jueves, 24 de septiembre de 2020

Excursión 527: El Reventón y Puerto de los Neveros

FICHA TÉCNICA
Inicio: San Ildefonso
Final: San Ildefonso
Tiempo: 6 a 7 horas
Distancia: 20,4 Km
Desnivel [+]: 1.191 m
Desnivel [--]: 1.191 m
Tipo: Circular
Dificultad: Alta
Pozas y agua: 
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 13

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta


















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta













PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
 
RESUMEN
Bueno, por fin pude realizar mi acostumbrada subida al Reventón de cada año, esta vez acompañada por el GMSMA, no ha sido el día ideal por el mal tiempo que nos hizo, tuvimos sol, niebla, lluvia y frío, pero en resumen una excursión fantástica.

Empezamos el exigente ascenso al Reventón desde la urbanización del Caserío de Urgel, en la Granja de San Ildefonso. Echamos a andar hacia el portón que da acceso a la pista que trepa, entre robles, hacia el puerto, con unas vistas muy tristes del monte, quemado por el incendio del año pasado, pero reconforta ver cómo la naturaleza se abre paso de nuevo entre tanta desolación.

El cielo estaba muy nublado, pero aún se veían algunos rayos de sol. En una de las incontables zetas que realiza la pista paramos para contemplar las estupendas vistas que se tienen del Palacio de la Granja, Siete Picos, el Montón de Trigo, la Mujer Muerta, la planicie segoviana y la Atalaya desde el mirador de Tere, donde nos hicimos un montón de fotos con tan impresionantes panorámicas.

Un poco más arriba, en el mirador de Poyo Judío, contemplamos más de cerca la sierra, a la vez que las señales del devastador incendio se hacían más evidentes. Daba mucha pena ver los pocos árboles que quedaron, ennegrecidos y solitarios, únicos testigos de la tragedia.

Por la pista, alcanzamos la Puerta del Reventón, como reza una inscripción en un monolito al estilo de los muchos que instalaron al crearse el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, junto a la fuente del Infante.

Como faltaba poco para la hora del ángelus, nos detuvimos a tomar el tentempié junto al chozo que hay a su lado, felizmente salvado de las llamas. En uno de sus laterales hay una placa con su nombre y unas fechas, 1905 - 2005, falta la de 2019, cuando volvió a nacer.

Hasta ese momento, el tiempo nos respetó y pudimos disfrutar de unas preciosas vistas mientras reponíamos fuerzas. En la fuente rellenamos las botellas de agua, sin saber todavía que precisamente agua no nos iba a faltar.

Fue comenzar de nuevo a subir, cuando la niebla apareció, haciéndose más espesa conforme ganábamos altura. Cruzamos el arroyo del Chorro Grande, que nace precisamente un poco más arriba, hacia dónde nos encaminamos: el puerto del Reventón. Una cerca de piedra, a nuestra derecha, guía la empinada senda que conduce a él.

Al alcanzar el puerto de tan elocuente nombre, la visibilidad era casi nula a pocos metros del monolito dedicado a José Ibáñez Marín, fundador de la Sociedad Militar de Excursiones, del que aquí se puede saber más.

Como el GMSMA nunca había subido al cerro del Reventón, nos acercamos a él, para así reducir la lista de dosmiles pendientes, que se recopilan aquí. En su vértice geodésico, situado a 2.079 metros de altura nos fuimos fotografiando todos, postureos incluidos.

En cuanto iniciamos el regreso al puerto del Reventón, comenzó a llover. Todo fueron prisas para ponernos la ropa de agua, mientras extremábamos el cuidado al pisar las resbaladizas rocas. Desde el puerto seguimos la cuerda de los Montes Carpetanos en dirección a Peñalara. Pasamos junto a un cerro situado a 2.095 metros en la zona conocida como Cancho de los Pobres.

El aguacero arreció al alcanzar el cerro del Alto del Morete (2.133m) fue entonces cuando tuvimos la duda de si no sería mejor darnos la vuelta, por la cantidad de agua que estaba cayendo, pero Paco decidió seguir y a pesar de todo fue un acierto.

Con una densa niebla que impedía ver algo más allá de una decena de metros, fuimos siguiendo como pudimos el PR-32, pasando por el Alto de los Poyales (2.081m), Puerto de los Poyales (2.015m) y con redoblado diluvio, por el Cerro Claveles, también llamado Alto del Nevero (2.139m), la cota más alta de la ruta.

Llegamos todos mojados hasta el puerto del Nevero o Collado de Quebrantaherraduras (2.096m), muy cerca de la Laguna de los Pájaros, a la que, de haber hecho bueno, nos hubiésemos acercado. A partir de aquí empezamos a bajar siguiendo un sendero pegado, en su primer tramo, al arroyo de la Chorranca.

La lluvia desapareció y pudimos disfrutar mejor del precioso valle del arroyo. Al poco, llegamos a la fuente Fría, de la que manaba un buen chorro de agua, y un poco más abajo, alcanzamos el Raso del Pino, donde se cruzan varios caminos y hay una enorme estación meteorológica.

Nosotros continuamos bajando por la derecha, buscando un sitio donde parar a comer, hasta encontrar una explanada con unas piedras donde dimos cuenta de los bocatas que llevamos y de una botella de vino que trajo Olga para celebrar mi última excursión de este año con el GMSMA.

Enseguida reanudamos la marcha, pues el tiempo seguía muy inseguro y unas nubes negras andaban al acecho. Un giro a la izquierda nos acerca al arroyo de los Carneros, bello paraje en el que el agua, el frondoso bosque de pinos, el musgo y los helechos son los protagonistas. 

Sus numerosos saltos de agua y pozas, que en verano animan al baño, nos acompañaron en el descenso, hasta que lo cruzamos por el Vado de Oquendo.

Continuamos por el Camino Forestal de Majalapeña hasta llegar a la fuente del Chotete, que nace entre rocas, al pie del cerro del Moño de la Tía Andrea, en el que se encuentra la Silla del Rey. Retrocedimos un poco para continuar por una senda muy bonita que se va acercando al arroyo de los Carneros hasta cruzarlo por un puente de madera. Daba alegría ver tanta agua corriendo.

Ascendimos ligeramente por una preciosa senda, entre pinos, para luego bajar a cruzar el arroyo del Morete por otro puente de madera y enseguida cogimos el desvío que nos llevaría a El Esquinazo del Palacio de La Granja, su esquina más oriental.

Descendimos unos pocos de metros, junto al muro del recinto, por una empinada senda, hasta alcanzar una pista, que enseguida dejamos por una vereda que sale en una curva a la derecha y que, ya un poco cansados, nos llevó justo donde habíamos aparcado los coches.

En la terraza de un bar de la Granja que encontramos abierto nos tomamos las cervezas para celebrar que habíamos acabado sin problemas esta dura excursión y que Belén llevaba un año con el grupo, invitándonos por ello.

En resumen una excursión excelente, a pesar de las inclemencias del tiempo, y que califico con una puntuación de 5.
Rosana Curto

FOTOS
* Fotos de Julián Suela
* Fotos de Paco Nieto

No hay comentarios:

Publicar un comentario