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RESUMEN
Hoy 7 de agosto, habíamos quedado en la puerta del restaurante Los Porrones, en la Pradera de Navalhorno, para realizar una corta pero intensa excursión por los bosques segovianos y por la ribera del río Eresma, y de esta forma intentar mitigar en la medida de lo posible, las altas temperaturas estivales con los que nos viene obsequiando en los últimos años este mes.
Los bosques de la parte norte de la sierra de Guadarrama siempre constituyen un refugio ideal para los meses de más calor, al cobijo de sus altos pinos, sus refrescantes arroyos y sus bien surtidas fuentes, aún en esta época del año.
Hoy íbamos a trazar una ruta circular, pasando por dos de sus peñascos más renombradas: el Colmillo del Diablo y por el atributo más conocido de Pacheco, el Cojón.
Lo íbamos a hacer, y digo íbamos, porque al final no lo hicimos, siguiendo un track de un usuario de wikiloc que sospechamos puede ser vecino de estos lugares, ya que siempre nos sorprende en muchos de sus recorridos con lugares pocos conocidos y senderos poco transitados.
Llegada la hora, partimos del restaurante, y cruzamos la carretera en dirección al aparcamiento del CENEAM, rodeamos las construcciones del complejo por su parte derecha, para tomar un bonito sendero que se integra en el pinar.
Nada más pasar el arroyo de Peñalara, Rosana sugiere acercarnos a ver la fuente de Los Hornos. Como la tenemos marcada en nuestros GPS, salimos del cómodo sendero y campo a través y GPS en mano, vamos acercándonos a ella tratando siempre de buscar los lugares más cómodos para avanzar.
En unos pocos minutos, y en una zona de helechos, intuimos la posible ubicación de la fuente. Y voilá, ahí está…. y esta vez con agua. Otras veces que me he acercado estaba seca. Quizás sea una de las fuentes menos conocidas, y mira que los bosques de Valsaín albergan gran cantidad de ellas. Está ubicada cerca de la carretera, pero sin camino definido (por lo menos que yo conozca).
Desde la fuente, y también sin sendero definido, nos encaminamos en dirección sureste hacia la gran pradera conocida como los Praderones (que nombre más original). A esta gran pradera de la que parten varios caminos, hubiéramos llegado también por el sendero que seguíamos antes de desviarnos a la fuente.
En ella, es habitual encontrar ganado pastando y también apilamientos de troncos cortados. En el mes que estamos y con el suelo tan seco, hoy solo había troncos……
En la pradera, tomamos el segundo sendero que sale en dirección este para ir a visitar la segunda fuente del día. La del Tío Conrado. A ratos por sendero y a ratos campo a través llegamos a la fuente, en la que algunos aprovechamos para refrescarnos.
En este punto, Rosana indica que el track que llevamos vuelve a bajar para subir luego de nuevo.
Por no perder altura, yo sugiero ir hacia arriba para buscar la fuente del tío de la Bota y luego la fuente de la Merendera, y desde esta última alcanzar la pista asfaltada y siguiendo la misma un tramo, descolgarnos hacia el Cojón de Pacheco.
Sin embargo, algunos no estaban por la labor ….
Marcos H. “sí vais a seguir buscando fuentes me doy media vuelta”, ingenuo de él, más le valía haberlo hecho de saber lo que le esperaba.
Pepa le hacía los coros “más fuentes, pues vaya” ….
¿Ah sí? Debió pensar Antonio, y tomando los mandos para sofocar el incipiente motín, dijo, pues ni para arriba ni para abajo, todo recto .. Coñ…. Antonio, pero ¿por dónde? Si no hay camino…. Pues hala, campo a través allá que vamos. Eso pasa por preguntar.
Al principio más o menos la zona era transitable, pero al llegar a un punto, consultando el GPS y por intentar ir derechos hacia el objetivo, nos metimos en un buen berenjenal …
Avanzábamos entre la vegetación en modo jabalí, como le gusta decir a nuestro buen amigo Juanito, y lo que nos íbamos encontrando no eran precisamente berenjenas….
Pepa había invitado hoy a una amiga que ya llevaba un rato protestando por donde nos estábamos metiendo …. ¡Y nosotros le decíamos! ¡Uf! ¡Qué vas por mal camino…! ¡Que aquí no se protesta, se sufre en silencio! ¡Que como te oiga el jefe no vas a volver! De hecho, no ha vuelto después de esta excursión ¿Por qué será?
En muchos momentos eché de menos un machete que nos ayudara a abrirnos paso. Sorteábamos la vegetación y las zarzas como podíamos, por donde mejor se intuía, llevándonos pinchazos en brazos y piernas.
De vez en cuando nos encontrábamos con zonas embarradas que teníamos que salvar por donde podíamos …. “Por aquí no os metáis, intentar ir más arriba, que aquí me meto hasta el tobillo …”. El perro de Rosana, Toffee se revolcaba y refrescaba a sus anchas en algunas de estas zonas, para desesperación de su dueña ….. Menos mal que no hay nada que luego no pueda arreglar un buen manguerazo ¿no?
Estoy seguro de que a estas alturas ya había alguno/a que se debió arrepentir de no a ver subido hacia las fuentes…… pero ya era demasiado tarde ….
Como indicaba el nombre de nuestro primer objetivo de hoy, por cojon…. salvamos como pudimos primeramente el arroyo Valdeclementillo y más adelante el arroyo Valdeclemente (ese que baja de la fuente del mismo nombre) …… Ya sé, ya sé, ya estoy de nuevo con mis fuentes, reconozco que son mi debilidad ….
