* Mapas de localización y 3D de la ruta
PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta
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RESUMEN
Con las maletas en los coches, nos dirigimos hacía el valle de Aísa, la carretera es un poco tortuosa, hay que tomárselo con calma, el paisaje lo compensa todo. Dejamos los coches al llegar al aparcamiento de la Cleta, una valla impide la circulación rodada y marca el arranque de la ruta del puerto de Aísa.
Mientras los últimos terminan de prepararse, vamos caminando lentamente para entrar en calor, el camino es una pista de cemento empinada. A los diez minutos de caminata, en una curva, todo cambia de repente, se abre el paisaje en el lugar donde confluyen los barrancos de Igüer y Estarrún, nuestras caras de asombro lo dicen todo.
Muy a nuestro pesar, nos habríamos quedado horas mirando, empezamos a movernos hacia los llanos de Napazal, abandonamos la pista y a la derecha cogemos una senda, contemplamos las caprichosas pozas y cascadas que forma el río Estarrún, y seguimos mirando el paisaje para todos lados, sin saber muy bien en qué centrarnos, la rocas kársticas, el pico de Rigüelo, el Macizo de Aspe, los Mallos de Lecherines, el pico de Lecherin, el río de nuevo.
Empezamos a ver muy cerca nuestro objetivo, una cabaña sobre una elevación verde, según nos vamos acercando nos damos cuenta que el refugio no está solo, alrededor hay cuatro caballos, sus formas son muy diferentes, se trata de una raza de la zona, y contemplan una estampa muy especial, como no puede ser de otra manera nos hacemos fotos y fotos con los caballos y el refugio.
Entramos en el refugio, está muy limpio, tiene de todo por sí tienes que usarlo, leña, pinzas de la ropa, cuerda para tender, libros, comida. En la pared, hay una pequeña leyenda “Coge lo que necesites, deja lo que te sobre”.
También tiene leña preparada y una hoja donde te cuenta el valor de la leña y que no se debe malgastar, quizás mañana salve la vida a alguien. Aprovechamos para hacer un pequeño Ángelus, y dejar barritas, geles y frutos secos que ya no vamos a necesitar.
Otra vez a nuestro pesar, tenemos que abandonar el refugio y empezar el camino de vuelta, en seguida nos desviamos y vamos campo a través, aquí no hay senda ni nada parecido, bajamos como podemos, hemos oído que vamos a la Surgencia, al menos yo, no tengo muy claro que es lo que nos espera.
Los últimos metros de bajada hay que tener mucho cuidado, hay mucho agua debajo de la hierba, y es que estamos llegando al Manantial de Rigüero, la surgencia es una cascada que emana de la tierra.
Nos paramos de nuevo y fotos y más fotos, y miramos y volvemos a mirar tan impresionante paraje.
Y otra vez a nuestro pesar, tenemos que empezar a andar, y esta vez si, para llegar al final de la ruta, y de la escapada Pirenaica, mi primera pero no última escapada por los Pirineos.
En el albergue de Riglos paramos a comer y contemplar sus mallos, que Flor fotografió y podemos contemplar en este enlace.
Como podréis haber adivinado, valoro esta ruta y este viaje con su máxima distinción de 5 Sicarias.
Fernando Ramos
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