jueves, 12 de septiembre de 2019

Excursión 483: Parque de Thingvellir. Islandia

FICHA TÉCNICA
Inicio: Pingvellir. Islandia
Final: Pingvellir. Islandia
Tiempo: 2 a 3 horas
Distancia:  9,8 Km
Desnivel [+]: 253 m
Desnivel [--]: 253 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua: 
Ciclable: Sí
Valoración: 3
Participantes: 31

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta


















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

Mapa 3D (archivo kmz)

RUTA EN WIKILOC
Ver esta ruta en Wikiloc

RESUMEN
Después de nuestro primer día de viaje a Islandia, conociendo su capital Reykiavyk, iniciamos nuestro segundo día visitando el famoso Circulo de Oro. Y nuestra primera parada a unos 45 kilómetros de la capital, se encontraba en el Parque Nacional de Thingvellir.

Entramos a Thingvellir hasta el parking, casi en la misma puerta del centro de visitantes, donde también hay servicio de restaurante y baños públicos, junto al centro de información turística.

Un gran mirador nos ofreció las mejores vistas del gran valle en el que se extiende Thingvellir y del lago más grande de Islandia, Thingvallavatn. Aquí empezamos a disparar fotos a diestro y siniestro, mientras escuchábamos a nuestra guía explicando la importancia del lugar.

El Valle de Thingvellir es la herida abierta por la que surgió de los océanos la isla de Islandia. Es la parte elevada y visible de la dorsal Atlántica que separa las placas tectónicas de Noramérica y Eurasia. De suroeste a nordeste esta línea marca la creación continua de corteza terrestre y el desplazamiento de las dos parte de Islandia que reposan en placas distintas.

Este movimiento de placas tectónicas hace que la isla crezca una media de un centímetro al año. Numerosas fracturas y crestas paralelas nos recuerdan la inconmensurabilidad de la Tierra y su fuerza, frente a la cual el ser humano parece muy poca cosa. La llanura está rodeada por montes que llegan a los 1000 metros de altura y forman una especie de muralla que bordea la planicie rota por las fallas.

Dos grupos de fallas son las más espectaculares. En primer lugar Almannagjá, al oeste de la planicie. Con una longitud de 7,7 kilómetros y una profundidad en algunas zonas de 40 metros muestra claramente la separación entre las dos placas tectónicas.

La segunda línea de fallas más importante es la de Hrafnagjá. Algo más larga (11 Km.) es un poco menos profunda, máximos de 30 metros. En este momento, nos encontramos en la placa tectónica de Norteamérica y nos encaminamos a pisar la brecha que divide dos continentes.

Un segundo aspecto es el histórico ya que en la parte oeste del parque, se encuentra la sede, más bien el lugar (el Lögberg , la roca de la ley), en mitad de las crestas y las fallas, donde se reunió durante siglos el Parlamento islandés, desde 1930, el más antiguo del que se tiene conocimiento.

El origen del Parlamento islandés aparece fechado en el Landnámabók, libro donde se relatan los primeros años de la colonización y se conocen los nombres todo los colonos, desde el año 874. Dadas las dificultades del clima y la lejanía del mundo civilizado las asambleas son muy importantes, así como la ayuda mutua.

El linaje del primer colono (Ingólfr Arnarson) se convierte en la más poderosa de la isla y favorece la creación de una asamblea general donde los intereses y las opiniones de los colonos (muy diversos ya que provenían de Noruega, Escocia e Irlanda) se pudiesen oír y coordinar, se hace evidente.

Fue allí donde en torno al 930 d.C. se fundó el Alþingi, el primer parlamento del mundo, fue allí también donde Islandia adoptó el cristianismo en el año 1000. En ese mismo lugar se declaró la independencia de la isla en 1944. Hoy el sitio pertenece al Patrimonio de Humanidad de la UNESCO y en el Parque se encuentra la residencia de verano del Presidente del país.

