miércoles, 9 de noviembre de 2022

Excursión 666: Jardines de la Granja desde Valsaín

FICHA TÉCNICA
Inicio: Los Asientos, Valsaín
Final: Los Asientos. Valsaín
Tiempo: 6 a 7 horas
Distancia: 18,2 Km 
Desnivel [+]: 264 m 
Desnivel [--]: 264 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas/Agua: Sí/Sí
Ciclable: Sí
Valoración: 4,5
Participantes: 31

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta




















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta













TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RUTA EN WIKILOC

RUTA EN RELIVE
Ver esta ruta en Relive

RESUMEN
No se me ocurre mejor forma de celebrar mi cumpleaños que salir de ruta con los amigos, y eso es lo que pasó este 9 de noviembre, festivo en Madrid, único sitio del mundo donde celebran mi cumple como me merezco, ja ja.

Feliz por ello y porque el recorrido iba a ser por una de las zonas más bonitas de la Sierra de Guadarrama, me levanté con la ilusión del niño que espera abrir su regalo.

La ruta se iniciaba en el aparcamiento de la zona recreativa de Los Asientos, la que queda más abajo de la Boca del Asno según se baja del Puerto de Navacerrada.

Poco a poco fuimos llegando la numerosa representación de hoy, y eso que algunos andaban recorriendo los Pireneos. También lo hizo Antonio, pero solo para decirnos que se sentía mal por un fuerte catarro y que entre Rosana y yo dirigiéramos la excursión, tras unas indicaciones de los lugares por los que pasar.

Es curioso, pero en mi primera excursión con el grupo pasó algo parecido, se presentó medio con fiebre, en el Puerto de la Puebla (a más de 100 km de Madrid) solo para indicarnos por dónde ir, tiene mucho mérito.

Emprendimos la ruta tras los pasos de Rosana, que tiene la suerte de tener estos bosques como patio de su casa. Enfilamos hacia la carretera M-601, que cruzamos a oleadas, continuando por una senda que, en dirección norte, enseguida conecta con el GR-10.4, por el que seguimos hacia la izquierda.

El cielo estaba muy nublado, pero de momento no llovía, aunque sí estaba previsto que lo hiciera a lo largo del día, lo que así ocurrió.

El sendero se transitaba algo encharcado por la lluvia de la noche. El olor a tierra mojada y a pino, junto con los colores otoñales de los robles, nublaban los sentidos.

El arroyo del Miedo, que enseguida cruzamos, iba seco, no así los siguientes, el de Peñalara y el de la Cueva del Monje, ambos con puente de madera que facilitan cruzarlos.

Unos metros más adelante alcanzamos la pradera donde se encuentran las instalaciones del Centro Nacional de Educación Ambiental (CENEAM), creado en 1987 para promover la responsabilidad en relación con el medio ambiente.

Dejamos la pista que conduce al centro y seguimos una bonita senda que bordea la parte oriental de las casas de la Pradera de Navalhorno, en la que sus árboles nos recibieron con sus mejores galas otoñales.

Continuamos por pista asfaltada unos metros, dejando la serrería a nuestra izquierda, nos internamos en un frondoso robledal, siguiendo una senda, que en dirección noreste va al encuentro del puente Negro, sobre el arroyo de la Chorranca.

Nada más cruzarlo, dejamos la pista para continuar por el sendero que acompaña al arroyo por su margen derecha, hasta llegar a las rocas por las que se precipita formando la cascada del Huevo, llamada así por la forma en que el agua ha limado el granito en su paciente labor escultórica.

Volvimos sobre nuestros pasos hasta dar de nuevo con la pista, por la que continuamos, cruzando tras la primera curva, el arroyo del Rastrillo por el puente Blanco.

Ahí dejamos la pista, que va a la puerta de Cosíos, para seguir un sendero que nos lleva a la esquina más occidental de los jardines, conocida como de las Faisaneras.

Aquí nos dejó Rosana de guiar, porque tenía que regresar pronto a Valsaín, al resto me los llevé a la entrada del palacio de la Granja, donde paramos para el ángelus, unos en los bancos de la explanada del palacio, otros en el bar Segovia para calentarnos el cuerpo con un café.

En la puerta de los jardines quedamos en reunirnos todos para escuchar las interesantes historias que Paz nos contó sobre la construcción del palacio, jardines y entorno histórico de esa época.

El rey Felipe V conoció el lugar hacia el año 1717 y, al año siguiente, entusiasmado por su belleza y sus condiciones cinegéticas, compró los terrenos con la intención de edificar un palacio. En el año 1721 comenzaron las obras.

