miércoles, 25 de mayo de 2022

Excursión 625: Puerto de la Fuenfría y Ojos del río Moros

FICHA TÉCNICA
Inicio: Las Dehesas. Cercedilla
Final: Las Dehesas. Cercedilla
Tiempo: 6 a 7 horas
Distancia: 14,2 Km 
Desnivel [+]: 783 m 
Desnivel [--]: 783 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas/Agua: Sí/Sí
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 29

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta


























PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta













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RESUMEN
En primer lugar pediros disculpas por la osadía de redactar mi primera crónica del GMSMA. Reconozco mi total falta de capacidad de comunicación verbal y aún peor por escrito.

El día amaneció con 4ºC en la ciudad de Segovia, pero esto no fue “obstáculo, cortapisa” para que nos impidiera afrontar con gran entusiasmo y muchas ganas la ruta de los Ojos del Rio Moros, en esta ocasión, bajo la batuta de Paco Cantos. Gracias a Paco he tenido una descripción pormenorizada de la ruta y sus lugares, sin la cual no sería capaz de describir y diferenciar camino o sendero alguno.

Salimos desde el aparcamiento situado enfrente de Casa Cirilo, en las Dehesas de Cercedilla, por la carretera que enseguida se transforma en pista y un poco más arriba deja al descubierto la Calzada Romana. En este punto, donde la calzada cruza el río por el Puente del Descalzo, pudimos disfrutar de la enorme belleza del paisaje que, con sus variaciones en cada parte del recorrido, hicieron una ruta para el disfrute. Siguiendo a nuestro guía proseguimos el trazado por un sendero paralelo al arroyo de la Fuenfría. Siempre me produce una gran sensación de paz caminar acompañado por los sonidos del agua y de los pájaros.

Cruzamos un puente de madera y pasamos junto a un gran acebo. ¡Qué maravilla! Más arriba, el arroyo gira a la derecha, pero nosotros giramos a la izquierda para volver a cruzarlo por otro puente de madera y subir a la Pradera de los Corralillos.

Esta pradera es una encrucijada de caminos y aunque yo no reparé en ello, en este punto se encuentra, en ruinas, el antiguo Chalet de Peñalara, zona 0 de los caminos que se trazaron a principios del siglo XX por el Club Doce Amigos de Peñalara.

Desde aquí parten hacia el Puerto de la Fuenfría, la Calzada Romana y la Borbónica que en su ascenso se van entrecruzando. También pasa la antigua Carretera de la República, hoy pista, que con una suave pendiente llega, eso sí tras varios kilómetros, al Puerto. También este punto es el lugar de partida del conocidísimo Camino Schmid.

Una vez en la Fuenfría, donde el viento del norte se hacía notar, tomamos un tentempié al abrigo de las piedras. Por mi cabeza pasó lo acertado del nombre. Tras el sudor producido por el ascenso y el frio viento de allí circulaba, me produjeron la impresión de que la sensación térmica bajaba fuertemente.

Comprobamos que faltaban 7 senderomagos. Al parecer habían tomado la senda más fácil, pero más larga, la Carretera de la República por los Miradores de los Poetas. Al habla con los rezagados, nos dijeron que esperáramos a las tres senderomagas que se habían adelantado. Ellos, cuatro, seguirían por la Vereda del Infante hacia el Collado de Marichiva. Joaquín se quedó esperándolas mientras el grupo subía al Cerro Minguete. La cabeza del grupo se desvió a la derecha hacia el Collado Minguete, situado entre el Cerro y el Montón de Trigo, donde un poco después llegaron Joaquín y las senderomagas.

Debido al fuerte y frío viento nadie estaba por subir el Montón de Trigo, la gélida mañana no invitaba a ello. Se decidió alargar la ruta hasta el Collado de la Tirobarra. Así pues por un sendero cómodo y al abrigo del viento llegamos al collado dónde otra vez se dejaba notar el vendaval. Aquí pudimos contemplar una zona poblada de antiguas trincheras de la Guerra Civil.

Desde el Collado de la Tirobarra, por una bonita senda entre pinares, empezamos a bajar hacia la garganta del Río Moros.

Después de un tramo muy vertical, llegamos a una zona más llana en la que, por fin, encontramos los Ojos. Repentinamente el río surge de la tierra en varios "ojos".