Desde aquí salen los diferentes senderos que se adentran en el parque. Comenzamos a caminar por un sendero que se abre paso entre las paredes de una gran falla (la falla Almannagjá) hasta llegar al Lögberg (la Roca del Rey), el que es considerado el punto mas importante del Parque Nacional por ser el lugar de creación del Parlamento islandés.

Avanzamos por un sendero que aprovecha la grieta que hizo en la falla un reciente terremoto y que en los primeros metros está elaborado con tablas de madera en el suelo que sirven para salvar un terreno muy irregular.

El paso del grupo es muy lento, ya que ademas de las continuas paradas que realiza la guía, muchos de nosotros aprovechamos para tirar más y más fotos demorando bastante la marcha.

Con mucha lentitud, por fin, llegamos al valle y atravesamos por un puente el río Oxara. Intentamos identificar algún ejemplar de la trucha ártica que entre otras especies habita el río y la laguna pero no hubo suerte.

Caminamos por la ribera del río en el sendero habilitado hasta llegar a la iglesia Thingvallakirkja, la primera iglesia de Islandia… o casi. Fue la primera iglesia erigida en territorio islandés, construida por iniciativa del rey noruego Olaf II el Santo.

Éste, tras la cristianización de país en el año 1000, envió a Islandia materiales e incluso una campana para ayudar a la construcción de la Thingvallakirkja. Sin embargo, la que podemos visitar hoy fue construida en el año 1859, ya que la anterior no resistió al paso del tiempo.

Una vez reagrupados todos, el boss sometió a votación la posibilidad de hacer una ruta por el valle aprovechando un track que él había descargado en España. Como no podía ser de otra manera hubo mayoría casi unánime a favor. El tiempo era el típico en esta isla, prácticamente siempre nublado, a ratos parecía que lloviznaba y a ratos incluso se filtraban esperanzadores rayos de sol.

En fin, que Antonio como otros de nosotros estaba cansado del ritmo cansino y puso un buen ritmo de inicio. A lo que había que sumar el compromiso con la guía para cumplir los horarios de la organización. Iniciamos la ruta por una llanura o planicie a través de senderos marcados, senderos no muy identificables e incluso pistas. De todo hubo.

Caminamos entre parajes vírgenes. Se trata de un inmenso campo de lava cubierto de abedules que ocupan la parte más importante del parque. Junto a ellos encontramos coníferas, serbales, sauces enanos y diversa vegetación leñosa. La reforestación de estas especies intenta devolver a la zona el aspecto original.

Islandia poseyó abundantes bosques que los colonizadores utilizaron para la construcción de casas, obras y barcos, así como combustible. El lento crecimiento del arbolado se debe, tanto a la dureza del clima como a la pobreza en nutrientes que presentan los suelos de procedencia volcánica. En pocos siglos los bosque de Islandia desaparecieron. Hoy se intenta recuperar el patrimonio silvícola de Islandia.

A lo largo de la excursión es preciso resaltar la existencia de grietas y fallas, muchas de ellas llenas de agua en las que dejamos testimonio fotográfico de nuestra presencia. Poco a poco nos fuimos dirigiendo al final de la ruta que no era otro que la hermosa cascada Öxarárfoss en el flanco izquierdo de la falla Almannagjá, que no destaca por su altura o tamaño (unos 20 metros de altura).

Aun así, su ubicación y el contraste de su cristalino salto de agua con las numerosas rocas negras de la base hacen de ella una de las visitas imprescindibles en el Parque Nacional de Thingvellir.

Una profunda sima donde el río se lanza creando una fumarola de vapor de agua, que si no tienes cuidado te puede dar una ducha fría. Una vez realizamos las obligatorias fotos de rigor, nos dirigimos al autobús dando por terminada nuestra visita al parque.

