miércoles, 15 de junio de 2022

Excursión 631: Pinares de Valsaín y La Chorranca

FICHA TÉCNICA
Inicio: La Pradera de Navalhorno
Final: La Pradera de Navalhorno
Tiempo: 3 a 4 horas
Distancia: 11,4 Km 
Desnivel [+]: 559 m 
Desnivel [--]: 559 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas/Agua: Sí/Sí
Ciclable: No
Valoración: 4
Participantes: 41

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* Mapas de localización y 3D de la ruta



















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* Perfil, alturas y distancias de la ruta














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RESUMEN
La perspectiva del día era maravillosa: excursión estupenda y luego una gran recompensa: comida en la casa de Ricardo Tardón. Me impresionaba pensar donde nos iba a meter a tantos el bueno de Ricardo. Menos mal que me aclararon que la comida a escote sería en su jardín lo cual me tranquilizó, aunque me imaginaba el lío que supondría.

Y como novedad, en esta ocasión se había encargado el cordero asado y demás viandas a un catering segoviano. Yo no había participado anteriormente en este acontecimiento y lo mismo que me resultó apetecible, eso mismo le debió de parecer al resto de amigos.
Salimos 41 senderomagos del aparcamiento de CENEAM con un cielo difuminado por la calima. La excursión prevista era muy agradable como siempre que vamos a la zona de los pinares de Valsain. Los calores del verano ya los teníamos encima y se notaba ambiente de bochorno. Se percibía que el verano iba a ser calentito y se agradecía la sombra prevista para la ruta. Pero, aún así, se notaba y mucho el calor.

Tomamos la ruta hacia la Cueva del Monje por el sendero del mismo nombre, caminando entre praderas de helechos y como es propio de la zona, grandes montoneras bien dispuestas de troncos de pinos. Allí recobramos el aliento disputando la sombra a unos caballos que estaban protegiéndose del sol, como nosotros.

Después continuamos por el sendero que nos llevaba a La Chorranca, por el margen derecho del arroyo. Ahí ya empezamos bastantes de nosotros a notar el calor y algunos agobios. Solo nos consolaba pensar que estábamos en el mejor sitio posible y que el final de la excursión era un premio.

La subida a La Chorranca nos hizo sudar y por supuesto, al llegar, algunos tuvieron su mojadura refrescante. Otros recortaron en ese punto la ruta para aliviar los calores y tener un respiro que bajara la temperatura de la subida.

Como siempre La Chorranca nos sorprende con su cascada, en estos días con menos agua por la sequía veraniega, pero siempre presente y refrescante.

Seguimos subiendo por el arroyo hasta la fuente de La Chorranca y desde ahí atravesamos para pasar a la otra vertiente y coger la pista y después el sendero por el que empezamos a bajar hacia la fuente del Ratón.

Allí paramos a rellenar las botellas de agua y algunos metimos la cabeza bajo su chorro para poder llegar al aparcamiento con menos calor. Por la parte final del recorrido circular y por tanto la más baja del recorrido ya se notaba que el calor iba apretando y que en las zonas sin sombra, el sol estaba dando fuerte.

Desde mayo estamos teniendo olas de calor que no nos han dejado disfrutar de una suave primavera, sino que hemos entrado en un largo verano que me temo que no nos abandonará.

Cogimos los coches y nos fuimos raudos y secos a la casa de Ricardo Tardón. Como nueva en esta celebración, de momento, me encontré con una perfecta organización: Cubos con hielo llenos de bebidas refrescantes y mesas corridas bajo el porche y árboles para protegernos del sol. Allí ayudamos todos y todas a poner orden y a irnos sentando para ver que había sitio para todo el mundo. Perfecto.

Y cuando vino la furgoneta del catering, bajamos las bandejas de los entrantes y las cazuelas de barro del cordero asado y algunas de cochinillo para que hubiera variedad. Además, algunas compañeras nos obsequiaron con entrantes y postres. Creo que otros años, se llevaron algunos un buen trabajo con la barbacoa, pero este año se decantaron por el catering que es más descansado para los compañeros y sobre todo para el generoso anfitrión.

Ricardo se desvivió y todos disfrutamos muchísimo. Es una agradable sensación estar en un jardín tan bonito y tan bien aprovechado.