Paco dice que ha estado en pleno verano y nunca los ha visto secos, como que también hay periodos en los que el agua brota de la tierra con más fuerza hacia arriba. Aprovechando el descanso para comer pude ver cómo más abajo las aguas procedentes de los “tres” Ojos confluían en uno solo.

Comimos allí mismo ya que eran las 2, aprovechando que había una pradera soleada. Pasado un rato aparecieron los cuatro rezagados que desde el Collado de Marichiva habían venido a buscarnos.

Tras la sobremesa nos atusamos el flequillo e hicimos la correspondiente foto de grupo y después proseguimos la marcha por una senda entre pinares y prácticamente horizontal que, siguiendo las curvas de nivel nos llevaría hasta el Collado de Marichiva.

Desde este collado solo nos quedaba bajar y bajar por un camino con mucha piedra suelta y piñas pequeñas que dificultaban la marcha, causando algunos resbalones e incluso una caída, resuelta con soltura, como si de Neymar se tratara, haciendo una croqueta.

Así continuamos hasta llegar al Camino Viejo de Segovia y desde éste, salir por una puerta a la zona de Majavilán, ya junto al aparcamiento. Como si fuéramos pensando en el “premio” de la llegada, aligeramos el paso, hasta llegar a Casa Cirilo dónde nos reagrupamos para echarnos unas risas y tomamos unos refrescos, incluidos unas enormes jarras de cerveza fresca, con la pena de que no nos agasajara con sus torreznos como aperitivo.

Conclusión:
Pese al viento frío, disfrutamos de una maravillosa ruta. La compañía era genial, pero no dejamos de recordarnos, hasta con cierta envidia, a los que disfrutaban esos días en la sierra de Cazorla.

A lo largo de la ruta pudimos deleitarnos con magníficas vistas y la espectacular flora de la zona, entre la que destaco, además del mencionado gran acebo, los matorrales de piorno serrano, del enebro rastrero y del pino albar.

En las partes más bajas de la sierra, normalmente, el helecho común, el cantueso y la siempreviva amarilla. Además de la Margarita fina (Leucanthemopsis pallida), bien sea con sus pétalos blancos o amarillos, hay una flor que me llamó particularmente la atención que, consultando en una aplicación e internet, se trata de una Armeria Caespitosa, una flor rosa que se agrupa en una especie de pequeño montículo y parece artificial, como si estuviera fabricada de papel rosa.

Si habéis tenido el coraje y la paciencia de llegar hasta aquí, os lo agradezco y reconozco que sois unos santos.

Nota final:
En el día de ayer, Inés y yo acompañamos a tres amigos de Segovia quienes habían programado una ruta similar, partiendo desde el Puente de los Mosquitos, al Montón de Trigo, Tirobarra, etc. que me ha permitido revisitar la zona y me ha facilitado poder escribir esta crónica.

Le otorgo una puntuación de 4,5 sicarias a esta variada excursión, que en paisajes y flora tiene de todo.
Ignacio Reales Gómez


Por la calzada romana
vetusta y llena de cantos
íbamos los veintitantos,
camino de la Fuenfría,
todo el tiempo cuesta arriba
por los caminos de grava
mientras alguno exclamaba:
¡Vaya cuesta, madre mía!

El miércoles precedente,
desde el Pasapán al Oso
hizo un calor bochornoso.
¡Hay que ver, quién lo diría!
Qué cambio tan repentino,
hoy, que vengo de verano,
hace un aire siberiano
al llegar a la Fuenfría.

¿Quién se ha dejado en Segovia
alguna ventana abierta?,
pues hasta la Mujer Muerta
hoy tiene un aire glaciar.
¡Vaya frío que hace en mayo!
si llego a saberlo antes
habría traído guantes,
y un denso forro polar.

Subimos hasta el Minguete
¿Y qué hay del Montón de Trigo?
Mejor no contéis conmigo,
subiré en otra ocasión,
pero hasta la Tirobarra,
cerca de la Pinareja,
si la ventolera deja
no es mala proposición.

Otra vez aire del norte
bajemos, pues, hacia el valle
y os explicaré un detalle
que os extrañará un montón:
En un lugar aquí cerca
sale el agua de la tierra,
agua pura de la sierra
que brota de sopetón.

