Inicio: Granja de San Ildefonso
Final: Granja de San Ildefonso
Final: Granja de San Ildefonso
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 11,1 Km
Desnivel [+]: 455 m
Desnivel [--]: 455 m
Desnivel [+]: 455 m
Desnivel [--]: 455 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua: Sí
Dificultad: Baja
Pozas y agua: Sí
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 24
Valoración: 5
Participantes: 24
MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta
PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta
TRACK
* Track de la ruta (archivo gpx)
PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
* Mapa 3D (archivo kmz)
RUTA EN WIKILOC
* Ver esta ruta en Wikiloc
PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
* Mapa 3D (archivo kmz)
RUTA EN WIKILOC
* Ver esta ruta en Wikiloc
RUTA EN RELIVE
* Ver esta ruta en Relive
* Ver esta ruta en Relive
RESUMEN
Un año más, nos acercamos a disfrutar de los atractivos que ofrece el entorno de la Granja de San Ildefonso. En esta ocasión con muchos alicientes: el Chorro Grande y las calderas (pozas) del río Cambrones, más los judiones para comer y de remate de fiesta contemplar el encendido de cuatro fuentes en los jardines del Palacio.
En la explanada del Palacio de la Granja nos reunimos más de los esperados, sin duda atraídos por la prometedora agenda sendero lúdica que nos esperaba.
Tras la foto de grupo con el Palacio de fondo, nos dirigimos hacia la plaza de toros. Cruzamos la plaza de los Dolores que, como cada miércoles, estaba ocupada por los puestos del mercadillo, que a estas horas no tenían mucha gente todavía.
Al llegar al recinto taurino, donde celebran encierros en las fiestas del pueblo, seguimos el sombreado paseo del Molinillo para, cruzando un puente, dirigirnos en dirección este a la urbanización Seo de Urgel donde, tras pasar un portón, se inicia en dirección noreste el camino del Chorro, al que se llega, en suave pendiente, por un frondoso robledal por el que arroyos y acequias se entrecruzan duplicando aún más su belleza.
Al cruzar el arroyo de la Fuente del Infante, nos sorprendió la zona de helechos que le sigue a continuación, este año muy verdes y de gran altura, como nunca los habíamos visto.
Un poco más adelante nos internarnos en un sombrío pinar y enseguida alcanzamos la base del Chorro Grande, desde la que se tiene una singular perspectiva de esta cascada, la más alta de toda la sierra de Guadarrama. El salto está dividido en tres tramos, interrumpidos por pequeñas pozas, y juntos suman 80 metros de caída casi vertical.
No tenía mucha agua, pero el espectáculo sorprendió igualmente a los que nunca lo habían visto. Tras las fotos de rigor, retrocedimos sobre nuestros pasos hasta alcanzar de nuevo el camino, lo seguimos cruzando enseguida el arroyo procedente del Chorro Grande.
A pocos metros, tras una pequeña cuesta, dejamos la pista para cruzar un portón y seguir por la izquierda un bonito camino en dirección norte rodeado de espectaculares robles que en su parte final desciende en busca del arroyo del Chorro Chico.
El lugar no puede ser más hermoso. A la sombra de los robles, entre rocas musgosas y amenizados con el sonido del agua en su descenso entre las rocas, nos tomamos el tentempié de media mañana, como es costumbre llegando la hora del ángelus.
Tras la breve parada, ascendimos unos metros hasta dar con un camino que hace de cortafuegos, en el que estaba otro grupo de senderistas con el que hemos coincidido en otras ocasiones.
Nos intercambiamos fotos de grupo y continuamos hacia el oeste por la pequeña cuerda del cerro. Era espectacular el contraste de colores que formaban las nubes blancas con el cielo azul, el verde de los robles y el amarillo de las flores del camino.
Todo un espectáculo para la vista, que en días como hoy hace que se valore todo el esfuerzo porque la recompensa merece la pena.