Aunque el paisaje es muy bello y la simbología del lugar es inigualable, visto en perspectiva, después de ver y disfrutar el resto de lugares y paisajes que visitamos posteriormente, a mi modo de ver, le doy tres sicarias pues hay que dejar espacio para una nota superior a los lugares que conocimos y anduvimos posteriormente.
Javier Miguel

miércoles, 11 de septiembre de 2019

Excursión 482: Puerto de Cotos - Puente de la Angostura y vuelta

FICHA TÉCNICA
Inicio: Puerto de Cotos
Final: Puerto de Cotos
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia: 16,7 Km
Desnivel [+]: 601 m
Desnivel [--]: 601 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas/Agua: Sí/Sí
Ciclable: En parte
Valoración: 4,5
Participantes: 23

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta

















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta
















TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
* Mapa 3D (archivo kmz)

RUTA EN WIKILOC
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RESUMEN
Esta ruta, elaborada por nuestro compañero y amigo Antonio Banegas,  la teníamos catalogada como “ruta veraniega” porque iba paralela al río de la Angostura y casi toda por zona sombreada, pero cuando llegamos al aparcamiento del puerto de Cotos a eso de las 10 de la mañana, más parecía una ruta invernal. Frío y una niebla que costaba creer que todavía estuviéramos en verano.

La temperatura rondaba los 4ºC. Éramos esta vez 23 senderomagos, cifra no muy alta debido a que parte del grupo se encontraba viajando por otros lugares: Islandia, Canadá y Holanda, ¡Senderemagos por el Mundo!

Empezamos la ruta con 20 minutos de retraso por culpa de la niebla que había hecho que uno de los participantes se retrasara un poco. Nos dirigimos por la carretera que sube a Valdesquí, coincidiendo con la Ruta Verde 1 (RV1) hasta el refugio del Pingarrón, que lo encontramos cerrado.

Seguimos por la RV1 para desviarnos al poco rato para acercarnos a la Poza de Sócrates que con su cascadita siempre es bonita de ver. El nombre de Poza de Sócrates no se debe al célebre filósofo griego, maestro de Platón, sino por un jugador que fue del Atlético de Madrid: Sócrates Quintana que además fue también miembro del Club Alpino Español, deportista y pintor consumado, por el año 1914.

Volvimos por nuestros pasos y cruzamos el puente sobre el arroyo de las Guarramillas y después el de las Cerradillas hasta llegar a un lugar algo despejado donde comimos el bocadillo (lo que llamamos “la hora del Ángelus”). Seguimos hasta el puente de los Hoyones, sobre el arroyo de la Angostura, pero no lo cruzamos sino que fuimos por una bonita senda que discurría por el margen derecho del río, abandonando el trazado de la RV1.

La niebla ya hacia un buen rato que había desaparecido y se había quedado un día espléndido, con una temperatura muy agradable, no para bañarse en las preciosas pozas por las que pasamos, pero sí para andar por las sombreadas sendas.

Al cabo de unos 8 km. desde el inicio, llegamos a una poza muy próxima ya al puente de la Angostura, donde José María, hizo la consiguiente foto del grupo. Y allí nos pusimos a comer nuestro sabroso bocadillo montañero. Como siempre, compartiendo las viandas que traíamos entre todos. Acabadas éstas y continuando la marcha, llegamos al puente de la Angostura, donde nos hicimos las pertinentes fotos. Éste es el punto más alejado del recorrido.

Ahora tocaba volver subiendo todo el camino de vuelta por una pista forestal en suave ascenso hasta conectar después de 3,5 km con la Ruta Verde RV9. Tomamos ésta con una subida más empinada y cruzamos la carretera que une Cotos con Rascafría, por cierto, recién asfaltada y pintada.

No sé si sería por que íbamos a pasar nosotros o quizá, porque al día siguiente pasaba la Vuelta Ciclista a España.

De cualquier manera la cruzamos y seguimos subiendo hasta llegar a la pradera que en invierno se utiliza para practicar esquí de fondo. Unos metros más allá llegamos al aparcamiento donde están los coches. Por último las cañas que no podían faltar en Venta Marcelino.

Damos la bienvenida a Belén en su primera excursión con el grupo, esperando que se lo haya pasado bien y que repita.