Son los Ojos del Río Moros,
donde nace, de repente,
como si fuera una fuente
este río montañés,
lugar de merienda y siesta
del cansado caminante,
un momento relajante
para proseguir después.

Otro punto de la ruta
nos lleva a la Marichiva
por una senda atractiva
de perfil horizontal
que, sin muchos sufrimientos,
por un pinar sorprendente,
nos lleva directamente
al límite provincial.

Ya era todo cuesta abajo.
Por un camino empinado,
sin atajar demasiado,
que como dice el refrán:
«No hay atajo sin trabajo»
Al final hay una puerta,
¿está cerrada o abierta?,
que lleva a Majavilán.

Y en Casa Cirilo, todos,
apurando las cervezas
nos contamos las proezas
de la pasada excursión,
que, aunque lejos de Cazorla,
y en entorno muy opuesto,
acabamos, por supuesto,
con total satisfacción.

martes, 24 de mayo de 2022

Excursión 624: Poyos de la Mesa y Cerrada del Pintor. Sierra de Cazorla

FICHA TÉCNICA
Inicio: Mirador Poyos de la Mesa. Cazorla
Final: Puente de las Herrería. Cazorla
Tiempo: 6 a 7 horas
Distancia: 19,4 Km 
Desnivel [+]: 652 m 
Desnivel [--]: 985 m
Tipo: Sólo ida
Dificultad: Media
Pozas/Agua: Sí/Sí
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 29

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RESUMEN
A las 09:30, después de un copioso desayuno en la terraza de Eduardo y Paco`s, en la plaza de la Constitución, nos subimos al autobús que nos llevaría hasta el comienzo de la ruta. Paramos en La Iruela para recoger a los del “spa” y continuamos por una tortuosa carretera que nos ofrece a nuestra izquierda el mar de parte de los 60 millones de olivos con que cuenta la zona jienense. (Según Jesús: pinos aceituneros).

El horizonte infinito, marcado por esa inmensidad de puntos olivareros, nos acompaña hasta pasado el puerto de las Palomas, donde, cual encanto, cambiamos el paisaje por el inmenso y profundo valle por donde discurre el recién nacido Guadalquivir.

El verdor de los inmensos pinares y el curso del rio allá en el fondo del valle, nos traslada al interior de la sierra de Cazorla autentica. Pudimos observar, naciendo en las rocas, la endémica violeta cazorleña.

Llegamos al mirador de Poyos de la Mesa, donde nos deja el autobús y comienza la ruta. Este mirador nos ofrece una de las panorámicas mas espectaculares del Parque Natural. Justo al frente, podemos observar la altiplanicie de los Poyos de la Mesa, con una altitud máxima de 1,630 mts. Rodeada por enormes farallones, roquedos y por canchales, formando ríos de piedras de gran longitud y anchura y donde llegaríamos un poco después

El parque está formado de rocas calizas, originadas, según parece, hace más de 250 millones de años, en el fondo de los mares.

Un poco mas adelante, en estos parajes, típicos del monte bajo mediterráneo, compuesto de encinas y pequeños matorrales por donde las cabras montesas campan a sus anchas, nos encontramos con el Pino Abuelo, uno de los mas viejos de la zona.

Sesión de fotos cumplida, continuamos ascendiendo por la cuesta del bazar y poco después del collado Galan y al lado de la loma de la Mesa celebramos el “ángelus” para recobrar energías.

Por la planicie de los Poyos nos acercamos al borde de los farallones donde disfrutamos de las maravillosas vistas que desde allí se contemplan.

Aprovechamos para la foto de grupo (29 gemesmanos, incluido Luis, nuestro inconmensurable guía). Destacar el increíble puente de piedra natural que deja ver bajo su ojo, una composición espectacular del paisaje.

Rehechos de tanta belleza continuamos la ruta hasta alcanzar la Fuente del Borbotón, donde, por fin, llega la hora de comer. Nos aprovisionamos de la fresca agua del Borbotón y de alguna cerveza fresquita que Luis había encontrado por allí “casualmente”.

Mientras reponíamos fuerzas, una parte del grupo continuó un poco más hasta alcanzar la espectacular Cerrá del Pintor. Se adentraron por el angosto cañón, entre sus altas paredes de piedra, labradas por el arroyo de los Tornillos de Gualay durante millones de años hasta que el agua ocupaba de lado a lado las orillas y no pudieron pasar.

