miércoles, 30 de octubre de 2024

Excursión 812: El tren de los cuarenta días

FICHA TÉCNICA
Inicio: Villar del Olmo
Final: Villar del Olmo
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia: 17,4 Km 
Desnivel [+]: 372 m 
Desnivel [--]: 372 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas/Agua: No/Sí
Ciclable: No
Valoración: 4
Participantes: 32

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta



















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta













TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RUTA EN WIKILOC

RUTA EN RELIVE
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RESUMEN
Para este miércoles había previsión de mal tiempo en la zona de la Sierra, y por ello alejándonos de ella, buscábamos poder realizar una salida que nos garantizara una mejor previsión, sin viento y lluvia.

Recordé que hace tiempo hice una excursión por la zona de Nuevo Baztán, Olmeda de las Fuentes y Villar del Olmo, que me sorprendió bastante, pero con una longitud de 24 kms.

Para no alargar mucho la ruta de hoy decidimos planificar una ruta circular desde Villar del Olmo, pasando por parte del trazado del tren de los 40 días, visitando también la encina de la Pica. En principio serían unos 16,5 kms. Luego decidimos alargarla un poco más y llegamos a los 17,3 kms.

A las 10:30h quedamos en el aparcamiento que hay junto al polideportivo municipal. Hay que apuntar que antes de entrar a este aparcamiento, en la calle Carlos Ruiz, existe también un amplio aparcamiento de tierra, donde también se pueden dejar los vehículos sin problemas.

Por estas cosas que tienen los GPS, y que a mí se me escapan, a unos los llevó hasta el aparcamiento donde habíamos quedado y a otros los dirigió a una calle aledaña, con menos posibilidades de aparcamiento.

Como hoy venía Paco C. a hacer parte de la ruta, dejamos un vehículo en el monumento a los Ojos de Ambite, por precaución, si decidiera acortar la ruta.

Antes de empezar la ruta, Ricardo F. nos agasajó con un pequeño desayuno para celebrar su reciente cumpleaños, con cafés, dulces y hasta una mesa para mayor comodidad, ¡!!Menudo despliegue de recursos.!!!

Comenzamos la excursión atravesando la plaza del ayuntamiento (todavía recuerdo un sábado que tuvimos que resguardarnos para comer en sus soportales por la cantidad de agua que estaba cayendo), para luego tomar en subida la calle Carlos Ruiz, y posteriormente abandonar la población por la empinada calle del Olivo, que se torna en un pequeño sendero y, a los pocos metros de ascenso, alcanza una pista, que viene por nuestra derecha, y que tomamos esta hacia la izquierda para salvar la carretera M-204 por un paso superior y salir ya al trazado del antiguo tren de los 40 días.


Recordemos algo de historia sobre este trazado. Este tren fue proyectado por el gobierno de la República durante la Guerra Civil para salvar el desabastecimiento de la ciudad de Madrid, debido a que muchas de las vías férreas que llegaban a la capital estaban interceptadas por las tropas del bando Nacional, y también para crear una vía de comunicación que conectara al gobierno de la República establecido en Valencia, con la capital, y garantizar de cierta forma que el aprovisionamiento de víveres y munición llegaran a la ciudad.

El trazado de la línea discurría entre Torrejón de Ardoz y Tarancón, pasando por las localidades de Mejora del Campo, Loeches, Pozuelo de la República (actual Pozuelo del Rey), Nuevo Baztán, Villar del Olmo, Orusco, Estremera, Fuentidueña del Tajo y Belinchón. La vía atravesaba 3 puentes y 7 túneles,

Su nombre proviene del plazo que se había dado para que la construcción del ferrocarril estuviera operativa: 40 días. Sin embargo, se demoró por diversos motivos hasta los 100 días.

La construcción arranca en el mes de abril de 1937 y no fue hasta el mes de marzo de 1938 cuando se consiguió que entrara en servicio.

En esta obra trabajaron voluntarios civiles, una unidad militar de construcción ferroviaria y presos políticos. Se estima que en el proyecto pudieron llegar a trabajar entre 15.000 y 20.000 personas. Estuvo en servicio 13 meses y en junio de 1940 comenzó su desmantelamiento.

