miércoles, 20 de enero de 2021

Excursión 544: Pradera de Navalviento por el remonte de El Bosque

FICHA TÉCNICA

Inicio: Puerto de Navacerrada
Final: Puerto de Navacerrada
Tiempo: 3 a 4 horas
Distancia: 9,2 km
Desnivel [+]: 370 m
Desnivel [--]: 370 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: 
Ciclable: No
Valoración: 4,5
Participantes: 6

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta


















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta













TRACK
Track de la ruta (archivo gpx) 

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH 
* Mapa 3D (archivo kmz)

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RESUMEN
Esta vez la cita volvía a ser en el aparcamiento del puerto de Navacerrada. Los estragos producidos por la tormenta Filomena desaconsejaban el paseo por muchas zonas de Madrid y además, había que aprovechar los días con nieve, que nunca se sabe cuando desaparecerá. 

Pero las previsiones meteorológicas no eran muy halagüeñas, por lo que muchos senderomagos de la vertiente madrileña se echaron para atrás y sólo acudieron tres a la cita, uno de ellos estrella fugaz, por lo que solo nos acompañó una parte del trayecto.

De la vertiente segoviana acudimos otros tres, animados por el buen tiempo que últimamente disfrutamos en Segovia, serán cosas del cambio climático. Pero al ir ascendiendo hacia Navacerrada, el termómetro iba bajando a la misma velocidad y nos recibió una desagradable ventisca que nos hizo preguntarnos ¿pero quién me manda a mí…?

Pero el Boss, en su sabiduría, rápidamente nos guio hacia Los Cogorros y en cuanto nos metimos en la zona arbolada el día mejoró notablemente, ya que el viento apenas se notaba y la temperatura era estupenda. Adentrándonos por el camino Schmid, cruzamos con doble precaución la pista de El Bosque, uno por el hielo y otro por lo esquiadores.

Nada más más pasar al otro lado, giramos hacia la derecha y caminamos en paralelo a la pista disfrutando del descenso de los esquiadores, algunos con mucho estilo. Una vez alcanzadas las instalaciones del telesilla, seguimos el descenso hasta el Arroyo del Telégrafo, (que aguas abajo, al juntarse con el del Puerto del Paular, se transformará en el Río Eresma) y desde ahí empezamos el ascenso hacia la pradera de Navalviento.

La subida fue toda una gozada. Esta vez la cantidad de nieve sí que permitía ir andando con menor dificultad que en la excursión anterior, el paisaje era espectacular y la experiencia de ir abriendo camino, nueva para mí.

A mitad de la ruta, paramos a hacer el “ángelus” y pese a la cara de frio que tengo en las fotos mi sensación no era tal, ya que el tiempo nos iba respetando. Continuamos el ascenso y, al llegar a la pradera de Navalviento más paisaje espectacular y nada de viento, así que aprovechamos para hacernos fotos y vídeos a cual más bonito.

El descenso lo hicimos por el camino Schmid, al estar más transitado y en zona de umbría, en algunas zonas había placas de hielo. En un rinconcito con unos troncos nos paramos a comer el bocata y seguimos nuestra ruta por el citado camino.

Nos tocó cruzar otra vez la pista de El Bosque, ahora con más esquiadores descendiendo, por lo que parecíamos participantes de algún concurso de carreras de obstáculos. Terminamos la excursión con un caldo calentito en la Venta Arias y dimos por finalizada la jornada.

