* Mapas de localización y 3D de la ruta
PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta
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RESUMEN
Para la tercera ruta del GMSMA por Alicante, abandonamos la costa para ascender a la Sierra de Aitana, una de las más característica de la provincia, por ser la de mayor altura, además de albergar diferentes ecosistemas de gran valor ambiental, protegidos por microrreservas de flora, así como la figura europea LIC (Lugar de Interés Comunitario) y ZEPA (Zona de Especial Protección para las Aves), dentro de la Red Natura 2000.
Respecto a la ruta anterior, quizás por ser ésta más exigente, se había producido alguna baja, a cambio nos acompañan por primera vez Tomás y Regina, compañeros de Senderismo con Buen Rollo, mi grupo de Alicante.
La larga carretera que lleva al punto de inicio pasa por las estrechas calles del pueblo de Benifato, y por una sinuosa pista asfaltada alcanza la Font del Partagat, enclavada en un área recreativa con mesas redondas, bancos de piedra, zona de barbacoas, un pequeño grupo de casas y una ermita, al abrigo de grandes árboles
Debe su nombre a una fuente de tres caños que mana agua pura y cristalina proveniente de la cara norte de la Sierra de Aitana, en el Valle de Guadalest, comarca de la Marina Baja. Propiciada por la acumulación caótica de cascotes de diferentes tamaños que permiten el drenaje del agua de lluvia entre sus vacíos, formando acuíferos que se abren paso con la ayuda de la pendiente.
Este lugar está considerado como la “puerta de entrada” principal a la Sierra de Aitana y desde él se pueden realizar varias rutas de senderismo que se adentran en este sorprendente macizo montañoso, techo de Alicante.
Reunidos todos, iniciamos la ruta ascendiendo por la pista forestal que sale a la izquierda del área recreativa, entre bancales de almendros. Hacía algo de fresco y el cielo está un poco nublado.
Pronto llegamos a una bifurcación, en la que seguimos el camino de la derecha, en dirección suroeste; el otro es el que utilizaremos para el regreso. Un poste de señalización nos indica PR-CV21, Port de Tudons 10,7 Km, que aunque no es nuestro destino, sí va en la dirección por donde debemos continuar.
La vereda, señalizada como "Sender Botanic Passet de la Rabosa", no es muy ancha, pero cómoda de seguir, con bonitas vistas del valle y de los cortados de la Sierra de Aitana, entre bancales de almendros. Varios carteles informan de la extraordinaria geología, flora y fauna de este lugar.
Con la subida y el aumento de temperatura, nos sobra ropa y vamos parando a discreción para quitarnos alguna prenda y, de paso, beber agua.
Al poco llegamos a otra bifurcación, en la que de nuevo tenemos que seguir por la derecha, ya que el otro camino sube a la Font de la Teula y preferimos no desviarnos.
Un poco más adelante, hacia el oeste, pasamos por encima de la Font del Anouer, donde nos hicimos la foto de grupo. Un poco más adelante, alcanzamos el Pou de Neu, o lo que queda de lo que fue un pozo de nieve de grandes dimensiones, tenía unos 15 m de diámetro y 12 metros de profundidad, con una capacidad de unos 1800 m³ y carente de muro de coronación. Ahora está totalmente abandonado, una pena.
Los antiguos pozos de nieve de Aitana son uno de sus elementos más destacados de la zona, testigos del comercio del frío en siglos pasados, siendo el origen de muchos caminos de herradura que hoy en día se usan en las rutas de senderismo por esta zona.
A su lado, se encuentra la curiosa Font de Forata, formada por cinco pilones por los que va saltando el agua en cascada. Es la fuente más alta de la provincia de Alicante, está a casi 1400 metros de altura.
En este cruce de caminos, continuamos ladera arriba por el estrecho sendero que, en dirección sureste, asciende, entre matorral bajo.
A nuestra vista, tenemos los altos acantilados a la derecha, y en su cima la Base Militar, de la que se divisa su peculiar y enorme balón blanco de una de sus antenas que controlan el espacio aéreo del Mediterráneo occidental.
Con el cielo cada vez con menos nubes y al abrigo de los altos riscos de Aitana, divisamos de frente el espectacular Arc, un agujero redondo en la piedra, que parece estar hecho con compás.
Ascendemos con los agradables aromas del tomillo blanco, la sanguina o cornejo y el cojín de pastor, o pierno azul. Algunas plantas rupícolas, que recen sobre las rocas, como la corona de rey, son testimonio de épocas pasadas en las que el clima era mucho más frío, permitiendo la proliferación de estas especies, no muy habituales por Madrid.
