miércoles, 16 de marzo de 2022

Excursión 610: Puerto de Cotos y Poza de Sócrates

FICHA TÉCNICA
Inicio: Puerto de Cotos
Final: Puerto de Cotos
Tiempo: 6 a 7 horas
Distancia: 10,9 Km 
Desnivel [+]: 410 m 
Desnivel [--]: 410 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas/Agua: Sí/Sí
Ciclable: No
Valoración: 4
Participantes: 10

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta













PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta












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RESUMEN
El grupo tenia planeado realizar un viaje a Mallorca. Rosana había preparado unas rutas con encanto por la isla. Pero había que continuar con la tradición de los miércoles, y ¿qué ocurrió? pues que a una novata recién llegada al grupo la nombraron “guía por un día”.

Había que pensar dónde ir, casi imposible no repetir, y además las previsiones del tiempo eran malas, con altas probabilidades de lluvia. Valorando todos los factores planeamos ir al Puerto de Cotos para hacer un recorrido fácil y protegidos por el pinar, siguiendo la bonita ruta RV 9.

Como el aparcamiento del Puerto de Cotos se llena rápido en época invernal, adelantamos la hora de salida a las 9.30. En esta ocasión estaba prácticamente vacío, un “zorro humanizado” se acercó para ver si le damos de comer. Qué dilema darle de comer o seguir que siga sus hábitos naturales, da pena.

Como era previsible en número de participantes era escaso, en total 10. Y como no todo es andar, vamos a dar unas pequeñas nociones del lugar donde nos encontramos.

El Puerto de Cotos (1830metros de altitud) separa los valles de Valsaín, al oeste, y del Lozoya, al este; y el macizo de Peñalara, al norte, y Cuerda Larga, al sur. Como le ha sucedido a otros puertos y pasos históricos de montaña de la sierra del Guadarrama, ha tenido diferentes nombres.

En sus orígenes era conocido como Puerto de El Paular, debido a la existencia a escasos kilómetros del Monasterio del mismo nombre. Carlos III, gran amante de la caza, en 1761 compro el Pinar y las Matas de Valsaín. Desde el siglo XVII los cartujos poseían el Pinar del Paular (hoy Pinar de los Belgas). Para delimitar estas dos zonas el Rey mando colocar unos postes de piedra (hitos o COTOS). En lo alto de puerto y a ambos lados de la carretera, se pueden ver dos de estas señales restauradas.

Antiguamente, el Puerto de El Paular era lugar de paso para pastores segovianos y del Valle del Lozoya, que cruzaban con sus rebaños hacia zonas mas templadas y resguardadas de los vientos del norte. En el siglo XVIII, transitar por esta zona podía se peligroso, ya que era frecuentado por bandoleros y asaltantes de caminos como Manuel Rodríguez "Rey de los Hombres" o Juan Nieva “Cabeza de Vaca”, estos dos últimos en 1799 fueron juzgados y condenados a muerte.

Otro lugar emblemático del Puerto es la Venta Marcelino. Se inauguró en 1924 y hasta los años 50 se encontraba justo enfrente de su ubicación actual. En épocas pasadas dio apoyo a numerosos rescates. Tuvo su auge en los años en que permaneció abierta la estación de sky de Valcotos. La familia lo vendió en 1996. Actualmente hay una webcam y dan diariamente información sobre las condiciones meteorológicas, en nuestro blog hay un enlace a ellas.

Valcotos se abrió en 1969. De los años 1972-1986 experimentó un gran crecimiento. Pero progresivamente comenzó su decadencia; caían menos precipitaciones, los cañones de nieve no eran rentables. Para el funcionamiento de estas maquinas se desvió un arroyo que provoco graves daños en la Laguna Chica de Peñalara, el movimiento ecologista luchó para salvar este humedal.

En 1998 La Consejería del Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid expropio esta estación. En 1999 se inicio el desmantelamiento de las instalaciones quedando solamente en pie el edificio de la Cafetería-Restaurante Zabala, hoy sede del Centro de Visitantes Peñalara. Se reforestaron las pista con pinos y las zonas mas altas con piornos.

Este proceso fue pionero en Europa. Actualmente solo quedan algunas pistas de esquí de fondo en la zona de La Pradera, con una longitud aproximada de 5 km. La catástrofe pudo ser mayor, en el proyecto inicial se incluía la construcción de 1000 pisos en bloques de 20 metros de altura con sus correspondientes infraestructuras y servicios.