El Palacio es un bello ejemplo de arquitectura palatina europea, con jardines y fuentes de estilo versallesco. Presenta influencias francesa, del barroco español e italiana. Ocupan 146 hectáreas, de las que 67 son auténticos bosques.

Iniciamos el recorrido por los jardines al más puro estilo francés del Parterre de la Fama, formado por caprichosas figuras geométricas a basa de boj y tejos recortados, adornados con jarrones.

En él se encuentran las estatuas de Dafne y Apolo, separadas algún trecho y colocadas en ademán de correr hacia ella.

Paz nos contó su triste historia que acaba con su amada convertida en laurel tras pedir ayuda a su padre, que al ver que el perseguidor abrazaba a su hija, la transforma en laurel.

Apolo sólo puede abrazar a un tronco de árbol, pero como consuelo arranca algunas ramas y forma con ellas una corona. Desde entonces el laurel es la mejor recompensa de los poetas, artistas y héroes.

El recorrido desemboca en la fuente presidida por la Fama, que se yergue sobre el caballo alado Pegaso y los personajes mitológicos de la Ignorancia y la Envidia. Por su trompeta sale el agua a presión, alcanzando los 47 metros de altura.

A continuación fuimos en busca de la ermita de San Ildefonso, construida bajo el reinado de Enrique IV de Castilla, en agradecimiento por la intercesión del santo en un lance con una fiera.

Los Reyes Católicos donaron la casa y la ermita de San Ildefonso a los monjes jerónimos de El Parral de Segovia, quienes establecieron aquí una granja para solaz, origen de lo que luego vino después.

Comenzó a chispear y no llegamos a verla, dirigiéndonos a la siguiente fuente, la de los Baños de Diana, quizás la más espectacular cuando está en funcionamiento.

Reproduce el mito de Acteon, quien sorprendió a Diana en el momento de bañarse. La escena respira tranquilidad aunque la continuación mitológica de esta historia es que Diana, como diosa de la caza, enojada por la situación convirtió a Acteon en un ciervo siendo devorado por sus propios perros. De una forma equívoca los autores de esta fuente cambiaron esta continuación por una más placentera a los ojos del monarca. Acteon toca su flauta y Diana acepta complacidamente la situación.

De allí nos fuimos a contemplar la fuente de las Ranas, que representa el momento en que los campesinos son transformados en ranas por Júpiter, en castigo por las malas acciones cometidas con Latona y sus hijos.

Es una de las más llamativas por la cantidad de surtidores que posee, en total 64, de los cuales 24 lanzan el agua verticalmente y 40 en oblicuo.

Continuamos hacia las Ocho Calles, encrucijada decorada con otras tantas fuentes alrededor de una gran plaza circular, que representan a Neptuno, La Victoria, Marte, Cibeles con sus dos leones condenados a no verse, Saturno, Minerva, Hércules y Ceres.

En el centro hay un pedestal de mármol, sobre el que se asienta un grupo de figuras: Psiquis, Mercurio y Cefirillo.

Por la calle más empinada ascendimos hacia la fuente de las Tazas Altas, formada por un pedestal cuadrado de mármol blanco con las aristas truncadas, a las cuales están apoyados tritones y delfines que vierten agua al estanque.

En línea recta llegamos al estanque del Cuadrado, es el segundo en importancia, abastece directamente a seis fuentes, al depósito de Usos Comunes y en caso de necesidad directamente al pueblo de La Granja. La forma es la de un cuadrado casi perfecto.

Unos metros más arriba, alcanzamos el Mar, el estanque que utiliza para abastecer de agua todo el parque, y gracias a la altura conseguida por su localización se consigue una presión de agua suficiente para el sistema de riego y funcionamiento de las fuentes, utilizándose el mismo sistema desde el S.XVIII.

Es emocionante contemplar el reflejo de sus alrededores en sus tranquilas aguas, solo alteradas por el nado de los patos. Nos acercamos a la gruta que en su extremo se construyó al estilo de los jardines románticos ingleses. Por ella llega el agua de los arroyos del Rastrillo y de los Carneros.

Unos metros más adelante se encuentran los edificios de la Casa de la Falúa y de la piscifactoría, hoy día ambas en desuso.

Dimos la vuelta al estanque y antes de iniciar el descenso, un avezado grupo se fue con prisas a comer a un restaurante de la Granja, el resto continuamos el didáctico recorrido bajando por la calle Honda, rodeada de bosques de robles otoñales cubiertos de musgo, hasta alcanzar la fuente de Andrómeda.