La senda poco a poco se va acercando al acantilado, al que llega finalmente justo donde una pedrera muy vertical parece impedir seguir avanzando. De hecho, algunos se dieron la vuelta al toparse con la imponente y pedregosa pared.
Con mucho cuidado y superando algún que otro escalón con pequeñas trepadas, alcanzamos el famoso Passset de la Rabosa (Paso de la Zorra), una cerrada abertura en la roca que nos permite cambiar de vertiente.
Es un paso técnico que exige superar una zona de caos de rocas, una pequeña trepada y un paso estrecho por una fisura entre peñascos.
Al otro lado, nos sorprende una profunda sima por la que aparentemente hay que descender, pero, antes al contrario, se gira a la izquierda, siguiendo las marcas amarillas y blancas, se remonta una roca y, en un par de metros, alcanzamos la altiplanicie.
Hay tres grandes simas, por una de ellas pasamos justo al lado después del Passet de la Rabosa, llegando a alcázar más de 100 metros de profundidad. Sobreponiéndonos al vértigo, algunos nos acercamos a los acantilados para comprobarlo.
Las vistas son de infarto, con el círculo perfecto del Arc, a lo lejos, insertado por una senda que lo atraviesa y que desde aquí parece un hilo enhebrado en el ojo de una aguja. Lo utilizamos de fondo en las múltiples fotos que nos hicimos.
Descendimos hasta un rellano para coger el desvío que sube al pico Aitana, no sin antes hacer un alto para tomar el aperitivo de media mañana, aprovechando la sombra de un cortado.
Repuestas las fuerzas, continuamos por la derecha, acercándonos primero a los altos acantilados del Aitana Oriental, una cumbre de 1549 metros de altura, 8 metros más baja que el Aitana, cerca del vértice geodésico y con unas fantásticas vistas del Valle de Guadalest y las sierras circundantes, como la Serrella o Bernia. En su buzón montañero dejamos constancia escrita de nuestro paso.
A pocos metros, a nuestra izquierda, presidiendo la cima, al filo de los cortados, el Acuartelamiento del Escuadrón de Vigilancia Aérea nº5, centro de telecomunicaciones, plagado de antenas, que da servicio a Alicante y su costa, popularmente llamado L´Aitaneta, que es el punto más alto accesible. porque el verdadero vértice geodésico está en el interior de las instalaciones militares, a 1.557 metros, pero su acceso está prohibido y protegido por doble valla y múltiples cámaras de vigilancia.
Con las estupendas vistas que se tienen desde allí, de las que destaca el omnipresente Puig Campana, con su característica brecha, provocada, según la leyenda, por la patada que Roldán le propició a la montaña para que su agonizante amor pudiera vivir unos instantes más. El fragmento de roca, salió despedido a gran distancia, aterrizando en el mar, dando origen a la Isla de Benidorm.
Con tan estupendas panorámicas paramos a inmortalizar el momento, con la satisfacción añadida de haber subido al punto más alto de la provincia de Alicante.
Tras el emotivo momento, descendimos nuevamente al llano de las simas para continuar por el PR-CV21, siguiendo la senda que, entre arbustos, discurre por el cordal de Aitana, al filo de los escarpados acantilados.
Pasamos por las cimas de Peña Alta (1504m) y Alto de Tagarina (1434m) como puntos de mayor altura y en los que paramos, no sin cierto vértigo, a hacernos las inevitables fotos con estupendas vistas a ambos lados de la cresta.
Entre matorral y carrascal descendimos al collado de Tagarina donde nos agrupamos para, a continuación, girar hacia la izquierda y bajar por la amplia pista forestal.
A la sombra de su primera cerrada curva paramos a tomar los bocadillos, con espléndidas vistas del Valle de Guadalest de frente.
Repuestas las fuerzas descendimos entre algunos pinos y almendros, en dirección noroeste hacia el punto de partida, la Font del Partagat, a la que llegamos en tranquilo paseo.
Las cervezas nos las tomamos en el Restaurante Sonia L´Obrer, de Benimantell, porque en el que paramos primero, La Venta de Benifato, solo daban comidas. En resumen, una ruta muy entretenida, con solo un par de puntos en los que hay que estar atentos y de extraordinarias vistas desde la cima y cordal de Aitana, que hacen que esta excursión se merezca, de sobra, la máxima nota, un 5.
Paco Nieto
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