Regresaron con el grupo y comenzamos la larga e inacabable pendiente de bajada hasta el Puente de las Herrerías, para cruzar el incipiente Guadalquivir, donde nos recogería el autobús.

Otro pequeño e intrépido grupo ávido de más emociones, comandados por Antonio, realizaron la bajada por otra zona mucho mas agreste y dificil, al autentico nivel del GMSMA.

Dicen las leyendas que este puente fue construido en una sola noche para facilitar el paso a la reina Isabel en su camino hacia Baza.

Dada la belleza y dificultad de la ruta y lo bien que lo pasamos, le otorgo 5 sicarias.
Esperanza Fernández


Reseña histórica de la leyenda:

Durante los años del reinado de Isabel de Castilla y Alfonso de Aragón, más conocidos como los Reyes Católicos, cuando sus reinos aún se hallaban en la tarea de reconquistar los territorios de la península donde se profesaba el islam, se preparó un gran ejército para atravesando la serranía del Adelantamiento de Cazorla, iniciar el sitio a la ciudad de Baza, perteneciente al Reino de Granada. Unos 55.000 soldados entre caballeros e infantes se habían reunido en Cazorla para atravesar e iniciar el sitio a la ciudad del reino nazarí.

Llegarían a una zona donde al sol le estaría costando trabajo adentrarse, una zona de penumbra, muy fresca y húmeda y, al intentar volver a vadear el río Guadalquivir en ese lugar, entre la Cerrada del Utrero y unos kilómetro más abajo de su nacimiento, debido al tiempo y a las crecidas del río, se hizo necesario construir un puente para permitir el paso del poderoso ejército.

En un principio por las prisas propias de la situación se construyó de madera, con los troncos de los árboles, pinos en su gran mayoría, de los alrededores, para poder de forma rápida y casi ininterrumpida vadear el río el cuerpo principal del ejército; pero los carros con la mayoría de vituallas, material pesado de guerra y personas encargadas del transporte y abastecimiento, se iba retrasando debido a la dificultad del camino. Entre los rezagados de la expedición iría, la reina Isabel la Católica.

Una semana después de vadear la mayoría de las tropas el río, el puente construido con madera se vino abajo por la crecida del río debido a una tormenta, quedando la segunda parte de la expedición estancada en ese punto sin poder continuar el camino. pueden imaginarse el desaliento, la tristeza y la desesperación en la mayor parte de las personas que formaban esta segunda parte de la expedición.

Toda una noche trabajando a la luz de los pocos faroles de que dispusieran y las antorchas de que fuesen capaces de construirse, para emprender la agotadora tarea de buscar, encontrar, cortar, trasladar, tallar y colocar en perfecto estado unas piedras para construir un puente que permanece durante más de 500 años en el lugar donde, a la mañana siguiente la reina Isabel, tendría el honor de ser la primera en cruzarlo.

A pesar de la leyenda, parece raro realizar el puente en solo una noche, pero existe testimonio escrito de un perdón, una amnistía, concedida por el rey Fernando el católico durante el Viernes Santo de ese año, a un señor de Cazorla, "Joseph de ReÇena", por los gloriosos hechos ocurridos en la sierra del adelantamiento de Cazorla. Lo que no se sabe son los hechos a los que se refiere, aunque se supone que se refieren a la construcción del puente.

miércoles, 18 de mayo de 2022

Excursión 623: Puerto de Pasapán y Peña del Oso

FICHA TÉCNICA
Inicio: La Panera. El Espinar
Final: La Panera. El Espinar
Tiempo: 6 a 7 horas
Distancia: 17,3 Km 
Desnivel [+]: 1.102 m 
Desnivel [--]: 1.102 m
Tipo: Ida y vuelta
Dificultad: Alta
Pozas y agua: Sí
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 24

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta

















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* Perfil, alturas y distancias de la ruta













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RESUMEN
Esta semana Antonio había planificado una excursión por tierras segovianas, para ascender a la Peña del Oso, uno de los picos más emblemáticos que forman el cordal de cumbres que rondan los 2.000 mts de altura y que abrazan el valle del Rio Moros, también conocida como garganta del Espinar.