Me encanta coleccionarlas y marcarlas en mi GPS, que le vamos a hacer, por eso ya llevo más de 1.400 …. Como a veces insinúa Paco Nieto, ¿tendrá algo que ver con mi segundo apellido? .... Ahí lo dejo…
Una vez superado ese último arroyo, salimos a un pequeño sendero que viene de la parte alta de la ladera. Enfrente nuestro, arriba en un pequeño cerro, se encuentra el famoso atributo de Pacheco. Nos separan de este unos 30 mts de desnivel.
¿subimos por el sendero y lo rodeamos por arriba? ¿para qué? Si hoy tocaba jabalinada, pues a rematar la faena campo a través, y monte arriba por donde mejor se podía, nos tiramos a superar esos metros de desnivel. ¡!!!!Bendito GPS y benditos mapas!!!! que si no es por él a saber dónde hubiéramos acabado hoy … Y acabamos la subida en la misma mole del Cojón de Pacheco.
Aquí aprovechamos para hacer el Ángelus y descansar un poco. Unos ya lo conocíamos de anteriores pateadas, más cómodas que la de hoy. Otros no, y por eso empleamos el momento para inmortalizar el enorme pedrusco.
Una vez recuperado el resuello y las fuerzas, salimos en dirección oeste a buscar unos metros más adelante, el sendero que baja de la pista asfaltada, esa que recorre todos los pinares de Valsaín por sus dos vertientes ….
Lo tomamos en dirección descendente y apenas unos cuantas decenas de metros más adelante, nos desviamos a la izquierda, por un sendero poco definido en dirección al segundo objetivo del día el Colmillo del Diablo.
Sin mayores dificultades, llegamos a él, y pasamos debajo del mismo, no sin tomar alguna que otra fotografía de la singular roca. De aquí ya solo nos quedaba atravesar el arroyo de la Boca del Asno, tomar mas adelante el camino que baja por la ladera, para ir al encuentro de la carretera, y una vez cruzada ésta, alcanzar el área recreativa de la Boca del Asno.
Llegamos al área recreativa, y nos sentamos en una de las mesas del quiosco que allí hay instalado. Aprovechamos para tomar algo fresquito y algunos, para ir a refrescarse un poco a la zona de las pozas.
Ya sabemos que está prohibido el baño, pero las pozas estaban llenas de gentes, y eso que el centro de interpretación del parque está más arriba ….
La primera intención era comer junto al río, pero viendo lo bien que se estaba en las mesas sentados a la sombra, con bebida fresquita, Antonio dio la orden de comer allí mismo. Algunos lo agradecimos y pedimos uno de los ricos bocadillos que preparan allí. Después café y solo faltó el puro ……
De los tres compañeros que se habían acercado al río, solo había regresado uno, así que allí estuvimos un buen rato esperando, entre unas cosas y otras creo que más de una hora, a ver si regresaban las otras dos ..
Al final cansados ya de esperar, nos levantamos, recogimos las mochilas de las dos compañeras que faltaban y nos encaminamos al puente que cruza el Eresma donde se encajona este y donde se forman esas pozas y saltos tan codiciados por los bañistas…. ¡Y resulta que allí no estaban!
Llamamos al móvil de una de ellas y resulta que ¡se lo había dejado en la mochila!
Viendo que era imposible contactar con ellas, y para no dejarlas sin ropa adecuada ni calzado, decidimos devolver sus pertenecías a la mesa donde habíamos estado sentados, por si aparecían por allí. Y en eso estábamos cuando aparecieron. Se llevaron la reprimenda oportuna. No eran conscientes de haber estado ausentes tanto tiempo, ¡en fin!
Sospechábamos que habían ligado con algún apolíneo lugareño en las pozas …. pero parece ser que no fue así. A saber, que les entretuvo …
Ya una vez todos juntos, subimos a la parte alta del mirador de la Boca del Asno, para luego bajar al lecho del río, unos por las escaleras, y otros por la senda que de forma tendida baja hacia el mismo.
Aprovechando la frescura que aporta el río, fuimos bajando paralelos al mismo por su margen izquierda, pasando junto a la Peña de la Barca donde hay tallado uno de los sellos que marcaban las Pesquerías Reales, hasta alcanzar el puente de Navalacarreta, que atravesamos por el pequeño ojo que hay bajo el este.
Continuamos el descenso sin cruzar el río, al resguardo de la sombra que ofrecen los pinos que acompañan al Eresma en este tramo. Más adelante dejamos en el otro margen, el área recreativa de los Asientos.
Alcanzamos el puente peatonal que hay junto al puente de los Canales, y aprovechamos este para cruzar al otro margen del Eresma. Unos metros más adelante cruzamos también el arroyo Peñalara, que todavía llevaba bastante agua a estas alturas de verano, por su puente de madera.
Cuando llegamos a la altura del puente de los Canales, en lugar de atravesar este, tomamos el sendero que sube paralelo al mismo hacia la carretera a la altura de la Máquina Vieja. Allí tras transitar unos pocos metros paralelos a la carretera tomamos, sin cruzarla, un camino que en unos pocos cientos de metros nos devuelve a la entrada de las primeras casas de la Pradera.
Finalizamos la excursión en el bar los Porrones, y aprovechando que estaba abierto todavía nos sentamos en una de las mesas a tomar algo.
Con el cachondeo que teníamos con Nicolás y las llamadas que llevaba recibiendo toda la mañana, preguntado por un piso que estaba en venta…. ¡!Vendido!!! ¡!!Vendido!!! Vemos que aparece por una puerta de una vivienda aledaña al restaurante, un paisano con cara de haberse levantado de la siesta.
Parece ser que le despertamos nosotros y estaba algo molesto por tanta algarabía. Nos disculpamos por ello y nos levantamos de las mesas dando por finalizada la bonita y aventurera excursión de hoy.
Por todo lo contado, le otorgo un 4.
Carlos Revilla
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