Una vez finalizada, la vía solo estuvo operativa un año, entre 1938 y 1939. Un año después de finalizar la contienda, fue desmantelada casi en su totalidad. Se puede localizar más información sobre este ferrocarril, en este enlaceen este otro y también aquí.

Volviendo a la ruta, una vez alcanzado el trazado del tren, proseguimos en dirección a Orusco. Al principio la pista es ancha, y como ha llovido esta noche, en algunos puntos la pista esta totalmente anegada, lo que nos obliga a subir por lo taludes laterales buscando el mejor paso posible.

Atravesamos una pista que cruza la que traemos nosotros, y baja en dirección al pueblo de Villar el Olmo, en ese punto nuestra pista se transforma ya en un coqueto sendero.

Cuando llevamos 3 kms aproximadamente, nos encontramos con el primer resto visible de esta obra. Un tramo de muro de contención bastante bien conservado. A lo largo de la ruta podremos ver más tramos.

Un centenar de metros más adelante, un poste indicativo señala el desvío al Chozo del Guarda. Tomamos el desvío a la izquierda unos cuantos metros para visitar el mismo. Se trata de una pequeña construcción de piedra situada bajo el cobijo de un pino piñonero de gran porte.

El chozo más bien parece un pequeño búnker, que todavía se mantiene en bastante buenas condiciones, con dos filas de asientos en su interior, y que en un momento dado puede servir para guarecerse. Se usaba como caseta de vigilancia por sus amplias vistas sobre la Vega del Tajuña.

Volvemos sobre nuestros pasos al cruce, y proseguimos por el trazado. Éste se va encajonando entre grandes taludes, lo que me hace pensar en el enorme trabajo realizado para poder llevar a cabo esta obra en relativamente tan poco tiempo.

Un poco mas adelante nos encontramos con el primero de los túneles que vamos a ver hoy. Se trata del túnel de Valdelloso, de 154 mts de longitud. La boca de entrada al túnel está completamente despejada y nos adentramos en su interior con la ayuda de frontales y las luces de los móviles. El suelo es de un polvo fino que se va levantando con el paso de nuestros pasos.

La bóveda está en buen estado. El túnel se realizó sin chimeneas de ventilación, lo que obligaba a los trenes a atravesarlos a la mayor velocidad posible para evitar que los maquinistas sufrieran intoxicaciones por el humo de las locomotoras.

Una vez salimos del túnel, nos encontramos con un barranco, que cruzamos y en cuyo fondo todavía quedan los restos de lo que en su momento fue el apoyo de los pilares del puente que se construyó para que la vía pudiera salvar el barranco.

A partir de aquí el sendero se va alejando y acercando del trazado de la vía en una sucesión de toboganes de subida y bajada, muy entretenidos con el suelo mojado. En algunos puntos se ven cuevas a las que algunos se asomaron. En un lugar un poco abierto que encontramos entre ellos, aprovechamos para hacer la parada del Ángelus y la foto de grupo.

En este punto Antonio, Paco D. y Sagrario, nos dejan con la idea de recoger el coche que habíamos dejado esta mañana en el monumento a los ojos. Posteriormente Antonio, volverá con su coche para esperar a Paco C.

Terminado el tentempié continuamos por el sendero, con la idea de llegar a ver el segundo túnel antes de abandonar el trazado. Un poco antes Paco C. y Mariola toman un desvío a la izquierda y se dirigen al encuentro de Antonio, que les espera en la carretera. El resto del grupo seguimos adelante. En algunos tramos todavía se ve restos de balasto, que soportaban las traviesas de las vías.

Nos encontramos con la boca de entrada del segundo túnel bloqueada, por lo que continuamos por el sendero que lo salva por su izquierda. Unos metros más adelante encontramos la pista que vamos a tomar para bajar hacia la carretera. Pero antes, y aprovechando la parada de reagrupamiento que hacemos, algunos nos acercamos a ver la boca sur del túnel que si es accesible.

Bajamos por la pista en dirección a la carretera, pero sin llegar a ella. Un poco antes y por evitar circular por la carretera que no tiene arcén y si bastante circulación, tomamos a nuestra izquierda una pequeña vereda que, entre un olivar abandonado vamos atravesando casi campo a través en dirección a una salida más cómoda en la M-204 que viene de Villar del Olmo.

