jueves, 14 de agosto de 2025

Excursión 869: Valle de la Angostura desde la Isla

FICHA TÉCNICA
Inicio: La Isla. Rascafría 
Final: 
La Isla. Rascafría
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 12,9 Km 
Desnivel [+]: 266 m 
Desnivel [--]: 266 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas/Agua: Sí/Sí
Ciclable: Sí
Valoración: 4,5
Participantes: 12

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta



















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














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RESUMEN
Para mitigar los calores de la ola de calor que padecemos, Paco Nieto nos propuso esta ruta por el siempre fresco Valle de la Angostura y doce irreductibles senderomagos nos decidimos a hacerla.

Iniciamos la marcha en el aparcamiento del restaurante Los Claveles, a pocos metros de la zona recreativa de la Isla, y que cerró hace ya unos años, una pena porque se comía muy bien allí. La temperatura que tenemos es de 20 grados y no subió mucho más el resto de la marcha.

Comenzamos a remontar el arroyo de la Angostura por su margen izquierda. Al poco, nos deleitamos con el espectáculo visual y sonoro que es el salto de agua de la presa del Pradillo, en la que se desbordaba menos agua de lo habitual, fruto del intenso estiaje al que estamos sometidos. Contemplar cómo las aguas quietas y tranquilas del embalase, de repente se tornan bravas y salvajes, es de una gran belleza.

Tras las inevitables fotos, continuamos por la senda que asciende pegada al agua, pasando junto a la estación medidora del caudal, que da paso a un por momentos escarpado repecho repleto de robles, cercano a la pista que discurre paralela al arroyo, para luego serenarse en praderas a la ribera del arroyo.

Junto a una de ellas, se abre un claro en la que el estruendo del agua vuelve a ser más prodigioso, estamos junto a un pequeño salto que precipita toda el agua del arroyo por un estrecho paso entre las rocas, cayendo en una poza con yacussi incluido.

Nos dimos un largo rato de descanso mientras alguna ¿quién sería? Se refrescó un poco y José María nos hacía la foto de grupo.

Aguas arriba, la ortografía del terreno nos obligó a alejarnos del arroyo, continuando por la pista que al poco nos deja a las puertas del romántico puente de la Angostura. Medio en penumbra, rodeado de vegetación y musgo, es uno de los rincones más bellos de este Valle de la Angostura, que toma su nombre precisamente del estrechamiento rocoso existente en el puente.

El Puente de la Angostura parece haberse quedado anclado en el tiempo, por su perfecta conexión con el entorno.

Se trata de una majestuosa construcción en mampostería fabricada por orden de Felipe II para poder circular en carruaje desde su palacio en la Granja de San Ildefonso hasta el Monasterio del Paular.

Al cruzar el puente, cambiamos de margen por la que seguir remontando el arroyo, haciéndolo ahora por la derecha.

Cruzamos una extensa pradera para encontrarnos con otro rincón de singular belleza, la que es sin duda la mejor poza del valle, casi una piscina. Aquí paramos a tomar el tentempié mientras tres se refrescaban (se admiten apuestas).

Continuamos por el Camino de las Vueltas, ascendiendo arroyo arriba por la pista que se aleja un poco del arroyo para luego acercarse a él, alcanzando otra joya paisajística, la que llamados “poza de Pepa”, por haber sido escenario, cuando no estaba prohibido, de innumerables baños de nuestra compañera,

Continuamos remontando el arroyo hasta cruzarlo por el puente de madera de los Hoyones, cambiando así nuevamente de orilla. Al poco, nos encontramos con el arroyo de la Laguna Grande de Peñalara, que junto con el de las Cerradillas, el de Guarramillas y el Aguilón, más abajo, conforman las fuentes del río Lozoya.

Al cabo de un buen trecho de subida por la pista, nos desviamos a la izquierda por otra que desciende hacia el arroyo y va a dar a un vado de bloques de cemento, por el que cruzamos, cambiado así de nuevo de orilla.

Tras agruparnos, iniciamos el descenso por una vereda que se va estrechando conforme bordea la loma de la margen derecha del arroyo hasta llegar de nuevo al puente de los Hoyones.