Por lo bonita y lo bien que lo hemos pasado, esta ruta se merece un 4,5 sobre 5.
Joaquín Pérez


Amaneció la mañana
con niebla y frío de invierno;
nuestro encuentro fue fraterno
en esta zona serrana,
con el grupo bien mermado
por los que fueron a Islandia,
aunque quizá Disneylandia
menos les habría cansado.

Empezamos la excursión
con un poco de demora,
casi fue una media hora
y tuvo una explicación:
Entre atascos y accidentes,
la nueva senderomaga
¡Que no viene y se rezaga!
teniéndonos impacientes;
y es que es de mala presencia
que en tu primera excursión
demores al pelotón,
lo digo por experiencia.

Al comenzar la andadura
con tanto espacio sombrío,
no sabíamos si el frío
sería nuestra tortura,
mas la mañana invernal
tras empezar a bajar
se habría de transformar
en una tarde estival.

De Cotos a la Angostura
con solo seguir el río
difícil el extravío
supondría esta aventura
de bajada sin dilemas,
siguiendo la margen diestra
y subir por la siniestra
sin asomo de problemas.

Nada más salir del puerto
llegamos al Pingarrón,
un refugio de excepción,
aunque no estuviera abierto,
y enseguida una gran poza,
primera de un gran rosario,
un extenso balneario
en que la gente retoza
desde el Cotos al Paular
pasando por la estrechura
bien llamada la Angostura

¡Un SPA bien singular!
Conseguimos sin esfuerzo
llegar al punto más bajo,
¡no nos costó ni trabajo!,
y comimos el almuerzo
en poza muy conocida,
mas Paco Nieto faltó
y ninguno se atrevió
a hacer una zambullida.

Cruzamos por fin el puente
para dejar esa orilla
y emprender, cosa sencilla,
la vuelta por la de enfrente,
pero pronto reparamos
en el pérfido perfil:
de una forma muy sutil
bajamos y más bajamos
para luego concluir
de una forma puñetera,
y al final de la carrera
no dejar ya de subir,

y el grupo se fue estirando
a medida que subía
porque alguno ya sufría
mientras se iba rezagando,
mas la peña, solidaria,
tuvo mucho miramiento
haciendo a cada momento
y de forma voluntaria
la «parada del cabrón»
que consiste en esperar
para volver a arrancar
en cuanto llega el tardón.

Sin apenas desconcierto
nos vimos en la Pradera,
una zona dominguera
que está muy cerca del puerto,
y llegados al destino
nos despedimos, mas antes,
unas birras refrescantes
en la Venta Marcelino.
Paco Cantos

FOTO REPORTAJES

FOTOS

miércoles, 4 de septiembre de 2019

Excursión 481: El Cojón de Pacheco y Colmillo del Diablo

FICHA TÉCNICA
Inicio: Boca del Asno
Final: Boca del Asno
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 13,7 Km
Desnivel [+]: 504 m
Desnivel [--]: 504 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: Sí
Ciclable: En parte
Valoración: 5
Participantes: 25

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta


















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta
















TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)


PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RUTA EN WIKILOC

RESUMEN
Miércoles 4 de septiembre 2019. Hoy es el día de mi primera salida con este maravilloso grupo mágico de senderismo. Ya en el coche camino del punto de encuentro en Boca del Asno, la acogida que me brindan es cálida, augurio de experiencias que calman el espíritu.

Una vez todo el grupo reunido y hechas las presentaciones comenzamos la marcha en busca de dos curiosas rocas El Cojón de Pacheco y el Colmillo del Diablo, al abrigo de los pinos del frondoso bosque de Valsaín.

Siguiendo el curso del río Eresma por lo que fueron las Pesquerías Reales, las conversaciones fluyen al frescor de sus arroyos, el de la Cárcabas, del Tesoro, del Telégrafo…comenzamos un ascenso gradual junto al río, acompañados en todo momento por nuestros amigos perrunos, que en sus idas y vueltas nos recogen cual protectores pastoriles, atravesamos un par de puentes de madera sobre el río Eresma y pasamos bajo unas rocas antes de llegar al puente de la Cantina.