En invierno, los fines de semana esta zona de Guadarrama recibe un aluvión de gente, y muchas veces no bien equipada. Los aparcamientos se colapsan. La masificación es un gran problema difícil de gestionar. Además hay escasos servicios de trasporte publico, y para colmo el tren de cercanías sigue cerrado. Lo que esta claro es que hay que protegerla.

Dos días antes de la fecha prevista de nuestra ruta, se había producido una importante “calima” que dejaba una atmosfera muy rara y había teñido de marrón-anaranjado la superficie de la nieve.

Bueno y dicho lo anterior, toca ponerse en marcha. Salimos del Puerto de Cotos en dirección a Valdesquí, a la derecha de la carreta tomamos un camino que se adentra en el pinar de la loma de El Altozano. Alguien se había emocionado y había construido un mini-igloo peculiar, Marcos hizo un intento de meterse pero no le pareció muy habitable.

La nieve estaba un poco dura y decidimos ponernos “los crampones light” (los pinchos). Aproximadamente pasado 1 km el sendero desemboca en la carretera de Valdesquí, la cruzamos y nos dirigimos hacia la pradera donde esta ubicado el Refugio del Pingarron.

El Refugio del Pingarrón fue construido en 1940 por la Centuria de Montañeros sobre una parcela cedida por el ayuntamiento de Rascafria. Se hizo con las aportaciones económicas obtenidas por los montañeros que estaban en el campamento de La Peñota (Hernán Cortes). En 1965 pasó a la O.J.E. Ha recibido diferentes nombre: Centuria Montañera, Diego de Ordas. Actualmente pertenece a la Red de Alberges de la Comunidad de Madrid. No tiene agua ni servicios. Al parecer esta abierto los fines de semana. La ubicación es una preciosidad.

Desde aquí comienza un descenso pedregoso. Desaparece prácticamente la nieve y tenemos que quitarnos los “pinchos”. El camino esta balizado con las siglas RV1 (antes PR-M27), y hasta el arroyo de Guarramillas el descenso es pronunciado.

Hay un puente de madera que cruza dicho arroyo, pero nosotros seguimos por la izquierda para ir a ver la Poza de Sócrates. El nombre es un homenaje a Sócrates Quintana (1892-1984), un asturiano polifacético, jugador del Atlético de Madrid, plusmarquista nacional de salto con pértiga, y miembro del Club alpino Español y delegado de dicho club del Albergue de Cotos. Acondicionó esta poza, levanto un muro para remansar el agua y formar una piscina. Años mas tardes este dique se retiro para conservar mejor el paisaje.

La poza está en un sitio bucólico. Aquí nos entretuvimos un buen rato, foto aquí, foto allá, pues a mi hazme una así, ahora me toca una a mi… y un amable senderista nos hizo la foto de grupo. Retrocedimos hasta el puente anteriormente mencionado, que nos cruza a la otra orilla.

El camino, coincidente con el PR-27, asciende lentamente por un bosque, hasta llegar a una zona mas abierta.

Por sugerencia de José María nos acercamos hasta el mirador natural del Llano Alto sobre el valle de la Angostura y el del Lozoya. Qué idea mas estupenda. La vista es magnífica, aunque la atmosfera está un poco anaranjada, por el polvo en suspensión, y solo nos permite vislumbrar la belleza del lugar.

Se divisa la sucesión de montañas que forman Cuerda Larga. Vemos las inconfundibles antenas de la Bola del Mundo y Valdemartín. Aunque destaca por su verticalidad la cara Norte de Cabezas de Hierro. Son la segunda cumbre más alta de la Sierra del Guadarrama, después de Peñalara (2428 m). Parece que su nombre se debe a la riqueza de este mineral en su loma. Esta formada por dos cumbres con una distancia de 700 metros y un pequeño collado (2,328), la más puntiaguda es la Menor (2.376 m), y La Mayor (2.380 m) tiene una silueta mas redondeada y alargada. Y por debajo de la Mayor sobresalen dos grandes peñascos llamados Pulmones de Cabeza de Hierro Mayor.

En invierno en esta cara norte se forman tubos de hielo que hacen las delicias de los escaladores. En la vertiente noroccidental de Cabezas se encuentra el Circo de Las Cerradillas, donde nace el arroyo del mismo nombre. Desde estas montañas salen dos cordales secundarios; de la mayor lo hace la Loma de Valhondillo que desciende en dirección NE hacia el Valle del Lozoya; y de la menor, la cuerda de El Escalerón Y la Loma de Cabezas que baja en dirección SO hacia la Pedriza.

