* Mapas de localización y 3D de la ruta
PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta
* Perfil, alturas y distancias de la ruta
TRACK
PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
RUTA EN WIKILOC
RESUMEN
Se cree que en el cerro donde se encuentra hubo un asentamiento celta. El castillo data del siglo XV y se construyó alrededor de una iglesia gótica del siglo XIV.
Tuvo diferentes dueños, en sus inicios, perteneció al Condestable Ruy López Dávalos, después pasó a D. Álvaro de Luna en tiempos del rey Juan II y, tras su caída en desgracia y ejecución en 1453, entra a formar parte de los bienes de la corona hasta que su sucesor Enrique IV lo cede a D. Beltrán de la Cueva
De ahí que en su entrada existan dos escudos, el de Álvaro de Luna y el de Beltrán de la Cueva, quien lo mantiene en su familia y para sus sucesores con el título de marquesado en el siglo XVI.
En el XVII, pasa a la casa de Montijo, familia que lo conservará hasta finales del siglo XIX, cuando pasa a la Casa de Alba.
Según la leyenda, el rey Alfonso VI mantuvo aquí un romance con la bellísima princesa Zaida, hija política de Abenabeth (rey de Sevilla, Muhámmad al-Mutámid).
La bella dama se casó con el rey castellano, poco antes de la conquista de Toledo, se acomodó en la corte castellana, renunció al islamismo y se bautizó en Burgos con el nombre de Isabel.
El paso del tiempo y las diferentes guerras lo dejaron en estado lamentable. Gracias a la colaboración de sus últimos dueños y diferentes organismos europeos y españoles ha podido ser restaurado. En la actualidad alberga el centro de interpretación de la Histórica del Valle del Tietar. Una bonita crónica de su historia se puede ver en este vídeo.
Desde este lugar observamos amplias panorámicas del Valle del Tietar, Sierra de Gredos y Sierra de San Vicente, todo un espectáculo.
El objetivo del día era hacer un recorrido por el rio Tietar, algunos pequeños afluentes y los puentes sobre ellos. Este rio nace en la Sierra de Gredos, en el pueblo de Santa María del Tietar y cede sus aguas al rio Tajo, cerca de Villarreal de San Carlos, en el Parque Natural de Monfragüe.
El día amaneció con algunas nubes de algodón, pero pronto despejó, aunque hacia bastante aire frio al inicio. Después de los saludos y alegrarnos de ver a los amigos, para no perder la costumbre, el grupo se puso a caminar a la hora establecida.
Salimos del pueblo por su lado este, y tomamos un camino bastante ancho, la abandonamos y seguimos un reguero, al poco, tenemos que bordear la alambrada de una finca y volvemos de nuevo a una pista amplia que va paralela al Rio Tietar.
Llegamos al Puente Mosquea (o Puente de la Escalona). Es robusto, tiene un solo arco y con amplios tajamares de piedra para cortar el agua de la corriente de agua.
Nos entretenemos sacando fotos y , como era la hora del ángelus, tocaba hacer la paradita de rigor para tomar un tentempié. El ambiente era muy agradable, daban ganas de quedarse allí a pasar el día, pero quedaba mucho por ver.
Seguimos de nuevo, y en un tramo corto llegamos al Puente Chico, sobre el arroyo de la Higuera, también llamado Cercá. Se considera de origen romano tardío. Es pequeñito, parece de cuento, es precioso y el lugar bucólico. Esta rodeado de prados verdes. El riachuelo lleva agua trasparente.
Empieza a crecer la vegetación acuática y en poco tiempo la floración de ranúnculos cubrirá el lecho de un manto blanquecino. Ideal para quedarse un buen rato, relajándose, y disfrutar de lo que te rodea. Cruzamos el riachuelo y seguimos por un sendero estrecho.
Cruzamos la carretera de La Iglesuela (ctra Av-930 ) en busca del puente Mocha, catalogado como “romano” y reconstrucción medieval.
Por sendas estrechas seguimos el curso del Rio Tietar, con agua trasparentes. Vamos caminando por un pinar con ejemplares muy altos y prados verdes.
Llegamos al Paraje de las Juntas, donde el Rio Escorial o Garganta de Valdetejos, cede sus aguas al Tietar. En esta zona hacemos la parada para comer y tomar un poquito el sol. Se estaba muy bien en la pradera de su ribera, tanto, que algunos aprovecharon para echarse una siestecita, mecidos por el murmullo del agua.
Reiniciamos las marcha. Ahora el paisaje se abre y vamos pasando por grandes dehesas verdes y encinas, en algunas de ellas hay vacas pastando tranquilamente.
Salimos del camino y nos desviarnos a ver los restos del puente del Vao, al parecer en 1920 se lo llevo una riada. En otras reseñas dicen que se destruyo en la Guerra civil.
El siguiente objetivo era el puente Nuevo. para evitar dar un rodeo por la pista, tomamos un pequeño atajo entre una valla de piedra y otra metálica de una explotación ganadera. Aquí nos dieron un buen susto unos perros muy agresivos, que se estaban peleando entre ellos.
El puente Nuevo tiene dos arcos asimétricos, y en uno de los muros hay unas inscripción de su fecha de construcción 1791. Tal vez sea el menos noble de los contemplados, pero es muy hermoso por su sencillez y emplazamiento, se encuentra en el camino viejo de Piedralaves, sobre la garganta de Valdetejos.
Tras la breve parada, continuamos por el GR-180, que recorre el valle del Tietar, desde Madrigal de la Vera a los Toros de Guisando.
El camino discurre entre robles y pinos de gran porte, rodeado de dehesas con verdes praderas donde se encuentran extensas fincas, que delimitan sus lindes con largos muros de piedra. Cruzamos la carrera AV-930, y subimos hacia el Cerro del Torrejón donde esta el Castillo. Y fin de la excursión.
En resumen, día esplendido. Ruta cargada de historia, sencilla, ideal para un día de primavera donde el campo estará espectacular con el verde de las dehesas y prados y el manto coloreado de la floración. Sin olvidar las vistas sobre la Sierra de Gredos. Lo doy un 4,5 sobre 5, que seguro se lo merecerá sobradamente en esa estación.
Flor Valverde