Nos vamos encontrando todo tipo de arbolado, pinos silvestres, abedules, chopos y sauces.

Cruzando de nuevo el puente, continuamos el descenso por la pista de la margen izquierda del arroyo hasta alcanzar de nuevo el puente de la Angostura.

Lo cruzamos para volver de nuevo a la poza cercana, donde habíamos tomado el tentempié y que ahora volvió a ofrecernos su sombra, agua y fresco para tomar allí los bocadillos. Ni que decir tiene que algunos (tres de nuevo) se refrescaron en su gélida agua.

Tras el descanso y viendo que comenzaba a tronar, con cierta prisa continuamos el regreso.

Descendemos ahora por el bello sendero que, entre altos pinos y verdes helechos, desciende algo separado de la margen derecha del arroyo, hasta alcanzar de nuevo el embalse del Pradillo, con sus bellos reflejos e impresionante cascada.

Un poco más adelante, tras un desvío a la izquierda, llegamos al bar de la Isla, donde paramos a tomar las cervezas y cafés de fin de ruta.

Solo quedaba cruzar el puente sobre nuestro arroyo de la Angostura, cantarín compañero del día y llegar al aparcamiento de los Claveles, donde habíamos dejado los coches.

Por todo lo disfrutado esta excursión con mucha sombra y agua, se merece 4,5 sicarias.
Javier Miguel

sábado, 9 de agosto de 2025

Excursión 868: Nocturna al Cerro de La Salamanca con luna llena

FICHA TÉCNICA
Inicio: Alto del León
Final: Alto del León
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 13,2 Km 
Desnivel [+]: 313 m 
Desnivel [--]: 313 m
Tipo: Ida y vuelta
Dificultad: Media
Pozas/Agua: No/No
Ciclable: Sí
Valoración: 5
Participantes: 26

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RESUMEN
A través de Luis, primo de Paco Nieto, suelo unirme a las rutas nocturnas que él convoca en verano. Ya llevo 2 rutas con ellos, y cada una ha tenido su encanto especial. Lo que más valoro de estas excursiones es el ambiente del grupo, el buen humor que nos acompaña siempre y, por supuesto, la oportunidad de descubrir la sierra desde otra perspectiva, bajo la luz de la luna.

A las 19:00h iniciamos la marcha desde el Alto del León, ascendiendo por la antigua carretera del puerto a Peguerinos, cada vez más intransitable para los coches en el lado madrileño.

Aunque el día había sido muy caluroso, la altura en el puerto (1.511 m) y el hecho de caminar siempre por zona sombría, entre pinos, hacían que la temperatura fuera muy agradable.

Paco nos contó que seguiríamos el camino del Vía Crucis que lleva hasta una gran cruz, y que si estábamos atentos podríamos ver hasta nueve estaciones, algunas todavía en pie y otras ya caídas.

Pasadas las enormes antenas militares de la zona, nos desviamos ligeramente para visitar un búnker muy bien conservado, situado a la izquierda del camino. Se trataba de un antiguo puesto de ametralladora que encantó especialmente a los niños del grupo.

Nos explicó que hay muchos de estos búnkeres por la zona, ya que durante la Guerra Civil esta fue línea de frente: las tropas franquistas estaban asentadas aquí y las republicanas, en la zona de La Jarosa

Por entonces, el denso bosque que hoy lo cubre no existía, lo que permitía una visibilidad mucho mayor que la que se tiene en la actualidad.

Un poco más adelante, nos desviamos ligeramente de la carretera para contemplar la fuente de Las Hondillas, construida con un amplio frente de piedra y un pilón alargado. Allí nos hicimos la tradicional foto de grupo.

Retomamos el camino del Vía Crucis entre animadas charlas que hacían muy ameno el recorrido.

Tras una curva cerrada, llegamos a una gran cruz partida en dos, con unas flechas de la Falange grabadas en su fachada. Esta era la última estación del Vía Crucis. Tenía un altar y todavía conserva una pequeña caseta.

Después de las fotos de rigor, continuamos por la pista de la Mina, llamada así porque conduce al collado donde se encuentra una antigua mina de wolframio.

La pista se empinaba algo más y nos adentramos entre pinares por la ladera de la Gamonosa, hasta alcanzar el Collado de la Gasca, que nos dio una breve tregua.