Si giramos nuestra vista 180 grados nos encontramos con la cumbre más alta de Peñalara (2428m), El Risco Claveles y el inicio de los Montes Carpetanos.

Seguimos bajando y llegamos a una bifurcación señalizada con postes, la derecha va hacia el circo de Cerradillas y Cabezas de Hierro, nosotros seguimos por el de la izquierda que indica Rascafría. Seguimos por una bajada más pronunciada y cruzamos varios puentes de madera sobre el arroyo de las Cerradillas.

Nos adentramos en el Pinar de los Belgas. Este bosque, desde la Reconquista perteneció a La Comunidad y Tierra de Segovia. El 1675 el Rey se lo cedió a los Monjes Cartujos del Paular. Con la desamortización en 1837 fue adquirido por la Sociedad Anónima de los Belgas.

Alberga una de las mejores representaciones de pino silvestre en la península ibérica. Sigue siendo un ejemplo en materia de gestión forestal. Fueron pioneros en la conservación de los buitres negros de la sierra del Guadarrama. En diciembre del 2021 Parques Nacionales lo adquirió  por 19 millones de euros con el fin de protegerlo y evitar su explotación comercial.

Ha sido un invierno muy seco, con muy poca nieve, la vegetación es escasa. Habitualmente en primavera el pinar se tapiza con el verde de los helechos y musgos.

Seguimos bajando, como la senda es más amplia nos permite ir charlando más fácilmente. Buena conversación con buenos amigos.

Llegamos al puente sobre el arroyo de la Angostura, aguas abajo se irán uniendo a otros arroyos como el del Aguilón, y formarán el rio Lozoya a la altura del Paular. Y aquí nos hicimos otra foto del grupo.

Era la hora del tentempié o la hora del Ángelus, como creo que la bautizo Jorge Montero. Ya una vez “matado el gusanillo” reiniciamos la andadura. Primero con una pequeña bajada, y luego la subida hasta cruzar la carretera M-604. Y aquí tomamos un sendero más estrecho que asciende por un pinar, que de vez en cuando nos permite volver a contemplar a nuestras amigas Las Cabezas de Hierro.

Llegamos al arroyo del Toril, donde otro puente de madera nos permite cruzarlo. Vamos subiendo hasta La Pradera.

Una zona mucho mas abierta. Y por donde podemos observar la señalización con vallas de madera de las pistas de esquí de fondo y los restos de una construcción de antiguos campamentos. Atravesamos esta zona y el camino ya nos lleva hasta el aparcamiento de Cotos.

Nos dirigimos hacia la cantina de la estación del tren, pero estaba cerrada. Otra vez para arriba y entramos en Venta Marcelino.

Allí Jorge nos invitó a unas cervezas o caldos para celebrar la reciente boda de su hija. Nos dejaron comer nuestros bocatas, pero con disimulo ya que no esta permitido.

Le doy las gracias a mis compañeros por sus amables y cariñosas palabras. El GMSMA ha realizado varias excursiones por estos lugares, las crónicas han sido muy buenas, he intentado dar otra visión de la zona.

La califico con un 4, la calima no nos ha dejado disfrutar plenamente de la belleza del paisaje. Y colorín colorado, o más bien anaranjado, esta ruta ha terminado.
Flor Valverde

martes, 15 de marzo de 2022

Excursión 609: Los Tres Miles de Mallorca

FICHA TÉCNICA
Inicio: Embalse de Cúber
Final: Embalse de Cúber
Tiempo: 3 a 4 horas
Distancia: 10,7 Km 
Desnivel [+]: 584 m 
Desnivel [--]: 584 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua: Sí
Ciclable: No
Valoración: 4,3
Participantes: 33

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RESUMEN
Antes de comenzar la tarea encomendada por Antonio, quiero dar las gracias a todos por la acogida que me habéis dado, formáis un magnífico grupo

Los Tres Miles de Mallorca es considerada una de las rutas mas clásicas de la Serra de la Tramuntana, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, en un entorno montañoso privilegiado con vistas al mar desde sus puntos más altos.

Objetivo: Coronar tres montañas famosas de las Islas Baleares: Puig de lOfre (1090m), Puig de Na Franquesa (1067m) y Puig de Sa Rateta (1113m), los tres picos superan los 1000 metros y de ahí el nombre de la ruta.