Saciamos nuestra sed con prudencia, que luego hay que conducir para volver a casa, y comimos estupendamente. Y también se acercó a saludarnos Angel Vallés, como hace siempre que puede.

Al final de la comida, Antonio, guiado por Jose María, hizo entrega de las estrellas a los senderomagos, que siempre nos hace mucha ilusión. A mi concretamente, me hicieron entrega de la estrella de las 25 excursiones.

El día fue redondo y lo mejor que podíamos hacer, deporte y buena compañía. Y por tanto, califico la excursión con 4 sicarias y la compañía con 5.
Angelines Sánchez


miércoles, 8 de junio de 2022

Excursión 630: Cuerda de las Cabrillas y la Barranca

FICHA TÉCNICA
Inicio: Puerto de Navacerrada
Final: Puerto de Navacerrada
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia: 12,6 Km 
Desnivel [+]: 552 m 
Desnivel [--]: 552 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas/Agua: No/Sí
Ciclable: No
Valoración: 4
Participantes: 39

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RESUMEN

Llevábamos botellas de agua en cantidad, gorras, gafas y cremas protectoras para hacer frente al calor que, según las predicciones meteorológicas, íbamos a pasar pero ....el Puerto de Navacerrada recibió a los 39 senderomagos participantes con niebla viento y frío.

Lo más urgente fue repartirnos las prendas (pocas) de abrigo que habíamos llevado.

Una vez pertrechados más o menos adecuadamente comenzamos la excursión saliendo del Puerto de Navacerrada, origen y final de esta ruta.

Con una temperatura otoñal y un viento considerable lo hicimos por la senda que sube al Collado de los Emburriaderos. Entre las nubes que pasaban raudas, a duras penas intuíamos donde estaba la Bola del Mundo.

El amarillo de los piornos con la luz mortecina no destaca tanto. Pronto ya tomamos altura sobre los edificios del Puerto de Navacerrada.

Llegamos al Collado donde empieza la Cuerda de las Cabrillas. El grupo se ha alargado después de la subida. La Cuerda de las Cabrillas es una sucesión de resaltes rocosos.

Diversión asegurada y empleo de las cuatro extremidades (incluso alguna más). Puesta a prueba la agilidad, soltura y elegancia en los senderomagos. Entre trepada y destrepe echábamos un vistazo al valle de la Barranca que queda a nuestra izquierda.

A nuestra derecha se adivina el trazado del ferrocarril del Puerto. Aquí empieza una de las zonas más "técnicas" del recorrido, en donde es importante la ayuda de unos a otros. Afortunadamente ningún incidente a reseñar. Pasado el tramo más difícil aún quedan piedras que sortear.

En un punto los de delante desaparecen …..porque hay que bajar abruptamente por un pasillo en la roca. Para bajar por este pasillo, como ya dije, bueno es contar con el uso del quinto punto de apoyo (redondo y blandito).

Ahí abajo, reagrupamiento en el Collado de los Emburriaderos y tentempié de media mañana. Echando la vista atrás vemos el risco y el pasillo que hemos atravesado. También si echamos la vista atrás vemos trescientas excursiones del GMSMA que son las que ha realizado uno de los veteranos del grupo. ¡ Enhorabuena Antolín !

Tras la parada ya no retomamos la Cuerda de las Cabrillas hacia Peña Horcón sino que bajamos hasta encontrar la senda de la Tubería. Los pinos nos protegían del fuerte viento en las alturas.

El impresionante macizo de La Maliciosa seguía cubierto de nubes. La senda acaba en la pista que viene del valle de La Barranca. Llegamos al mirador de Las Canchas donde se han repuesto los paneles panorámicos que durante un tiempo permanecieron vandalizados. ¡Menos mal!

Allí la correspondiente foto de grupo y una separación de dos grupos: uno siguió por la pista hacia abajo en dirección a La Barranca y otro comenzó el regreso. Así Las Canchas volvió a su silencio habitual donde durante un rato hubo tremenda algarabía.

Los del grupo de regreso rehicimos los pasos por la senda de La Tubería. Subiendo por entre los pinos llegamos a tener hasta calor que se acabó cuando salimos al descubierto. Llegamos hasta el cruce por donde vendrá de regreso el grupo que ha bajado a la Barranca.