Aquí nos encontramos con el coche de Antonio, que nos indica que ya habían llegado Paco C. y Mariola. Paz se suma a ellos y Mariola una vez que ha dejado a Paco C. a buen recaudo se reincorpora al grupo.

Con precaución atravesamos el puente por la carretera en dirección a Ambite, para llegar al Monumento de los Ojos. Para mi sorpresa, resulta que el grupo no lo conocía.


Se trata de una creación realizada entre los años 1960 y 1970 por Federico Díaz Falcón, vecino de Ambite, compuesta por tres arcos cubiertos de azulejos, cuya temática general son los ojos. Se pude obtener más información sobre el monumento en este artículo.

Realizamos una foto de recuerdo y tomamos la senda paralela al arroyo del Val, en dirección a Villar del Olmo.

Pasamos al lado de unos restos de muro, “Montón de piedras” como les llamo Bea. Se trata de la antigua presa del Paredón. Según el cartel que hay a su altura indica que pueden tratarse de restos de una antigua presa romana.

Fue levantada sobre el cauce del arroyo de la Vega, a unos trescientos metros de su desembocadura en el arroyo del Val, tributario del río Tajuña, para proveer de agua a los cultivos, aunque también es posible que haya tenido otros usos a lo largo de la historia. !Quien sabe!.

Un poco más adelante abandonamos esta pista para girando a la derecha coger otra pista que nos interna en el Barranco de Valdezarza, con el objetivo de visitar más arriba el árbol singular de la encina de la Pica.

Aunque ya son las 15h, retrasamos la hora de comer para quitarnos el tramo que resta de subida hasta el mirador de Valdezarza, mas que le pese a alguno. ¿Verdad Nicolás?

La senda va internándose en el barranco y poco a poco va ganando altura en continuos zigzagueos. Aquí se nos despista Paco R., que decide volver hacia atrás y seguirá hasta Villar del Olmo por la cómoda pista que va paralela a la carretera.

El resto continuamos hasta un punto donde hay que abandonar el sendero, para subir por una ladera un poco escarpada y que en teoría por un desdibujado sendero nos aupará hasta el Mirador de Valdezarza.

Y digo en teoría, porque en ese punto yo decido quedarme a esperar a los más rezagados, e indico al resto del grupo que vaya ascendiendo hasta el mirador para realizar la comida en él, con las vistas que ofrece del valle como telón de fondo, y aquí es donde toma el mando del grupo Ángel, y ni sendero ni leches, p’arriba todo tieso, y así van subiendo uno tras otro el resto de los integrantes siguiendo su estela.

Cuando llegan a mi altura Jose Mari y Leonor, me indican que ellos no van a subir, y que van a continuar por este sendero hasta el pueblo. 

Como no había manera de convencer a JoseMari, y deciden pararse a comer y esperar al “bueno” de Nicolás, un servidor los deja y coge el sendero hacia el mirador. Es un sendero que yo ya conocía de haber bajado por él en alguna ocasión anterior, y que en diagonal faldeando la ladera llega a la parte superior.

Allí me encuentro al resto del grupo realizando la comida. En la subida por el barranco hemos pasado calor e incluso hemos sudado bastante, pero en el mirador tenemos que abrigarnos porque el aire que sopla nos llega a enfriar el sudor de la subida.

Una vez repuesta las fuerzas, y ya por terreno prácticamente llano, continuamos al encuentro de la encina. Mira que lo dije y lo repetí, “una vez en el mirador ya se acaba la subida”, pero había alguno que no me creía ….. ¿por qué será? …… Pues esta vez era verdad ……

Tomamos a la derecha una pista dibujada por las ruedas de los tractores, que entre encinas nos lleva hasta una zona de cultivo, que afortunadamente ahora mismo estaba en barbecho, y aprovechando que un tractor ha atravesado la misma, seguimos sus rodadas para salvarlo de la mejor forma posible.