Una vez reunidos todos junto a la fuente de la Canaleta, iniciamos la subida por la Vereda de la Canaleja, por donde al parecer antiguamente bajaban los troncos de los pinos. En un cruce de caminos, paramos a tomar el tentempié de media mañana, al que el grupo llama el ángelus.Todos quieren compartir algo de lo que traen, se nota el buen rollo que hay.

Una vez repuestas las fuerzas, dejamos la vereda, que hasta aquí coincidía con el GR-10.4, y giramos hacia el norte, y comenzamos a subir la Peña de la Cuna, siguiendo a Paco Nieto que, sin senda aparente, se guiaba con el móvil entre pinos y helechos hasta dar con una estupenda pista por la que fue más sencillo caminar.

Ya sin apenas pendiente y en ligero descenso, pasamos un arroyo, la discreta fuente de la Peseta y el arroyo de las Lombrices y, cuando parecía que la excursión iba a ser toda por la pista, nos salimos de ella por la izquierda para bajar a cruzar un arroyo y campo a través alcanzar el montón de rocas que conforman el Cerrillo de Cagalobos.

Desde allí, descendimos una senda de la que pronto nos desviamos para, tras una breve bajada, a la derecha de la misma, dar con el famoso cojón, solitario entre pinos albares, acebos y rocas musgosas, que se encuentra abrigado en lo más intrincado del pinar, se diría que oculto a miradas indiscretas.

Alto como tres hombres, está firmemente unido por su pie a la roca madre y ha sido la erosión la que, desgastando la base más que los flancos, ha forjado su singular aspecto que hizo famoso al tal Pacheco.

Paco Nieto nos contó que el tal Pacheco era un fanfarrón de Valsaín que se jactaba de amar cada noche a varias mujeres y al que sus vecinos, en plan de chacota, dedicaron esta peña con forma de testículo berroqueño de cinco metros de diámetro.

También nos contó que la tía de Alfonso XIII, la infanta Isabel Francisca de Asís, personaje asiduo de La Granja, paseábase con un guarda por el bosque cuando, al llegar ante esta roca que ya conocía de oídas, se hizo la tonta, fingiendo no saber el nombre, y el guía, no queriendo herir sus castos tímpanos, le dijo que se llamaba la Pera de Don Guindo, la reacción de la dama ante esta mentirijilla pudorosa, fue decir: “Ya, ya, la Pera...”

Todas las chicas nos hicimos unas fotos de admiración por el tal Pacheco, con el consiguiente cachondeo comparativo de rigor de los chicos, después todos juntos nos hicimos la de grupo.

Entre risas, iniciamos el descenso en busca del Colmillo del Diablo, que nos costó encontrar, pues desde ciertos ángulos, la roca pasa desapercibida, ocultando su forma de afilado y enorme colmillo.

Una vez hechas las fotos de rigor, solo restaba bajar de nuevo a las Pesquerías, siguiendo los hitos de la senda que en dirección noroeste, con bastante inclinación, y rodeada de abundantes acebos, nos llevó a la carretera CL-601, la de la Granja.

Cruzamos el río Eresma por el Puente de Navalacarreta, y remontamos sus aguas hasta alcanzar de nuevo la zona recreativa de Boca del Asno, donde nos tomamos las cervecitas mientras comíamos en las mesas de madera.

Muy contenta por haber hecho la ruta sin problemas y en mejor estado físico del que creía tener, regresamos al aparcamiento para dar así por finalizada esta bonita ruta que me ha encantado y que califico con la máxima nota, un 5.
Olga Sanz

FOTO REPORTAJES

miércoles, 28 de agosto de 2019

Excursión 480: Dehesas y cerros de Collado Mediano

FICHA TÉCNICA
Inicio: Collado Mediano
Final: Collado Mediano
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 15 Km
Desnivel [+]: 569 m
Desnivel [--]: 569 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: No
Ciclable: En parte
Valoración: 4,5
Participantes: 17

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta


















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta

















TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)


PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RUTA EN WIKILOC

RESUMEN
Era deseo de Pepa realizar una nueva excursión por su pueblo y acabar degustando una paella en su casa, donde además nos podíamos quitar los calores acumulados en la ruta con un refrescante baño en la piscina. Un plan que un nutrido grupo de irreductibles e inmunes a las vacaciones de verano no nos queríamos perder.