Por la agradable compañía, los paisajes estupendos y el día tan inesperadamente bueno, le otorgo a la excursión la puntuación de 4,5 sicarias.
Celia Marazuela Sanz

miércoles, 13 de enero de 2021

Excursión 543: Puerto de Navacerrada intento de la Cuerda de las Cabrillas

FICHA TÉCNICA

Inicio: Puerto de Navacerrada
Final: Puerto de Navacerrada
Tiempo: 1 a 2 horas
Distancia: 5,4 km
Desnivel [+]: 205 m
Desnivel [--]: 205 m
Tipo: Ida y vuelta
Dificultad: Baja
Pozas y agua: No
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 5

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta


















PERFIL
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TRACK
Track de la ruta (archivo gpx) 

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH 
* Mapa 3D (archivo kmz)

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RESUMEN
El trece de enero de 2021 había convocado el "boss" una excursión por la Casa de Campo de Madrid, pero decidió suspenderla ante las dificultades para llegar allí, debido a la famosa borrasca profunda Filomena, que se comportó de modo poco habitual, nevó en Madrid lo que debería haber nevado en Segovia, según algunos expertos por el efecto Fóhn.

Sin embargo, el martes por la noche se le ocurrió una brillante idea y convocó a aquellos que podíamos acceder al puerto de Navacerrada.

De este modo, a las diez y veinte de la mañana del miércoles 13 de enero comenzábamos la ascensión cinco senderomagos y dos perros y, por primera vez en la historia del GMSMA, éramos mayoría las mujeres.

La idea era hacer la Cuerda de las Cabrillas. Salimos del Puerto con una mañana realmente esplendida y un sol radiante, pero al llegar al collado del Emburriadero el aire soplaba con fuerza. Intentamos avanzar por la cuerda, pero ante la gran cantidad de nieve acumulada no pasamos del Risco de Emburriaderos, tuvimos que desistir y dar la vuelta.

Decidió entonces Antonio bajar al Camino de la Tubería, acortando por la ladera este del risco. Una vez allí, ante la cantidad de nieve que también había, nos llegaba bastante por encima de las rodillas, decidimos tomar allí mismo el Ángelus y regresar.

La subida fue extenuante, a pesar de ser corta, aunque muy divertida, en ocasiones tuvimos que subir gateando porque andar era imposible.

A eso de las dos de la tarde sentados sobre la nieve, con el sol de cara y unas preciosas vistas nos tomamos nuestros suculentos bocadillos al solecito de un estupendo día de invierno.

Quizá esta ha sido la marcha más corta, no llegó a 6 km, y la más lenta, cuatro horas, que el GMSMA ha realizado jamás, pero tengo que decir que todos los participantes la disfrutamos un montón….solo hay que ver las fotos para comprobar que así fue.

Por todas las razones expuestas anteriormente le doy a esta excursión cinco sicarias.
Carolina Santa Engracia

miércoles, 6 de enero de 2021

Excursión 542: La Peñota nevada

FICHA TÉCNICA

Inicio: Alto del León
Final: Alto del León
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia: 13,1 km
Desnivel [+]: 776 m
Desnivel [--]: 776 m
Tipo: Ida y vuelta
Dificultad: Alta
Pozas y agua: No
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 4

MAPAS
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PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta













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RESUMEN
Aprovechando la tregua que el día de Reyes había dado la Comunidad de Madrid a los confinados, me apunté a última hora, muy ilusionado, a la primera ruta del grupo del 2021, en un día soleado, sin viento y con mucha nieve caída los días anteriores, uno de los mejores regalos que se puede tener en un día como hoy.

Solo 4 participantes nos reunimos en el Alto del León, era de esperar, teniendo en cuenta los compromisos familiares que muchos no podían eludir o posponer. Pero lo cierto es que al ver las fotos y el relato de lo que vivimos, a más de uno seguro que le hubiera gustado estar.

Bien temprano, para no quedarnos sin aparcamiento, echamos a andar, cruzamos con cuidado la carretera, para seguir el GR-10 en dirección a la Peñota, en todo momento por la cuerda de los cerros que en dirección noreste hacen de frontera entre Madrid y Segovia.

Enseguida nos acercamos al Cerro de la Sevillana, la primera de las cinco cumbres que primero a la ida, y después de vuelta, nos esperaban como "desengrasante" de los recientes excesos navideños. 

Dudamos de si ponernos los "pinchos" en las botas para mayor seguridad, pero el buen estado de la nieve y la ausencia, de momento, de placas de hielo no parecía requerirlos. De hecho no nos los pusimos en todo el recorrido.

