miércoles, 23 de abril de 2025

Excursión 841: Río Aulencia desde Colmenarejo

FICHA TÉCNICA
Inicio: Colmenarejo 
Final: Colmenarejo
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia: 15,7 Km 
Desnivel [+]: 440 m 
Desnivel [--]: 440 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas/Agua: Sí/Sí
Ciclable: Sí
Valoración: 
Participantes: 31

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta



















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta













miércoles, 16 de abril de 2025

Excursión 840: Atalaya del Berrueco y ermita de Valcamino

FICHA TÉCNICA
Inicio: El Berrueco 
Final: El Berrueco
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 11,7 Km 
Desnivel [+]: 297 m 
Desnivel [--]: 297 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas/Agua: No/Sí
Ciclable: Sí
Valoración: 4
Participantes: 11

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RESUMEN
El miércoles anterior a la Semana Santa, 11 senderomagos nos reunimos en El Berrueco para iniciar una ruta sencilla con el ánimo de ir haciendo hueco para las torrijas venideras.

Antes de comenzar la excursión, decidimos recorrer este pueblo-museo porque parecía bastante interesante conocer algunas de sus calles y rincones.

Un poco de historia: Berrueco, del latín, Verrucus, que significa "peña o roquedo", de ahí la gran cantidad de elementos distribuidos por el pueblo hechos por los canteros en granito.

La ubicación de El Berrueco ha atraído a diversas civilizaciones dese los romanos hasta los árabes, lo cual ha contribuido a que se puedan encontrar vestigios arqueológicos y arquitectónicos de distintas épocas.

Durante la dominación romana no fue importante centro urbano, pero sí una zona de paso y acceso a recursos naturales como canteras de piedra.

Hay indicios de la influencia visigoda en algunos elementos arquitectónicos que se han descubierto en la región como la iglesia de Valcamino, que actualmente está vallada, pero con una maqueta-foto que refleja con detalle el edificio original.

Durante los siglos XI y XII pasó a formar parte del reino cristiano de Castilla. En el S XIII se integró en la Comunidad de Villa y Tierra de Buitrago, formando parte de una Red Hidalga, es decir, un conjunto de territorios gobernados por Hidalgos que tenían ciertos privilegios y deberes.

Con la llegada de la Edad Moderna, comenzaron a desarrollarse actividades comerciales, como por ejemplo la explotación y comercio de piedra. En el siglo XX, se produjo un periodo de modernización y cambios, se construyó el embalse del Atazar, completado en 1972, transformando el paisaje y la economía local.

Inicialmente tenía como objetivo principal abastecer el agua a la Comunidad de Madrid, pero su construcción también fomentó el turismo y la creación de infraestructuras. En la actualidad, el municipio conserva su encanto y autenticidad a pesar de la modernización.

A las 10:30 h, todos puntuales, comenzamos recorriendo el pueblo viendo los distintos elementos de la arquitectura de granito que han instalado por sus calles.

Pasamos junto abrevaderos, piedra de molino, pila de pesebre, hornilla palomera (acceso de entrada al palomar), potro de herrar, pila de lavar la ropa, rulo de era (para endurecer el suelo) y pila de la fragua.

Callejeando llegamos a la Iglesia Parroquial de Santo Tomás Apóstol, edificio realizado en varias fases en el siglo XIII, aprovechando un ermita mudéjar anterior. Tiene una torre de planta cuadrada y tres cuerpos de altura. Destaca su portada, formada por tres arcos de medio punto.

Desde su elevado mirador pudimos disfrutar de una de las mejores vistas de la sierra mientras nos hacíamos la primera foto de grupo. Terminamos el recorrido en el Vía Crucis.

Saliendo del pueblo, fuimos rodeando el embalse del Atazar, siguiendo la Senda de Genaro (GR-300), que el grupo recorrió en su totalidad hace unos años.

Se notaba la lluvia de días anteriores, ya que tuvimos que cruzar tres pequeños riachuelos en el camino con mucha agua. Como siempre, los primeros fueron poniendo piedras para facilitar el paso a los menos ágiles.