A nuestra izquierda, se entreveía la silueta plateada del embalse de La Jarosa y al fondo, el Altar Mayor del Vía Crucis del Valle de los Caídos (o Cuelgamuros), con su inconfundible cruz dominando el horizonte.

Tras una larga cuesta, pasamos junto a la cantera de la mina, a escasos metros del Collado de la Mina (antiguamente llamado de la Cierva), donde nos reagrupamos para afrontar el último tramo.

Abandonamos la pista ancha y tomamos un sendero estrecho que ascendía recto por la cresta hacia el cerro de La Salamanca.

Superamos un par de roquedos que pusieron a prueba nuestra habilidad trepadora, y alcanzamos el refugio semiderruido de La Salamanca, muy cerca de la cima, situada a 1.785 m. Habíamos ascendido 274 metros desde el punto de inicio.

Todavía faltaba algo para la puesta de sol, así que aprovechamos para cenar nuestros bocadillos en lo más alto, mientras contemplábamos el lento descenso del sol hacia el horizonte.

Fiel a su cita, el sol se despidió tiñendo el cielo de tonos anaranjados y rojizos. Poco después, aunque unas nubes retrasaron su aparición, la luna llena emergió con fuerza desde la planicie madrileña, enrojecida al principio, y fue ganando altura poco a poco. Un momento realmente emotivo.

Nos quedamos un rato disfrutando del espectáculo lunar antes de emprender el regreso por el mismo recorrido, aunque esta vez lo hicimos por la loma en lugar de la cresta, lo que facilitó el descenso hasta el Collado de la Mina.

La temperatura había bajado ligeramente y se notaba al bordear la loma de Cabeza Líjar.

La noche fue cayendo poco a poco y la luna, cada vez más alta, nos acompañó durante todo el camino de vuelta. Aunque no era suficiente para prescindir de los frontales, su luz y las vistas de las luces de los pueblos madrileños, y de los coches de la A-6 descendiendo hacia el túnel de Guadarrama, daban al paisaje un aire mágico.

Cada grupo a su ritmo, fuimos regresando, siguiendo el camino de ida, al Alto del León, donde concluimos esta bonita ruta sobre las 23:45 h. 

Una excursión con sol al atardecer y salida de luna llena, de vistas espectaculares y con el encanto especial que tienen las salidas nocturnas.

Mi calificación: 5 en la ruta y un 5 a la compañía 😊.
José Antonio González de la Aleja

miércoles, 6 de agosto de 2025

Excursión 867: Boca del Asno desde Valsaín

FICHA TÉCNICA
Inicio: La Pradera de Navalhorno 
Final: 
La Pradera de Navalhorno
Tiempo: 3 a 4 horas
Distancia: 10 Km 
Desnivel [+]: 200 m 
Desnivel [--]: 200 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas/Agua: Sí/Sí
Ciclable: No
Valoración: 4
Participantes: 18

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta



















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RUTA EN WIKILOC

RUTA EN RELIVE
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RESUMEN
En verano y con Paco Nieto de guía y Vicky de acompañante, ya sabemos lo que hay en las excursiones del Gmsma: paseos por sombras frescas y pozas para bañarse. Este miércoles con las altas temperaturas que teníamos,  nos preparó una deliciosa excursión, rodeados de vegetación y mucha agua, …, y, además, por tierras segovianas. ¿Qué más se puede pedir a una ruta veraniega?

Del paseo de hoy voy a realizar tres crónicas, que cada uno coja la que más le guste (o las tres). Yo os aconsejo leer las tres.

La primera crónica es quizá la mejor, os remito a la excursión 196 del Gmsma. En ella el cronista de hace 11 años, relata las experiencias de la jornada y describe el recorrido perfectamente. Os invito a releerla.

En la segunda crónica quiero indicaros un resumen del paseo.

Partimos de la casa de Rosana, que aportaba un tercio de los expedicionarios, en la Pradera de Navalhorno, de Valsain. Desde allí bajamos al margen derecho del rio Eresma y fuimos todo seguido, rio arriba, hasta Boca de Asno, donde paramos al Ángelus. 

