Inicio: Truchillas
Final: Truchillas
Tiempo: 7 a 8 horas
Distancia: 18,4 Km
Desnivel [+]: 955 m
Desnivel [--]: 955 m
Tipo: Circular
Dificultad: Alta
Pozas/Agua: Sí/Sí
Dificultad: Alta
Pozas/Agua: Sí/Sí
Ciclable: En parte
Valoración: 5
Participantes: 34
MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta
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PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta
RUTA EN WIKILOC
* Ver esta ruta en Wikiloc
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RESUMEN
El sábado amanece plomizo y fresco. A las 9.30 subimos al autobús, camino de Truchillas, en la comarca de La Cabrera. Como ya nos habían advertido, el autocar nos dejó a la entrada del pueblo, pues lo angosto de sus calles, no le permite pasar.
A las 11.15, iniciamos la marcha en dirección al Lago. Dos kilómetros de carretera, y ya enfilamos el camino que discurre en sus primeros kilómetros, paralelo al arroyo Lago. Antes de cruzar el riachuelo una parada para agruparnos y repostar. A partir del puente de madera el camino se convierte en sendero y Antonio nos da permiso para subir cada uno a su ritmo.
El sendero serpentea entre piedras y matorrales. Cruzamos otro arroyo y ya se intuye el tramo más duro de la subida.
El cielo sigue cubierto y eso ayuda a subir sin agobios. Arriba contemplamos el valle que se abre y muestra los dos macizos rocosos que lo flanquean.
La senda cruza unas praderas algo encharcadas y vuelve a meterse en la falda del monte. Media hora y de repente….aparece el lago Truchillas en un recodo, escondido y en silencio.
Las fotos de rigor y buscamos acomodo para degustar las viandas que cada uno ofrece generoso. El producto estrella son los “tomates secos” del amigo Luis. Todo regado con el vino que siempre sube Jesús en una bota de Rueda.
Las nubes se agitan con el viento, pero ni una gota. El lugar invita a quedarse allí todo el día, pero...a las tres volvemos a emprender la marcha.
Unos regresan por el mismo camino y los demás continuamos la subida hacia el pico Vizcodillo. Sorteamos los bravos regueros que bajan hacia el lago y siguiendo el sendero jalonado de matorrales avistamos la cumbre.
A nuestra izquierda la falda del peña Negra, se muestra tapizada de violetas y amarillos.
Ángel y Julián se destacan y pisan la cumbre cerca de las 3 de la tarde. Reagrupamiento de los dieciséis valientes, unas fotos y a recrearse con las preciosas vistas del valle de Sanabria donde destaca el azul del lago de su mismo nombre.
Las nubes están a nuestra altura y dificultan la ruta a seguir en dirección a la laguna Malicioso. Gracias a Julián y su Garmin atinamos a iniciar el descenso. Aparece una fina lluvia que nos hace sacar el chubasquero, pero tras cruzar un trecho de matorral bajo, aparece la laguna imponente y cautivadora.
La bajada hasta la orilla es complicada por el fuerte desnivel y las rocas que están mojadas. Cada uno toma sus precauciones hasta alcanzar el sendero que la bordea, los reflejos en el agua de la multicolor ladera son impresionantes.
Y es aquí cuando Paco Nieto me adjudica la crónica de la ruta, que él ya hace las fotos, muchas y buenas, por cierto.
Agrupamiento, fotos, un trago y descendemos por un sendero pedregoso que baja paralelo al torrente por el que desagua la Malicioso. Un largo descenso nos acerca al pueblo de Truchillas, de nuevo. El otro grupo ya nos esperaba en el bus, para volver a Astorga.
Nos tenemos que “saltar” la visita prevista al pueblo de Villar del Monte. La mayoría tenemos el corazón blanco y esta noche hay que estar dispuestos a las 8.30 para no perderse el Juventus-R. Madrid.
Pero antes hay que pasar por casa de Jesús Cordero, en San Justo, dónde nos espera una merendola de aúpa: corre la cerveza para degustar una superempanada y un buen surtido de embutidos caseros.
Vamos, vamos, que hay que pillar sitio delante del televisor. Ducha rápida y ¡¡¡al ataque!!!
Por Dios, que no haya prórroga que se nos enfría la cena. Todo fue según lo previsto por Z. Zidane y a las 10.30 nos sentamos a disfrutar de las viandas que tan bien nos sirvieron en el hostal La Paz. El ambiente era festivo: los motivos eran obvios. Cerca de la una de la madrugada aún sacamos fuerzas para escuchar en la discoteca a Carlos Huerta, “El Solito Trovador”, que nos amenizó la velada con sus canciones y sus historias parisinas. Para acabar, algo conocido y nos lanzamos a la pista a echar un baile y despedir el día por todo lo alto.
Por todo esto, bien se merece esta excursión 5 sicarias y 12 copas de Europa.
J.I. Martínez
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