A los pocos metros dejamos el camino, que de seguirlo nos llevaría hacia la Granja, para desviarnos a la derecha y descender, sin senda alguna, entre robles y frondosos helechos hasta dar con una pista que recorre la finca Mata de la Saúca, que seguimos hacia la izquierda para enseguida buscar un rústico puentecillo de piedra que cruza el arroyo del Hueco y que la vegetación circundante mantiene casi oculto.
Al otro lado del arroyo, seguirnos una desdibujada senda paralela a él, que entre esbeltos pinos desciende al encuentro con el río Cambrones, con el arroyo del Hueco siempre a nuestra izquierda.
Llegados al río, en un punto intermedio entre la Cacera Madre y la Caldera Primera. Lo vadeamos como pudimos con la ayuda de unos troncos y piedras, cruzándolo con sumo cuidado para no darnos un bañito antes de tiempo,
Seguimos durante un corto tramo el río, disfrutando del murmullo del agua y la refrigerante sombra de su arbolado, con la idea de visitar las tres primeras calderas, las más escondidas, buscando para ello los senderos más próximos a la ribera.
Sin embargo, en dos ocasiones hay que alejarse momentáneamente del agua para salvar grandes riscos que impiden seguir junto al río. Una vez entre la Caldera Primera y Segunda y otra entre ésta y la Tercera.
Cada poza es distinta, la Primera es muy bonita, con un pequeño salto de agua en su inicio, la Segunda es la más oculta y salvaje y, por ello, también la más atractiva para los que van buscando intimidad. En ella hay unas enormes marmitas gigantes labradas a base de paciencia y el roce de piedras arrastradas por el agua. La Tercera es alargada y profunda, alcanzando los tres metros, con una cascada que forma una especie de jacuzzi en su inicio, invisible desde el otro extremo de la poza, a ella José María la llama Caldera Mágica, por no sé que leyenda de algún senderemago caminado por sus aguas, como lo demuestra esta foto.
Las tres siguientes calderas no las visitamos porque se nos hubiese hecho tarde para estar a tiempo a la hora concertada para la comida, por lo que iniciamos el regreso remontando la ladera, en dirección perpendicular al río, hasta dar con la senda principal que, siguiéndola hacia la izquierda. Por ella continuamos, viendo desde lejos las calderas en las que habíamos estado, hasta alcanzar una caseta y acequia de captación de agua, llamada Cazera Madre.
Detrás de la caseta sale una senda, que nada más pasar un portón de hierro se interna en un placentero bosque de robles. con el río a nuestra izquierda, hasta otro portón de hierro y un romántico puente de madera que cruza el río Cambrones, al que le faltaban algunas tablas.
En este punto, nos despedimos del río, que continua su camino hacia el embalse de Portón Alto, donde entrega sus aguas, mermadas, eso sí por la que le roban en la Cazera Madre.
Continuando hasta la pasarela que accede a la pista que baja hacia San Ildefonso, por ella seguimos, con magníficas vistas de la ladera por la que se descuelgan los dos Chorros.
Al poco, cruzamos el Arroyo del Chorro Grande por el Puente de la Princesa, y seguimos por la calle del Pocillo, Puerta de la Reina y el Parador, regresando así al punto de inicio, la explanada del Palacio de la Granja, donde nos esperaba un rico menú en el la estupenda terraza del bar Segovia.
Como postre, los que habíamos comprado las entradas (a 4 euros), nos acercamos a los jardines del Palacio para admirar el encendido de las cuatro fuentes que tocaban hoy: la del Canastillo, Ocho Calles, la de las Ranas y la de la Fama. Todas ellas espectaculares aunque a mi, la de las Ranas fue la que más me gustó.
Por el hermoso día, al principio hasta fresquito, las magníficas vistas desde el Chorro Grande, lo refrescante del paseo junto a las calderas, la agradable comida en terraza, el magnífico espectáculo de las fuentes y la estupenda compañía, esta ruta se merece una puntuación de 5 sobre 5.
Paco Nieto
No hay comentarios:
Publicar un comentario