Después de la frugal comida, cruzamos el rio, por el no puente, y ya por el margen izquierdo fuimos bajando hasta la pradera de los Canales, un poquito antes de la presa del mismo nombre, donde comimos, algunos se bañaron, otros dieron de comer a los patos, otros durmieron una siestecita, y finalizamos la excursión en La Pradera con una buena cerveza en el bar las Brasas.

Vamos a por la tercera.

Convocamos por Paco Nieto, que al parecer le han ocupado sus hijos la vivienda de Alicante, y no tiene más remedio que residir en Madrid, 17 valientes estaban dispuestos a combatir los calores del día, con un paseo refrescante, y para ello se juntaron en la puerta de la casa de Rosana, donde después de la obligada fotografía de grupo, comenzaron la marcha. Rosana vino muy bien acompañada de sobrinos, nietos y perro.

Es de destacar la reincorporación, a las marchas, de unos de los mejores guías del Gmsma, Carlos R., que vino junto a su enfermera titular.

Lo más destacable de la ruta fueron los continuos chapuzones que algun@s se dieron. Yo creo que estuvieron más en el agua que andando.

El director del blog del Gmsma, explica, en el mismo, con todo lujo de detalle la ruta: los mapas de localización y 3D, el perfil de la misma, con sus alturas y distancias, la ruta en wikiloc, la ruta en relieve, …. 

Vamos que el que quiera saber algo o todo del paseo de hoy, lo tiene perfectamente explicado.

Voy a relataros lo más destacado.

Salimos de la Pradera de Navalhorno, atravesando un portón en dirección al río Eresma, caminando por “corredoiras”, con mucha vegetación y siempre por la sombra de los altos pinos, hasta llegar al puente de los Canales, que algunos dijeron que era como una maqueta del Acueducto de Segovia, y que al parecer fue construido por los Austrias, para llevar el agua del arroyo Peñalara hasta el Palacio de Valsaín.

Continuando por el mismo margen del rio, llegamos a la playita, con mesa incorporada, y a la fuente de Maximino, que es una fuente con cara de perro.

Nuestro siguiente destino era el área recreativa los Asientos y allí nos encaminamos hacia el río, donde ya un cartel nos avisaba de que el Puente de Boca del Asno estaba cerrado (otro más que no arreglan). 

A partir de aquí, se abrió la temporada de baños y fue un no parar. Enseguida llegamos al famoso puente de Navalacarreta, que antes tenía tres ojos y ahora solo dos y medio (medio porque uno está cerrado, pero con una pequeña apertura para peatones, bajo la que se pasa.

Cerca de las 12, llegamos a Boca del Asno y allí paramos al Angelus, con cerveza fresquita incluida, se estaba muy bien allí. Tras el descanso, viendo el curso encajonado del rio en esta zona y su bonita cascada con poza, vi, por primera vez, una inscripción conmemorativa de la construcción de la Pesquerías Reales, en una de las paredes verticales, que indica: “Año de 1769 se hizo este camino”.

En el camino de vuelta se nos unió Cristina, otra nieta de Rosana, paramos a realizar varias fotos, incluida otra de casi todo el grupo, en la Barca o Silla del Rey, que lleva incorporada un escudo. Ya sin parar continuamos hasta el puente de los Canales, donde pasado un portón y antes de llegar a la Presilla de los Canales, paramos a comer en una sombreada pradera, con patos incluidos, y donde “obligamos” a emigrar a una parejita que allí se encontraba.

Después de comer, alguno de los componentes del famoso observatorio estadístico del Gmsma, después de dar de comer a los patos, nos recitó este conocido poema: “pasamos muy buenos ratos, echando pan a los patos y cuanto más pan les echamos, mejores ratos pasamos”. Iguálamelo.

Naturalmente en la Presilla de los Canales, que fue todo un descubrimiento para mí, hubo baños, tras los cuales reanudamos la marcha, y después de pasar por la fuente del tío Gancedo, y el portón de inicio, pusimos fin al paseo en el bar las Brasas, en la Pradera de Navalhorno.

En resumidas cuentas, refrescante excursión por tierras segovianas, rodeados de buena gente, por lo que yo creo que se merece 4 sicarias.
Marcos Herrero

FOTO REPORTAJES