Salimos de este primer tramo de barbecho, para retomar la pista con rodadas de tractor, otra vez entre un bosquete de encinas, que más adelante nos dejará a la entrada de un segundo campo de cultivo, también ahora en barbecho, y más extenso que el anterior. Aquí también nos internamos en el mismo siguiendo las rodadas de tractor, hasta que estas desaparecen. Entramos en un tramo del campo con mucha piedra por encima, y para sortearlo nos vamos pegando a la linde del campo de cultivo, ya que en esa zona esta piedra estaba menos levantada.

A la vuelta de una curva, ya se adivina la silueta de la encina centenaria. Poco a poco nos vamos acercando a ella y comenzamos a ver la valla que la protege, rodeada de tierras de labor.

De lejos, parece una agrupación de encinas, pero cuando llegas a ella ves que se trata de una única encina, con grandes ramas que llegan hasta el suelo.

La Encina de la Pica es el árbol singular 283 de la Comunidad de Madrid, y uno de los más grandes que tenemos en ella. Se estima que tiene más de 250 años, y que fue plantado entre 1750 y 1800.

Tiene aproximadamente uno 23 metros de proyección de copa, es decir, unos 500 metros cuadrados. De ahí la envergadura del tronco, que necesita soportar sus grandes ramas, y sigue creciendo. En algunos sitios se habla que en los últimos años ha crecido unos 10 cm de circunferencia.

Una vez realizadas las correspondientes fotos, tomamos la pista que sale desde la encina en dirección noroeste.

Más adelante giramos a la izquierda para coger el cordal de la Pica, que termina en otro campo en barbecho que evitamos por su derecha.

Llegamos casi a la altura de la Peña Roldán, y aquí ya tomamos un bonito sendero que faldeando debajo de los farallones rocosos nos va a llevar hasta el pueblo.

En este lugar había cuevas donde se cobijaron los primeros moradores de estas tierras, pero con el paso de los años fueron quedando sepultadas con los desprendimientos, y las pocas cuevas que se ven hoy en día solo son accesibles con cuerda. Un poco más abajo llegamos al mirador de Peña Roldán, donde se tiene unas buenas vistas de esta peña, coronada con una cruz en su punto más elevado (visible desde el pueblo).

Llegamos al pueblo a la altura de la fuente San Isidro, y en pocos metros al aparcamiento donde tenemos los vehículos. Dando por finalizada esta didáctica excursión, que bien merece un 4.
Carlos Revilla.

FOTO REPORTAJES

Excursión 811: Puerto del Reventón desde la Granja de San Ildefonso

FICHA TÉCNICA
Inicio: La Granja de San Ildefonso 
Final: La Granja de San Ildefonso
Tiempo: 6 a 7 horas
Distancia: 16,8 Km 
Desnivel [+]: 971 m 
Desnivel [--]: 971 m
Tipo: Circular
Dificultad: Alta
Pozas/Agua: No/Sí
Ciclable: No
Valoración: 4,5
Participantes: 26

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta
















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta













TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RUTA EN WIKILOC

RUTA EN RELIVE
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RESUMEN
Este miércoles, y como ya viene siendo tradición por estas fechas, subimos al Puerto del Reventón para despedir a Rosana que marcha para Mallorca a invernar.

En esta ascensión se supera un desnivel de 970 mts. En años anteriores la subida y bajada se había realizado por la fuente del Infante y otras veces se había pasado por el Puerto de los Neveros, pero en esta ocasión, Rosana quería subir por un sitio diferente, que no alargara demasiado la ruta, y por ello nos decantamos por pasar por el Puerto de Poyales, que si bien ella ya lo conocía de haber bajado por allí hace años, un servidor solo lo recorrió cuando hizo la travesía de la Cuerda de los Carpetanos, pero nunca lo había subido desde el Real Sitio.

Dejamos los coches como es costumbre en una de las calles de la urbanización del Caserío de Urgel, intentando molestar lo menos posible a sus vecinos, aunque a algunos no les gusta que se dejen los coches en la urbanización, como así nos lo hizo saber uno de ellos antes de comenzar la marcha “Que manía tenéis con dejar los coches aquí cuando abajo tenéis un parking grande”…..