El pico del Oso forma parte de la cuerda montañosa conocida como “la mujer Muerta”, que toma esta nomenclatura, por la silueta que dibuja cuando se aprecia desde la planicie segoviana, asemejándose a una mujer tumbada. Esta silueta la forman principalmente 3 picos: La Pinareja 2.197 mts – Cabeza, El Oso 2.196 mts – Pecho y el Pasapan 2.006 mts – Pies.

Como ocurre con otros topónimos de la sierra de Guadarrama, existen varias leyendas que explican el origen de este. En todas ellas se termina concluyendo que, tras el fallecimiento de una mujer, en distintas circunstancias, según la leyenda que tomemos, una tormenta terminó convirtiendo su cuerpo en forma de montaña.

Por el fondo de la garganta discurre el río Moros que brota en las laderas del pico del Montón de Trigo, en la zona conocida como los Ojos. A pocos metros de su cabecera, sus aguas son represadas primero por el diminuto embalse del Vado de las Cabras y posteriormente por un segundo embalse de mayor tamaño que el primero, llamado del Tejo. Tras realizar un recorrido de 9 kms, terminará vertiendo sus aguas al río Eresma, afluente del río Duero.

En la entrada de la garganta, existe una barrera con control de acceso que regula el paso de vehículos, bicicletas y visitantes a ésta. En época estival y fines de semana, este acceso es de pago. Pasado ese control a pocos metros, nos encontramos con el área recreativa de la Panera, complejo de ocio compuesto por piscinas naturales, zona de barbacoas, área de picnic, bar e instalaciones deportivas.

Todo el valle del río Moros, está incluido en la reserva de la Biosfera del Real sitio de San Ildefonso y el Espinar, y sus cumbres están incluidas dentro del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, por ello, adicionalmente, entre el 1 de julio y el 30 de septiembre el acceso a la garganta por encima del área recreativa está restringido y es preciso tramitar un permiso especial y gratuito en el ayuntamiento del Espinar.

La ruta de hoy tiene su inicio en la citada área recreativa de La Panera, pero temiendo que durante el mes de mayo ya se estuviera aplicando el pago por acceso también en los días laborables, habíamos barajado como alternativa poder comenzarla desde la localidad de Ortigosa del Monte, ya que ambas rutas confluyen en el Puerto de Pasapán, y a partir de ese punto comparten el resto de la subida hasta el pico del Oso.

Finalmente, no fue necesario utilizar esta segunda opción, ya que el acceso en días laborables durante este mes, todavía es libre. Según pudimos confirmar posteriormente, ya se está cobrando el acceso todos los fines de semana (9 euros por vehículo) y a partir del mes de junio también se cobrará el acceso los días laborables (8 euros por vehículo). Aquellos que quieran acceder a pie o en bicicleta, tendrán que pagar también, 1,5 euros por persona. Para disponer de información más actualizada consultar aquí la página del área recreativa de La Panera

Tradicionalmente, el uso principal del valle ha sido la explotación forestal y el aprovechamiento ganadero, pero los últimos años ha ido cobrando protagonismo su uso para el rodaje de spots publicitarios, películas y series de televisión, como El Laberinto del Fauno, Pídele cuentas al rey, Marcelino pan y vino, En septiembre, La Llamada, 
El incidente, Élite, El embarcadero, etc. Aquí la lista completa

Hoy, sin ir más lejos, nos hemos encontrado al llegar a la zona de piscinas con una amable señorita que nos ha informado que se estaba llevando a cabo la grabación de unas escenas para una serie de televisión, y nos ha indicado que debíamos dejar el coche en el aparcamiento que hay junto a las piscinas.

Una vez reunidos todos los integrantes que íbamos a participar en la excursión, nos hemos encaminado dirección norte, para cruzar dos pasarelas que salvan el río Moros, y atravesar la carretera de salida del área recreativa, para dirigirnos hacia una puerta de hierro, que da acceso a una pista poco transitada, que en menos de 1 km y apenas de 100 mts de desnivel, nos conecta con el GR-88 que viene en ascenso desde el Puente de la Panera.

A partir de ese punto, seguimos el trazado del GR 88, por el amplio cortafuegos que asciende de forma progresiva por el medio del pinar, el cual en estos primeros kilómetros nos protege con su sombra.