El grupo formado por 33 senderistas y dos perros, parte en autobús a las 10:00 desde el hotel Java hacia las proximidades del embalse de Cúber (uno de los dos embalses que suministra agua a la ciudad de Palma de Mallorca), donde daría comienzo la aventura

A las 11:00, con un día perfecto, dimos el inicio al ascenso al Puig de Sa Rateta, uno que esta acostumbrado a realizar 10 km diarios por caminos y carreteras, se da cuenta desde el comienzo de que no va a ser un paseo por carreteras y caminos.

Tras dos horas de senderismo ascendiendo por rocas y sin camino definido, pero con unos extraordinarios guías,  llegamos a la cumbre donde reponemos fuerzas, admiramos y fotografiamos el paisaje en todas las direcciones.

Después de la pausa, desde la cumbre, iniciamos un descenso pronunciado por terreno de piedras sueltas antes de comenzar la subida al Puig de Na Franquesa.

Tanto el descenso como el ascenso a la cumbre es duro para el narrador, pero el buen ambiente del grupo y la botella de vino que llevaba en la mochila dan energías extras. Sobre las 14:00 llegamos a la cima y nos tomamos un merecido descanso.

De nuevo en marcha, nos dirigimos hacia el camino que lleva al Puig de L´Ofre, con bastante precaución por las rocas y piedras sueltas que hay en el recorrido.

Una vez descendidos unos 100 metros aproximadamente, llegamos al sendero que comunica con el camino GR-221 que se dirige al embalse de Cúber. Dejamos el sendero a la derecha e iniciamos el ascenso de 100 metros al último pico de las ruta, el camino vuelve a empinarse hasta la cima, pero a diferencia de las subidas a los otros dos, hay vegetación.

Una vez en la cima, disfrutamos de las vistas en 360º, destacando el Puig Mayor el punto mas elevado de Mallorca con 1445 metros de altitud, conocido con el nombre de "bola", en cuya cima hay un radar del ejercito del aire que es usado por la OTAN para controlar el espacio aéreo del Mediterráneo Occidental.

Tras disfrutar de las imponentes vistas, comenzamos el descenso hasta el encuentro con el GR-221. Tomamos el sendero entre árboles y rocas y llegamos a una pista forestal, por la que continuamos y tras un paseo relajado llegamos a la barrera de acceso al Embalse de Cúber sobre las 17:15 que es el final de esta extraordinaria aventura de los Tres Miles de Mallorca que califico con un 4,3.
Tomas

FOTOS

miércoles, 9 de marzo de 2022

Excursión 608: Umbría de Siete Picos y Puerto de la Fuenfría

FICHA TÉCNICA
Inicio: Puerto de Navacerrada
Final: Puerto de Navacerrada
Tiempo: 6 a 7 horas
Distancia: 12,8 Km 
Desnivel [+]: 457 m 
Desnivel [--]: 457 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: Sí
Ciclable: No
Valoración: 4
Participantes: 32

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RESUMEN
Desde el momento que mi primo Paco me comentó que ibais a hacer esta ruta de nieve por nuestra Sierra de Navacerrada, no dudé ni un momento de buscar la forma laboral de tomarme el día libre y poder compartir con el grupo este día, y más, después de tanto tiempo sin verlos.

He vuelto a ver lo bien preparados físicamente que están, y la gran familia que son, que eso, en los tiempos que corremos, es difícil de ver en la sociedad. Os doy las gracias de nuevo por la cariñosa acogida que tuvisteis hacia mí, donde me recibisteis de nuevo como un integrante más de vuestro amplio y extraordinario grupo que formáis el GMSMA.

Dentro de mi poca experiencia de redactor, aquí os dejo la crónica de tan nevado y blanco día.

Partimos del aparcamiento del Puerto por la carretera que lleva hasta la residencia de los Cogorros. Un poco antes, justo donde termina la pista de esquí para debutantes de Navacerrada, tomamos el camino Schmid, haciendo una parada para colocarnos en las suelas de las botas los pinchos para ir más seguros.

Enseguida nos vimos obligados a cruzar la pista de esquí del Bosque, aprovechando los intervalos en los que no descendían esquiadores. Al estar muy cubierta de nieve, nos hizo andar con cuidado para no resbalar.

Nada más cruzar la pista, dejamos el camino y ascendimos hacia el que sube hacia el Collado Ventoso, a media ladera, entre la Senda Herreros y el Camino Schmid.

La senda estaba cubierta completamente por la nieve, a menudo pasa por zonas rocosas lo que nos obliga a caminar con precaución y despacio, alargando así la fila india que habíamos formado.

