaza pero por las cumbres. De
oeste a este se veía Riofrio de Riaza, y su embalse cercano, los coches en el puerto de la Quesera, el
Pico del Lobo, la Centenera, el Ocejón, el
hayedo de la Tejera Negra, Sierra de Pela, Alto Rey y al fondo los picos de
Urbión, todo ello aderezado de un sinfín de contrastes de colores, ¿se necesita
algo más para sentirse como en el cielo?.
Pues había más, continuamos descendiendo a la Pradera de
Zópegado (1.896 m), donde después de tanta montaña rusa paramos a comer el
bocadillo campestre con patatas de Carlos, palmeritas y chocolate alemán
cortesía de Mari Angeles. Se echó de menos las botas de José Luis y Santi, aunque ahí estaba Jesús C. con su botellita
de agua rellena de vino. Luego seguimos hacia la Ermita que según el GPS de
algunos marcaba hacia abajo, pero no,
Juan decía que hacia arriba (el GPS no se equivocaba, pero nos faltaba ver alguna
sorpresa más de esta ruta).
Ascendimos al Portillo de los Lobos (1.908 m) y el Cerro
Fontarrón (1.939 m), descendiendo al Cerro Gordo (1.906 m) y al Collado Cimero
(1.780 m), subiendo hasta el vértice geodésico del Merino (1.799 m), desde cuya
cumbre nos preguntamos si Juan estaba contratado para comprobar que seguían ahí
los vértices geodésico o estaba haciendo un calentamiento para la excursión a
los Picos de Urbión.
Ahí está la cámara de Antolín que la estrenó en esta
excursión, y nos servirá como documento gráfico “lleva ya tomadas como 200
fotos” ,”puede ampliar hasta 60 veces” casi la pierde, casi la golpea ,afortunadamente
todo se quedó en casi. Antolin además hizo uso del botiquín cuando Juan sufrió
un corte en un dedo con una afilada piedra ayudando a bajar al resto entre los
riscos del pico Merino (1.799 m), que tuvimos que destrepar por un estrecho hueco.
Tras el complicado descenso, llegamos al cerro donde hay
instalada una gran cruz que contempla Riaza desde sus 1.735 metros de altura,
aunque no todos nos acercamos a verla, pero hubo quien sí lo hizo, y buscando
el descenso se rezagó del grupo, “está Enrique ahí abajo”?, Siiiiii fue la
respuesta, Oh sorpresa al reunirnos todos en el Collado de la Fuente, ¡¡¡Enrique
no estaba!!!. Interrogatorio y tirón de
orejas del boss “quién dijo que sí?”, todos orejas gachas . Venga, unos a volver a buscar a Enrique. Menos
mal que el reencuentro fue rápido, pero aún así le tocó invitar las cervezas
por la espera y despiste.
Desde el collado iniciamos el descenso hacia la Ermita de la
Virgen de Hontanares (1.420 m), y anda que si bajamos, en la Ermita había mucha
zona recreativa, máquina de bebidas y bar, pero vacía y cerrado. Se aprovechó
unos minutos para disfrutar de un descanso. Aquí Antonio seguía comiendo su
sándwich, por lo visto en esta excursión le sobraba alguno……claro! el de Teo y
Lucas, que no vinieron.
Continuamos descendiendo, ahora de forma muy suave, por la
Dehesa hacia Riaza. El último kilometro y medio fue por carretera, ya no había
forma de ir por el campo.
Llegamos a la plaza de Riaza a por las merecidas cervezas y
coca colas, todos ubicados movimos mesas, sillas todo dispuesto…..¿¿¿Donde está
Enrique???!!!!! Un grupo se había adelantado y estaban en el bar de al lado y
Enrique con ellos, así es que tuvimos dos grupos de cervezas. Patatas de Carlos
y palmeritas (hay que ver lo que cundieron).
Paco C. por su marcha
centenaria, invito junto con Enrique ,
por perderse , a las cervezas. Muchas gracias.
Para cerrar esta
excursión con broche de oro compramos unos torreznos y unas morcillas
buenísimas en una tienda situada en la plaza.
¿Cuantas sicarias le
damos? pues 5 por lo bonito de la ruta, ¡qué vistas! el tiempo agradable, el
sube y baja, la buena y agradable compañía, un 5, ¡si un 5!, lo máximo.
Ana María Chini
FOTO REPORTAJES
* Foto reportaje de José María Pérez
* Foto reportaje de José María Pérez
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