Unos metros más adelante, al pasar bajo el tendido electico de alta tensión que cruza el sendero, vimos como un operario ascendía, como si escalara una montaña, a lo más alto de una de las torres, mientras otros nos avisaban del riesgo de caída de hielo desde el tendido eléctrico que teníamos sobre nuestras cabezas.

Rebasado el vértice geodésico de la Sevillana, alcanzamos el búnker abovedado  que hay en sus inmediaciones, una de las huellas, junto a otras muchas edificaciones de la zona, de lo que fue la Guerra Civil.

Pronto comenzamos a alucinar con el paisaje tan nevado que nos íbamos encontrando, con cencelladas n los árboles y carámbanos en las alambradas que hacen de lindes provinciales, y eso que lo mejor estaba por llegar.

Descendimos unos 50 metros hasta alcanzar el collado del Arcipreste de Hita, antes, a nuestra derecha habíamos observado el monumento pétreo que lleva su nombre y que a mi siempre me ha recordado la silueta de un camello desbocado. Tratamos de fotografiarlo a contraluz, pero el sol había subido un poco más de la cuenta como para lograrlo.

En ella estuvimos contemplando en la excursión 266 el rincón escogido por la Real Academia de la Lengua para rememorar, el 23 de noviembre de 1930, los 600 años de una de las obras cumbre de la poesía medieval hispánica: El libro de buen amor.

Es fácil imaginar al Arcipreste recorriendo estos parajes en los que fue a dar con la posadera de La Tablada y es que Juan Ruiz, arcipreste de la alcarreña Hita, debe considerarse el antecesor de los miles de excursionistas madrileños que, acaso sin saber cuales son sus orígenes, recorren los senderos y vericuetos guadarrameños por los que hoy caminamos.

Desde el collado ascendimos al Cerro de Matalafuente, a más de 150 metros de diferencia de altura, caminando entre la nieve que cubría por completo todo el paisaje, con unas vistas a nuestra derecha de la llanura de Madrid cada vez más infinitas.

A nuestras espaldas, las cumbres recortadas de Cabeza Líjar y Cueva Valiente, a nuestra izquierda la inconfundible silueta de la Mujer Muerta. Y de frente, nuestro objetivo, la tres veces picuda Peñota. 

Conforme nos acercábamos a la cumbre del Matalafuente, los pinos cada vez más cubiertos de nieve ofrecían un espectáculo sobrecogedor, hasta llegar en alguno de ellos a estar literalmente tapados por un espeso manto blanco que los hacía irreconocibles,

Fue aquí donde Oleg se dio un baño de nieve, casi sin ropa, rememorando sus costumbres siberianas. Yo trate de seguirle, pero mis latitudes cordobesas, poco parecidas a las rusas, hicieron que me quedase a mitad de la hazaña, aunque la verdad, una vez puesto en faena, la sensación de frío no era tanta, y eso que debíamos estar a unos -5 ºC. Ahí quedan las fotos para el libro guinness del grupo.

Cargados de adrenalina, iniciamos el descenso hacia el Collado de Matalafuente siguiendo una helada alambrada de postes de madera, que unas veces nos quedaba a la derecha y otras a la izquierda, según estuviésemos pisado nieve sobre tierras de Segovia o de Madrid.

Desde el collado, con unas soberbias panorámicas ascendimos los 75 metros de altura hasta la cumbre del tercer cerro del recorrido, Peña del Cuervo, al que llegamos tras pasar cerca de restos de fortines de la Guerra Civil medio tapados por la nieve y paisajes dignos de la Era Glacial.

En suave descenso, con un largo muro de piedras a nuestra derecha, alcanzamos el collado del Mostajo. Aquí nuestra capacidad de sorpresa iba en aumento, porque cada vez encontrábamos más y más nieve sobre los pinos.