Tras cruzar el Arroyo del Telégrafo, entramos en la Umbría de Siete Picos, complicándose cada vez más el avance por estar muy tapada la senda, lo que hacía complicado localizarla, por esto, Antonio optó por abandonarla y descender a buscar el Camino Schmid, mucho más marcado.

A algunos se les hizo complicado bajar por la ladera y no faltaron los culetazos, propiciados por la fuerte pendiente y la nieve. Una vez todos a salvo, paramos a tomar el tentempié de media mañana, la mayoría de pie, pues no estaban las rocas para mucho asiento.

Al llegar al cruce con la senda de los Cospes, paramos a hacernos la foto de grupo, esperando a los más rezagados. Finalmente, algunos no salieron en la foto.

El resto proseguimos hasta el Collado Ventoso, donde la niebla arreció y apenas dejaba ver los pinos de los alrededores. Tras hacernos unas cuantas fotos y descansar un ratito en la hermosa pradera, proseguimos hacia el Camino de la República, pero antes de llegar a ella, mi primo sugirió desviarnos a la derecha para seguir por la bonita senda, que a media ladera y bastante plana, alcanza el puerto de la Fuenfría.

A todos nos gustó la alternativa y además tuvimos oportunidad de ver en plena senda colémbolos, unos diminutos bichitos también conocidos como pulgas de la nieve, en este vídeo explican la importante labor que realizan en la naturaleza.

En el Puerto nos estaban esperando los rezagados, que nos habían adelantado acortando por la Senda de los Cospes, ahorrándose así la subida al Collado Ventoso.

Aquí paramos a dar cuenta de los bocadillos antes de descender, ya todos juntos, a la fuente de La Fuenfría para continuar por la Senda de los Cospes, hasta alcanzar de nuevo el cruce con el Camino Schmid.

Recorrimos este famoso sendero con sus subidas y bajadas que la hace un poco pesada en su último tramo, hasta llegar nuevamente a los Cogorros donde, nuevamente, tomamos la carretera en dirección a al Puerto de Navacerrada,

Los que no tenían prisa como yo, acabaron la ruta tomándose unas cervecitas en el bar Las Dos Castillas, aunque otros prefirieron un caldito para entrar mejor en calor.

En resumen, una estupenda ruta, que califico con un 4, y que me ha hecho mucha ilusión realizar para volver a caminar con este estupendo grupo, que se merece una nueva quedada espero no muy lejana.
Luis Aganzo

miércoles, 2 de marzo de 2022

Excursión 607: Mina de plata de Bustarviejo y Cabeza de la Braña

FICHA TÉCNICA
Inicio: Bustarviejo
Final: Bustarviejo
Tiempo: 6 a 7 horas
Distancia: 13,2 Km 
Desnivel [+]: 615 m 
Desnivel [--]: 615 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: Sí
Ciclable: No
Valoración: 4,5
Participantes: 45

MAPAS 
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PERFIL
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RESUMEN
- “Escribes bien o mal??”, me espetó Antonio al acercarme a su lado, nada más empezar a andar.

- “Eh, Uh, … Regular…” alcancé apenas a balbucear.

- “Pues te toca hacer la crónica de la excursión”, sentenció.

¡Y en estas me veo, para celebrar mi sexta excursión y mi estrella blanca como senderomago!, con todos los derechos (sean estos los que fueren, como recuerda siempre mi vecino y estadístico oficial, José María).
La verdad es que, con un tiempo bastante soleado, aunque todavía fresco en esas primeras horas de la mañana, el día y el lugar se presentaban magníficos para andar. Congregados en la Fuente del Collado, poco antes de llegar a Bustarviejo, al pie de Cabeza Arcón, los 45 senderomagos iniciamos la ruta ascendente hacia el molino de la Mina, ya visible en lo alto casi desde el inicio.

La cuesta de la Plata es bastante empinada, pero con buen ánimo, las piernas frescas y un sendero pedregoso pero amplio, se hace sin mayores dificultades. Del molino, que servía para un primer triturado del mineral extraído, solo se conserva la torre, restaurada hace unos años.

La Mina Mónico, como se la llamaba, es realmente bien antigua, de mediados del siglo XVIII, pero continuó en explotación hasta hace no tanto, comienzos de los años 70 del pasado siglo, según dice un cartel informativo y demuestran los restos de mineral acumulados en grandes montoneras.

