martes, 24 de mayo de 2022

Excursión 624: Poyos de la Mesa y Cerrada del Pintor. Sierra de Cazorla

FICHA TÉCNICA
Inicio: Mirador Poyos de la Mesa. Cazorla
Final: Puente de las Herrería. Cazorla
Tiempo: 6 a 7 horas
Distancia: 19,4 Km 
Desnivel [+]: 652 m 
Desnivel [--]: 985 m
Tipo: Sólo ida
Dificultad: Media
Pozas/Agua: Sí/Sí
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 29

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta

















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta













TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

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RESUMEN
A las 09:30, después de un copioso desayuno en la terraza de Eduardo y Paco`s, en la plaza de la Constitución, nos subimos al autobús que nos llevaría hasta el comienzo de la ruta. Paramos en La Iruela para recoger a los del “spa” y continuamos por una tortuosa carretera que nos ofrece a nuestra izquierda el mar de parte de los 60 millones de olivos con que cuenta la zona jienense. (Según Jesús: pinos aceituneros).

El horizonte infinito, marcado por esa inmensidad de puntos olivareros, nos acompaña hasta pasado el puerto de las Palomas, donde, cual encanto, cambiamos el paisaje por el inmenso y profundo valle por donde discurre el recién nacido Guadalquivir.

El verdor de los inmensos pinares y el curso del rio allá en el fondo del valle, nos traslada al interior de la sierra de Cazorla autentica. Pudimos observar, naciendo en las rocas, la endémica violeta cazorleña.

Llegamos al mirador de Poyos de la Mesa, donde nos deja el autobús y comienza la ruta. Este mirador nos ofrece una de las panorámicas mas espectaculares del Parque Natural. Justo al frente, podemos observar la altiplanicie de los Poyos de la Mesa, con una altitud máxima de 1,630 mts. Rodeada por enormes farallones, roquedos y por canchales, formando ríos de piedras de gran longitud y anchura y donde llegaríamos un poco después

El parque está formado de rocas calizas, originadas, según parece, hace más de 250 millones de años, en el fondo de los mares.

Un poco mas adelante, en estos parajes, típicos del monte bajo mediterráneo, compuesto de encinas y pequeños matorrales por donde las cabras montesas campan a sus anchas, nos encontramos con el Pino Abuelo, uno de los mas viejos de la zona.

Sesión de fotos cumplida, continuamos ascendiendo por la cuesta del bazar y poco después del collado Galan y al lado de la loma de la Mesa celebramos el “ángelus” para recobrar energías.

Por la planicie de los Poyos nos acercamos al borde de los farallones donde disfrutamos de las maravillosas vistas que desde allí se contemplan.

Aprovechamos para la foto de grupo (29 gemesmanos, incluido Luis, nuestro inconmensurable guía). Destacar el increíble puente de piedra natural que deja ver bajo su ojo, una composición espectacular del paisaje.

Rehechos de tanta belleza continuamos la ruta hasta alcanzar la Fuente del Borbotón, donde, por fin, llega la hora de comer. Nos aprovisionamos de la fresca agua del Borbotón y de alguna cerveza fresquita que Luis había encontrado por allí “casualmente”.

Mientras reponíamos fuerzas, una parte del grupo continuó un poco más hasta alcanzar la espectacular Cerrá del Pintor. Se adentraron por el angosto cañón, entre sus altas paredes de piedra, labradas por el arroyo de los Tornillos de Gualay durante millones de años hasta que el agua ocupaba de lado a lado las orillas y no pudieron pasar.

Regresaron con el grupo y comenzamos la larga e inacabable pendiente de bajada hasta el Puente de las Herrerías, para cruzar el incipiente Guadalquivir, donde nos recogería el autobús.

Otro pequeño e intrépido grupo ávido de más emociones, comandados por Antonio, realizaron la bajada por otra zona mucho mas agreste y dificil, al autentico nivel del GMSMA.

Dicen las leyendas que este puente fue construido en una sola noche para facilitar el paso a la reina Isabel en su camino hacia Baza.

Dada la belleza y dificultad de la ruta y lo bien que lo pasamos, le otorgo 5 sicarias.
Esperanza Fernández


Reseña histórica de la leyenda:

Durante los años del reinado de Isabel de Castilla y Alfonso de Aragón, más conocidos como los Reyes Católicos, cuando sus reinos aún se hallaban en la tarea de reconquistar los territorios de la península donde se profesaba el islam, se preparó un gran ejército para atravesando la serranía del Adelantamiento de Cazorla, iniciar el sitio a la ciudad de Baza, perteneciente al Reino de Granada. Unos 55.000 soldados entre caballeros e infantes se habían reunido en Cazorla para atravesar e iniciar el sitio a la ciudad del reino nazarí.

Llegarían a una zona donde al sol le estaría costando trabajo adentrarse, una zona de penumbra, muy fresca y húmeda y, al intentar volver a vadear el río Guadalquivir en ese lugar, entre la Cerrada del Utrero y unos kilómetro más abajo de su nacimiento, debido al tiempo y a las crecidas del río, se hizo necesario construir un puente para permitir el paso del poderoso ejército.

En un principio por las prisas propias de la situación se construyó de madera, con los troncos de los árboles, pinos en su gran mayoría, de los alrededores, para poder de forma rápida y casi ininterrumpida vadear el río el cuerpo principal del ejército; pero los carros con la mayoría de vituallas, material pesado de guerra y personas encargadas del transporte y abastecimiento, se iba retrasando debido a la dificultad del camino. Entre los rezagados de la expedición iría, la reina Isabel la Católica.

Una semana después de vadear la mayoría de las tropas el río, el puente construido con madera se vino abajo por la crecida del río debido a una tormenta, quedando la segunda parte de la expedición estancada en ese punto sin poder continuar el camino. pueden imaginarse el desaliento, la tristeza y la desesperación en la mayor parte de las personas que formaban esta segunda parte de la expedición.

Toda una noche trabajando a la luz de los pocos faroles de que dispusieran y las antorchas de que fuesen capaces de construirse, para emprender la agotadora tarea de buscar, encontrar, cortar, trasladar, tallar y colocar en perfecto estado unas piedras para construir un puente que permanece durante más de 500 años en el lugar donde, a la mañana siguiente la reina Isabel, tendría el honor de ser la primera en cruzarlo.

A pesar de la leyenda, parece raro realizar el puente en solo una noche, pero existe testimonio escrito de un perdón, una amnistía, concedida por el rey Fernando el católico durante el Viernes Santo de ese año, a un señor de Cazorla, "Joseph de ReÇena", por los gloriosos hechos ocurridos en la sierra del adelantamiento de Cazorla. Lo que no se sabe son los hechos a los que se refiere, aunque se supone que se refieren a la construcción del puente.

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