Sin tregua, comenzamos a subir los pocos más de 60 metros que nos separaban del Cerro Mostajo, siguiendo una pista ancha completamente blanca. Alcanzada su mocha cima, el amasijo de rocas cubierto de nieve que forma la Peñota lo contemplamos desde aquí como un reto imposible de alcanzar, tal era su imponente figura.

Descendimos en suave pendiente al collado de Gibraltar, desde el que nos separaban 225 metros de altura para alcanzar el objetivo. Fue aquí donde José Luis nos dejó, porque tenía que estar pronto de regreso.

El resto enfilamos la empinada cuesta siguiendo las marcas rojas y blancas del GR-10 por la que sin duda fue la parte más bonita del recorrido, una sucesión de pasos bajo las ramas cargadas de tanta nieve que costaba creer que pudieran aguantar su peso. 

A 500 metros de la cumbre, la senda gira a la derecha, cruza el muro lindero y bordea unos afilados riscos por su cara este. A los pies de una roca que asemejaba tener un pico de pájaro, antes de cruzar la zona más complicada de la ruta, Antonio prefirió darse la vuelta porque si este paso es complicado para nosotros, lo es más si llevas un perro.

Así es que con Oleg nos lanzamos hacia el complicado objetivo, porque la nieve y algunas zonas un poco heladas, con alguna trepada entre rocas, no nos pusieron fácil el salvar este paso, en el que un resbalón te puede hacer caer unas decenas de metros pared abajo.

Salvado el precipicio, cruzamos de nuevo el muro para seguir ahora por la vertiente segoviana y alcanzar por fin el callejón que separa las dos puntas gemelas de la cima principal y el vértice geodésico del pico más alto de la Peñota, situado a 1.944 metros de altura y al que también se le conoce como Pico Carpentier, en honor a Alejandro Carpentier, naturalista español que vivió a finales del siglo XIX.

La panorámica desde la cumbre no podía ser más sublime, su cima constituye uno de los mejores miradores de la sierra, desde la que se ve gran parte de la llanura madrileña y segoviana, abarcando casi la totalidad de la sierra de Guadarrama: desde los Montes del Escorial, al Oeste, hasta el lejano Peñalara, pasando por la muralla que conforman la Sierra de Hontanares y la Mujer Muerta; al otro lado del verde valle del río Moros, Montón de Trigo, Siete Picos y La Maliciosa, al Este. . El cielo a nuestro alcance.

A los pies del vértice geodésico nos tomamos el bocadillo, disfrutando de las magníficas panorámicas de la cumbre y los riscos cercanos, que parecían milhojas cubiertas de nata.

Cuando ya estábamos acabando vimos cómo se acercaba un grupito de senderistas desde el otro lado, el de Cercedilla, momento que aprovechamos para recoger e iniciar el camino de regreso al puerto del Alto de León, siguiendo el mismo trayecto que utilizamos para llegar hasta aquí.

Volvimos con paso raudo para ver si alcanzábamos a Antonio, pero no nos fue posible. Llegados al puerto cruzamos la antigua Nacional VI, pudiendo contemplar la inscripción que puede leerse en el pedestal del monumento, tal como mandó esculpir Fernando VI quien “hizo el camino para ambas castillas por encima de los montes, el año de nuestra salvación 1749”, mejorando así enormemente el tránsito por la sierra. Las dos bolas que sujeta el León simbolizan España y las Indias.

En la terrada del restaurante Alto del León nos estaba esperando Antonio para celebrar la finalización de la primera ruta del año, el haber disfrutado de un tiempo excepcional y unas vistas magníficas de la Sierra completamente nevada, por lo que a esta excursión la califico con la máxima nota, un 5.
Paco Nieto

viernes, 1 de enero de 2021

Excursión 541: Pradera de Navalviento y Puerto de la Fuenfría

FICHA TÉCNICA

Inicio: Puerto de Navacerrada
Final: Puerto de Navacerrada
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia: 15,2 km
Desnivel [+]: 511 m
Desnivel [--]: 511 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas/Agua: No/
Ciclable: No
Valoración: 4
Participantes: 13

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta



















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta













TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

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RESUMEN
Esta era la última convocatoria de excursión de este raro año 2020, con nieve en la Sierra de Guadarrama, lo que siempre garantiza un plus de emoción.

