Inicio: Embalse del Pontón Alto
Final: Boca del Asno
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia: 15 Km
Desnivel [+]: 267 m
Desnivel [--]: 126 m
Tipo: Sólo ida
Dificultad: Baja
Pozas y agua: Sí
Dificultad: Baja
Pozas y agua: Sí
Ciclable: Sí
Valoración: 5
Participantes: 5
MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta
* Mapas de localización y 3D de la ruta
PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta
TRACK
PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
RUTA EN WIKILOC
RESUMEN
Esta excursión, dadas las fechas, seguramente ha sido la de menor participantes de la reciente historia del Gmsma. Algunas no pudieron venir por falta de choferes madrileños. Los que fuimos disfrutamos de un excelente paseo, con baño incluido, por esta bella tierra segoviana.
Después de dejar varios coches en Boca de Asno, bajamos en otros hasta el aparcamiento del Puente de Segovia, que se encuentra en la carretera de la Granja a Segovia, junto al Pontón Alto, donde iniciamos el paseo.
La ruta que transcurre desde el embalse del Pontón Alto hasta los Baños de Venus, conocida como las pesquerías Reales, es sin lugar a dudas la más bonita que se puede hacer en verano en la Sierra de Madrid.
El Rey Carlos III además de ser un excelente monarca, seguramente el mejor rey que hemos tenido en España, era un amante de la caza, de la pesca y de la naturaleza en general y en 1761 compro a los segovianos el bosque de Valsaín, para disfrutar en exclusiva de la pesca, procediendo posteriormente a allanar en forma de aceras las orillas del Eresma. Además del camino, el monarca dotó a este tramo Del Río, de escaleras, represas y saltos de agua encaminados a oxigenar el agua.
Nada más empezar, fuimos todo el rato pegados al río, siempre por el margen izquierdo, hasta llegar a Valsaín. Con mucha sombra, dada la cantidad de vegetación que existe; Pinos, fresnos, chopos, Robles,..
Ángel V. Nos iba enseñando los grandes bloques de granito e indicando cada uno de sus nombres; el Trampolín, las Termopilas, la Isla (antiguos lugares de baño donde al parecer iba en sus años mozos a refrescarse). Continuando la senda de las Pesquerías, pasamos por la Fuente del Cura y llegamos hasta el Puente de las Pasaderas Reales, donde todavía hay bloques de granito para cruzar el río, y que al parecer era por donde pasaban las damas de la nobleza cuando acudían al Eresma.
Unos metros más arriba nos encontramos con la Turbina de la antigua Fábrica de La Luz y el puente del Anzolero en cuyos alrededores, en una roca vimos grabada La Corona Real y el año de construcción: 1768. Continuamos hasta el Embalse de Valsaín o Salto del Olvido, donde hace pocos años se ha construido una rampa de hormigón con el fin de que las truchas remonten fácilmente el muro del embalse.
En Valsaín vimos los restos del Palacio de que dio nombre al pueblo, que fue Casa Real del Bosque, donde los Austrias acudían a cazar. Un incendió lo destruyo en el siglo XVII, y el rey Felipe V, decidió abandonarlo y construir el Palacio de la Granja. Desde entonces continúa lamentablemente en ruinas.
A partir de aquí continuamos por el margen derecho del río hasta llegar al puente de los Canales, del que siempre comentamos que es como una maqueta del Acueducto de Segovia, por sus numerosos pilares de granito que tiene. Fue construido para abastecer de agua a Valsaín, y al día de hoy las aguas del arroyo de Peñalara siguen abasteciendo a la localidad.
Cruzamos el puente y volvimos por el margen izquierdo y enseguida nos encontramos con el curioso puente de Navalacarreta, que inicialmente tenía tres ojos, uno por donde pasa el río, otro para los senderistas, y el tercero y más grande está tapado. Al parecer por allí pasaba el antiguo camino de Madrid.
Llegamos al área recreativa de Los Asientos y al poco a Boca de Asno, que al encontrarse en una estrecha garganta tuvimos que subir y posteriormente bajar unas empinadas escaleras. El lugar recibe este nombre por su semejanza a la quijada abierta de un Asno.
A partir de aquí continúa la parte más bonita del camino, encajonado por las rocas y los montes de Valsaín, hasta llegar al puente de los Vadillo y a la unión de los arroyos Minguete y del Paular. De inmediato alcanzamos el arroyo del Telégrafo, por el que continuamos nuestro camino, para a escasos metros encontrarnos, junto a dos grandes rocas, la famosa poza de los Baños de Venus.
De inmediato todos nos dimos un chapuzón, algunos con teléfono móvil incluido, que nos sentó de maravilla. En lugar de comer allí, como estaba previsto decidimos ir hasta Boca de Asno y comer junto con unas refrescantes cervecitas.
Conclusión, bonita ruta, clima estupendo, excelentes compañeros, baño reparador y cerveza fresca. ¡que más se puede pedir para un día de calor sofocante en Madrid!
Naturalmente la agencia Madi premia a este paseo con 5 sicarias.
Marcos Herrero
FOTOS
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