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RESUMEN
Empieza muy bien el día porque, tras varios madrugones consecutivos, hoy salimos a las 9 hacia el Etna, volcán emblemático donde los haya y que, hasta ahora, nos ha ocultado sus cumbres entre nubes. Vamos expectantes desde Catania ante lo que encontraremos, con buen equipamiento para el frío y el viento.
El autobús nos deja en una gran área de aparcamiento con algunos establecimientos de restauración y que ofrecen otros servicios diversos.
El objetivo de hoy es conocer las zonas altas de la ladera sur del Etna, aunque empieza a cundir el temor de que la niebla nos lo estropee. Antes tenemos que pasar revista ante Nuccio de que llevamos calzado y vestimenta adecuada, lo que se premia con la entrega de un casco que, de momento, llevaremos a cuestas enganchado a la mochila; bueno, hay quien ya se lo encasqueta y se protege así la cabeza de la intemperie.
Ya preparados y equipados, tomamos el funivia (teleférico) que nos lleva hasta el Piccolo Refuggio en la zona conocida como Montagnola. Según ascendemos en el funivia, nos vamos elevando por encima de la nube, de forma que podemos apreciar todo el paisaje y la cumbre del cono sudeste del volcán. Estamos a unos 2500 m de altitud.
Comenzamos a andar. El paisaje es impresionante, el negro predomina formando figuras inverosímiles y aparentemente vírgenes, salvo en lo que respecta a una ancha pista explanada para permitir el esquí en temporada de nieve.
Nuccio nos cuenta cómo, en las proximidades, se formó hace poco más de veinte años un gran cono de origen explosivo en apenas un mes, como parte de una erupción que supuso la destrucción del refugio y el funivia y cuya lava llegó muchos kilómetros ladera abajo.
Por las explicaciones, ya nos empezamos a dar cuenta de que el Etna es un enorme complejo volcánico con centenares de bocas, varias decenas de ellas aún activas; que está vivo, que sorprende a veces pero que está muy monitorizado y no deja de ser estudiado.
Sin más, nos dirigimos al cono volcánico cuya cima se erige unos 100 m por encima de la base. Al caminar vamos levantando un polvo grisáceo que se origina al pisar el material piroclástico acumulado en el suelo. La subida al cono se hace trabajosa ya que a cada paso el pie retrocede una buena parte de la zancada y además el viento frío sopla fuerte.
Vemos al llegar que merecía la pena; desde la cresta se aprecian las paredes y el fondo en tonos negruzcos y ocres; y también algunas leves fumarolas dan testimonio de la relativamente reciente formación.
Tras subir de nuevo a la cresta y completar la vuelta al cono, descendemos para iniciar otra subida cruzando la pista de esquí. En este punto hay tres de nosotros que deciden volver al refugio acompañados por Ana, nuestra guía.
Los demás seguimos a Nuccio ascendiendo poco a poco por la pendiente hasta llegar a una boca negrísima abierta entre rocas que nos llama la atención, aunque tenemos que seguir; se nos informa de que ya volveremos por aquí. Enseguida bajamos una cuesta por el reverso y nos encontramos de pronto frente a una especie de tobogán de paredes rocosas formadas por capas de lava sucesivas.
Aquí ya sí que es obligatorio el casco. Vamos subiendo por el interior del conducto que en algunos puntos se cierra hasta casi hacerse tubo.
Es una sensación muy especial la de remontar lo que hace unos pocos años era el cauce de una colada de lava. Y - oh, sorpresa! – aparecemos en la boca inescrutable que un rato antes nos había llamado la atención.
Situados en la concavidad de lo que fue recientemente una surgencia de lava que se desparramaba en varias direcciones, podemos distinguir los diferentes recorridos y sentir la belleza salvaje del lugar.
Ya no hay tiempo para mucho más, así que toca volver emocionados por la experiencia. Tomamos el funivia y en el refugio base completamos la jornada con un buen café. No obstante, demoramos la partida pues hay noticias de que se puede estar activando una erupción de forma inminente y es preciso organizar el día siguiente teniendo en cuenta este pronóstico.
En efecto, a las pocas horas, una erupción explosiva se desatará en el cono sureste del volcán, muy cerca de donde hemos estado; pero al amanecer ya habrá cesado e, independientemente de ello, no va a suponer ningún inconveniente para realizar la marcha prevista al día siguiente por la ladera norte.
Me gustaría otorgarle 5 merecidas estrellas a esta ruta, pero me da rabia que no todos la hayamos completado, así que le pondremos 4’5.
Rosa Pérez
P.D.: Apenas tres semanas después de nuestra visita, el 2-06-2025, se produjo una enorme explosión en esta parte del Etna. Aquí más información.
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