Nosotros ahí empezamos la subida. Subiendo hacia Los Emburriaderos nos encontramos a las cabrillas que habíamos estado nombrando toda la excursión. Alguna incluso se dejó fotografiar muy tranquila.

Entre unas rocas buscamos abrigo para la comida ya que el cielo seguía nublado y el viento seguía soplando. Con gran fuerza como comprobamos al llegar de nuevo al Risco.

Sin entretenernos en paisajes empezamos la bajada hacia el Puerto de Navacerrada buscando algo de protección. Recorridos 9'500 km. (12’600 los del grupo que de La Barranca) aproximadamente llegamos a la base del telesilla de Guarramillas y nos fuimos a tomar café (esta vez mejor que cerveza) en la Venta Dos Castillas.

Una excursión a la que doy una calificación de 4 sicarias.
José María Pérez


FOTOS

miércoles, 1 de junio de 2022

Excursión 629: Puerto de la Morcuera y Peña de la Genciana

FICHA TÉCNICA
Inicio: Puerto de la Morcuera
Final: Puerto de la Morcuera
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 15,5 Km 
Desnivel [+]: 379 m 
Desnivel [--]: 379 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas/Agua: No/Sí
Ciclable: No
Valoración: 4
Participantes: 41

MAPAS 
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RESUMEN
Como hubiera empezado Federico Trillo la crónica de una invasión, en este caso la del GMSMA a los Altos de la Morcuera, que por número de participantes bien podría guardar ciertas similitudes con la acaecida en la isla Perejil: “A las 10.30 horas de un día despejado pero no muy caluroso gracias al viento suave y agradable existente en la zona, salieron de distintos puntos de las Comunidades de Castilla-León y Madrid diferentes vehículos, con un total de 41 “senderomagos” que llegaron al aparcamiento del Puerto de Morcuera para permanecer en la zona en misiones de reconocimiento”.

Iniciamos la marcha cruzando la carretera M-611 para adentrarnos en un pequeño pinar y aprovechar su sombra, circunstancia que fue breve porque escasos metros más adelante, frente al Albergue Juvenil de la Morcuera, tuvimos que volver a salir al sol y caminar paralelos a la mencionada carretera durante aproximadamente 500 metros.

En ese punto, Km 19 de la carretera, torcimos a la derecha para tomar una pista cerrada al tráfico por una barrera y bajar en dirección al arroyo de Santa Ana, que debimos de cruzar para adentrarnos en el paraje conocido como el Raso de los Toros, dónde la senda comienza el ascenso hacia los puntos más altos de nuestro recorrido de hoy.

Desde el citado punto de cruce con el arroyo anduvimos aproximadamente 1,3 Km. para llegar a una intersección en la que tomamos el camino de la derecha, que abandonamos a los 400 m. para llegar campo a través, y después de atravesar una valla, a un amplio cortafuegos a la altura de El Portachuelo (1764 m).

Con rumbo Este y sin dejar el cortafuegos llegamos a Los Tres Mojones (1858 m.) y pocos después, tras virar levemente al Sur, al Cerro de la Genciana (1866 m.); ambos altos pasan desapercibidos por no tener ningún tipo de distinción.

En el Cerro de la Genciana se tuvo la intención de “celebrar el ángelus”, y de hecho casi la totalidad del grupo cruzó la valla que a lo largo del cortafuegos discurría a nuestra derecha, pero el fresco viento reinante nos hizo ver que no era el sitio idóneo.

Esta circunstancia nos llevó a volver a la amplia senda que habíamos abandonado y dirigir nuestros pasos, en busca de cobijo, hacía el Cancho del Águila y El Perdiguera o Marraz (1865 m.) que dejaba ver su antigua antena de radio al lado del vértice geodésico oficial de la cumbre.

Aunque aquello no fuese la panacea, desde un punto de vista meteorológico me refiero, aprovechamos el momento para dar buena cuenta de nuestro desayuno y de los dátiles y orejones con que nos agasajó Encarna después de su reciente viaje a Uzbekistán.

El balcón natural en el que nos hallábamos nos ofreció vistas a infinidad de picos conocidos, gran parte de ellos de la Cuerda Larga.