Poco a poco el grupo se va estirando, y cada cual a su ritmo va ascendiendo por el cortafuegos. Superados otros 100 mts de desnivel, nos encontramos con un ramal de pista que sale a nuestra derecha y que se dirige sin perder prácticamente la cota entre 1500 mts y 1650 mts, hacia el fondo del valle, hasta los embalses del Tejo y Vado de las Cabras. Nosotros no abandonamos el cortafuegos y seguimos subiendo por el trazado del GR.

Por lo que he podido leer este cortafuegos sigue el trazado de la antigua cañada real de la Vera de la Sierra, que servía para conectar la zona del Valle del Río Moros a través del Puerto de Pasapán con los pueblos de Ortigosa, La Losa y Revenga por la Cañada Real Leonesa.

Al rebasar un falso llano, el cortafuegos vuelve a tomar una inclinación considerable, y la tierra por la que caminamos, se convierte en pista de hormigón, seguramente para facilitar la tracción de vehículos en situaciones de suelo húmedo.

Una vez superado este tramo, la subida se hace algo menos pronunciada. Realizamos alguna parada para hidratarnos, y al girarnos sobre nuestros pasos, podemos ver el desnivel superado y parte de la cuerda de la Sevillana desde el Puerto de Guadarrama.

Tras otros 20 minutos de caminata, alcanzamos el cerro del Alto del Casetón. Aunque la pista, pasa unos cuantos metros debajo del cerro y sigue ascendiendo, merece la pena detenerse en el mismo unos instantes y disfrutar de las vistas que nos brinda este modesto cerro.

Desde aquí ya podemos divisar el puerto de Pasapán, primer objetivo del día, un poco más allá el pico de Pasapán, y detrás del mismo ya asoma el vértice geodésico del Pico del Oso cota más alta de la ascensión de hoy.

Si dirigimos la vista hacia la derecha, podemos ver el Montón de Trigo con su perfil característico, el collado del Minguete con el cerro del mismo nombre a su derecha, a continuación, peña Bercial, el collado de Marichiva, sobre el mismo se dibuja la cresta de Siete Picos y un a su derecha asoma la Maliciosa, más a la derecha la Peña del Águila y a continuación la Peñota (en medio y aunque no se aprecia desde esta perspectiva está el collado de Cerromalejo).

Una vez reconfortados con esas vistas, proseguimos la marcha, dejando ya atrás los últimos pinos que con su sombra nos venían cobijando del sol que empezaba a apretar. Un poco más adelante nos encontramos una valla en la pista que impide el acceso de vehículos. Tras pasar ésta, el camino se hace más tendido y nos vamos aproximando poco a poco a la parte baja del puerto de Pasapán.

Comienza a aparecer el matorral de altura, fundamentalmente, piorno y enebro rastrero. En la izquierda de la pista, en uno de los recodos del camino, salen dos senderos que, atajando por la ladera, suben directamente al puerto, ahorrándonos un buen puñado de metros de pista. El sendero está bien marcado, y aunque en algunos puntos el matorral prácticamente lo oculta, no llega a perderse por completo.

En unos minutos, estamos en el puerto de Pasapán. Ya son las 12 y pico y toca la parada del Ángelus para reponer fuerzas. Como el grupo viene muy estirado se aprovecha la parada también para el reagrupamiento. Hasta el puerto ya hemos salvado un desnivel de 560 mts.

Desde el lado opuesto del puerto por el que hemos subido, conecta la pista que proviene de la localidad de Ortigosa del Monte, como así se señala en un poste informativo. Junto a la unión de ambas pistas, hay un mojón que nos indica que girando a nuestra derecha y tomando el cordal hacia el pico Pasapán, vamos a entrar dentro de los límites del parque nacional de Guadarrama.

Como no tenía mucho apetito, dejo a mis compañeros en el puerto recuperando fuerzas y prosigo el sendero por las praderas alpinas que hay en el cordal. Me paro a admirar los extraordinarios paisajes que se presentan a ambos lados del cordal. En este punto, en la planicie segoviana, alcanzo a distinguir claramente el palacio de Riofrío.

Desde el camino de ascenso, aprecio que dos senderistas van subiendo por el cordal desde el puerto, y pensando que serían dos compañeros que también se adelantaban al grupo, prosigo el ascenso de forma sosegada y cuando ya estoy prácticamente a medio camino del pico Pasapán y me alcanzan, me percato que son dos personas que debían de estar descansando también en el puerto. Una vez descubierto mi error, decido seguir con ellos hasta el pico Pasapán y esperar al grupo allí. Por lo que pude ver, la parada en el puerto se alargó más de lo previsto.

