jueves, 17 de marzo de 2022

Excursión 612: Deià - Sóller

FICHA TÉCNICA
Inicio: Deià
Final: Sóller
Tiempo: 2 a 3 horas
Distancia: 9,1 Km 
Desnivel [+]: 361 m 
Desnivel [--]: 502 m
Tipo: Sólo de ida
Dificultad: Baja
Pozas y agua: Sí
Ciclable: No
Valoración: 3,5
Participantes: 33

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta

















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta







TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

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RESUMEN
Bueno, pues aquí me encuentro con la responsabilidad que Antonio me ha encomendado de realizar el resumen de nuestro tercer día de aventura mallorquina por las montañas de la Tramuntana, aunque sólo he sido una infiltrada en éste magnífico grupo, invitada por la gran anfitriona Rosana, que ha llevado la intendencia y la organización de manera magistral.

El grupo, compuesto por 33 senderistas y dos perros, se ha portado magníficamente, por el exigente terreno de nuestra isla, cosa que algún que otro tobillo, rodilla o cadera se ha llevado de recuerdo a su vuelta a casa.

En la tercera ruta de nuestra aventura mallorquina, tuvimos que realizar una modificación en el itinerario previsto para ese día, ya que la climatología que había estado un tanto inestable en las dos jornadas anteriores, había decidido desestabilizarse por completo. Llovió la noche anterior y la mañana antes de salir, aunque eso no frenó al intrépido grupo, que armados con ropa impermeable, capelinas y paraguas, no dejó que el agua nos desmotivara.

Decidimos realizar una variación a la ruta inicial que habíamos pensado, entre los pueblos de Deyá i Sóller, siguiendo el GR-221, denominado Camino de piedra en seco, que es un sendero de gran recorrido (172 km señalizados) que, a través de antiguos caminos y vestigios históricos permite descubrir la Sierra de Tramuntana, un paraje declarado Patrimonio Mundial por la Unesco en la categoría de Paisaje Cultural.

El trayecto que realizamos de unos 10 km, y unas dos horas y media, es el más asombroso, ya que a parte de atravesar dos de las poblaciones más bellas de Mallorca, acoge uno de los empedrados en piedra en seco mejor elaborados de toda la Sierra.

La piedra en seco, es una técnica constructiva de origen tradicional y popular que se realiza mediante el uso y la colocación de piedras, sin utilizar ningún tipo de mortero o argamasa para su agarre.

Las montañas de la Sierra de Tramuntana, son geológicamente una prolongación de las cordilleras Béticas, es uno de los lugares más lluviosos de la isla, aunque protege de los fríos vientos del norte las poblaciones que la componen.

Deyá o Deià se convirtió en lugar de peregrinaje de artistas, pintores, escritores, poetas, todos bohemios, que cautivados por la belleza de la Sierra, fijaron su residencia y talleres en esta población, en su cementerio yace el escritor Robert Graves entre otros artistas, que fue artífice de ese movimiento cultural y cuya casa museo es uno de los atractivos del pueblo.

La ruta se inicia en la carretera de Deyá hacia Sóller. El camino bien marcado y señalizado, empieza bajando por el Torrent Mayor, es una ruta fácil, pero desde ese mismo momento ya intuimos que el agua y la humedad nos iba a complicar el sendero, pues el terreno estaba bastante resbaladizo y caminar sobre las piedras iba a ser toda una aventura, se producen algunos resbalones, y algún tobillo se resiente, sin consecuencias graves, pero los palos que llevan muchos senderistas del grupo, están ya trabajando y no van a dejar de hacerlo en todo el recorrido.

Bien pronto iniciamos una ascensión para tomar la dirección de Sóller, entre campos de oliveras mallorquinas y casas señoriales vamos subiendo los tramos empedrados.

A nuestra izquierda, hay una magnífica panorámica de la cala de Deyá y su prolongación Llucalcari, la lluvia nos está respetando y nos deja proseguir, caminamos por senderos, bosquecillos y empedrados, rodeados de olivos y algarrobos y los imprescindibles naranjos y limoneros, el camino pasa por el predio de “Son Bujosa” una antigua posesión mallorquina con su huerta de árboles frutales y almendros.

Hay que internarse nuevamente en el camino, subidas y bajadas nos llevarán a una pequeña aldea Son Coll (unas pocas casas) donde el estrecho camino empedrado se convierte en una calle con varias viviendas a la derecha y la pared que nos separa del olivar a la izquierda.

Pasadas las casas, el camino baja rápidamente, más adelante pasamos por la Fuente de las Mentiras, ascendemos por un encinar hasta llegar al predio de “can Miquelet” finca muy bien cuidada con sus enormes casas a la izquierda del camino.

Transitamos entre paredes, bancales de olivos y encinas, y más adelante nos adentramos en un bosque que desciende hasta el cauce del torrente de “sa casa nova” para remontar y alcanzar la cota más alta de la excursión “es coll de Can Prohom”.