Iniciamos la ruta junto al descampado del arroyo de los Linos, donde instalan la plaza de toros portátil en la fiestas, que precisamente acababan de finalizar. Pasamos junto a un viejo carro de madera, de los que se usaban antaño para el transporte de la madera, y de un potro de herrar que ha perdido, como tantos otros su utilidad.

Cruzamos la carretera de entrada al pueblo para acercarnos a la rotonda en cuyo centro se alza una bandera, clavada en un hito con el nombre del pueblo. A la izquierda, junto a un aparcamiento, paramos a contemplar el árbol singular 271 de la Comunidad de Madrid, un centenario ejemplar de Castaño de Indias con más de 20 metros de altura, al que sin embargo se le veía algo mustio, seguramente por tanta sequía.

Andamos unos pasos y contemplamos la plaza Mayor, donde se ubica el ayuntamiento, continuamos de frente, buscando cruzar las vías del ferrocarril, junto al antiguo lavadero, para salir al parque de la Dehesilla, que cruzamos antes de enfilar el camino de fuente Vallejo, indicando en una rotonda con otro potro de herrar como lugar en que se encuentra el "Yacimiento Rumano", por obra de algún gracioso que ha mutilado la "o" de Romano.

A la entrada del camino, jalonada por dos grandes hitos que recuerdan a los miliarios de las calzadas romanas, nos hicimos la foto de grupo.

Recorremos esta despejada cañada hasta que se ensancha en lo que en los tiempos de la Mesta fuera un importante descansadero para los rebaños de ovejas. Testigo de ello es un monumental pilón tallado en granito en el que nuestras mascotas se aprestan a beber.

Un poco más abajo un singular edificio llama la atención, a pesar de sus humildes dimensiones, por tener una cara de mujer ocupando toda su fachada principal. Es una pintura realizada al estilo romano e indica que esto es el Centro de Interpretación del Yacimiento Romano de Miaccum.

Nos reunimos al final del largo descansadero, al lado del edificio, junto a un panel que cuenta cómo eran las calzadas romanas, apoyando la explicación la reconstrucción moderna de un tramo de aquellas vías que cruzaban España hace dos mil años. Su corte nos permite descubrir las diferentes capas y su disposición.

Unos metros más abajo se abre una puerta de hierro decorada con las características figuras de vacas que aparecen en los mojones de las vías pecuarias, pasamos un portón de acceso peatonal y continuamos por una una calleja. Es lo que queda de la importante vía pecuaria y de la vieja calzada romana.

Considerada una de las vías romanas mejor conservadas de la Península Ibérica, el tramo de la calzada romana que cruza la Sierra de Guadarrama entre Cercedilla y Valsaín tiene su prolongación hacia el sur, en la vertiente madrileña de la montaña. Formaba parte esta calzada de la llamada Vía XXIV, que unía Emerita Augusta y Caesaraugusta; es decir entre Mérida, y Zaragoza, en Aragón. Lo hacía a través de localidades madrileñas como Complutum, Titulciam y la Miaccum donde nos encontramos.

Con una anchura inferior a los diez metros, se prolonga entre muros de piedra a buen seguro construidas con las que eran parte de la calzada. El camino transita junto al cauce seco de un arroyo, rodeado de fresnos, cruza un puente y alcanza el yacimiento de El Beneficio. En él se realizan, desde el 2003, trabajos para estudiar estos restos arqueológicos, protegidos por una techumbre.

El yacimiento permanece cerrado, pero desde el exterior pueden descubrirse, no obstante, los cimientos y otros restos de la época romana de lo que fue una posada que servía de refugio y lugar de descanso a quienes recorrían este tramo de la Vía XXIV.