Los enebros se encuentran a nuestro paso, y mientras contemplamos el embalse de El Atazar, a alguno se le ocurrió que podíamos darnos un baño, pero la propuesta, como era de esperar, no tuvo seguidores en esta ocasión.

Hoy el grupo es muy tranquilo, caminamos sin bullicio entre las jaras a punto de florecer. El sol durante bastante tiempo fue nuestro compañero.

Lentamente ascendíamos hasta el Cerro Morro (1035m), donde tomamos el ángelus, mientras contemplábamos el bello paisaje que nos rodeaba.

Teníamos ante nuestra vista: Cabeza Cerugea, Cabeza Antón, La Tornera, Antena del cerro Matachines, Peña de la Cabra, Peña El Águila, los Montes Carpetanos, La Cabrera... y un montón de picos que iba desgranando Carlos para los que nos ubicamos con cierta dificultad.

Después de saciar el hambre, nos dirigimos a la Atalaya de Torrepedrera, comúnmente conocida como Atalaya del Berrueco

Es una torre-vigía de origen musulmán, construida en algún momento indeterminado entre los siglos IX y X, esto es, entre el emirato de Mohamed I de Córdoba y la época de Abderramán III.

Formaba parte de un sistema de atalayas, levantadas por los musulmanes en diferentes puntos de la Sierra de Guadarrama, que tenían como función vigilar los principales valles y vías de comunicación islámicos, ante posibles incursiones cristianas.

Esta red defensiva tenía una gran importancia militar, por su enclave en una zona fronteriza, conocida como la Marca Media de Al-Ándalus.

En 1983, fue declarada Monumento Histórico-Artístico, actualmente se utiliza como punto de vigilancia contra incendios.

Tiene una ferrata de acceso para llegar a la cima. ¿Cómo no íbamos a subir ?. ¡Pepa, Ángel, Celia... coronándola con la foto correspondiente!

Ya de vuelta, atravesamos senderos entre jaras y campos repletos de flores amarillas, alfombrando praderas y valles.

Y casi de casualidad, nos topamos con las ruinas de la iglesia de Valdecamino, una pequeña ermita rural ubicada en un altozano, junto a un manantial, entre dos afluentes del río Jarama, los arroyos Jóbalo y San Vicente.

El templo visigodo primitivo era una iglesia de nave única y cabecera rectangular, con un encachado que la eleva ligeramente sobre el nivel de solado del resto del templo. El ábside conserva, apoyado en su muro testero, un bloque prismático de caliza a modo de altar.

Se hallaron varias tumbas, en una de una de ellas, situada en el interior, se descubrieron los restos de una mujer mujer. Los dos enterramientos exteriores hallados, eran de niños, ambos depositados en tumbas excavadas a gran profundidad en la roca natural y tapadas por lajas de granito.

Al parecer, tras un prolongado abandono, la ermita volvió a ser utilizada como lugar de culto ya en época medieval.

La lluvia suave nos acompañó al final del camino, y dos paisanos no pasiegos, reacios a terminar tan pronto la ruta, se sentaron en una piedra plana para contemplar a lo lejos el pueblo, sólo les faltaba pastorear para completar la bucólica imagen.

Ya en el pueblo decidimos comer porque de haberlo hecho en el camino, la lluvia amenazaba y desistimos.

Así dimos por finalizada esta estupenda ruta por El Berrueco, museo de la cantería, entre el agua y la piedra, entre fluir y permanecer ante la historia.

Un 4 le otorgo a esta ruta, por lo disfrutado y visto.
Belén Suárez 

FOTOS

miércoles, 9 de abril de 2025

Excursión 839: La verde Casa de Campo

FICHA TÉCNICA
Inicio: Casa de Campo
Final: Casa de Campo
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 16 Km 
Desnivel [+]: 171 m 
Desnivel [--]: 171 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas/Agua: No/Sí
Ciclable: Sí
Valoración: 4
Participantes: 47

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RESUMEN
Imagino que debido a que el tiempo anticipaba ser espectacular y al tratarse de una ruta “muy céntrica”, muchos senderomagos (45) nos unimos a esta excursión, incluyendo a algunos que hacía tiempo no nos veíamos, como Flor que consiguió su estrella negra de 100 excursiones.

