Inicio: Pantano de la Breña
Final: Pantano de la Breña
Tiempo: 3 a 4 horas
Distancia: 9,3 Km
Desnivel [+]: 209 m
Desnivel [--]: 209 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua: Sí
Dificultad: Baja
Pozas y agua: Sí
Ciclable: Sí
Valoración: 4,5
Valoración: 4,5
Participantes: 33
MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta
PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta
TRACK
* Mapas de localización y 3D de la ruta
PERFIL
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TRACK
* Track de la ruta (archivo gpx)
PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
* Mapa 3D (archivo kmz)
RUTA EN WIKILOC
* Ver esta ruta en Wikiloc
RESUMEN
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RESUMEN
Para nuestro segundo día por Córdoba había preparado una excursión al castillo de Almodovár del Río, con inicio y final en el pantano de la Breña, complementada con una visita a Medina Azahara por la tarde y, por la noche, paseo por algunos de los rincones de Córdoba y gran cena de grupo.
Con rigurosa puntualidad, lo que es de agradecer cuando se organizan eventos de este tipo, los 33 participantes de hoy salimos de Córdoba en dirección a Almodóvar del Río, que pocos conocían.
Solo 24 km lo separan de la capital y en media hora estábamos junto al "Chiringuito el Mirador de la Breña", de magníficas vistas hacia su embalse, formado por el río Guadiato a escasos kilómetros antes de que desemboque en el Guadalquivir. A los pies de Sierra Morena y abrazado por la Sierra de Hornachuelos, el pantano, el más grande de Andalucía, rodea al pueblo Almodóvar del Río y dibuja un paisaje vertiginoso.
Nada más bajar del autocar echamos a andar hacia el sureste en busca del castillo, siguiendo una senda, que si el embalse hubiese estado lleno, quedaría bajo sus aguas. Con un día espléndido, la larga hilera se movía como si una milicia fuera a conquistar la fortaleza.
Al poco, enlazamos con el GR-48, el sendero de gran recorrido de Sierra Morena, que discurre por las provincias de Huelva, Sevilla, Córdoba y Jaén, contando con un total de 570 kilómetros. El sendero se inicia en la frontera de Huelva con Portugal, en Barrancos, y llega hasta Santa Elena, en Jaén.
Dejamos el circuito de moto-cross El Pinillo a nuestra izquierda y ascendemos siguiendo el mencionado sendero. Ahora, con mayor ancho, la hilera se convierte en pequeños grupos que comentan, entre otras cosas, lo que les gustó la visita nocturna que realizaron la noche anterior a la Mezquita-Catedral.
Nos cruzamos con un caballista, montado en un bello caballo gris que se dirigía hacia el embalse, mientras nosotros nos acercábamos a un encinar perteneciente a una finca. Nada más remontar la cuesta, divisamos la majestuosa silueta del cerro del castillo, la fortaleza que edificaron los bereberes sobre los restos de un castro romano.
Al cruzar la carretera A-431, que une Córdoba con Lora del Río, dejamos el GR-48 para continuar hacia el sur por una pista que pasa junto a una granja de cabras y se interna en un olivar centenario que nos lleva, tras un repechón y su correspondiente descenso, a los pies del castillo.
Por una senda que asciende, con fuerte pendiente, rodeada de un precioso manto verde salpicado de encinas, alcanzamos los muros del lado norte del castillo, al que rodeamos siguiendo una bonita vereda que le da la vuelta, parando a deleitarnos en sus miradores a contemplar los meandros del río Guadalquivir y su vega.
A la hora convenida, entramos al castillo para recorrerlo en una visita teatralizada que había contratado. Todo un acierto porque de la mano del supuesto mayordomo del castillo fuimos conociendo su historia y leyendas, participando activamente en la recreación de la vida en el interior del castillo.
Por él nos enteramos que Almodóvar deriva de al-Mudawwar al-Adna, topónimo que significa "el redondo", en alusión a la forma del cerro donde se alza el castillo, que desde su edificación en el año 760 por los omeyas, jamás fue conquistado, que en 1240 fue incorporada mediante pacto a la corona de Castilla por Fernando III, que conquistó la ciudad de Córdoba en 1236.
En 1360, Pedro I, llamado en la posterioridad «el Cruel» por sus detractores y «el Justo» o «el Justiciero» por sus partidarios, como nuestro mayordomo, se aposentó en su castillo, como también lo haría en repetidas ocasiones Enrique II.
