* Mapas de localización y 3D de la ruta
PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta
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RESUMEN
Cuando leí el correo de Antonio donde ponía "dado que la previsión es que llueva o nieve el miércoles que viene, pues vamos a escoger que nos nieve" me vino a la cabeza aquello de susto o muerte, pero la expectativa de hacer una ruta por la nieve siempre tiene un aliciente especial y si la climatología no es buena tampoco pasa nada.
La excursión partía del aparcamiento de Cotos a las 10 de la mañana, cuando llegamos hacia viento pero podía ser que no nos nevase, la previsión es que lo mismo no caía nieve hasta la tarde. En el aparcamiento, entre saludos, nos fuimos abrigando y preparando para iniciar la ruta. Peñalaru, el zorrillo que nos suele visitar en busca de algo de comida, en esta ocasión no apareció.
Empezamos la ruta, y tras haber cruzado la carretera, nos pusimos los camprones que tanto nos ayudan y protegen de caídas y resbalones. Iniciamos la marcha por una pista entre pinos nevados, íbamos ascendiendo y protegidos del viento, por lo que enseguida nos fuimos quitando ropa, empezábamos a tener calor.
Según ascendíamos la niebla fue haciendo poco a poco su aparición, lo que nos limitaba ver lo que debía ser un precioso paisaje nevado. Seguíamos las indicaciones hacia la laguna grande, de origen glaciar, que se encuentra a 2017 metros de altitud.
Llegamos a nuestro primer objetivo, la Laguna Grande de Peñalara, es una imagen difícil de olvidar, debimos quedar con la expresión de un niño que está viendo algo asombroso. La niebla no nos permitía ver mucha distancia y quizás esa fuese la causa de la mágica imagen que teníamos ante nosotros, una laguna en tres colores, blanco, gris y negro, un paisaje en blanco y negro.
Algunos compañeros nos contaban que durante cerca de 70 años, el primer domingo de Agosto, se celebraba una travesía a nado, este evento se convirtió en una jornada festiva a la que cada año acudían más visitantes.
En la década de los 90 la travesía convocaba a dos centenares de nadadores de todas las categorías, que desafiaban la tiritona para surcar 80 metros de esta laguna de aguas extremadamente frías, además reunía entre 2.000 y 3.000 espectadores, esta masificación provocó que en el año 97 se quebrara esta tradición veraniega para preservar la orilla de la laguna que estaba sufriendo una fuerte erosión. Este vídeo recupera esas imágenes.
Después de una pequeña parada en la laguna, continuamos la ruta hacia el refugio Zabala. En este momento nos dimos cuenta que el primer tramo había discurrido por una autopista de nieve, ahora avanzar era mucho más duro, el ascenso era lento, había que abrir el camino, lo mejor era pisar las pisadas y aún así te hundías. Cuando llegamos al refugio era la hora del ángelus, un sitio perfecto para reponer fuerzas.
El refugio Zabala, construido en los años 20, se encuentra a 2075 metros de altitud y al pie de la montaña de la Hermana Mayor. Rinde homenaje al alpinista José Fernández Zabala. Es pequeño, construido con roca de granito y hormigón, dividido en dos partes, una empleada para almacenar material y otra, que queda abierta y es la que pudimos visitar.
Esta última es bastante pequeña y está concebida para que sirva de refugio temporal ante los fenómenos meteorológicos. No está acondicionada para pernoctar, aunque es posible hacerlo en caso de necesidad. Varios senderomagos disfrutaron del ángelus en este pequeño espacio protegidos del viento.
Continuamos nuestro camino con la idea de ascender por Dos Hermanas, seguía sin nevar, pero la niebla se hacía más persistente, el camino era duro, constantemente te hundías hasta las rodillas, en estos momentos uno piensa "qué necesidad tengo de estar aquí", pero todos sabemos que compensa.
Nos tuvimos que parar varias veces para reagruparnos, en cuando nos separábamos un poco, la niebla no nos permitía vernos. Gracias a nuestros guías Julián y Antonio íbamos por el buen camino, porque no se veía nada y era muy difícil encontrar referencias.
Al final decidimos no subir y coger de nuevo otra autopista de la nieve que nos llevaría al origen de !a ruta. En ese momento nos encontramos a dos esquiadores que bajaban y nos confirmaron que era mejor no subir, que el día estaba malito.
Continuamos bajando, ahora era un plácido paseo , nos cruzamos con una esquiadora que subía y nos dijo que nuestro compañero Marcos, que se había dado la vuelta a buscar el móvil antes de llegar a la laguna, venía a nuestro encuentro, y al poco tiempo nos encontramos, justo para poder hacernos la foto de grupo.
Terminamos el día con un reparador caldito en la venta Marcelino, una ruta corta pero muy especial, al final ni susto ni muerte.
La excursión la califico con un 4, por no haber podido disfrutar plenamente del paisaje y no haber podido subir a Peñalara.
Fernando Ramos
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