* Mapas de localización y 3D de la ruta
PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta
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RESUMEN
Tercera y última ruta por esta increíble tierra, planificada nuevamente por nuestro anfitrión y guía, Ángel R.O.
En esta ocasión, la ruta circular de hoy empieza en la aldea de Doade, a unos 14 km de nuestra base de operaciones en Monforte de Lemos y a 10.563 km de Hiroshima, según reza el poste ubicado en esta aldea y que indica distancia y dirección de unas cuantas ciudades del mundo. El objetivo era visitar tres miradores situados en las inmediaciones y, finalizada la ruta, visitar la cercana bodega Regina Viarum.
Empezamos a andar con algo de lluvia que cesó al poco tiempo para dar paso a una densa niebla cerca del primer mirador conocido como A Pena do Castelo, al que llegamos por una pista bastante cómoda. Aquí se encuentra una gran roca conocida como O Castelo que presenta un desnivel de unos 400 metros casi en vertical, desde donde hubiéramos podido disfrutar de unas magníficas vistas a los cañones de Sil de no haber sido por la densa niebla que nos envolvía. Sin embargo, la pequeña ermita dedicada a San Mauro y el paisaje desdibujado por la bruma, que se va cerrando y desapareciendo con la distancia, le daba al entorno un aire de quietud y tranquilidad que era por sí mismo motivo suficiente para justificar la visita.
Tras la foto de grupo, abandonamos la placentera pista para tomar el sendero en un tramo que avanza en un escabroso zigzag que discurre por la ladera de la montaña, conocido como As Fontes de San Xermunde.
Los líquenes y el húmedo matorral que invade la senda provocaban una marcha complicada y lenta, hasta que alcanzamos un mirador natural.
Hubo unas cuantas estrellas semifugaces que, para evitar este incómodo tramo de la ruta, optaron por seguir otro camino que se juntó con el nuestro un poco antes de llegar al siguiente mirador.
Los demás, continuamos por la complicada ruta PR-G 157, mientras el día se iba despejando para nuestro deleite con las impresionantes vistas de los bancales de viñedos y con el cañón del Sil al fondo, apenas empañado por algunos bancos de niebla.
Después de una repentina subida, volvimos a tomar una cómoda pista que atraviesa los montes de Ceceda, que es la zona más elevada donde se alza el pico Bidual de 816 metros.
A partir de ahí, comenzamos el descenso hasta llegar al mirador do Duque, donde pudimos contemplar el profundo cañón originado por el río Sil, que hace frontera entre las provincias de Lugo y Orense. Después de algunos cientos de fotografías, incluyendo otra más de grupo, dimos cuenta del tentempié aprovechando un providencial merendero allí ubicado.
Seguimos descendiendo por una ancha y cómoda pista en zigzag hasta el tercer mirador situado en la ladera sur, plagada de bancales y viñedos, que contrasta con el bosque de la ladera opuesta, donde es inviable el cultivo de la vid por falta de sol.
Estos bosques reciben el nombre de “fragas”, porque conviven árboles de distintas especies. Estábamos contemplando las fragas del Sil.
Tocaba subir todo lo bajado, así que por la empinada pista que atraviesa los viñedos y con algo de lluvia, alcanzamos de nuevo la senda que inicialmente nos llevó al primer mirador y que nos conduciría al punto de partida en Doade.
Allí mismo intentamos convencer al resto del grupo de la inesperada aparición de un par de gamos (o quizá corzos) que saltaron justo delante de MJ y de mí, que íbamos solos y bastante separados. No hay foto ni prueba alguna que lo demuestre, así que el intento fue en vano, no obstante, verlos, los vimos, y haberlos, haylos.
Eran las cuatro de la tarde cuando nos presentamos en la bodega Regina Viarum para hacer una visita guiada. Nada más llegar, sorprende por su cuidado y moderno diseño. Por su volumen de procesado, se trata de la tercera bodega más importante de la Ribera Sacra.
La visita consta de un recorrido por las instalaciones, con proyección audiovisual incluida.
El guía nos explicó las distintas técnicas utilizadas para elaborar sus vinos, así como la forma correcta, según los expertos, de consumirlo. Habló también de la “viticultura heroica”, que define las duras condiciones del terreno que complican todo tipo de trabajo en estos viñedos.
A continuación, pasamos a una luminosa sala donde tendría lugar la esperada “degustación comentada”.
Allí estaban cuidadosamente dispuestas cuatro copas por persona para cada uno de los cuatro tipos de vino que allí elaboran. El guía nos dio unos cuantos consejos básicos de cómo conocer y degustar las distintas variedades de vino y que, no siendo yo muy entendido en esto, me parecieron muy curiosos e instructivos.
Por último, finalizamos la visita cuando pasamos a lo que podría haber sido el cuarto mirador de la jornada. Se trata de una amplia terraza donde pudimos disfrutar, una vez más, de la hermosa panorámica de los cañones del Sil, aunque esta vez, copa de vino en mano, risas y fotos, muchas fotos.
Cuatro sicarias le doy a esta completísima ruta.
Fernando DíazH
FOTOS DEL VIAJE COMPLETO
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