Nos sorprende hoy con su presencia Antonio, todavía convaleciente de su operación, pero animado ha hacer algunos metros con el grupo, y aunque lo lleva con paciencia, sabemos que lo echa mucho de menos.

Subimos los primeros metros tranquilamente por la ancha pista de la cañada del Puente de las Merinas que sube hacia el Esquinazo del Palacio, para ir calentando poco a poco, descartando esta vez hacerlo por el empinado sendero que asciende junto a la tapia.

En una de las primeras curvas a derechas, sale un pequeño sendero que en apenas 10 mts nos deja en la primera fuente de la jornada la Fuente Fría, como indica una placa situada cerca de ella. Algunos nos desviamos para fotografiarla.

Seguimos ascendiendo por la pista y un poco mas adelante dejamos a nuestra izquierda la fuente de los Helechos, todavía con agua.

Una vez alcanzado El Esquinazo, giramos a nuestra derecha, abandonando la pista que asciende hacia Poyo Judío por la que luego bajaremos, para pasar por el lateral de una puerta, y dejando a un lado la fuente del Esquinazo, encaminar nuestros pasos hacia el sendero que se dirige a cruzar el arroyo Morete. En este punto nos dejan Antonio y Jose María, que se dan la vuelta para realizar un recorrido mas cómodo por la parte de debajo de los bosques de la Granja.

Hoy hemos pasado de largo la cabaña del Pastor y el rincón del Abuelo con su fuente de la Estrella, ya que las habíamos visitado recientemente en otra de nuestras rutas.

Una vez alcanzado el puente sobre el arroyo Morete y pasado éste, dejamos a siniestra el sendero que sube hacia la fuente del Montañero (que también ascendimos hace unas semanas hacia el corral del Tío Ponce), y un pino con un Cristo en su tronco. Tras algunas dudas iniciales, que si por este sendero, que si por aquel, tomamos la senda de los Carneros, para unos cientos metros más adelante, bajar hacia el arroyo del mismo nombre y pasar por su puente de madera construido con la unión de varios troncos no muy grandes.

Un servidor, que lo pasó primero, lo hizo con más miedo que vergüenza ya que la suela de las botas patinaba sobre el mismo, guardando el equilibrio como se pudo, pero evitando caer al arroyo. ¡!!Que siempre hay alguno dispuesto a inmortalizar el infortunio de algún pobre inocente!!!!

Poco a poco, detrás de mí, fue pasando el resto del grupo bastante más dignamente y sin problemas con ayuda de Ángel y Juan.

Ya al otro lado del arroyo, continuamos en subida por el sendero que va al encuentro del Camino forestal de Majalapeña, a la altura de la fuente del Chotete. Una vez en la pista aprovechamos para reagruparnos de la dispersión ocasionada en el cruce del arroyo.

Continuamos la pista en ligero ascenso, y un poco más adelante justo pasado el puente de Dos Cabañas, que cruza de nuevo el arroyo Morete, aparece el sendero que habíamos dejado anteriormente para cruzar el arroyo por el puente de los Carneros. Por lo tanto, se puede evitar ese paso si no se quiere, pero restamos algo de emoción a la ruta.

Cuando llegamos al vado de Oquendo, ya son algo más de las 12h y aprovechamos el lugar y algunos de sus troncos caídos en el suelo como banco, para realizar la parada del Ángelus.

Una vez repuestas las fuerzas, y sin cruzar el arroyo, continuamos por la pista que por la margen izquierda del arroyo (oficialmente la derecha en sentido descendente del mismo) va ascendiendo poco a poco hacia el chozo del Tío Blas. A partir de aquí comienzan a aparecer multitud de macro lepiotas y otro tipo de setas que hacen las delicias de Ángel y de algún que otro fotógrafo, que no pierden la oportunidad de inmortalizarlas con las cámaras de los móviles.

La pista se torna en sendero todavía muy bien marcado. Cuando llegamos a la altura del desvío del chozo, ya van por delante del grupo cinco compañeros que llevan un ritmo más vivo.

Una vez comprobado que van siguiendo el track correcto, el resto hacemos una parada de reagrupamiento de nuevo para que los que vienen detrás a un ritmo más pausado no se despisten, y continuamos el ascenso.