Poco después, llegamos a un gran era de trillar donde se levanta un impresionante pino piñonero al que se le denomina “s’Enseimada”, unas ovejas muy simpáticas se llevan a Kiro a jugar, que se despista durante algunos minutos, haciendo oídos sordos a los requerimientos de sus amos, al final aparece. 

A la derecha se ve todo el impresionante valle de Sóller. Ahora bajamos el camino hasta llegar a una gran casa de tres plantas con una preciosa puerta de entrada en forma de arco frente a un imponente mirador.

Hemos llegado a Son Mico y Can Prohom, ambas casas comparten una única estructura arquitectónica. La segunda es ahora propiedad particular. 

“Son Mico” sin embargo, es un pequeño agroturismo de cuatro habitaciones que ofrece a los senderistas y turistas sus refrescantes zumos de naranja de Sóller, que tienen gran fama y una variedad de pasteles y tartas artesanas y caseras, muy afamadas y que son elaboradas por las hermanas Isabelle e Inés, mitad francesas, mitad mallorquinas, que regentan el negocio con gran éxito.

Naturalmente es parada obligatoria para nuestro grupo donde se realiza el ángelus y la mayoría de nosotros degustamos esos productos con gran placer.

El espectáculo de su mirador merece la pena, ya que desde allí pueden divisarse los picos más emblemáticos de esta sierra: Puig de Bàlitx, el puntiagudo l’Ofre (uno de los protagonistas de nuestra primera jornada) y el Puig Major, el más alto de Mallorca y Baleares, inconfundible con esa bola, radar del ejército del aire, cuyo pico de más de 9 metros fue volado para la instalación de dicho artefacto redondeado.

¡En este marco incomparable toca hacer la foto de grupo, todos salimos guapísimos!

Con el regusto del dulce y las piernas más descansadas, salimos del lugar. Bajando por el sendero enseguida vemos a nuestra izquierda la Capilla, y un poco a la derecha una pequeña piedra nos indica el camino del “Rost” hacia Sóller, dejando atrás el camino asfaltado, pasamos las casas de Can Jeroni Gros y comienza un largo camino empedrado de bajada, con bastante pendiente que nos llevará hacia un pequeño puente donde salvamos las vías del tren de Sóller.

Estamos ya a punto de llegar, el grupo se ha separado mucho, entre los más prudentes ante el patinaje que nos plantea el empedrado y los que han estado documentando el camino con fotos. También se han ido recogiendo espárragos para la cena y algarrobas para sembrar.

Nos volvemos a juntar y acabamos el GR 221 que nos deja a la altura de la gasolinera de la Ma-11, cerca del jardín botánico, empieza a lloviznar, ¡el cálculo ha sido perfecto! Y tal y cómo habíamos acordado se da libertad al grupo para que realice la visita por el pueblo.

Sóller es un precioso pueblo situado al noroeste de Mallorca, cuenta con algo más de 13 mil habitantes, su curioso nombre procede del árabe “suliar” que significa cuenco dorado, una denominación para describir el fértil valle de naranjos que lo rodea.

Destaca también en la producción de aceite, que esos olivos centenarios, que hemos estado admirando durante todo el trayecto, con sus troncos retorcidos, tan majestuosos, que por la elevada edad y las características, determinan una reducida producción de aceituna apta para la elaboración de un aceite de calidad.

En la arquitectura, destaca la iglesia neogótica de San Bartomeu y el banco de Sóller, que se encuentran en la plaza del pueblo, rodeada de comercios, bares y restaurantes y atravesada por el pintoresco tranvía que une la población con su puerto.

Muchos de los compañeros de expedición utilizaron este transporte para realizar la visita al mencionado puerto de Sóller, de gran belleza por ser un puerto natural, protegido por una gran bahía que lo envuelve.

Otros nos resguardamos de la lluvia en las terrazas de los bares, degustando una merecida cerveza y algo para picar, poca cosa puesto que por la noche estamos convocados a una cena de clausura, pero esa es otra crónica que alguien ya se encargará de contar.

Y poco más puedo decir, que he pasado unos días magníficos de montaña, con un grupo excelente que me ha acogido magníficamente, casi sin conocerme y del que me siento orgullosa por el respeto que han demostrado hacia nuestra Isla y nuestras costumbres y agradecer a mí gran amiga Rosana que me haya invitado a compartir esta experiencia con todos vosotros.

Ni que decir tiene que nos vemos en verano por vuestras tierras, para seguir disfrutando de la montaña.

A esta salida le pondría un 3,5 porqué la ruta es muy bonita y original por el empedrado y las dos localidades que une que son de los pueblos más bellos de la isla, pero igual le faltan vistas espectaculares a mar/montaña que las tenemos.
Manela Gallego

FOTOS

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