Como todo lo que se sube se baja, vuelta al camino, esta vez de bajada, hasta el Cancho del Águila. A partir de ahí, y tomando dirección Norte, nos dirigimos por amplia senda y dejando el pinar a nuestra izquierda al Cerro de la Genciana (1798 m.) y posteriormente a la Boca de los Hoyos.

Es momento de girar a la izquierda bordeando el pinar, y pasando una barrera de palos y espino, nos adentramos en la pradera de alta montaña conocida como el Prado del Toril, donde, por cierto, nos topamos con bastantes reses de ganado vacuno. Nuestro próximo destino era un viejo conocido de la mayoría, el Redondel o Toril de Canencia, un tradicional redil de piedra empleado en el pasado para guardar ganado bravo durante el verano.

En el trayecto hasta el redil tuvimos que cruzar otro arroyo que, como no podía ser de otra manera, tenía por nombre del Toril. Llegados al Redondel, no sé si de forma casual o movidos por la magia del lugar, el grupo inició el “paseíllo” ataviado con mochilas y bastones en lugar de capotes y muletas hasta el extremo opuesto.

Una vez allí se formó para la consabida foto de grupo, habiendo que “desmonterarse” como indican los cánones para estos casos, ya que de lo contrario no hay reconocimiento facial y se corre el peligro de no contar para las estadísticas del Observatorio estadístico del GMSMA.

Impregnados por el aroma de la fiesta nacional, tomamos la senda siguiendo rumbo Oeste y siendo obligados a cruzar, por este orden, los arroyos de las Chorreras y los Tejos. Aproximadamente 300 metros después de nuestro último “salto sobre agua” nos dimos de bruces con numerosos pinos quemados, víctimas del incendio declarado en agosto de 2019 y que según testigos presenciales fue claramente intencionado ya que éstos declararon haber visto como se arrojaban objetos incendiados por las ventanillas de un coche. Aquí una noticia sobre el posible autor del incendio.

Desolados por nuestra comprobación de lo irracional del ser humano, continuamos andando hasta la zona de los Marrales donde nuestra senda confluyó nuevamente con el cortafuegos que a lo largo de la mañana soportó nuestras pisadas. Giramos a la derecha para tomar este último, y después de 800 m. arribamos a su intersección con el PR-12 en el Collado del Hontanar. Llegados a este punto, alrededor de la 14:10, decidimos comer para la reposición de fuerzas.

Finalizada la comida retomamos la marcha entre pinares siguiendo el PR-12 hasta su cruce con el arroyo de las Hoyuelas, momento en el que abandonamos el camino para continuar campo a través, aunque paralelos al mismo, hasta la intersección con la carretera M-611. Nos encontrábamos ya a tan sólo 1,5 km. de los coches, que recorrimos paralelos a esta carretera hasta alcanzar la Fuente de Cossio; desde allí se avistaba el aparcamiento de la Morcuera, origen de la ruta.

Dice la leyenda, que la época y la zona eran propicias para la aparición del boletus pinicola, y Marcos y Enrique, según comentaron en el coche cuando nos dirigíamos al inicio de la excursión, la conocían. Motivados por ello, a lo largo de la excursión ambos primos se adentraron en los pinares para su búsqueda con resultado nulo. A la vista de ello puedo afirmar, que si a pesar de la destreza de los buscadores no se encontró boletus alguno, es que efectivamente se trataba de una leyenda.

Por lo bien que lo habíamos hecho nos fuimos a Soto del Real a tomar unas cañas, a las que fuimos invitados por Rosa, que quiso tener esa deferencia con el resto porque iba a estar una larga temporada sin vernos debido a su viaje a Suiza. Por todo ello le otorgo una puntuación de 4 sobre 5.
José Luis Benavente

P. D.: No quisiera terminar esta crónica sin una referencia a su origen, magníficamente expuesto, en forma de décima, por nuestro excelso poeta Paco Cantos:

En el Puerto de Morcuera
se buscaba un escribiente
y como nadie quisiera
le pillaron, hábilmente,
a mi amigo Benavente
—Paco, yo te pediría
una pequeña poesía.
—José Luis, si te consuela
te mando, con alegría,
esta décima espinela.