Está formada por una gran roca, sobre la cual se halla Andrómeda, (hija de Cefeo, marido de Casiopea y rey de los Cefenos, pueblo asentado en la orilla del río Eufrates, actual Etiopía), encadenada y semidesnuda, con el rostro dirigido hacia el cielo y con los brazos abiertos en actitud de súplica. Debajo de ella se encuentra Perseo con un alfanje en su mano derecha y en su izquierda la cabeza cortada de la hechicera Medusa tomada por los cabellos.

Detrás de él está la diosa Minerva, con lanza y escudo, en actitud de intervenir si fuera necesario, en clara alusión a Francia, aliada en aquella época de España. Al pie de la roca hay un enorme dragón o monstruo marino con las alas desplegadas, caído con la cola hacia arriba, la cabeza erguida con enormes fauces abiertas y grandes garras rampantes. Corona el grupo escultórico un genio alado que asido a las cadenas pretende liberar a Andrómeda de las mismas.

De allí subimos a contemplar la fuente de las Tres Gracias, representan a Aglaya, Talia y Eufrosina, hijas de Júpiter y de Eurinoma. Sobre la pileta superior y como remate del grupo figura un Cupido abrazado a un delfín de cuya boca mana el surtidor principal.

Desde aquí las vistas de la cascada, que baja escalonadamente por once estanques hacia el palacio y termina en la fuente de Anfitrite, son espectaculares. Con tan magnífico fondo nos hicimos otra foto de grupo, ahora mermado por los desertores.

Bajamos por un lateral de la cascada hasta la fuente. Amfitrite, era la mujer de Neptuno, está representada sentada en una gran concha tirada por un delfín.

Girando a la derecha, nos acercamos a la fuente de su marido, representado subido a una carroza con forma de embarcación, tirada por dos hipocampos. De pie sobre la carroza Neptuno (hijo de Saturno y de Opis), rey de las aguas de los mares, ríos y fuentes, con tridente en la mano diestra y la siniestra en actitud de señalar el agua. El conjunto trasmite mucha fuerza.

Está rodeado de otros dos grupos y cada uno está compuesto por un caballo marino y tres niños que juguetean con él, uno de ellos montado sujeta una cornucopia y otro porta un tridente en su mano izquierda.

Al fondo se encuentra la fuente del Mascarón y detrás la de Apolo, hijo de Júpiter y Latona, sostiene en su mano izquierda una lira y en su mano derecha un arco.

La serpiente Pitón, con forma de dragón alado, aparece muerta a sus pies con enorme boca entreabierta y detrás del dios hay dos Cupidos en ademán de ofrecerle flechas uno y el otro tumbado mirando hacia el cielo con una corona de laurel en su mano izquierda. La diosa Minerva porta una lanza en su mano derecha y en la izquierda un ramo de laurel, a su lado un escudo con la leyenda "Nec sorte, nec fato" (Ni por azar, ni por destino).

De allí nos fuimos a la fuente de la Selva, situada en el extremo norte del palacio desde donde se tiene una estupenda vista de esta zona, en la que se encuentra los planteles, viveros y el Laberinto.

Recorriendo la magnífica fachada del palacio, regresamos a la explanada, bajo la altiva mirada de la secuoya gigante el Rey, de 41 metros, donde paramos a tomarnos los bocadillos aprovechando una tregua de la lluvia.

Tras el descanso, emprendimos el regreso hacia Valsaín, primero junto a la carretera, después la cruzamos a la altura de la fuente del Cochero, desde la que seguimos una bonita, rodeados de árboles con senda en dirección al Campo de Polo, al que bordeamos por su cara sur.

Al llegar a su extremo, giramos a la izquierda, cruzamos el puente del Niño sobre el arroyo del Rastrillo, continuando por un sendero que en dirección sur nos llevó hacia el arroyo de la Chorranca, que vadeamos sin mayores problemas.

A estas alturas, la lluvia se hizo más presente y los paraguas florecieron como las setas, al poco llegamos al pequeño embalse del Salto del Olvido, cuyas aguas de color plomizo reflejaban el cielo del mismo color.

Continuamos hacia la Pradera de Navalhorno, cruzándola por la calle de la iglesia para salir al sendero que nos llevó al acueducto, construido para llevar el agua al palacio de Valsaín. Siguiendo la ribera del Eresma, remontamos sus aguas hasta llegar de nuevo a Los Asientos, dando así por terminada esta bonita y cultural excursión, que califico con un 4,5.
Paco Nieto

No hay comentarios:

Publicar un comentario