miércoles, 2 de noviembre de 2022

Excursión 661: Puerto del Reventón por las Buitreras

FICHA TÉCNICA
Inicio: La Granja de San Ildefonso
Final: La Granja de San Ildefonso
Tiempo: 6 a 7 horas
Distancia: 17,8 Km 
Desnivel [+]: 1.057 m 
Desnivel [--]: 1.057 m
Tipo: Circular
Dificultad: Alta
Pozas/Agua: No/Sí
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 28

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta
























PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta













TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

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RESUMEN
La subida al pico del Reventón se está convirtiendo en una de esas rutas clásicas que no pueden faltar en el otoño del GMSMA. Esta vez el plan era hacerlo en sentido contrario al del pasado año (excursión 584), subiendo primero por las Buitreras para bajar después por la zigzagueante pista que desemboca de nuevo en La Granja. Así que, con este programa, nos juntamos en un soleado y cálido día para la época 28 aguerridos senderomagos.

La cita era en una calle de la Urbanización Caserío de Urgel, al lado del palacio de La Granja, y desde allí comenzamos pronto la subida por el monte. Como la distancia prevista para el día era larga y los días son ya cortos Antonio puso una marcha bastante viva, de modo que llegamos al cruce con el arroyo del Chorro Grande bastante rápido. 

Por aquí se despistaron del grupo Raquel y su perrito, de modo que, en lugar de enfilar después hacia la cascada del Chorro Chico, como hicimos los demás, continuaron subiendo hacia el Chorro Grande. Siguiendo el aviso de Antonio, Luis-nuestro amigo y primo de Leonor-, se quedó detrás para encontrar a Raquel y reintegrarse al grupo, cosa que consiguieron, aunque mucho después, poco antes de llegar al pico del Reventón, así que ¡muchas gracias Luis!

Desde el arroyo del Chorro Chico hasta lo alto de las Peñas Buitreras, en poco más de un kilómetro y medio, la altitud pasa de 1.400 a 1.800 metros, de modo que la pendiente es bastante elevada. Esta zona es como un muro de piedra granítica, con lascas y hendiduras que la hacen propicia al anidamiento o refugio de buitres, de ahí su nombre.

Pero en realidad su subida no es muy complicada, únicamente hay que tener cuidado con los resbalones, favorecidos por la humedad de la piedra y, en algunas partes, del musgo. Más complicado es seguramente descender por esta zona, como se hizo el año pasado, aunque solo sea porque la vista de la posible caída es mucho más intimidante al bajar que al subir.

Desde estas alturas la vista de Segovia y de la meseta castellana es fantástica, y tras disfrutar de la misma y hacer las fotos correspondientes, continuamos camino por una gran meseta en suave pendiente, acompañados del vuelo de los buitres en la lontananza. Así llegamos a otras peñas conocidas como el Cancho, por encima de los 2.000 metros, a donde llegamos ya a la hora de comer, y paramos para hacerlo.

Desde aquí el camino hasta el pico del Reventón transcurre en paralelo a una larga valla de piedra que marca la frontera entre la provincia Segovia, por donde veníamos, y la de Madrid, con el bello valle del Lozoya, abajo.

Por cierto, que este valle, según se encargó de recordarme orgullosamente Carolina, pertenecía en tiempos también a Segovia, cuyos dominios eran enormes, llegando por otras zonas hasta Navalcarnero y Casarrubios del Monte. En su momento de esplendor poseía un vasto y bien organizado territorio dominado por un concejo poderoso, capaz de poner en campaña 5.000 peones de infantería y 400 caballeros que seguían el pendón de la comunidad, siendo el auge de Madrid y la posterior división provincial el principal motivo de su decadencia

La llegada al pico del Reventón y al punto geodésico que lo señaliza fue motivo de gran alegría para todos los participantes, pues con sus 2.079 metros habíamos alcanzado el punto más alto de nuestra ruta. 

Después bajamos suavemente hasta el cercano puerto del mismo nombre y, dejando a la izquierda el Cerro Morete y los restantes Montes Carpetanos por donde transcurrió la ruta del Reventón del año 2020 (excursión 527).

Continuamos bajando hacia la fuente del Infante, donde rellenamos nuestras cantimploras.

Vimos también el cercano Chozo del Infante, por referencia en ambos casos – Chozo y Fuente- a don Luis, hermano del rey Carlos III (por cierto, bien merece la pena seguir la sugerencia de nuestra historiadora particular Paz y disfrutar, aunque sea virtualmente, del no tan popular cuadro de Goya, (La familia del infante don Luis). Parece que al infante le gustaba también cazar por esta zona cercana al palacio construido por su padre, Felipe V.

Después, tras pasar la puerta del Reventón y la placa que lo señala, continuamos bajando por las quemadas laderas del incendio de 2019, aún desoladas. El fuego llegó hasta las cumbres, y menos mal que se pudo frenar ahí y evitar que continuara por la otra vertiente.

Al llegar al Mirador de Poyo Judío, desviándonos ligeramente del camino hacia la derecha, fue motivo de gran alegría para Jorge Montero, compartida por todos, encontrar el Belén que en el año 1969 colocó su padre en lo alto del pico de Peñalara.

Se trata de una sólida pieza en hierro forjado, y según nos relató Jorge, que nos mostró una foto de su hermano y él de niños junto a este Belén, permaneció en Peñalara durante muchísimos años, de ahí que se le conozca por el Belén de Peñalara.

En algún momento, hace ya años también, alguien decidió quitarlo de su ubicación original y recolocarlo, no se sabe por qué, cerca de este Mirador de Poyo Judío donde Jorge lo ha vuelto encontrar. Enhorabuena Jorge, ¡ya se ve que tu afición a la montaña viene por tradición familiar!

De vuelta al camino principal continuamos disfrutando de las maravillosas vistas de las montañas, de Valsaín y del palacio y de La Granja de San Ildefonso. En el Mirador de Tere, con su banco, paramos un rato a descansar y admirar bien el paisaje. Y así, poquito a poco, pero ya bien entrada la tarde, sobre las cinco y media, alcanzamos nuevamente las calles cercanas al palacio donde habíamos iniciado la marcha a las diez y media, tras recorrer casi 18 kilómetros y con un desnivel acumulado de más de mil metros.

Una bonita y demandante ruta, unas vistas esplendidas, tiempo agradable y buena compañía, … todo ello nos hace calificar esta excursión con cinco sicarias.
Luis Orgaz

FOTOS

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