miércoles, 7 de septiembre de 2022

Excursión 647: La Camorca desde Valsaín

FICHA TÉCNICA
Inicio: 
La Pradera de Navalhorno. Valsaín
Final: La Pradera de Navalhorno. Valsaín
Tiempo: 6 a 7 horas
Distancia: 19,6 Km 
Desnivel [+]: 705 m 
Desnivel [--]: 705 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas/Agua: Sí/Sí
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 29

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta



















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta













TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

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RESUMEN
Me han encargado escribir la crónica de esta excursión y voy a intentar salir airosa, aunque estoy segura de carecer de las cualidades literarias sobradamente acreditadas por otros cronistas.

Allá que voy a ver qué sale………

El objetivo de hoy es doble; por un lado subir desde Valsaín a La Camorca, de 1815 metros; y por otro, no menos importante, celebrar que nuestra compañera Celia, hoy precisamente, pasa a la década de los 50, de tan grato recuerdo ya para una numerosa parte de nosotros.

Lo de subir a La Camorca se ha planteado a sugerencia de Rosana, que a pesar de vivir prácticamente a los pies no había subido nunca. Pero no ha podido resistir la tentación y unos días antes ha hecho la ruta, así que ha sido nuestra guía y mentora, lo que le agradecemos todos los participantes, que por cierto, según las estadísticas oficiales hemos sido 29.

El día empieza afortunadamente mucho más fresquito de lo que nos tiene acostumbrados este tórrido verano, por debajo de los 20 grados, desde el aparcamiento del CENEAM a la entrada de La Pradera de Navalhorno.

Salimos bromeando porque en un intento de encierro el día anterior en las fiestas de Valsaín se había escapado un toro y andaba por allí; mucha broma, pero la verdad es que hasta el viernes 9 no han encontrado al “animalito” en cuestión, que afortunadamente nos dejó andar tranquilamente por aquellos parajes. Si hubiese aparecido, me gustaría haber visto quién salía al quite…..

Tomamos la dirección hacia el rio Eresma, que atravesamos a la altura de una curiosa conducción de agua soportada por unos altos pilares de sillares de granito de aspecto vetusto, un acueducto que se construyo para llevar el agua al palacio de Valsaín.

Después de un corto trecho con poca pendiente empieza una empinadísima subida que nos hace sudar la gota gorda (lo del fresquito inicial ha sido un espejismo, porque además no hace ni pizca de viento) a través de los famosos pinares de Valsaín que se van recortando contra un cielo azul intenso, aunque también empiezan a aparecer algunas nubes que mitigan a ratos el sol.

Así llegamos al cruce con el camino de Santiago entre Madrid y Segovia; al menos eso dicen los carteles indicadores del ancho camino en el que desembocamos justo a las 12 de la mañana, momento de un merecido y reparador “Ángelus” endulzado por unos bombones que reparte la “cumpleañera” (Celia, muchas gracias por este primer detalle). Según el perfil esto podría ser el “Cordel de Santillana”

A partir de aquí, tras otra hora aproximadamente de subida bastante más moderada alcanzamos el primer objetivo del día, el Cerro de La Camorca, que a pesar de su relativamente modesta altitud ofrece unas panorámicas espectaculares, por su posición central rodeado de todas las cumbres principales de la Sierra del Guadarrama:

Empezando por la izquierda y en primera línea el cordal del puerto de Malagosto, El Reventón, Los Claveles y Peñalara; en “segunda fila” La Cuerda Larga (La Najarra, Bailanderos, Las Cabezas de Hierro, Valdemartín y La Bola del Mundo); y continuando el giro de 360 grados Los Siete Picos (bueno, seis, que el séptimo está escondido), El Montón de Trigo y la Pinareja, cabecera de La Mujer Muerta. Perfectamente visibles, además, los Puertos de Cotos, Navacerrada y La Fuenfría.

Y hacia abajo, a los pies, la mancha verde del Valle del Eresma, cubierto de frondosos pinares y abierto hacia Valsaín, La Granja y Segovia. En el horizonte, la amarillenta llanura castellana.

Seguramente por esta increíble posición estratégica hay un pequeño observatorio medioambiental (incluso había una "vigilanta” en él cuando llegamos) cuya cubierta se ha aprovechado para instalar un privilegiado mirador. Y otro dato a tener en cuenta, también existe un pequeño refugio libre en unas condiciones de conservación y limpieza más que aceptables.

Hoy, desde luego, no es necesario, y aunque es un poco pronto decidimos comer aquí: todo un lujo.

Para que no se nos acumulasen los michelines después del refrigerio, ahora empieza otro fortísimo descenso hacia el cauce del Eresma, al que llegamos por encima de La Boca del Asno, a través del pinar salpicado con algún que otro acebo.

En el río algunos aprovecharon para un refrescante baño de pies, ya que todavía queda un largo y bonito recorrido siguiendo el curso del agua, que por cierto acusa la pertinaz sequía de este verano ya que contaba con un caudal un tanto mermado.

Pasamos por La Boca del Asno (a partir de este punto hubo división de opiniones, unos por la orilla derecha y otros por la izquierda), y Los Asientos, ambas zonas recreativas bastante menos concurridas que en los fines de semana, antes de llegar a la conducción de agua del comienzo de la ruta y cerrar el círculo tras casi 20 kilómetros de caminata (que no los 15 inicialmente anunciados).

Y todavía faltaba la guinda del pastel, y nunca mejor dicho, porque Celia nos obsequió con unas refrescantes bebidas y unas riquísimas viandas, entre las que hay que destacar especialmente la empanada cocinada por Marisa, la mujer de Nico. ¡Para chuparse los dedos! (literalmente). 

Sin que faltara la tarta con las velas (de número, claro está, que está prohibido “hacer fuego” y 50 velas ya podrían generar un alto riesgo de incendio). Y lo mejor de todo, la compañía de este nutrido grupo de senderomagos……..

Muchas gracias a todos, sobre todo a los organizadores en todas las facetas y ¡Felices 50, Celia!

A la excursión la puntúo con un 5, por pasar un día estupendo en todos los sentidos
Margarita Olmo


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