Unos metros más adelante del desvío al chozo, y prácticamente inapreciable sale a siniestra un sendero que recorre la ladera del Cerro Morete, para pasar por la Mesilla Alta, y llegar por la parte quemada del incendio que arrasó la ladera hace unos años, hasta la pista que desciende de la fuente del Infante. Nosotros obviamos este desvío y continuamos la ascensión en dirección al Puerto de Poyales.

Poco a poco, el pinar va desapareciendo y el sendero que traíamos hasta ahora se va desdibujando entre el matorral bajo. Algunos hitos todavía nos ayudan a orientarnos en la dirección correcta, ya en la parte alta del arroyo de los Carneros, aunque luego desaparecerán por completo.

En esos momentos me vienen a la memoria las palabras de Rosana, “Elije una alternativa que tenga camino. Mira que no quiero ir campo a través”, y yo la tranquilizaba indicándole, “no te preocupes que camino trazado hay según los mapas” ….. Pues mira por dónde, llegando a la parte alta ya no existe sendero alguno, aunque esto no sea impedimento para poder seguir avanzando sin ninguna dificultad.

Llegando a la altura del Hoyo Carnero, cruzamos con cuidado alguna zona de toyas, y pastizal de alta montaña, donde como os comento prácticamente ya no existe sendero. Las vistas hacia atrás son magníficas hasta donde la niebla incrustada en las cumbres nos deja ver, Silla del Rey, Cerro Matabueyes, Cruz de la Gallega, Cabeza Grande y una prácticamente difuminada silueta de la Pinareja.

Esa niebla, en las zonas altas de la sierra, también alcanza por este lado a cubrir parte de la Cuerda de los Carpetanos. En algunos momentos levanta algo, y nos deja ver la cresta de los Claveles a nuestra derecha.

Entramos ya en la parte arrasada por el incendio en los primeros días del mes de agosto del año 2019. De las 380 hectáreas devastadas por las llamas, 153 correspondieron a pino silvestre, 211 hectáreas eran de matorral y 16 de vegetación herbácea.

El incendio, provocado, se inició en la parte alta de la urbanización donde hemos dejado los coches, y favorecido por la pendiente, llegó hasta el Cerro Morete, donde finalmente fue controlado, afortunadamente sin que llegara a entrar hacia la parte alta del valle del Lozoya. Enorme trabajo que realizaron los grupos de extinción durante varios días para poder contenerlo.

Tras el incendio, se procedió de forma inmediata al talado del arbolado afectado, para evitar la aparición y proliferación de plagas. Se extendió en las zonas más expuestas a la erosión, y con la ayuda de helicópteros, paja sobre el suelo para frenar el deterioro de este, y se llevaron a cabo la construcción de fajinas y albarradas para impedir la erosión en regueros y cárcavas.

Muy poco a poco, va a apareciendo algo de vegetación baja en las estribaciones del Cerro Morete, todavía entre los vestigios que quedan del incendio. Una pena verlo así aún.

Volviendo a la ruta, ya hacía un rato que nuestros compañeros de avanzadilla nos habían avisado por los walkies que habían coronado el Puerto de Poyales, donde soplaba algo de viento, y como en esa zona no hay zona de resguardo, les indicamos que continuaran por la cuerda hacia el Puerto del Reventón. Luego por las fotos he visto que, a la altura del Alto de Poyales, se desviaron al sur por un sendero hacia la vertiente del valle de Lozoya, por una zona de pastos y matorral bajo, evitando rodear por arriba el Cerro Morete, y realizando, al final, un pequeño tramo de ascensión hacia el Puerto del Reventón.

En la parte de atrás del grupo, había un compañero que ya llevaba un buen rato subiendo con más dificultad acompañado por Carlos M.. Para no ralentizar el avance del grueso del grupo, decidimos que el grupo principal con Juan a la cabeza prosiguiera ascendiendo hacia el Cerro Morete, y yo me quedara a esperarlos para hacer el último tramo de ascensión con ellos.

Juan, con buen criterio se desvió ligeramente a la izquierda en lugar de ascender directamente hacia el Puerto de Poyales, recortando parte de la cuerda, cosa que muchos seguramente agradecieron ya que soplaba también algo de viento.

