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* Perfil, alturas y distancias de la ruta
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RESUMEN
Tras la primera ruta de esta segunda escapada Vicentina del grupo, todos esperábamos que esta no fuera tan larga ni tan rompe piernas como la primera.
Con esta inquietud por resolver quedamos, como todos los días, en el aparcamiento del supermercado Intermarché de Sagres para organizar la logística de los coche para desplazarnos a Lagos, el inicio de la ruta de hoy.
Nos esperaba una inolvidable jornada por la impresionante costa Vicentina, partiendo del aparcamiento con vistas a la Playa do Camilo en Lagos.
Con las últimas incorporaciones y alguna que otra baja, nos reunimos 21 intrépidos senderomagos, con ganas de disfrutar de los espectaculares paisajes costeros y encantadores pueblos portugueses.
Lagos es una ciudad llena de historia y belleza, conocida por sus playas de ensueño y su rica herencia marítima. Su accidentada costa propicia miradores fabulosos de sus gigantescos acantilados.
Desde el aparcamiento, siguiendo a Paco D., nos dirigimos a la primera parada de la jornada: el mirador de Playa do Camilo. Esta hermosa playa, con sus acantilados dorados y aguas cristalinas, nos dio la bienvenida con su tranquila belleza.
Continuando nuestro camino, llegamos al mirador de Playa dos Pinheiros, otra joya escondida de la costa algarviana. Rodeada de un conjunto de bellos acantilados esculpidos por la Naturaleza, donde abundan cuevas, túneles y formaciones rocosas únicas con una vegetación exuberante
El siguiente punto destacado fue el Faro y Mirador Ponta Piedade (Punta de la Piedad), desde donde pudimos admirar bonitas calas, las espectaculares y caprichosas formaciones rocosas y las impresionantes vistas panorámicas del océano. Sin duda, uno de los más bonitos del Algarve.
Por unas empinadas escaleras descendimos hasta alcanzar una plataforma que sirve a las embarcaciones de muelle de atraque.
Es un lugar fantástico que te hace sentir estar en otro mundo, la sesión de posados fotográficos fue inevitable, todos queríamos salir con tan espectacular fondo.
Continuamos la caminata a través de altos acantilados y pasarelas allí instaladas, nos encontramos con los miradores de Playa do Barranco do Martinho y de Playa Do Canavial.
Son dos playas más tranquilas y menos conocidas pero igualmente hermosas. Aquí disfrutamos de la belleza natural del entorno que las rodea.
La siguiente parada, tras cruzar unas urbanizaciones fue Playa Do Porto de Mós, una playa amplia y arenosa que ofrece unas vistas imponentes. Era el lugar perfecto para un descanso y un refrigerio antes de continuar. Algunos hasta nos tomamos algo en el estupendo chiringuito CampiMar.
Repuestas las fuerzas, continuamos el sendero, con bonitas vistas de la playa que acabábamos de dejar a nuestras espaldas y de frente otras igual de impresionantes de Rocha Negra y a lo lejos, nuestro siguiente objetivo, Playa da Luz.
Nos separamos de los acantilados para subir a la Atalaya, un gigantesco vértice geodésico de excelentes vistas al mar.
Desde su base descendimos hasta Playa da Luz, un encantador pueblo costero que se hizo tristemente famoso a raíz de la desaparición, en la noche del 3 de mayo de 2007, de Madeleine McCann.
Junto a su playa dorada y con una atmósfera relajada, paramos a tomarnos los bocadillos. Fue aquí donde nos dejó una compañera, dolida de su rodilla, esperemos que se recupere pronto.
Tras el descanso, y los cafés, recorrimos su bello paseo marítimo y continuamos el camino, que pasa junto a la Fortaleza y la Iglesia Da Nossa Senhora Da Luz.
Se construyó primeramente en 1521, resultó dañada en el terremoto de 1755 y fue completamente restaurada en 1854. Exploramos las pintorescas calles del pueblo antes de seguir adelante hacia Burgau.
Nos acercamos de nuevo a los acantilados, pasamos por la Punta de la Gaviota, Punta da Cama da Vaca y Punta do Mexilhão, tres puntos escénicos que ofrecen vistas impresionantes y unas magníficas vistas panorámicas del océano Atlántico y la costa.
Estos son lugares perfectos para detenerse, disfrutar del paisaje y de la belleza de la naturaleza, en pleno contraste de mar, cielo y tierra.
Finalmente, entre coloridas flores amarillas, blancas y rosas, llegamos a Burgau, un encantador pueblo pesquero con calles empedradas y casas blancas, conocido como el "Santorini portugués", de un gran atractivo que no ha sufrido tanto la transformación turística de otras zonas del Algarve.
Dimos así por finalizada esta emocionante etapa de la Ruta Vicentina, a la que le otorgo la máxima nota, un 5.
Pepa Santos Pastor
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