Felipe IV accedió a la venta de la villa y castillo de Almodóvar en 1629. El comprador fue Francisco del Corral y Guzmán, caballero de la Orden de Santiago.
En 1901, Rafael Desmassières y Farina, XII conde de Torralva, inició la restauración del castillo bajo la dirección de Adolfo Fernández Casanova. Luego de la muerte del conde y de Fernández Casanova en 1914 y 1932, respectivamente, las obras continuaron hasta 1936 cuando estalló la Guerra Civil.
El castillo y los títulos de los Desmassières fueron heredados por un sobrino nieto del conde el banquero andaluz Fernando de Solís Beaumont y Atienza, X marqués de la Motilla. Desde el 2001 el castillo es propiedad de su hijo Miguel Ángel de Solís y Martínez Campos, XI marqués de la Motilla.
En la colosal torre del homenaje nos hizo representar la leyenda de la princesa Zaida, según la cual, los almorávides asediaron Córdoba, por lo que el príncipe Fath-Al-Mamum envió a este castillo a su esposa Zaida, en la creencia de que la pondría a salvo. Pero nada pudo detener el avance de esta tribu bárbara que, el 28 de marzo de 1091, se hizo con el poder de Córdoba. Según las crónicas, esa misma noche fue asaltado el Alcázar, y una espada atravesó el corazón del príncipe Al-Mamum mientras luchaba en la calle a lomos de un caballo blanco.
En ese preciso instante, su esposa Zaida se despertaba sobresaltada y, vestida con la misma túnica blanca con la que dormía, se asomó al balcón de la torre del homenaje del castillo de Almodóvar y se quedó mirando fijamente hacia el Guadalquivir.
Presentía que algo terrible acababa de ocurrirle a su amado. Minutos después, vio a lo lejos cómo se aproximaba por la orilla del río un hermoso corcel blanco sin jinete, entendiendo al instante el porqué de su mal augurio.
Al día siguiente los almorávides avanzaron hasta las inmediaciones del castillo y no tardaron en conquistarlo. La princesa Zaida fue encerrada en sus mazmorras, y cuenta la leyenda que era tal la tristeza que le causaba la muerte de su amado, que dejó de comer, muriendo por inanición al cabo de pocas semanas.
En la reconstrucción del castillo, las cuadrillas de albañiles se negaban a trabajar de noche, ya que decían que se escuchaban quejidos y lamentos, y afirmaban que una dama vestida de blanco surgía entre las sombras. Nacería así la leyenda de la Encantá.
En noviembre de 2016 grabó la séptima temporada en el castillo la reconocida serie Juego de Tronos, representando principalmente Altojardín, sede de la Casa Tyrell, más una pequeña escena rodada en las mazmorras representando los subterráneos de Roca Casterly, sede de la Casa Lannister. Un pequeño museo y numerosas fotos recuerdan los escenarios utilizados.
Tras la divertida visita, regresamos sobre nuestros pasos, unos por el mismo camino que habíamos traído, otros por la carretera que conduce a la presa, haciendo que la ruta fuera circular.
El final no podía ser más espectacular, con las magníficas vistas del embalse de La Breña frente a nosotros. El embalse se construyó en el año 1935 para regadío, pero su capacidad quedó insuficiente para recoger las aguas del Guadiato, por lo que en el año 2009 se amplió hasta tener una cabida de 823 hm3, de ahí su denominación: La Breña II.
En el chiringuito que se alza junto a sus aguas tomamos los bocadillos y raciones, tan a gusto que costó mover al personal para hacernos la foto de grupo, favor que nos hizo un apuesto chico que más de una hubiese querido llevárselo... al grupo.
Los atardeceres desde este privilegiado mirador son impresionantes, pero no pudimos quedarnos a disfrutarlo porque teníamos que salir hacia Medina Azahara, otras historias y leyendas nos esperaban.
Por lo bien que lo pasamos conquistando el castillo y lo divertida que fue su visita -nuestro mayordomo, todo un actor, al que aplaudimos a rabiar- y lo agradable que resultó el descanso contemplando las calmadas y azuladas aguas del embalse, esta excursión se merece una nota de 4,5 sobre 5.
Paco Nieto
FOTO REPORTAJES
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