Se había notado una cierta reticencia a la hora de confirmar asistencia a la propuesta poco concreta de Antonio, quizás porque las previsiones meteorológicas no pintaban del todo bien, frío y viento es una mezcla del carajo. 

La cita era en el Puerto de Navacerrada. Salimos de casa con cierto temor sobre lo que nos íbamos a encontrar, por Villalba el termómetro del coche marcaba cero grados. A medida que subíamos en caravana hacia el puerto, la temperatura iba bajando.

Cuando llegamos al parking eran siete bajo cero, justo lo que anunciaban las previsiones, pero afortunadamente sin tanto viento como se esperaba. Un gran acierto por parte de Antonio fue adelantar la cita en media hora al horario habitual, pues el parking estaba ya casi al tope de coches y el bullicio era tremendo. 

Mucho gente de todo tipo; padres y niños, muchos jóvenes y no tanto, bastantes trineos. Nos abrigamos bien y la mayoría nos colocamos nuestros conocidos “pinchitos” para el posible hielo. La nieve iba a estar tan buena que realmente no eran necesarios, pero siempre aportan mayor seguridad. 

Comenzamos a caminar en dirección a la residencia de los Cogorros, para seguir después por el bosque, a resguardo del viento y de la multitud, que no suele alegarse mucho más allá de la carretera.

Antonio se iba inventando el recorrido sobre la marcha. Había muchos senderos no pisados para improvisar, y, aunque el día estaba nublado, el paisaje era excepcional; el suelo todo blanco, los pinos con una ligera capa de nieve, comenzamos a disfrutar, y a sentirnos como metidos dentro de un paisaje de Navidad. 

Las sendas fantásticas, pisando nieve virgen continuamente; nunca mejor dicho lo de haciendo camino al andar, pero con el añadido de si es en buena compañía...mejor. El entorno parecía un paisaje finlandés, o como si estuviésemos metidos dentro de uno de esos reportajes de naturaleza de la 2. 

De vez en cuando aparecían pequeños claros en el bosque, que incrementaban la belleza del paisaje; magníficos lugares para hacer fotos, aunque sea imposible para una cámara captar esa belleza que se percibe también por otros sentidos, especialmente singular cuando de vez en cuando se dejaban entrever algunos pequeños rayos de sol que resaltaban la intensidad del paisaje todavía más, o cuando al pasar, agitábamos las ramas, y nos hacíamos a la idea de que nos estaba nevando. 

No me quiero olvidar de esos pequeños pinos que aparecían de vez en cuando, como si los hubieran sembrado, entre sus gigantes congéneres, no mayores de un metro, todos helados y blancos de nieve, que en sí eran unos auténticos adornos de Navidad, con un paisaje que bien podría estar sacado de cualquier postal de las que acostumbramos a ver de los Alpes o de cualquier otro lugar del norte de Europa. 

Fantástica y tranquila ruta circular pasando por praderas cubiertas de un espeso manto de nieve, como la de Navalvinto; arroyos en los que el agua se abría paso entre la nieve, como el del Telégrafo, la Navilla o el Ventoso; el puerto y la fuente de la Fuenfría, donde comimos, de manera rápida y fugaz, y preciosos caminos tamizados de fina nieve como el Carril del Gallo, la Senda los Cospes o el Camino Schmid, por el que regresamos.

En fin, una maravillosa ruta para despedir este funesto año 2020, que es para olvidar, y recargar las pilas de deseos para el que está por llegar.

Han sido unos 15 kms y 500 metros de desnivel y pura felicidad que califico con cuatro sicarias.
Ángel R. Otero

FOTO REPORTAJES
* Foto reportaje de José María Pérez

FOTOS
* Fotos de Ángel R. Otero
* Fotos de Jorge Montero
* Fotos de Paco Nieto