jueves, 21 de marzo de 2019

Excursión 453: Las Ermitas de Córdoba

FICHA TÉCNICA
Inicio: Córdoba
Final: Córdoba
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 15 Km
Desnivel [+]: 412 m
Desnivel [--]: 412 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: No
Ciclable: Sí
Valoración: 4
Participantes: 30

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta

















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta




TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
Mapa 3D (archivo kmz)

RUTA EN WIKILOC
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RESUMEN
Organizar una salida del grupo para realizar excursiones por mi tierra me dio la doble satisfacción de poder compartir con el GMSMA lugares por los que he pasado mil veces y, de otra parte, descubrir sitios a los que siempre había querido ir.

Y así fue como casi cuarenta senderomagos se animaron a acompañarme en estas aventuras por Córdoba y algunos de los maravillosos rincones que encierra su geografía.

Tras el viaje desde Madrid, ya fuera en AVE o en coche, nos habíamos citado 30 participantes a las 15:00 en la puerta del hotel Córdoba Center, para arrancar desde allí una ruta semiurbana que nos llevaría a unos de los más privilegiados miradores de la Sierra de Córdoba, como son las Ermitas, que albergaban cobijo para los eremitas que se retiraban a ellas en el paraje conocido como Cerro de la Cárcel en el Desierto de Nuestra Señora de Belén, para meditar y llevar una vida de austeridad.

Con algo de retraso por esperar a los últimos llegados, echamos a andar por la amplia avenida, resultante del soterramiento en 1994 de las vías del ferrocarril que desde 1859 dividía en dos la ciudad y estrangulaba su crecimiento.

De camino a la estación del AVE, divisamos a la izquierda el remozado edificio de la antigua estación, reconvertido en sede de RTVA, desde ella había salido decenas de veces para Madrid, cuando me fui a estudiar allí. Aún recuerdo el ambiente y ajetreo de su andén y los interminables viajes de noche, que se me hacían eternos.

Al alcanzar la glorieta de la nueva estación, continuamos a la derecha, por la avenida de Nuestra Señora de Trassierra y callejeando llegamos al Camino del Patriarca, que seguimos a la izquierda hasta internarnos en el espléndido encinar que se alza a los pies de la sierra.

Siguiendo varios senderos ascendentes, cruzamos en dirección noreste el precioso encinar engalanado con un sorprendente manto verde y jaras en flor que ni por asomo muchos esperaban encontrar, hasta enlazar por su extremo más occidental con la conocida Cuesta del Reventón, que une la ciudad con las Ermitas.

Éste fue el camino escogido por parte de los piconeros para acercar el picón a la ciudad. Se inmortalizó en la memoria cordobesa con el villancico de Ramón Medina "La Cuesta del Reventón".

No se sabe exactamente el origen del nombre, aunque se achaca a un incidente ocurrido durante la visita de Alfonso XIII a Córdoba en el año 1904. Durante la subida por esta cuesta, su caballo reventó del esfuerzo al trepar por este empinado sendero, que asciende en 2 kilómetros casi 200 metros de desnivel.

A 500 metros del inicio, sale a la derecha la llamada Cuesta de los Pobres, que en poco más de un kilómetro sube a las Ermitas; en otras palabras, que tiene el doble de pendiente que la del Reventón, lo que debió de animar a algunos a seguir por ella, el resto más cautelosos, me siguieron.

Afortunadamente, la cuesta da un par de treguas, una al llegar al mirador de Antonio López, en el que una placa recuerda su inestimable labor en la recuperación de los caminos y vías pecuarias de Córdoba. En este mirador de magníficas vistas nos hicimos la foto de grupo, sin la presencia de nuestro Antonio López y sus seguidores, que se habían ido por la cuesta de los Pobres.

Al poco, otro mirador nos vuelve a dar un respiro en el ascenso y, tras una cerrada curva, que salva por un puente de madera un arroyo, alcanzamos la carretera CO-3314 que nos llevó, entre cruces de piedra del vía crucis hasta la entrada del conjunto de las Ermitas de Nuestra Señora de Belén, tras acortar la última curva por la senda de la fuente.

Previo pago de 1 € por cabeza, tarifa de grupo, entramos en el recinto, visitando cada cual a su aire las ermitas de Santiago y La Magdalena, donde se puede uno hacer una idea de lo austera que era la vida en ellas. Una colección de fotos antiguas y documentos antiguos decoran sus paredes. Por un largo corredor accedimos a la iglesia, que tiene un interior sorprendente y de gran belleza.

La primera de las ermitas fue construida en el año 1703. El último ermitaño falleció en el año 1957, estando actualmente al cargo de la misma la congregación de los Carmelitas Descalzos.

Después nos dirigimos al amplio mirador llamado Balcón del Mundo, donde se tienen unas espectaculares vistas tanto de la ciudad de Córdoba como de la campiña cordobesa y toda la vega del río Guadalquivir.

En el año 1929, se instaló en la parte superior del mirador el Sagrado Corazón de Jesús, imponente escultura, que gracias a la iluminación que tiene, se constituye en el único punto luminoso de la sierra cordobesa visible desde la ciudad de Córdoba.

Como curiosidad, en el año 1969 un rayo lo destruyó y. tres años más tarde, cuando estaba a punto de inaugurarse, un nuevo rayo lo decapitó y hasta el 4 de julio de 1986 no fue de nuevo restaurado.

En un extremo del mirador, donde la explanada se asoma al antiguo acantilado conocido como Rodadero de los Lobos, se alza una desnuda cruz y, junto a ella, el sillón de piedra que mandó instalar en 1803 un prelado caprichoso, Pedro Antonio de Trevilla, por lo que se le conoce como “sillón del obispo”. Siguiendo una antigua tradición, las muchachas casaderas toman asiento en él con la esperanza de encontrar al hombre de su vida, así es que ya sabéis, las que os sentasteis en él.

La comunidad de ermitaños de las Ermitas siempre fue muy bien tratada y considerada por su labor social, como las comidas que diariamente ofrecían a los pobres a medio día. De hecho, la Cuesta de los Pobres, la bifurcación de la Cuesta del Reventón, fue denominada así por el reguero de pobres que acudían diariamente por ella a comer el potaje de habas de su propia cosecha que preparaban para ellos los ermitaños. Cada primavera, junto con la Fiesta a su Patrona Nuestra Señora de Belén, se celebra la conocida Fiesta de las Habas que rememora esta práctica.

Es de destacar la labor de la Asociación Amigos de las Ermitas, que gracias a sus aportaciones han logrado, desde el año 1983, restaurar 10 de las 13 ermitas que mantiene el complejo.

Tras la visita, regresamos por la carretera hasta la fuente de las Ermitas, descendido la mayoría por la Cuesta de los Pobres, y el resto por la Cuesta del Reventón, unos para conocerla y otros precisamente por eso.

Y, efectivamente, aunque acorta la bajada, la de los Pobres tiene mucha más pendiente y es más escabrosa que la del Reventón.

Continuamos por la carretera de las Ermitas que, dejando el encinar a la derecha, desciende hasta la entrada del Parador de la Arruzafa, continuando con las primeras luces de la noche por la avenida que lleva ese nombre y a continuación la del Brillante hasta cerrar la ruta al llegar de nuevo al hotel Córdoba Center, donde habíamos iniciado la excursión.

Un breve paseo por la judería y una visita nocturna a la Mezquita-Catedral, el Alma de Córdoba, completó este primer día por mi querida Córdoba, haciendo que se merezca un 4 sobre 5.
Paco Nieto

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