Ya desde el pico Pasapán, veo que el grupo reanuda la marcha tras la parada, y se va estirando de nuevo según van ascendiendo por el cordal. Mientras espero que el grupo llegue a mi posición, y analizando el tramo de ascenso que nos quedaba desde este punto, no recordaba que una vez alcanzado el pico Pasapán hay que descender unos 50 mts hasta un collado intermedio, antes de encarar la última subida hacia el Oso.

Es de muy de agradecer el viento suave que sopla en el cordal, y nos ayuda a combatir el calor en todo el tramo despejado de ascenso desde el puerto.

Una vez llega el grupo al pico y reincorporado al mismo, bajamos a ese collado y proseguimos la ascensión. En este punto tres compañeros decidieron dar la vuelta y volver hacia el puerto y bajar al área recreativa. El resto del grupo seguimos el ascenso y tras superar otros 100 mts de desnivel, llegamos a la Peña de la Apretura, una especie de hombro con una gran pradera tapizada de color verde que hay que atravesar para encarar los últimos 150 mts de desnivel hasta la peña del Oso. 

Cada uno a su paso, vamos alcanzando el vértice geodésico. En el mismo hay colocadas las figuras de dos osos, uno pequeño y otro más grande, pintados de color marrón (cuando se instalaron eran de color blanco), y que sustituyeron hace más de 20 años a la figura de oso rechoncha de metal que había anteriormente y que todavía guardo en la memoria.

Desde aquí ya tenemos a la vista la Pinareja y la pequeña cresta que unen estas dos cumbres, y más allá podemos apreciar la zona de la granja, alcanzando a distinguir entre otros el cerro Matabueyes, el embalse del Pontón Alto, la Atalaya y el trazado que realiza el río Cambrones. La cumbre ofrece unas magníficas vistas allá donde miremos.

Mientras van llegando el resto de los integrantes del grupo, algunos decidimos asomarnos al valle del rio Moros, intentando localizar el pequeño embalse del Vado de las Cabras, que no es visible desde la cima. Descendiendo hasta uno de los roquedos inferiores, conseguimos localizarlo.

Una vez que hemos hecho cima todo el grupo, y realizadas las fotos de rigor, decidimos buscar un lugar resguardado del aire y realizar la comida, aprovechando las maravillosas vistas que tenemos.

Añadir a todo lo indicado anteriormente, que también se alcanza a ver todo el cordal de Abantos, incluyendo la Salamanca, Cabeza Lijar, cueva Valiente y los collados del Hornillo y de la Mina. Bola del Mundo, Cabezas de Hierro, Peñalara, Puerto de Cotos. Hacia el lado de Segovia también localizamos otros embalses como el de Revenga y el pequeño embalse del río Peces.

El regreso lo realizamos por el mismo camino de subida. En la bajada y debido al calor que se iba haciendo más patente según avanza el día, algunos compañeros empiezan a quedarse sin agua, y comienzan a aparecer calambres en los aductores, síntomas típicos de la falta de hidratación y del esfuerzo realizado en la subida.

José Luis se encarga de estirar y recuperar a los afectados. Solo para que conste como recomendación, en esta
época conviene subir con al menos 3 litros de agua por persona, dado que no hay fuentes ni prácticamente arroyos con agua en los que se pueda hacer acopio de ésta en todo el recorrido.

La subida de vuelta al Pico Pasapán pasa factura a todos, y divide en dos al grupo. Alcanzamos sin mayores contratiempos el puerto, y aprovechamos para esperar y reagruparnos con el segundo grupo. 

La bajada hacia La Panera se realiza de forma rápida, con el aliciente de poder refrescar los sufridos y recalentados pies durante la bajada, en el río Moros. Al final han sido casi más de 1000 mts de subida y bajada y alrededor de 17 kms.

Para completar el día, paramos a tomar el merecido refrigerio en el bar de la asociación San Antonio, que hay junto a las pistas de Tenis de la estación del Espinar.

Por la zona, por las vistas que se aprecian desde la cima y por la excelente compañía, otorgo 5 sicarias a esta ruta.
Karlos Revilla