miércoles, 8 de mayo de 2024

Excursión 775: Parque Nacional de Theth. Cascada de Grunas. Albania

FICHA TÉCNICA
Inicio: Parque Nacional de Theth 
Final: Parque Nacional de Theth
Tiempo: 3 a 4 horas
Distancia: 8 Km 
Desnivel [+]: 381 m 
Desnivel [--]: 381 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas/Agua: No/Sí
Ciclable: No
Valoración: 4,7
Participantes: 19+16

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta



















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

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RESUMEN
Nuestro día comienza con la salida en bus de Shkodër a Theth. Serán unos 79 km por una carretera asfaltada en buenas condiciones hasta Bajaraktarit, con una 1ª parada para tomar un buen café en el “Bar restaurante VRUÇAJ”. En la finca colindante pudimos observar el sacrificio de un “cochinillo” para festejar un evento familiar. Dos de las hijas menores lucen vestidos blancos, como “de primera comunión”.

Nuestras guías nos hicieron dos paradas más a lo largo del recorrido. Verdaderamente merecían la pena para recrear la vista con el paisaje. 

En una de ellas, desde un balcón natural, Qafë-Thorja, se divisan las tierras altas de Dukagjini y el valle del Shala. Momento de observación que la memoria recuerda para siempre y las fotografías perpetúan.

Hay una placa con el perfil de Franc Nopca y un monumento de piedra blanca dedicado a Edith Durham, quien visitó estas tierras y dejó testimonios del aislamiento y hospitalidad de los habitantes del valle.

La dificultad de acceso al valle nos retrotrae a todo el periodo en que este lugar ha estado “aislado” del resto del mundo, convirtiéndose en la zona de paz y remanso que llegó a hacer que Edith Durham, famosa escritora y viajera afirmara en su libro Las Tierras altas de Albania: “Creo que ningún lugar donde viven los seres humanos me ha dado la impresión de un aislamiento majestuoso del mundo entero.

Es un lugar donde los siglos se marchitan; el río podría ser la fuente del mundo, sus orillas son el hogar de instintos elementales, pasiones que son rojas y rápidas”.

Los últimos 15 o 20 Km hasta llegar a nuestro alojamiento en el Parque Nacional de Theth, son por una carretera de montaña estrecha, no en las mejores condiciones, con numerosas curvas sin visión alguna.

Aquí el conductor toma un valor inestimable por su prudencia y pericia. Es destacable la caballerosidad y respeto entre los conductores, quienes se saludan entre sí levantando la mano y facilitando el paso al cruzarse en lugares en los que dos vehículos apenas tienen cabida.

Llegamos a nuestro destino en Theth. La leyenda dice que Theth fue fundado por 6 hermanos católicos, en el siglo XVII, que se refugiaron en la zona para huir de la invasión otomana y de la consiguiente conversión al islam y preservar así sus costumbres y tradiciones.

Tras nuestro almuerzo de bocadillo “alpino” iniciamos la ruta los 19 senderomagos, entre los que se incluyen a nuestras guías Bea y Elda y que tendrá como destino la Cascada de Grunas.

Cruzamos el rio Lumi i Thethit, que baña el valle de Thethi atravesando por el primero de los puentes para tomar la margen derecha del río. Caminamos a lo largo de la carretera, sin dejar de sorprendernos continuamente por las impresionantes vistas en el interior del valle, bien al resguardo de las que llamaron las "Montañas Malditas".

Recorrido poco más de un kilómetro, abandonamos esa calzada, girando a la izquierda para intentar proseguir junto al río. El sendero llega a un punto que resulta difícilmente transitable y tenemos que retomar la ruta por la carretera, dejando el cauce abajo. Me viene a la memoria la histórica imagen de las lavanderas de nuestras zonas rurales junto al río y esa canción, del Cancionero de Agapito Marazuela, “Puente de las segovianas” (A Rianxeira):

“Encima de ti me pongo
puente de las segovianas
Encima de ti me pongo
por ver como corre el agua.

Paso ríos, paso puentes
siempre te encuentro lavando
la hermosura de tu cara
el agua la va llevando.”

De pronto, alguien me despierta en el caminar de mis “ensoñaciones” al anunciar, que a través la vegetación, podemos divisar el principal objetivo del día: La Cascada de Grunas.

Bea, nuestra guía, nos hace tomar un desvío a la izquierda, para continuar por la senda que nos llevará directamente allí, no sin pasar antes por el más que curioso puente de madera desde el que se tienen unas vistas magníficas del Cañón de Grunas.

Este cañón es de una belleza sorprendente. Tiene a unos 60 metros de profundidad y su anchura varía de 2 a 40 metros de ancho a lo largo de sus 2 Km de largo. De buen caudal y permanente.

A partir del puente nos toca atacar una empinada senda que nos llevaría hasta una pradera donde nos reagrupamos y hacemos las pertinentes fotos del grupo. Elda con sus bastones puso la palabra ALVENTUS, como recordatorio de la agencia que organizó nuestro viaje. También se formó GMSMA, que identifica nuestro grupo.

Hay que continuar la marcha vadeando el río para seguir caminando, los últimos 15 minutos por una senda con nivel medio de dificultad, con piedras, raíces de árboles hasta obtener un gran premio para los sentidos: La Cascada de Grunas.

