miércoles, 3 de mayo de 2023

Excursión 696: Puerto de Navacerrada por el Ventorrillo

FICHA TÉCNICA
Inicio: Puerto de Navacerrada
Final: Puerto de Navacerrada
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia: 12,9 Km 
Desnivel [+]: 614 m 
Desnivel [--]: 614 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas/Agua: No/Sí
Ciclable: No
Valoración: 4,5
Participantes: 31

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta























PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta













TRACK

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RESUMEN
Pues como quién no quiere la cosa, ya estamos en el primer miércoles del mes de Mayo.

A la propuesta de Antonio, 30 senderistas nos dimos cita en el aparcamiento del Puerto de Navacerrada. Este año no queda el menor rastro del maravilloso manto blanco de nieve que tuvimoa la suerte de disfrutar este invierno en los picos la sierra.

Comenzamos la caminata desde el aparcamiento, tomando la senda PR- M 17 hasta el mirador del risco de los Emburriaderos, luego continuamos por la senda de la Tubería, antigua canalización de agua que desde la fuente de la Caña alimentaba al Sanatorio de Guadarrama, del que luego hablaremos, senda que discurre en paralelo y por la izquierda de la cuerda de las Cabrillas.

En los laterales de la senda, en bajada, nos vamos encontrando con los primeros piornos que están arrancando su preciosa floración amarilla de la temporada hasta llegar al Mirador de La Barranca o de Las Canchas, especial emplazamiento para disfrutar de las vistas de todo el valle de la Barranca.

En el momento de llegar, observamos por el fondo del valle, en la parte alta de los embalses y hacia la Maliciosa, cómo dos lenguas de una especie de nieblilla blanquecina.

Se trataba de una nube de polen de los pinos, que enseguida desapareció empujada por una ligera brisa. Allí sentados, mirando a la Maliciosa, al Peñoncillo y la Bola del Mundo, disfrutamos del tentempié de las 12, y a continuación aprovechamos para hacernos la tradicional foto de grupo.

Nada más ponernos de nuevo en marcha para tomar el camino de la Barranca hacia el Ventorrillo, observamos el vuelo de un buitre negro, del mismo color pero un poco más pequeño que el buitre leonado, ese otro gigante que tan acostumbrados estamos a ver.

A este carroñero le gusta en especial la parte muscular de los animales y evitan sus vísceras. Son una especie monógama que anida en los árboles. Desde luego en toda esta zona no debe de tener ningún problema para encontrar el emplazamiento que más pueda satisfacerle

Continuando hacia el ventorrillo, E. Cid, comenta que traía el encargo de su primo de comprobar si por alguna zona húmeda pudiera aparecer alguna seta, pero esta primavera apunta a ser muy triste en esto de las setas, la humedad brilla por su ausencia.

Pronto llegamos a la explanada donde estuvo el Sanatorio de Tuberculosos de Guadarrama, edificio construido entre 1914 y 1917. 

El aire puro de la sierra era positivo, pero no suficiente, para vencer al terrible vacilo de Koch (la tisis o peste blanca que hacía estragos). Afortunadamente con la aparición de nuevos fármacos dejó de tener utilidad, pasando al más absoluto abandono en la década de los sesenta.

En 1971 Paul Naschy (dirigido por León Klimovsky) protagoniza la película "La Noche de Walpurgis, rodada en las ruinas del antiguo sanatorio, y a partir de ahí se comienza a nombrar como Walpurgis (en la noche de Walpurgis, 30 de Abril, las brujas vuelan sobre sus escobas a celebrar rituales demoniacos y festejar la pronta llegada del verano) al desvencijado edificio.

En 1994 es demolido y restaurado el entorno, en el que ahora nos encontramos, una preciosa praderita con buenas vistas en la que abundan las matas de escaramujos (rosa Canina). Su fruto rojo cuando está maduro me encanta, pero, claro está, una vez libre de sus farragosas 16 semillitas.

Siguiendo la senda y con algún atrochado del que Antonio nos tiene acostumbrados, llegamos a la zona del Ventorrillo, encontrándonos con tres chalets antiguos y una fuente de grifo, todo ello en buen estado de conservación todavía.

Entre 1903 y 1904 se comenzó a utilizar el lugar para deslizarse sobre la nieve en tablas de madera, tablas que eran construidas por los noruegos Bidrger Sorensen (gran amante de la práctica del esquí, falleció por desgracia a la edad de 33 años víctima de una fiebre tifoidea en 1910 ) y Sigurd Christiensen.

Tenían la fábrica de maderas Maderas Sörensen Jakhelin y CIA, situada en la Calle Argumosa de Madrid. Su amistad con algunos españoles afines a la Institución Libre de Enseñanza y entusiastas de la montaña, entre los que estaban Manuel Bartolomé Cossío y Manuel González de Amezúa, contribuyó al nacimiento de la práctica del alpinismo en España

En 1906 o 1907 se funda el “Twenty Club, el embrión del Club Alpino Español, el cual se crea con sede en el Ventorrillo el 18 de mayo de 1908, siendo presidido por D Manuel González de Amezúa. 

Precisamente un poco más delante de los chalets y justo en la orilla de la M-601, en la cota de 1.500 m y escondido en la curva, nos encontramos un monolito de granito erigido a la memoria de dicho presidente.

Con precaución cruzamos la carretera M-601, antigua carretera de Villalba a La Granja, construida a finales del siglo XVIII, en época de Carlos III.

Tomamos el camino forestal de la Vaqueriza hasta un desvió a la izquierda para ir el pino de la Cadena, pino albar o silvestre, que en 1924 fue indultado de la corta por Ricardo Urgoiti, director del diario “el Sol”, como homenaje a su padre, y al que le fue colocada una cadena en su perímetro, hoy catalogado y protegido como árbol singular de la Comunidad de Madrid.

Cada cierto tiempo, los guardas forestales añaden un eslabón más a la cadena para no impedir su crecimiento.

Después de admirar su esplendor y sacar las consiguientes fotos de rigor, continuamos la senda hasta el arroyo Navalmedio o regato del Puerto, para luego seguir rio arriba. El zumbido de un helicóptero, al parecer realizando prácticas de rescate, nos hizo perder el encanto del lugar un ratito.

Llegados al cruce con el arroyo Matasalgado ya era hora de comer y nos paramos a dar cuenta del tradicional bocata montañero.

Reanudada la ascensión hacia el puerto por una senda paralela al cantarín regato del Puerto, pudimos observar varias matas de acebos en flor, preludio de sus preciosas bolas rojas de otoño y Navidad. Continuando por la empinada y preciosa senda, llegamos a la estación de tren de Navacerrada (inaugurada en 1923 para facilitar el acceso a la nieve a los madrileños). Cruzando las vías y siguiendo un poquito más hacia arriba estamos ya en el puerto, y esta vez nos fuimos a disfrutar de unas gratificantes cervezas al hotel restaurante el Pasadoiro, justo al otro lado de la carretera.

Muy agradable ruta, de unos 12 km y alrededor de seiscientos metros de desnivel, con un tiempo estupendo y muy buena compañía. Le concedemos 4,5 sicarias.
Ángel R. Otero

FOTOS

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