Las excavaciones han determinado la existencia de un edificio principal de 15 por 15 metros, que cuenta con salas comunes como cocina, comedor y baños, y salas de dormitorios construida entre entre los siglos I y V d. C.

Tras las fotos de lo poco que se puede ver desde el exterior del vallado, proseguimos el recorrido, girando a la derecha al llegar a la Vereda de los Molinos, otra vía pecuaria que en dirección noroeste se dirige hacia la dehesa de la Jara, que entre encinas, fresnos y granjas con burritos, bordeamos por su cara occidental, teniendo la suerte de contemplar sobre nuestras cabezas el majestuoso vuelo de un milano real.

Fue en algún punto de este camino donde una de nuestras mascotas se distrajo, lo que hizo que Raquel no pudiera seguirnos, acortando la ruta sobremanera. El resto, que habíamos parado a esperarla junto a la fuente de la Ramira, sin gota de agua, aprovechamos para tomarnos el tentempié de media mañana.

Reanudamos la marcha, buscando las marcas rojas amarillas del GR que remonta las laderas del cerro del Jaralón, pasa sobre las vías del tren y junto a lo que queda de unas trincheras de la Guerra Civil.

Por una estrecha y sombreada senda entre pinos, enebros y matorral alcanza los 1.151 metros del cerro del Jaralón, con magníficas vistas de Collado Mediano y sus dehesas desde unos riscos que hacen de mirador natural.

Descendimos por la loma oriental del cerro hasta llegar al cruce con la vereda de Roblepoyo, donde Pepa nos guió con tino, por una escondida senda que suaviza el recorrido oficial del GR, hasta alcanzar la explanada previa al fuerte ascenso del cerro del Castillo. Una preciosa pradera, ahora seca, que es a la vez cruce de caminos.

Aquí, unos cuantos prefirieron ahorrarse el repecho y dirigirse hacia la meta, con la excusa, loable, eso sí, de ayudar a Pepa con los preparativos de la comida. El resto, iniciamos el fuerte ascenso, alguna que yo me sé tirando a toda velocidad del grupo para superar los 150 metros de desnivel que nos quedaba.

Con la lengua fuera llegamos a la cuerda, entre rocas y más jarales hasta alcanzar la cumbre del Cerro del Castillo (1.341 m) y con ello, su curioso mirador inclinado, desde donde contemplamos las casas de Collado Mediano a vista de pájaro. 

Reunidos los 12 que logramos llegar hasta aquí y hechas las fotos de rigor, recorrimos la cuerda de la Sierra del Castillo en dirección noreste, con esplendidas vistas de la Peñota, la Mujer Muerta, Montón de Trigo, Siete Picos, Peñalara, Bola del Mundo, Maliciosa y la Pedriza, es decir, toda la Sierra de Guadarrama a nuestro alcance, panorámicas que hicieron disparar una y otra vez las cámaras de los fotógrafos del grupo.

Impresionante fue también la vista del embalse de Navacerrada poco antes de descender una pronunciada pendiente, plagada de jarales, hasta pasar junto a las antenas de una estación de móviles, donde los pocos extelefónicos de hoy nos hicimos unas fotos.

Continuamos por una cómoda pista que bordea la loma de la Sierra del Castillo de oriente a occidente por su cara sur, con bonitas vistas de la planicie madrileña y que al poco se interna en un sombrío pinar.

Descendimos por una arenosa senda muy directa hacia el pueblo, que alcanzó al poco una amplia pista forestal que nos dejó cerca de la Cobañera, una pequeña cueva formada por unas gigantescas rocas, símbolo del pasado histórico de Collado Mediano y que han vandalizado con pinturas y graffitis que le restan belleza.

Terminamos la excursión descendiendo hasta entrar en las calles del pueblo, que recorrimos en dirección al aparcamiento donde habíamos dejado los coches y posterior paella en casa de Pepa, con bañitos incluidos para sofocar el calor que habíamos pasado.

En nombre del grupo, agradecemos mucho la hospitalidad de Pepa y su familia, que hizo que este día fuese entrañable para todos, mereciéndose un 4,5 sobre 5.
Paco Nieto