domingo, 19 de junio de 2022

Excursión 632: Mirador del Fito y Hayedo de la Biescona

FICHA TÉCNICA
Inicio: Mirador del Fito. Caravia. Asturias
Final: Mirador del Fito. Caravia. Asturias
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 11,5 Km 
Desnivel [+]: 586 m 
Desnivel [--]: 586 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas/Agua: No/Sí
Ciclable: No
Valoración: 4,5
Participantes: 11

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta



















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

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RESUMEN
En esta nuestra primera ruta de la escapada que hicimos a Asturias, aprovechamos que el día amaneció claro y luminoso, para dirigimos al Mirador del Fito. Es uno de los collados más famosos de la Sierra del Sueve. 

Allí se levanta una antigua atalaya de hormigón de principios del siglo XX. Desde ella podemos ver de inmediato los elementos básicos del paisaje asturiano: mar, media montaña, alta montaña, prados, valles, niebla, poblaciones.

A unos 1.100 metros sobre el nivel del mar, el Mirador del Fito es uno de esos escasos lugares que permite una visión espectacular de 360º. A nuestro alcance más de 100 kilómetros de costa acantilada y playas, y otros tantos de montaña: la Reserva Natural de Sueve, el Parque Natural de Ponga y el Parque Nacional de los Picos de Europa. De Este a Oeste localizamos las villas de Ribadesella, Caravia, Colunga y Villaviciosa (en los días más claros se puede llegar a ver Gijón). Al Sur, parajes de Parres, Cangas de Onís y Covadonga.

El término Fito (Fitu) quizás proceda de hito (jito), por ser un lugar de paso y punto geográfico donde coinciden varios territorios. En su día, transcurrió por aquí una antigua calzada romana. El mirador en sí es una especie de platillo volante, suspendido unos metros sobre el suelo, que parece haber desplegado una escalera para pisar tierra. Los lugareños lo conocen como el cazu, por su forma de taza.

​Desde el aparcamiento del Mirador, con una temperatura perfecta para andar (entre 15 y 20 grados) cruzamos la carretera, los once participantes de esta ruta e iniciamos una marcada senda que nos llevó, entre pinos, a salvar una primera pendiente, para pasar al otro lado de la ladera dejando a la izquierda un pequeño refugio, junto a la Piedra Redonda. 

Las vistas eran esplendidas. Verdes prados costeros, el Mar Cantábrico y playas, sin dejar de ver las montañas. El camino que transcurre por el Cantu la Teya es llano y fácil, y además nos obsequia vistas continuas a los verdes valles, a los Picos de Europa, a la Sierra del Sueve y a la Sierra de Cuera.

Las vacas con sus terneros indiferentes a las constantes visitas, no se inmutan a nuestro paso. Las cumbres parecen flotar sobre las nubes. Alcanzamos el collado Beluenzu y tras un giro nos dirigimos a la Majada de Bustacu. En este punto nos encontramos a los pies del pico Pienzu que es el punto más alto de la Sierra del Sueve.

Desde el Pienzu se puede divisar, en un día muy claro, desde Galicia a Vizcaya. Con sus 1.149 metros de altura es una de las cumbres más próximas al mar de todo el planeta.

Unos metros después de salir de la majada de Bustaco, sale a la izquierda un sendero que, si bien no está muy señalizado, nos encauzó sin problemas a la entrada del hayedo.

Este frondoso e impresionante bosque, nos dejó boquiabiertos con los grandes ejemplares que encontramos y su frondosidad.

Hayedo de la Biescona se localiza a baja cota. De hecho, es el hayedo situado a menor altitud en la Península Ibérica, entre 200 y 600 m de altura, por lo que el otoño llega más tarde que a otros hayedos más altos.

Este hayedo se abriga en una ladera de la Sierra del Sueve, orientada al norte y es atravesado por el Arroyo de la Toya.

Este bosque no sólo está poblado por hayas, también habitan abedules, avellanos, robles, fresnos, acebos, y otros tipos de árboles, además de helechos y musgos.

Descendimos por el sendero húmedo, embarrado y resbaladizo, que nos adentró en la Garganta de la Toya. Desde el interior de la garganta observamos los grandes bloques rocosos que nos rodean, forrados de vegetación. Conforme bajamos, los árboles son cada vez más grandes. Enormes ejemplares de hayas, dicen que milenarias, como es el caso de La Fallona.

La luz filtrada por el tapiz arbóreo da un ambiente mágico que no se puede recoger en las fotos.

El sendero no tiene pérdida ya que no hay desviaciones y nos depara rastros del pasado, como las ruinas de la Mina de la Toya, antigua mina de extracción de hierro.

Al final, el sendero se ensancha, se hace pista que acaba en Casa Julia. Es una casa roja con verjas de madera que se encuentra al pie de la carretera que va de Colunga al Mirador del Fito.

Desde aquí solo quedan 4 kilómetros de carretera hasta el Mirador del Fito donde teníamos aparcados los coches.

Por la suerte que tuvimos con la climatología que nos permitió disfrutar de impresionantes vistas en todo el trayecto, le puntúo con 4,5 sicarias a esta bonita excursión.
Javier Miguel

FOTOS

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