La pureza del mineral no era mala, del 1%, y para la extracción del preciado metal se usaban técnicas de compresión, calentamiento y lavado del mineral. Así lo atestiguan aún los restos visibles de una trituradora giratoria primaria (o Cono Simons para los entendidos), de vagonetas, y de una machacadora de mandíbulas (de piedra claro, aunque desconocemos si eran de simple o de doble efecto).

La boca de la mina propiamente dicha está cerrada, aunque hay fuera un plano de sus galerías. Así que allí mismo, al pie de la torre, inmortalizamos el momento con la correspondiente “foto de familia”.

Antes de proseguir la subida hacia Cabeza Braña cuatro de nuestros más ilustres senderomagos -Jose María, Leonor, Nicolás y Marcos- optaron por un camino alternativo más benigno hacia el puerto de Canencia, con la idea de reunirnos allí y comer juntos. Sin embargo, el plan fracasó, como es fácil que suceda en este tipo de situaciones, de modo que nuestros compañeros, tras un bonito caminar entre fuentes y dólmenes, acabaron comiendo su correspondiente bocata sin más compañía que las de unas amistosas lagartijas que por allí tomaban el sol, según relatan.

El grupo principal, mientras tanto, siguió la empinada, estrecha y rocosa senda que, en paralelo a un bonito arroyo, llamado del Valle, nos acompañó toda la subida hasta el Collado de Hernán García, donde ya se nos hizo la hora del “ángelus” y del correspondiente tentempié. Pero la cuesta hasta Cabeza Braña no acababa ahí, así que tocó seguir subiendo hasta coronar ese monte de nada menos que 1.774 metros de altura. La vista desde ese punto sin duda merecía la pena, con todo el perfil de la “Cuerda Larga” aún con manchas de nieve y Peñalara hacia la derecha y con los inconfundibles riscos superiores de la Pedriza un poco más a la izquierda.

Tras solazarnos con el bonito paisaje continuamos un buen trecho bordeando el monte, ya de caída, hasta su otra vertiente, donde se nos apareció el valle del Lozoya en toda su magnitud, con el embalse de Río Sequillo y los Montes Carpetanos de fondo.

Un poco más adelante, en otra zona nuevamente más plana y verdosa, llamaban la atención, en el suelo, unas bonitas florecillas, de color ligeramente violáceo.

El amigo Melchor, con quien caminaba en ese rato, me contó que se las conoce por el nombre de “robameriendas”. Al parecer se trata de una flor que brota sobre todo en el otoño y que, al marcar para los pastores y caminantes el declinar de las horas de luz, señala también la conveniencia de no detenerse para merendar y aprovechar ya para una buena cena temprana al llegar a casa. Pero también florecen, aunque de manera menos acentuada, y por eso las vimos, al comienzo de la primavera.

Luego la bajada se acentuó, y ya entre pinos, bordeando una valla y atravesándola unas cuantas veces para evitar las partes más pedregosas, continuamos por el Hueco de los Cortados hasta Collado Hermoso, donde tocó devorar los correspondientes bocatas. Mientras comíamos muchas de las conversaciones giraban en torno al espanto de la invasión de Ucrania por Putin, y al miedo de toda esa pobre gente rodeada de repente por tanques y bombas. Ojalá que acabe pronto, y de la mejor manera posible, ese desastre. Claro que también hubo tiempo para hablar, con Antolín y Melchor, de otros temas, como la revuelta del Rif comandada por Abd el-Krim, y del destierro de este y su muerte a comienzos de los años 60 en El Cairo, donde está enterrado.

El reanudar de la marcha nos llevó, tras superar una pequeña zona de rocas, a una pradera llana y húmeda en la que destacaban unas lagunillas, ¡bien bonito paisaje ese!

Después, tras llegar a La Retuerta, se nos abrió la vista de Madrid a lo lejos y Miraflores a la derecha, con los correspondientes equilibrios y fotos sobre el precipicio rocoso de los más audaces. 

Luego enfilamos nuevamente la bajada en amable conversación, en mi caso con Begoña, ilustre representante segoviana. Así que el camino se hizo ya muy corto hasta llegar nuevamente al lugar de partida.

Sin duda que el buen día, lo curioso de la Mina de Plata, los bonitos paisajes recorridos y la grata compañía hacen merecedora a esta excursión de una puntuación muy alta. Solo no habernos reencontrado con nuestras cuatro “estrellas fugaces” impide otorgarle la nota máxima, así que la calificamos con 4,5 sicarias.
Luis Orgaz


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