lunes, 17 de abril de 2023

Excursión 692: Ruta Vicentina. Cabo Sardao - Almograve

FICHA TÉCNICA
Inicio: Cabo Sardao. Portugal 
Final: Almograve. Portugal
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 9,1 Km 
Desnivel [+]: 131 m 
Desnivel [--]: 171 m
Tipo: Sólo ida
Dificultad: Baja
Pozas/Agua: Sí/Sí
Ciclable: Sí
Valoración: 5
Participantes: 40

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta



















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

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RESUMEN
Han pasado más de dos semanas, desde el día de la vuelta a casa, y quedan en mi memoria, bonitos recuerdos de cuatro días de relación y camaradería en Vila Nova das Fontes. En este bonito pueblo del Alentejo portugués, en dirección al Algarbe, se sorprendieron de que un numeroso grupo de Magos-Senderistas españoles, (más de 50 personas, ¿quizás una secta?), les invadieran y ocuparan sus hoteles y apartamentos durante unos días.

Como dice Rosa en su bonita crónica de la etapa número 2, también para mí, es muy difícil diferenciar ahora, una etapa de otra, porque en todas vimos y disfrutamos de impresionantes acantilados, preciosas playas de arena blanca, y la furiosa avalancha del océano atlántico, hacia los grandiosos farallones de los acantilados.

No obstante, con el perfil de la etapa que me facilita Paco Nieto y con las fotos correspondientes, intentaré contar, lo mejor que pueda las características de esta tercera etapa.

Iniciamos la ruta, en el aparcamiento cercano al faro de Cabo Sardao. Es una torre cuadrangular blanca, con una linterna cilíndrica roja, que tiene 17 metros de altura. Fue construido en 1915, y es gemelo al faro del cabo Carboeiro del Algarve.

Dejamos las mochilas en los coches, para dar un precioso paseo circular, por los acantilados del lugar, y las playas que desde ellos se divisan.

Se pueden observar desde las alturas, los famosos arrecifes de coral del faro de Cabo Sardao. Además, se ven los pliegues en los estratos rocosos cercanos a la playa y la erosión que durante miles de años, las olas han realizado en las rocas.

Las olas azotan con fuerza las escarpadas orillas, levantando nubes de espuma blanca, que contrastan con el azul intenso del océano.

En los escarpes cercanos a los acantilados, y a gran altura se observan nidos de cigüeñas. Las parejas empollan los huevos de los nidos, y mientras un miembro de la pareja permanece en el nido, el otro tiene que realizar verdaderos vuelos acrobáticos para poder aterrizar cerca de su pareja. Recogemos las mochilas de los coches iniciando la marcha propiamente dicha. Andamos por las alturas, bordeando los acantilados, y vemos en la distancia las playas de Carvaleiro, la Carraca, de Laginha y do Cao.

Me sorprendieron gratamente, unas pequeñas plantas, que crecen en la arena, con unas preciosas florecillas rosas del tipo margarita, que supongo se alimentan del vapor de agua existentes en la atmósfera al amanecer,

Vamos avanzando por sendas arenosas, que dificultan enormemente el caminar y que llenan nuestras botas de fina arena blanca. Las mascotas, debido al calor de la mañana y a la dificultad arenosa, muestras síntomas de cierto cansancio y descansan a la sombra de los numerosos arbustos que rodean el camino.

A mitad de la ruta, existe un mirador natural, desde el que se observan varios kilómetros de acantilados con playas, y el océano atlántico en su gran majestuosidad.

Durante todo el camino, se contempla una vegetación rebosante de flores, que dan al lugar un variado aspecto multicolor que aporta más belleza, si cabe, al paisaje.

Continuamos la caminata, bordeando los acantilados, viendo desde las alturas las playas de Barca Grande, de Dos Carrizos y de Poza de Buraco, hasta llegar a la Punta de Ilha. Desde aquí ya se observa la playa de Almograve y la playa Grande de Almograve, a la que descendemos, por unas escaleras de madera.

Ya en la playa, los más valientes se pusieron los bañadores y se zambulleron en las frías aguas del océano Atlántico. Otros, nos arremangamos los pantalones y nos mojamos hasta la rodilla, y en ocasiones hasta la cintura, a causa de las peligrosas olas atlánticas.

En la playa, que en ese momento tenía poca sombra, algunos realizamos la comida del día, otros se resguardaron del sol en una casa existente arriba de la Playa Grande, donde llegaron senderomagos con el zurrón lleno de cervezas frías. Allí sentados a la sombra, esperamos la llegada de los coches de transporte.

Quiero agradecer el esfuerzo y sacrificio de las personas que llevaron su coche hasta Vila Nova, que con la fenomenal organización de Paco Donaire, trajeron y llevaron con gran eficacia, a todos los participantes a sus puntos de salida y de llegada a los hoteles.

También quiero agradecer a Marcos H. su amena conversación, su música y su estupendo coche, que me hizo muy agradable los viajes de ida y vuelta a Madrid. Como pequeña compensación, y debido a su elevada ocupación profesional, me ofrecí a realizar esta crónica, que le había tocado por sorteo.

Agradecer a Antonio. Sol y Ana CH., la fabulosa fiesta que organizaron en su apartamento, para todos los senderomagos que quisieron mover el esqueleto y en la que nos lo pasamos fenomenal.

Le doy a esta marcha una calificación de 5 sicarias.
Nicolas Pizarro

FOTOS

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