miércoles, 21 de agosto de 2024

Excursión 796: La Camorca desde el Puente de la Cantina

FICHA TÉCNICA
Inicio: Puente de la Cantina. Valsaín 
Final: Puente de la Cantina. Valsaín 
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia: 14,1 Km 
Desnivel [+]: 665 m 
Desnivel [--]: 665 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas/Agua: Sí/Sí
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 6

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta



















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta













TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

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RESUMEN
Parece que la palabra Camorca tiene cierta relación etimológica con la palabra camorra del latín camurus o torcido.

Como presagio de estas torceduras o engaños que nos iban a suceder durante la excursión y haciendo honor al nombre de la montaña de La Camorca que nos emprendíamos a alcanzar, en el punto de salida del Puente de la Cantina se nos apareció un zorro. El animal creo que nos echó un mal de ojo para el resto del día, que Jorge en vano intentó inmortalizar con su fotos pero eso sí no logró escaparse de las mías.

Aunque Antonio nos planteó la excursión en modo autoguiado siguiendo el track de la excursión 416_Montes de Valsaín realizada por el GMSMA hace ya seis años, nos reunimos un número mayor de guías y potenciales guías que senderomagos que se dejasen llevar. Suerte que no nos acabáramos perdiendo con tanta mente interprete de OruxMaps y Wikiloc.

El primer contratiempo vino de fallarnos Nicolás con lo que esta excursión la realizamos tan solo seis senderomagos en vez de los siete que estaban previstos, más Mecha como representante del sector perruno. Total un senderomago menos que hace seis años y un perro menos también.

Vamos, que todo iba ser de otra manera a lo que parecía en un principio. Camurus, camura, camurum, Camorca a tutiplén.

Resulta que el Puente de la Cantina donde habíamos quedado es o era en realidad el Puente de los Mosquitos. La Fuente de la Canaleja que está donde aparcamos el coche, parece que no tiene otro nombre, pero más adelante nuestro primer objetivo de alcanzar, la Fuente de la Reina, en realidad era la Fuente Fría, Fuenfría que da nombre al puerto y valle cercano. Lo del Casarás pues igual, que no hay tal monasterio.

La siguiente torcedura o desvío, resultó tras cansarnos de ir por pista asfaltada por lo que era la antigua carretera de Segovia y al poco de pasar el arroyo del Telégrafo nos echamos campo a través en busca del sendero que sube junto al arroyo de la Royonda, hasta la Fuente de la Reina.

El resto de la ruta coincide íntegramente con el track propuesto, por lo que en esta crónica pasaré de forma más ligera por los caminos seguidos.

Una vez descansados en la Fuente de la Reina disfrutando de su rica agua, nos dirigimos hacia la Casa de Eraso y en busca del tesoro de los Templarios escondido en el Convento de Casarás. Bueno en realidad este es otro de los engaños del día pues ni existe tesoro ni convento.

Todo forma parte de la leyenda en la que también se ve involucrado la Cueva del Monje, que esta sí es real pero lo del monje pues parece que tampoco.

A falta de tesoro, Ricardo nos prometió entregar su estadística personal de los números de la bonoloto de forma que pudiéramos apostar por aquellos que son más probables que se repitan, pero con tan mala suerte como no podía ser de otra forma en el día, que su trabajo le lleva a la conclusión de que todos los números han salido aproximadamente las mismas veces. No hay forma de hacerse rico.

En fin, que un poco decepcionados con lo de Casarás, que realmente proviene este nombre de la degeneración popular del vocablo de la Casa de Eraso o abreviando Casa Eras o Casarás para ahorrarnos otra palabra, pues retomamos nuestros pasos hacia la Fuente de la Reina para poco más adelante, tras alcanzar la Praderas de la Venta o praderas de las Camorcas, emprender la subida a esta redondeada montaña.

Paseando por las praderas de la Camorca, Juan Martínez nos llevó a ver las ruinas de lo que fuera en su día la Venta de la Fuenfría. Allí los temporeros gallegos que venían a segar a Segovia siglos atrás paraban a descansar. Parece que los pobres no lo pasaban muy bien y Rosalía de Castro se ensaña con el trato que recibían de los castellanos.

En La Camorca se mantiene un puesto de vigilancia forestal desde donde se domina un amplio espacio de la Sierra de Guadarrama. Lo que más me gusta es lo bien que se ve el camino de la Fuenfría que antes comunicaba las dos mesetas así como el de Navacerrada por donde va la actual carretera, atribuido al ilustre Juan de Villanueva.

Paramos a comer una vez descendimos del camino que baja hacia la Camorquilla y para hacernos más ameno el rato, Raquel nos plantea la paradoja de Monty Hall.

Aquí ocurre el siguiente engaño. Se trata de elegir una de las tres puertas detrás de una de las cuales hay un coche y mantenernos en esa elección o cambiar a una segunda elección si nos descubren una de las puertas que no tiene coche. Hete aquí el siguiente engaño del día, pues ninguno es capaz de explicar matemáticamente porqué es mejor cambiar de elección, incluso parece incongruente.

En fin, que con el calentón mental que nos damos y los calores que empiezan a apretar un poco, nos disponemos a ver si nos podemos refrescar en el río Eresma.

Desde el collado donde comimos giramos abruptamente a la derecha en dirección Este descendiendo por entre helechos, suelo blando de bosque y rama suelta en busca del arroyo del Tesoro.

De nuevo se nos engatusaba con los tesoros de los que ya decepcionados no prestamos mayor atención salvo a ver por dónde poníamos el pie. Poco más adelante giramos hacia el Eresma a la altura del Puente de los Vadillos

Nuevo engaño del día, pues está prohibido bañarse en el río y alcanzado el espacio de los Baños de Venus, un cartel bien grande así lo indica, con lo que no hay más posibilidad que la de mojarse un poco la cara y los pies.

Seguimos río arriba de nuevo al Puente de la Cantina, y el infortunio se ceba esta vez con Raquel, que engañada por una mata en el suelo poco firme, para nuestra sorpresa, se cae al río desde dos o tres metros de altura.

Con gran susto para todos acudimos a ayudarla con la tranquilidad de ver que estaba bien aunque empapada con su ropa en el agua y pese al desnivel desde el que había caído. Juan y Jorge acuden a ayudarla a buscar su terminal móvil por el fondo de la poza sin mucho éxito.

Al final nos salieron algo más de catorce kilómetros y pese a los torceduras del día haciendo honor a la etimología de la Camorca, acabamos celebrando el reciente cumpleaños de Juan, el que a Raquel no le hubiera pasado nada además de encontrase con la oportunidad de renovar su móvil, el llegar igual de pobres que salimos pero con una excusión más, sin tesoro alguno, sin ventajas estadísticas en la lotería y con deberes para casa para dar explicación al paradigma de Monty Hall. Si te rindes, la solución la puedes encontrar aquí.

Por todo ello, a esta excursión con un IBP INDEX de unos 75 puntos, de esfuerzo medio para una forma física media, le otorgo la máxima calificación posible de cinco sicarias.

Esperemos que, cuando la volvamos a repetir en el futuro, seamos como poco igual de afortunados que en este día porque mirando lo positivo todo resulto bastante bien.
César Rodríguez

FOTOS

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