La Cascada de Grunas o Thethi waterfall o Ujëvara e Grunasit (en albanés), fue declarada monumento natural y espacio protegido en 2002. Está situada en la ladera occidental del valle de Thethi y comienza al pie del pico de la montaña Boshi, donde forma una estrecha depresión rocosa a través de una pendiente de piedra caliza, cayendo, cual cola de caballo, desde una altura de unos 30 metros de altura, creando un espectáculo visual y para los oídos.

Las aguas de la cascada proceden de las aguas derretidas de la nieve de las montañas de Shala.

Un arcoíris adornaba la base de la cascada y las gotas de agua refrescan nuestros rostros . No tardaron en hacerse multitud de fotos de todos los gustos y colores.

Se pretendió cruzar al otro lado de la cascada, para tener otro punto de observación muy interesante, pero no resultaba nada fácil atravesar las aguas por su cauce o sobre las piedras y la razón aconsejó volver por el mismo camino de la subida.

Hubiera querido seguir admirando esta maravilla de la naturaleza de la cascada así como los diferentes tonos cromáticos con el sol y el discurrir de sus aguas valle abajo con los árboles y arbustos que rodean su entorno y que permanecen verdes todo el año.

Iniciamos el descenso, sin prisa pero sin pausa, dándonos el tiempo necesario para admirar la vegetación y la vista espectacular de los riscos de los Alpes albaneses, de rocas de piedra caliza y dolomita, mostrando importantes características kársticas como el Cañón de Grunas y la pared sur de Arapi, que se considera la pared rocosa más alta de los Balcanes. Yo vi a un león “petrificado” - de madera – observando el mágico discurrir de las aguas entre la hermosa vegetación. 

Aguas abajo, en el mismo lugar de la ida, volvemos a vadear el río, y dirigirnos ahora por la margen izquierda del rio Lumi i Thethit, haciendo nuestra ruta circular.

Nos llama la atención unas casas y granjas de arquitectura muy típica de la zona hechas de piedras y madera así como un pequeño “hórreo” albanés.

Unas ovejas con gran cantidad de lana pastan tranquilamente. Quizás no ha llegado aún el periodo del esquileo. Los caballos nos observan al pasar.

Todo parecía que la pista iba a ser cómoda hasta el alojamiento pero nos encontramos con una parte del terreno con pequeñas piedras en la bajada, de las que guardé un morado recuerdo en mis “reales posaderas” durante algunos días. ¡El paisaje invitaba a sentarse y observar, pero ¡tampoco hay que hacerlo tan bruscamente!

En imágenes de los recorridos por el valle hemos visto un puente rojo, que ahora cruzamos con precaución, viendo su estado, pues faltan algunas tablas.

Hay que tener cuidado en bien asegurarse de dónde se pisa. No obstante, con razón es tan icónico. Las vistas son preciosas desde y hacia el puente. Por lo que fue foco de los objetivos fotográficos.

Para reagruparnos nos sentamos en la terrada de un bar. Tiempo de descanso y observación del entorno. Al lado teníamos la Torre de Koçeku, Torre de Reconciliación, Torre de Cierre o Kulla e Pajtimit (en albanés). Levantada hace más de 4 siglos, se caracteriza por su construcción de piedra y de características defensivas con pequeñas aberturas.

La Torre de Reconciliación era un terreno neutral para resolver conflictos de sangre a través de un proceso de reconciliación consuetudinario. Cuando una persona cometía un asesinato, tenía derecho a que un anciano evaluara el caso. El acusado quedaba encerrado en la torre durante 15 días, teniendo tiempo suficiente para encontrar al defensor y explicarle las circunstancias principales del asesinato.

Es la torre donde se conciliaron más de 300 conflictos de todas las zonas de Shale. Era un aspecto esencial del Kanun, un conjunto de leyes y costumbres albanesas tradicionales.

No se debe confundir con la torre de Mirdite, donde los autores del asesinato permanecieron encerrados toda la vida. El fraile franciscano Shtjefën Gjeçovi, recopiló los versos épicos de las montañas de Albania y también codificó el Kanun, que hasta ese momento existía sólo como tradición oral.

Tras un buen rato de descanso, “hidratación”, amena charla y contentos por la bonita excursión, proseguimos el camino pasando por otro monumento icónico del valle como es la iglesia. La iglesia de Theth, construida en 1892, se ha convertido en imagen oficial de los Alpes albaneses.

Su ubicación en la parte central del pueblo, su arquitectura típicamente albanesa y el pintoresco paisaje que la rodean hacen de ella que sea conocida como una de las postales más icónicas de los Alpes albaneses. Al lado y saltando un pequeño vallado está un singular cementerio con unas vistas impresionantes.

El resto del camino fuimos caminando ligero. Mi tensión nerviosa empieza a agitarse. Esta noche podría ser una gran noche: Habíamos conseguido poder ver por la noche en la tele el partido de futbol de semifinales de la Copa de Europa y cabía la posibilidad que un equipo español estuviera en la final, para ganarla. Sería la 15 ¡Es la 15) ¡Hala Madrid!

Por lo bonita que es esta ruta, le otorgo un 4,7 y no le doy el 5 porque se me hizo corta.
Ignacio Reales

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