Una vez que llegaron a mi altura los compañeros que venían más rezagados, aprovechamos un pequeño cortafuegos para ascender poco a poco directamente hacia la cuerda, mucho más a la derecha que lo han hecho nuestros compañeros, pero aún así dejando el Puerto de Poyales a nuestra derecha. A Fernando L. la subida se le hace eterna, bueno, mejor dicho, ya se le estaba haciendo eterna hacia bastante rato.

Una vez alcanzada la cuerda, avanzamos por la misma en dirección al Cerro Morete.


A la altura del Alto de Poyales, me surge la duda si es mejor rodear el Cerro Morete por arriba como lo han hecho el grueso de nuestros compañeros que acertamos a ver cerca de la cumbre del Cerro Morete, ya bajando en dirección al Puerto del Reventón, o coger el sendero que, bajando unos metros, rodea el cerro por su parte baja y que anteriormente habían cogido nuestros compañeros de avanzadilla. Finalmente nos decantamos por seguir por arriba.

Con paso lento pero firme, alcanzamos el punto más elevado de la ruta, y comenzamos el descenso ya de forma más cómoda hacia el Puerto del Reventón, siguiendo el cortafuegos/sendero que recorre toda la cuerda.

Cuando llegamos al puerto, nos encontramos al resto de nuestros compañeros esperándonos, bien abrigados y al resguardo que proporciona en este punto el muro que hay en el puerto. Ya habían repuesto fuerzas y reagrupado con el grupo de avanzadilla.

Los tres que habíamos llegado los últimos, decidimos iniciar el descenso sin realizar la parada de la comida, para hacerlo con el resto del grupo, no sin que antes Fernando pudiera tomar algún gel y algún chute de glucosa que le proporcionó Juan, nuestro ángel de la guarda.

Aprovechamos que estamos todos agrupados para realizar la foto de grupo y, terminada la misma, de forma inmediata Rosana toma los mandos del grupo y manda levantar el campamento, encabezando el descenso, y dejando el muro de piedra a siniestra, vamos bajando por el sendero que une las poblaciones de La Granja y Rascafría, hacia la zona alta de pastos que hay por encima del Chorro Grande.

Una vez alcanzada la fuente y el chozo del Infante, hacemos una pequeña parada, donde alguno aprovecha para tomar algo y beber agua.

Pasada una puerta, donde se sitúa el mojón que marca el límite del parque Nacional como Puerta del Reventón, continuamos el descenso por la larga pista de bajada, a través de la devastada ladera del Cerro Morete. En esta parte es donde más se aprecia las fajinas y albarradas construidas para evitar la erosión del terreno.

Según vamos bajando por la pista, a ambos lados de ésta, vamos observando los plantones colocados en las primeras fases de actuación llevadas a cabo para recuperar la zona afectada, con encinas, pinos, serbales, cerezos o acebos.

Dejamos a nuestra izquierda Poyo Judío, que desde las labores de restauración llevadas a cabo ahora está vallado con una cerca de alambre, y llegamos a la altura del mirador de Tere, donde en su banco algunos posan y disfrutan de las vistas que desde el mismo se pueden observar.

Salvamos las sucesivas zetas que aparecen a continuación del mirador, y llegados al punto donde el camino se desdobla, por un lado hacia la derecha en rápida bajada hacia las casas de la urbanización donde tenemos los vehículos, el grueso del grupo tomamos la pista que prosigue a la izquierda.

Nuestro objetivo era poder pasar, por un lado junto al árbol que marca el desvío a la fuente de Ana, a la izquierda, y unos metros mas adelante y a diestra bajar unos metros a visitar la fuente y el chozo de la Pava, muy bien ocultado entre la vegetación y la arboleda. Hace falta conocer la ubicación para no pasarlo de largo. Todavía recuerdo que me costó encontrarlo la primera vez que lo visité.

Una vez de vuelta a la pista, y alcanzado de nuevo El Esquinazo del Palacio, ya solo nos restaba bajar por el tramo que ascendimos esta mañana hasta los coches, dando así por terminada esta exigente ruta que califico con un 4,5.
Carlos Revilla