El día resultó caluroso con un sol luciendo espléndido, que hacía que el verde de la hierba, exuberante debido al lluvioso mes de marzo, se viera de forma más intensa.

Comenzamos la excursión a la Casa de Campo, llamada así porque nació para ser la casa de campo de la monarquía y nobleza, desde el aparcamiento de Rodajos, iniciando nuestra caminata por senderos que en algún momento nos hacían olvidar que estábamos en la Capital, porque recordemos es el parque público más grande Madrid.

Hicimos un pequeño alto en el camino para observar el tronco de un árbol que alguien dijo tenía 150 años, según sus anillos.

A continuación paramos en el jardín, con hospital de insectos incluido, con un monumento dedicado al Sagrado Corazón, donde Paz, con su sapiencia, nos hizo una pequeña explicación del mismo.

La imagen religiosa está custodiada por dos obuses de la guerra civil pintados de color verde. Todo el conjunto está rodeado por un cuidado y pequeño jardín.

El lugar tiene un origen bélico (durante la Guerra Civil la Casa de Campo fue zona de grandes enfrentamientos) pero hoy es parada tranquila en la ruta de ciclistas y paseantes.

Pasamos por el redil de las ovejas “bomberas” que pastan y de paso limpian la vegetación que puede convertirse en combustible de cara a la época de incendios estivales. Este año, se van a hartar a comer!!!

Además regeneran y fertilizan el suelo y a nivel cultural y educativo, sirve para aproximar lo rural a la ciudad. De hecho, encontramos a alumnos de un colegio pasando un estupendo día.

Allí posaron, para una divertida fotos, los compañeros con apellidos a tono con el lugar: Merino, Cordero y Cabrerizo.

Llegamos al Portillo de los Pinos desde donde se podían ver a lo lejos los picos de la Cuerda Larga todavía con nieve.

Y seguimos, ya sin sendas ni pistas, hasta que Antonio decidió que parásemos para reponer fuerzas en el conocido ”Ángelus”.

En este punto, los reporteros gráficos tomaron la foto de grupo, en la que se unieron Rosa y Melchor, que no habían podido salir con el grupo y nos habían perseguido hasta que consiguieron alcanzarnos.

Tras el descanso, pasamos por el puente de la Garrrapata, nos acercamos a ver una lagunilla en la que había ranas y llegamos después de una pequeña subida hasta el cerro de Morán.

A unos pocos cientos de metros más arriba, el Cerro Garabitas, que por ser uno de los puntos más elevados de la Casa de Campo, con sus 677 metros de cota, fue escenario de diversas batallas durante la Guerra Civil.

Según la leyenda, es el último lugar que visitan las almas de los que han vivido y muerto en Madrid, antes de abandonar este mundo y subir al cielo.

Dichas almas brillan como puntos luminosos en lo alto del firmamento. “De Madrid al cielo y allí un agujerito para verlo”.

Con el cielo totalmente despejado pudimos ver una bonita panorámica de Madrid. Tras una bajada algo empinada, llegamos al estanque del Repartidor, desde el que se distribuye el agua al resto de zonas del parque.

En agradable paseo, alcanzamos una fuente situada junto a la subestación de la Casa de Campo. Pasamos junto a unas instalaciones deportivas, cruzamos el puente de Cobatillas, vimos la fuente de San Roque y al llegar a  la Fuente del Pajarito, con una hermosa forma de menina velazqueña, llenamos nuestras cantimploras de agüita fresca.

Por fin, alcanzamos El Lago, donde comimos nuestros bocadillos, unos sentados en mesa y sillas; y otros, en los bancos alrededor del Lago. ¡La vista era inmejorable!

Después, iniciamos la ruta para volver a los coches por el Camino de María Teresa, del Ruiseñor, San Pedro y senderos rodeados todos ellos de imponentes pinos alfombrados de verde.

Llegados a los coches, unos marcharon y otros pararon a tomar la cervecita de rigor en el bar restaurante La Manzana.

Doy una puntuación de 4 sicarias a la ruta porque la Casa de Campo estaba insuperable con el color verde como protagonista.
Teresa Hernández

FOTO REPORTAJES