miércoles, 6 de marzo de 2019

Excursión 450: Dehesas de Hoyo de Manzanares

FICHA TÉCNICA
Inicio: Hoyo de Manzanares
Final: Hoyo de Manzanares
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 14,1 Km
Desnivel [+]: 323 m
Desnivel [--]: 323 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua: Sí
Ciclable: En parte
Valoración: 4
Participantes: 21

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta

















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta
















TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
Mapa 3D (archivo kmz)

RUTA EN WIKILOC
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RESUMEN
Llevábamos meses sin que lloviera en Madrid y precisamente este miércoles iba a caer la del pulpo, según todas las previsiones, por lo que los habituales participantes de Alcalá de Henares, con Paco Cantos a la cabeza, lo tenían claro:

El miércoles lloverá
y es común conocimiento
el gran estremecimiento
que el agua, el frío y el viento
produce en los de Alcalá.

Así pues, ya lo sabéis:
como no es un frenesí
el mojarse porque sí,
no nos movemos de aquí.
¡Mañana no nos veréis!

Y ni mi desconfianza en los malos augurios les hizo cambiar de opinión: 

Qué cosa tendrá el agua,
que a los de Alcalá espanta.

Es de tener en cuenta,
que no hay ruta en la que con ella,
no se dieran la vuelta.

Como también es notorio,
que los del tiempo exageran,
esperamos que el agua no venga.

Los que sí vinieron para acompañarme fueron veinte incondicionales a los que el agua no les asustaba, o por lo menos no lo suficiente como para buscar alguna excusa y quedarse cómodamente en casa.

Pero los del tiempo, esta vez parecía que no se habían equivocado: desde el primer instante y hasta el final de la ruta no nos faltó el agua.

Con todo, los 21 valientes nos reunimos en los soportales de la Plaza Mayor de Hoyo de Manzanares para ajustarnos las polainas, impermeables y demás ropa para intentar mojarnos lo menos posible. 

Iniciamos el paseo por las dehesas de Hoyo de Manzanares, saliendo por la Avenida de Madrid (ctra M-618), continuamos por la calle de la Frontera y del Empedrado, para dejar el pueblo y adentrarnos en las primeras dehesas hasta llegar a un cruce de caminos donde se encuentra el Puente Molineros, formado por dos losas de granito que cruzan un arroyuelo.

Con el cielo encapotado y perdida toda esperanza de que cesase la lluvia, continuamos a la izquierda por una senda que transita por una amplia zona despejada, que al poco dejamos para seguir por un desvío a la derecha siguiendo un camino que pasa junto a un pilón abrevadero para el ganado y poco después alcanza el Alto de la Solana, con un punto geodésico situado a 1.002 metros y con un puesto de observación que en un día despejado tiene excelentes vistas, pero desde el que hoy no se veía nada.

Regresamos a la senda y por la derecha, continuamos por un camino que bordea una perrera, entre jaras y enebros para alcanzar la pista que va de los campamentos militares al Paque de Las Colinas, que seguimos hasta llegar a un pilón situado en una extensa pradera, donde nos reagrupamos, nos hacemos la foto de grupo y decidimos sustituir los fríos bocadillos bajo la lluvia por una comida calentita en Hoyo.

Ya más contentos, sabiendo la recompensa que nos esperaba, dejamos el camino, giramos a la izquierda por un humedal, hasta alcanzar los límites de la finca Navalvillar, para continuar por la bonita senda que transita siempre cerca del muro de la misma.

Con el muro a nuestra derecha, descendimos hasta llegar al arroyo Manina, uno de los que llenan el embalse de El Pardo, tras nacer a los pies de la Sierra de Hoyo. De él bajaba una cristalina agua que remontamos por una pequeña senda que entre robles, encinas y enebros se desdibuja a tramos, pero manteniéndose a pocos metros del arroyo, alcanzando al poco una zona despejada, por donde baja a la izquierda el arroyo de Chiviles. Sin duda fue ésta la parte más divertida y encantadora del recorrido.

Bajo una enorme encina paramos a tomar el tentempié de media mañana, aprovechando una pequeña tregua que nos dieron las nubes. Continuamos caminando entre una valla a la izquierda y el arroyo a la derecha, hasta que en la confluencia con el arroyo Valgrande giramos 90º a la izquierda, dejamos el arroyo Manina para remontar este otro, no tan espectacular, pero de bonito entorno.

Continuamos el suave ascenso sin cruzarlo hasta alcanzar un pilón, poco antes de llegar de nuevo a la pista de los campamentos. En este punto, los que tenían prisa por volver a Madrid y algunos otros que no querían empaparse más, continuaron rectos hacia el pueblo.

El resto continuamos por la pista de los campamentos, para al poco, al llegar al Cerro Camorrillos, abandonarla para continuar por la senda que sale a la izquierda que entre encinas, pasa junto a una valla metálica y después un muro de piedra por el Monte El Ejido hasta alcanzar la carretera M-618, que cruzamos para continuar por un camino que pasa junto a las instalaciones militares de la Academia y así llegar a una cantera de granito rosa porriño, ya en desuso y protegida por una cerca de madera.

Desde allí, con una lluvia redoblada y un viento cada vez más fuerte, salimos por el Camino de Manzanares, que después pasa a ser calle, alcanzando las primeras casa de la urbanización Navagrande, donde unos jabalíes se han acostumbrado a ir a buscar la comida que los vecinos les echan por encima de la valla metálica.

Callejeando, pasamos frente a la Colonia Vindel, un proyecto de Marcelo Usera, a quien se debe la planificación del conocido barrio madrileño, continuamos hasta llegar a la Plaza Mayor, tras alcanzar su fuente pilón y pasar debajo del Ayuntamiento, fianalizando así esta bonita ruta que si no hubiese sido por la lluvia la hubiésemos disfrutado como se merecía.

En el restaurante de la Cabilda, con un buen cocido y otros manjares, nos reconfortamos de tanta lluvia y viento, haciendo que aumentara la nota de esta excursión hasta conseguir un 4.
Paco Nieto

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